La caricatura política y la participación ciudadana

The political cartoon and citizen participation

Desenhos animados política e participação cidadã

Xóchitl Zambrano Bernal

Recibido: 08-03-2015 Aceptado: 15-03-201

 

Analizar la actividad de los moneros o caricaturistas resulta ser de gran interés, ya que ellos a partir de sus imaginativos trazos y su humor logran no sólo vulnerar la imagen política,  sino que también logran emitir discursos y posturas a partir de una imagen. Cada coyuntura política demandará del monero o caricaturista tomarle el pulso a las urgencias y dilemas que afectan a la sociedad civil. La caricatura política como género visual surgió en el seno de la prensa gráfica durante el siglo XIX y se desarrolló en el siglo XX, sin embargo podemos encontrar sus antecedentes desde el siglo XVI, y ha logrado traspasar sus límites con la ayuda del cine, la televisión y la Internet, por lo que nos recuerda que uno de los primeros pasos de los estudios de la cultura visual «consiste en reconocer que la imagen visual no es estable, sino que cambia su relación con la realidad externa en los determinados momentos de la modernidad» (Mirzoef: 2003, pp. 26). En el caso de la caricatura mexicana, tenemos sus antecedentes en 1861, teniendo como temas los principales personajes políticos, sus rumores y actividades. Hasta la fecha, la caricatura mexicana ha empleado una amplia autocrítica tanto en sentido gráfico como en el uso del lenguaje popular y ha trascendido a partir de la Revolución más allá de sus fronteras.

La labor de los moneros tiene gran mérito, ya que la elaboración de cartones no sólo implica  habilidad gráfica sino también la síntesis de una idea o un símbolo con la finalidad de comunicarlos; el humor juega un papel importante en su labor, ya que es a partir de él que se genera la  manifestación, participación o posicionamiento ante un régimen o idea por parte del monero –o emisor-, esto lo podemos contemplar con el trabajo de distintos artistas como Goya, John Tenniel, Gustave Eiffel, entre otros. El impacto visual de su trabajo se puede observar en las opiniones de la gente, quienes pueden estar o no de acuerdo con el discurso, reírse, enojarse o expresar indiferencia. Dentro de su labor encontraremos elementos como la sátira, la ironía, la parodia y la polarización de figuras, símbolos y colores,  los cuales  dramatizan los significados al generar contrastes los cuales son «una herramienta esencial en la estrategia del control de los efectos visuales y, en consecuencia, de los significados» (Dondis: 1973, pp. 114).

Imagen 1. <em>Los Supermachos</em>, Rius.
Imagen 1. Los Supermachos, Rius.

Los moneros, recrean la realidad que compartimos en imágenes. Ellos logran plasmar sus opiniones o posturas políticas, por lo que sus trabajos tienen un impacto considerable en sus lectores o veedores. Para nuestros moneros los elementos de la vida cotidiana y «todo lo que pasa por la mirada o frente al ojo interior puede entenderse así como una imagen o transformarse en una imagen. Debido a esto, si se considera seriamente el concepto de imagen, únicamente puede tratarse de un concepto antropológico» (Belting: 2007, pp. 14), ya que la comprensión del uso de la imagen se amplía no sólo a la postura del emisor, sino también al impacto que logra tener en su receptor. Tomamos el caso de Eduardo del Río, mejor conocido como Rius. A lo largo de su carrera como monero se ha apoyado en el uso del lenguaje popular mexicano e imágenes representativas o la exaltación de elementos de la cultura mexicana, como en el caso de su personaje Calzonzin en Los Supermachos, personaje que remarca la figura del indígena con la vestimenta, el vocabulario, pero que añade un elemento crítico importante en su desempeño dentro de la tira cómica: su postura ante los actos que ocurren la vida cotidiana. La tira comida de Los Supermachos fue  creada en 1965, y hace alusión a la situación política de México entre los años 40’s y 60’s. Rius es un referente de gran valor en la caricatura política mexicana contemporánea, ya que ha desempeñado una crítica y sátira  no sólo en la política de México, sino que también ha buscado educar a partir de su trabajo, tal es el caso de sus libros e historietas como  ABChé (1978), Lenin para principiantes (1981), La Revolucioncita mexicana (1997), entre otros.

Imagen 2. <em>Los Agachados</em>, Rius.
Imagen 2. Los Agachados, Rius.

