La ronda campesina en el Perú. La comunidad y el estado[1]

The peasant round in Peru. The community and the state

A ronda camponesa no Peru. A comunidade e o Estado

Leif Korsbaek

Escuela Nacional de Antropología e Historia, México

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Recibido: 15-01-2020
Aceptado: 30-03-2020

 

 

Introducción

En la primavera del 2007 inicié la estancia de mi año sabático como profesor invitado de la Universidad Mayor de San Marcos en Lima, lo que causó un dramático cambio en mi vida. Yo soy de Dinamarca, pero desde 1977 vivo en México, donde he sido profesor en varias universidades, y a partir de 2000 soy profesor del posgrado de antropología social en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

Durante la mayor parte de mis años en México he estudiado la institución conocida como el sistema de cargos en varias partes de la República (en Chiapas, Michoacán, Guerrero, Estado de México y Milpa Alta), según Andrés Medina soy cargólogo. En 1996 publiqué una especie de “biblia de la cargología”, Introducción al sistema de cargos, con una excelente introducción de Andrés Medina, y unos años después publiqué, junto con el Dr. Fernando Cámara Barbachano, que en paz descanse, una Etnografía del sistema de cargos en comunidades indígenas en el Estado de México (Korsbaek & Cámara B., 2009), y mi última publicación del sistema de cargos es, junto con Martín Ronquillo Arvizu, un estudio de los cambios en el sistema de cargos en las comunidades otomí en el municipio de Acambay en el Estado de México (Korsbaek & Ronquillo Arvizu, 2018).

Todo eso cambió con mi estancia en el Perú, a partir de 2007, pues allá el sistema de cargos no forma parte del repertorio antropológico. Si existe, pero no ha sido estudiado como en Mesoamérica. Mi Introducción al sistema de cargos, que publiqué en 1996, incluye una bibliografía razonablemente exhaustiva en aquel entonces, de cerca de 400 títulos, y solamente uno de esos títulos se refiere al sistema de cargos en el Perú. En otra ocasión sugerí explorar la hipótesis de que la ronda campesina (una institución comunitaria que se conocerá en el transcurso del artículo) y demás “instituciones de defensa de la comunidad” tengan su origen en el sistema de cargos, tanto en Mesoamérica como en los Andes.[2] Eso será para una investigación en el futuro, pues por el momento no tenemos suficiente información del sistema de cargos en el Perú, y la información de casos de instituciones de defensa de la comunidad es muy parcial en México.[3]

En junio 2007 fui al norte del Perú, a Cajamarca, y en una reunión conocí a Don Jorge. Hicimos amistad e intercambiamos historias de vida, la suya era bastante más interesante que la mía: él era presidente de la ronda campesina en el pueblito La Toma en el distrito de Niepos en la provincia de San Miguel, en la región de Cajamarca. Unos meses antes de nuestro encuentro en Cajamarca, once ronderos habían apresado en su ronda nocturna en La Toma a tres abigeos y, como marca la ley, los habían detenido veinticuatro horas antes de entregarlos a las autoridades del estado. Tan pronto como habían sido entregados a las autoridades, se habían coludido con las mismas autoridades, demandando a los ronderos de La Toma, acusándolos de secuestro, portación ilegal de armas de fuego y tres delitos más. Ese fue mi primer encuentro con la ronda campesina y con su permanente conflicto con las autoridades del estado, manifiestos en el sistema de derecho constitucional.

Asamblea de ronderos arriba de Ccarhuayo
Imagen 1. Asamblea de ronderos arriba de Ccarhuayo. Foto de Leif Korsbaek, 2007.

Desde entonces he ido al Perú, casi siempre con mi esposa Marcela Barrios Luna, por lo menos dos veces al año, estudiando la ronda campesina en varias partes del Perú. He publicado artículos acerca de aspectos específicos de la ronda campesina –de los diversos tipos de ronda campesina (Korsbaek, 2011a), de sus fundamentos legales (2011b) y acerca de algunos aspectos políticos de la ronda (Korsbaek & Barrios, 2014), entre otros– pero la presente relación etnográfica de la ronda campesina es, aparte de una breve presentación general de la institución (Korsbaek, 1996), el primer intento por presentar en conjunto el material etnográfico de la ronda campesina. Si así se quiere, el texto se puede tomar como una radiografía de mi investigación de la ronda campesina en el Perú, o se puede tomar como el adelanto de un libro acerca de la ronda campesina que he prometido terminar en el transcurso del año 2019.