Tomando en cuenta lo anterior podemos preguntarnos ¿la caricatura puede suscitar pareceres y emociones y hasta conductas políticas en la sociedad mexicana? La caricatura y el humor atraviesan diferentes géneros gráficos (periódicos, revistas, fanzines, volantes, carteles, etcétera), así como diversos espacios virtuales y electrónicos. Es importante recordar que surgieron como u elementos de manifestación critica y humorística que hoy en día ha logrado posicionarse dentro de la opinión política de la gente.

La imagen y la política, son elementos que se han mantenido presentes en la vida del hombre. Ambos elementos, al mantenerse tan unidos a lo largo del tiempo han conseguido tener variantes importantes en la creación de la «imagen política» la cual puede evidenciarse en la percepción de los políticos, gobernantes o actores políticos, ya sea en campañas o a partir de grandes obras como pinturas, fotografías oficiales, etcétera. Sin embargo «hay que aclarar que la iconografía política como línea de investigación estética no se limita a las canonizadas obras de arte, ya que trata todos los fenómenos visuales» (Krieger: 2006, pp. 19).  

La imagen política ayuda a legitimar y manifestar un discurso, postura o persona, pero también puede actuar de manera inversa, de ahí la importancia de retomar el humor de la caricatura para desglosar las imágenes y entender la postura crítica con la que se toman. Así, entendemos que la caricatura política no sólo busca restar seriedad, al contrario, busca agregar crítica. El paradigma de la seriedad criticado por Mijaíl Bajtín como mascarada cultural de la burguesía para legitimar su estatus, poder y saber, corre el riesgo de ser minado por la acción corrosiva del humor y la caricatura. Es una delicia evocar las irreverentes y subversivas caricaturas políticas sobre  Porfirio Díaz y Francisco I. Madero a principios del siglo XX.

Constatamos que la imagen política puede ser manipulable, principalmente por los medios oficiales que buscan «asegurar al Estado el dominio total sobre las mentalidades, y en especial sobre la imaginación social; dicho de otro modo, sería el de bloquear toda actividad espontánea o no controlada de esta» (Baczko: 1984, pp. 32). La caricatura por lo tanto, ha encontrado un espacio importante en la actividad política y ha logrado una difusión dentro de los medios impresos, los cuales han sido sus principales aliados, periódicos y revistas dedicadas a la caricatura política son fáciles de encontrar de manera física, en México contamos con una revista especializada y creada por moneros que ha logrado una amplia difusión, El Chamuco y los hijos del Averno.

Imagen 3. <em>El Horror</em>, de La Dama.
Imagen 3. El Horror, de La Dama.

En la actualidad, la caricatura política también ha encontrado un espacio importante dentro de la Internet a partir de las redes sociales. Dentro de estos espacios no sólo han logrado una difusión más amplia sino que también han logrado reactivar una participación y cuestionamiento por parte de los usuarios, especialmente en los sectores jóvenes. Las redes, al ser un elemento altamente visual nos recuerdan que «la imagen tiene significado porque hay personas que se preguntan por su significado» (Vilches: 1997, pp. 14), es decir que no basta sólo con plantear una imagen ya que «la visualización en términos generales no constituye el discurso pero lo hace más comprensible, rápido y efectivo» (Mirzoeff: 2003, pp. 23) y son los usuarios o veedores los que significan la imagen y esbozan un discurso frente al planteamiento visual del monero.  Es decir que pueden estar de acuerdo o no con el planteamiento del monero, pero al momento de observar la imagen la actividad de análisis y crítica es inmediata.

Dicho lo anterior, nuestros moneros mexicanos han logrado no sólo generar espacios más amplios para sus trabajos en las redes, sino que también se han beneficiado de la solidaridad y de la afinidad de propositos, a partir de los comentarios emitidos.

Imagen 4. <em>Verdad histórica</em>. Patricio.
Imagen 4. Verdad histórica. Patricio.

Resulta interesante apreciar cómo se generan de manera veloz las caricaturas políticas. Por dar un ejemplo, en febrero del presente año (2015) el entonces Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam dio a conocer la verdad histórica sobre el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa. La respuesta en redes fue inmediata, pero también la de nuestros moneros, como fue el caso de Patricio, quién aplicando la frase de verdad histórica plasmó una crítica no sólo al procurador sino también a las omisiones de las leyes en México a partir de una escena en escuela pública. La inocencia de la niña plasmada en su pregunta se esfuma ante una verdad que orilla al profesor a afirmar que «es acreedora al 10 más desolador de toda su carrera». La paradoja liberal muestra las vergüenzas de los custodios de la Constitución.