En seguida se presentan las características generales de la ronda campesina, en su contexto histórico, y luego unos esbozos etnográficos de la ronda campesina en tres comunidades campesinas y dos comunidades quechua. Se requiere un comentario aquí: la ronda campesina es, como el sistema de cargos, una institución comunitaria, y la descripción etnográfica de las comunidades campesinas e indígenas es la especialidad de los antropólogos, pero, los antropólogos, que por lo regular cobran su sueldo del estado, hasta hace poco nunca estudiaron al estado. Me da pena que no cabe un estudio del estado peruano en el artículo pues, como se desprenderá a través del texto, el origen de la ronda campesina se tiene que buscar en el funcionamiento del estado –o bien en su disfunción.

La ronda campesina debe su existencia a dos factores y su interacción: el estado y la comunidad indígena y campesina, lo que también merece un comentario. El estado peruano es un estado neoliberal permeado por corrupción y, como he señalado en varias ocasiones, definitivamente no es el estado de los campesinos ni de los indígenas. El estado se basa en su filosofía occidental, de la cual surge su constitución (que no vale mucho más que el papel sobre el cual está escrita) y el derivado derecho constitucional, y solamente precariamente toma en cuenta las 5680 comunidades campesinas registradas en el censo de 2002.

Históricamente nació la ronda campesina en un momento de crisis, cuando en 1976 la situación había llegado a un nivel que los campesinos ya no estaban dispuestos a aceptar. Los esbozos etnográficos de la ronda campesina en cinco comunidades y regiones en el Perú provienen de los artículos que he publicado en revistas en México, Chile, Chequia, India y Perú, representan una especie de auto-plagio; en cada instancia se indica el origen de la información.

 

La ronda campesina

“La primera ronda se fundó en Cuyumalca, estancia contigua a la ciudad de Chota, a las 2 p. m. del 29 de diciembre de 1976. Esta histórica decisión la tomaron los padres de familia de la escuela, y fue ratificada en los días siguientes por todas las familias de Cuyumalca. El nombre original fue Rondas Nocturnas” (Rojas, 1990, pág. 89),[4] como se desprende del Acta Histórica de la Fundación que reza como sigue:

En la estancia de Cuyumalca, siendo las 2:00 pm. del día veintinueve de diciembre de mil novecientos setenta seis, reunidos los ciudadanos de dicha comunidad, luego de intercambio de ideas se llegó al acuerdo de organizar “Rondas Nocturnas” para defender los intereses del centro educativo y de toda la comunidad a consecuencia de los continuos robos que se vienen suscitando en agravio de dicho centro y de algunos vecinos. Esta acta tiene la finalidad de organizar a la comunidad y solicitar la licencia respectiva a fin de que sea posible comprar sus armas.

 

Lo anterior es el momento de nacimiento de la ronda campesina, su inicio histórico para así decirlo, pero quedándonos en la dimensión histórica podemos descubrir algunos antecedentes de esta institución: según algunos, “en las rondas parecen confluir tres vertientes institucionales: las guardias de las haciendas por su función, la comunidad campesina, por su organización, y el servicio militar obligatorio, como requisito para ejercer algunos roles”, según otros, “es posible afirmar que no existe sino un solo fenómeno –a diferencia de lo que creen algunos estudiosos de las rondas– que se puede considerar como antecedente de esta organización: las guardias campesinas de las haciendas, encargadas por el hacendado de vigilar su propiedad y de perseguir a los abigeos” (Zarzar, 1991, pág. 108).[5]

Hay varias cosas que llaman la atención en el caso de la ronda campesina. Es un movimiento de protesta que se manifiesta en la creación de una institución que es, a todas luces, comunitaria. Pero la ruptura con el estado no es total, como se desprende de la siguiente cita. Que proviene del documento anteriormente citado:

El encargado de organizar las rondas será el Teniente Gobernador, quien previo empadronamiento de la ciudadanía, distribuirá el personal; será también el encargado de seguir los trámites correspondientes para el buen desempeño de sus funciones.

Con lo que se dio por terminado el acta siendo las 3:15 pm.

Copia de la presente acta será remitida a las autoridades respectivas de la provincia a fin de solicitar garantías y parejas de Guardias Civiles cuando el caso lo requiera. Asimismo, la comunidad acordó dirigirse, mediante un memorial, al Presidente de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque pidiendo el nombramiento de un juez único de primera nominación por intermedio del juez instructor de nuestra provincia.

Ronderos arriba de Ccarhuayo
Imagen 2. Ronderos arriba de Ccarhuayo. Foto de Leif korsbaek, 2009.

La ronda campesina es netamente una institución comunitaria, y bajo la presión de la intolerancia del neoliberalismo se ha desarrollado como lo que en otra ocasión se ha llamado una “institución de defensa de la comunidad”. Sin embargo, desde el primer momento de su existencia la ronda campesina es un movimiento de protesta bajo la autoridad de un empleado del estado (Korsbaek, 2012a).

Un detalle que merece nuestra atención es el hecho de que la decisión de fundar la ronda fue tomada en una asamblea de la asociación de padres de familia. En México se destaca el detalle de que la escuela es una institución impuesta, no pertenece a la comunidad (un hecho que subraya la arquitectura típica de la escuela, la escuela pertenece al estado y no a la comunidad). En el norte del Perú es diferente; durante los veinte años de violencia, del 1980 al 2000, las dos organizaciones insurgentes, Sendero Luminoso y Túpac Amaru causaron 69.000 muertos y desaparecidos, antes de que el gobierno lograra controlarlos y eliminarlos. Es sabido la importante participación de la ronda campesina para que el gobierno lograra la pacificación y, lo que al principio me sorprendió mucho cuando empecé a trabajar en el norte del Perú, en Cajamarca, es que sobrevive con mucha fuerza Patria Roja, que es el brazo político de Sendero Luminoso, con mucha influencia en la educación pública. Eso significa que la decisión de establecer la institución comunitaria de la ronda fue tomada en un espacio donde exactamente Sendero Luminoso tiene mucha influencia.

Otro de los detalles más impresionantes de la ronda campesina es la velocidad con la cual se extendió, como incendio forestal. Desde el momento de creación de la primera “ronda nocturna” en Chota en 1976, las rondas campesinas se multiplicaron con una sorprendente rapidez, y puede ser que “el efecto de demostración de las primeras rondas esto es, su inesperada eficacia para combatir el abigeato, puede considerarse como el factor de impulso más importante para explicar su masiva aceptación y su rápida difusión en todo el departamento de Cajamarca” (Zarzar, 1991, pág. 109), y al principio de los años 1990 leemos que “actualmente se calcula que en la sierra norte, en Cajamarca y Piura, existen más de 3,500 rondas que aglutinan alrededor de 280,000 ronderos” (Vargas & Montoya, 1993, pág. 71).[6] Las cifras más actuales no son menos impactantes:

A partir de la información recogí 200,000 y 250,000 ronderos, los cuales se encontrarían agrupados en unos 8,000 comités de rondas. Los comités de Rondas Campesinas del norte, a pesar de no tener el dinamismo y participación masiva que tuvieron en los 80, son actualmente las organizaciones ronderas más numerosas a nivel nacional, estimándose que actualmente sus integrantes suman entre 120 y 130 mil. En Cajamarca, cuna de las rondas campesinas, se cuentan unos 100,000 ronderos activos, en Piura con unos 15,000 y un número similar de ronderos actúan en los departamentos de La Libertad, Amazona, San Martín y Ancash (Laos, Rodríguez G., & Paredes D. C., 2003, pág. 20).

 

En una conferencia que di en la DEAS hace unos años mencioné que “puede ser que hay como dos millones de ronderos campesinos en el Perú”, pero inmediatamente después me sentí mal y sentí que tal vez hubiera exagerado. En consecuencia, me di a la tarea de entrevistar a líderes de la ronda y checar varias evidencias. Como se verá a través de las etnografías que en seguida serán presentadas, es una impresionante fuerza social. A eso volveré en la conclusión.

La ronda campesina, no obstante que su nacimiento fue decidido en una reunión en una fecha determinada, no nació de la noche a la mañana, y “una serie de factores confluyen en el surgimiento de las rondas campesinas. La crisis económica, el abigeato, la corrupción de la justicia y el vacío de autoridad estatal aparecen mencionados de modo prácticamente unánime en los estudios” (Degregori & Ponce M., 2000, pág. 395), mientras que Orin Starn añade otra razón: “la recompensa cultural que en el campo norteño tiene el ser rudo, terco y temerario” (1991, pág. 38). Ya he mencionado que podría ser interesante estudiar más el sistema de cargos (o, como se llama en los Andes, el sistema de fiestas) como antecedente de la ronda campesina, pero eso sería todo un proyecto de investigación.

Ronderos arriba de Ccarhuyao
Imagen 3. Ronderos arriba de Ccarhuyao. Foto de Leif Korsbaek, 2009.

Una definición genérica de las rondas campesinas: “son órganos de vigilancia y protección propia de las comunidades campesinas; su función es cautelar la vida, la integridad y el patrimonio de los comuneros frente a la existencia de posibles actos que vulneren sus derechos fundamentales” (Machaca, 2000, pág. 9).[7] Según otro investigador, “son organizaciones de campesinos que en forma voluntaria realizan labores comunales de seguridad de sus pueblos, resuelven pacíficamente los conflictos en sus comunidades y participan activamente en el desarrollo de sus localidades” (Laos, Rodríguez G., & Paredes D. C., 2003, pág. 13). Mientras que para la Defensoría del Pueblo “las rondas campesinas son formas de organización comunal y campesina, que representan y organizan la vida comunal, ejercen funciones de justicia, interlocución con el estado y realizan tareas de desarrollo, seguridad y paz comunal, dentro de su ámbito territorial” (Defensoría del Pueblo, 2004, pág. 13).