Si bien la postura política de los moneros es clara, las opiniones que logran a partir de su trabajo resultan ser amplias y diversas. Sus obras al ser compartidas con sus publicos,  generan un flujo interactivo de mensajes que inciden sobre ellas y la visión política de los moneros o productores de historietas. Esto nos hace recordar a Mirzoeff (2003) quién nos indica que observar una imagen visual es una experiencia colectiva, siendo así, su multiplicación o reproducción por los medios digitales puede transformar la imagen en un elemento más “democrático” que un texto.

Imagen 5. <em>Yaqui</em>,  de Helioflores.
Imagen 5. Yaqui,  de Helioflores.

El impacto de la Internet en nuestro contexto es innegable ya que al permitir una nueva modalidad de comunicación e intercambio de ideas logra también nuevos niveles de organización , es decir que «Internet es una tecnología particularmente maleable, susceptible de sufrir profundas modificaciones debidas a su uso social, que puede producir toda una gama de consecuencias sociales que no deben ser proclamadas de antemano, sino estudiadas a partir de su observación en la práctica» (Castells: Galaxia internet, pp. 19). Con lo anterior queda claro que la visualización de la política ha encontrado una nueva plataforma, a partir de la cual genera mayor impacto en sus lectores o veedores, que al ser participes o no de la política en nuestro país logran involucrarse a partir del humor y la complicidad de las imágenes. Así mismo, la evolución de la caricatura en montajes o asociadas a los discursos políticos, nos muestra la existencia de algunos riesgos en la construcción cultural del horizonte de sentido. Pensamos en la recepción  de aquellas imágenes humorísticas descontextualizadas.

En México podemos observar el efecto de la imagen, el humor, la caricatura y la política de manera diaria y constante, desde la toma de posesión presidencial hasta las modificaciones de leyes. Todas estas figuras y recursos discursivos han logrado plasmar una crítica visual gracias al trabajo de los moneros. Sumado a lo anterior, se han expandido dentro y fuera de las redes, los discursos visuales de los usuarios multiplican la fuerza del humor político a través de sus caricaturas o ilustraciones gráficas.

La fuerza del humor político corre muchos riesgos considerando los desbordes autoritarios y sus revestidos de simulada seriedad gubernamental. La defensa del humor es parte sustantiva de la lucha por las libertades ciudadanas. La historia de la censura gubernamental frente a las prácticas del humor nos muestran su recurrente fracaso. La censura de Porfirio Díaz se debilitó al ritmo de la proliferación de los cartones que lo ridiculizaban y deslegitimaban. En nuestro contexto la censura de Enrique Peña Nieto carece de eficacia y de futuro, dando pie a una mayor cantidad de críticas y por tanto en una mayor cantidad de imágenes.

 

Bibliografia

Baczko, Bronislaw.1984, Imaginación social. Imaginarios Sociales. Buenos Aires, Argentina, Nueva Visión.

Beverley, John, (2006). “Subalternidad/Modernidad/Multiculturalismo”, en: Sánchez Prado, Ignacio M. (Coord.), América Latina: Giro Óptico, Universidad de las Americas Puebla y Secretaria de Cultura de Puebla, México, pp. 219-232.

Bajtín, Mijaíl. 2003, La cultura popular en la edad media y en el renacimiento. El contexto de Francois Rebalais. Buenos Aires, Alianza Editorial.

Castells, Manuel. (2001), Galaxia Internet. Expaña, Areté.

Dondis, D. A. 1973, La Sintaxis de la Imagen. Introducción al alfabeto visual. Edo. de México, Ediciones G. Gill, S.A de C.V.

Krieger, Peter, (2006). “La iconografía del poder: tipologías, usos y medios”, en: XXV Coloquio Internacional del Arte. Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, pp. 17-22.

Mirzoeff, Nicholas. 2003, Una introducción a la cultura visual. España, Paidos.

Vilches, Lorenzo . 1997, La lectura de la imagen. Prensa, cine, televisión. España, Paidos.

 

Cómo citar este artículo:

ZAMBRANO BERNAL, Xóchitl, (2015) “La caricatura política y la participación ciudadana”, Pacarina del Sur [En línea], año 6, núm. 23, abril-junio, 2015. Dossier 15: Derrotero de la caricatura e historieta en nuestra América. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Jueves, 28 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=1123&catid=51