La ronda campesina es una institución que tiene su origen en la situación histórica de injusticia en el país, así que es en primera instancia una institución legal, para quedarnos en la terminología peruana, pertenece al espacio de la “justicia comunitaria” (en México, por lo regular se habla de la justicia indígena, tradicional o consuetudinaria) pero, como se verá a través de las etnografías que se presentarán en seguida, tiene también un aspecto político, hasta tal grado que podemos decir que es netamente una institución política.

Históricamente, la ronda campesina tiene su origen en el norte del país, pero como se señaló, se difundió por todo el país y, ya que las condiciones naturales y las tradiciones históricas son muy diferentes, las rondas campesinas que existen en diversas partes del país son de características muy diferentes. La ronda campesina nació sobre las ruinas de la disfunción del estado y, ya que el estado no puede admitir su propia disfunción, está desde 1976 involucrado en un intento por legalizar la ronda campesina, evidentemente una misión imposible, el intento por “legalizar la ilegalidad”.

En mis estudios de la ronda campesina he desarrollado una tipología de cuatro diferentes tipos de rondas campesinas: “Un primer tipo de rondas campesinas son aquellas surgidas sobre la base de los caseríos, donde no han existido comunidades campesinas, como en el caso de Cajamarca, San Martín y Amazonas fundamentalmente. Un segundo tipo son las que han surgido dentro de las comunidades campesinas como es el caso de las de Piura, Ancash, La Libertad y del sur andino (casi todas las rondas campesinas de Carabaya en Puno y de las provincias de Espinar y Canas y del distrito de Quispicanchis en Cusco), que cumplen el papel de órgano auxiliar de las comunidades y dependen de éstas. Un tercer tipo son las rondas campesinas de comunidades nativas de la selva peruana. Y finalmente, un cuarto tipo son los denominados “comités de autodefensa” que nacieron en la década de los 90 impulsados por el estado para la lucha contra la subversión en la época de la violencia política, y que han surgido indistintamente al interior de las comunidades campesinas y parcelas o caseríos donde no hay presencia de comunidades campesinas” (Rodríguez Aguilar, 2007, págs. 17-18).

Es evidente la importancia de esta tipología, pues es indispensable tomar en cuenta que los diferentes tipos de la ronda campesina, que es en todos casos una institución importante en la comunidad donde se encuentra, le imprimen muy diferentes dinámicas.

Construcción de la carretera interoceánica, Ccarhuayo, Cusco
Imagen 4. Construcción de la carretera interoceánica, Ccarhuayo, Cusco. Foto de Leif Korsbaek, 2007.

 

La ronda campesina en La Toma[8]

La Toma es una comunidad campesina en el distrito de Niepos, que se encuentra en la provincia de San Miguel en la región de Cajamarca en el extremo norte del Perú; tiene alrededor de 400 habitates, y de un primer censo que hemos levantado en La Toma, en unas cincuenta casas hay 38 ronderos, lo que significa que pocas casas carecen de ronderos, es una fuerte tentación postular que la ronda es tan general que constituye la estructura social de la comunidad.

Una entrevista con uno de los habitantes de La Toma nos da una impresión del lugar que ocupa la ronda campesina en la comunidad:

Bueno yo tengo 40 años de vida, y como rondero tengo como 15 años, yo nací aquí mismo en la Toma. La escuela la estudie aquí mismo en la Toma. Tengo 4 hermanos que también son ronderos, aunque uno de ellos falleció hace como 3 años. Llegué a la etapa de ciudadano (mayoría de edad) y decidí dedicarme a la agricultura. Mi padre y mis hermanos mayores también hacían lo mismo, así que yo también lo hice. Me casé de diecinueve años, entré a la ronda de 25 años. Con la ronda tengo bonita experiencia, combatimos el abigeato. Si no esta gente nos lleva los animales, Ahorita estamos en un problema con dos animales que nos robaron, a mí y a mi hermano. No hemos tenido problemas grandes con estos abigeos, pero hoy han denunciado a 13 ronderos. Nosotros rescatamos estos animales allá por ese sitio Agua Blanca, entonces el dueño del terreno donde nosotros rescatamos el ganado, nos dice que ese ganado era suyo. Nos dijo que dos señores del Tingo le habían vendido esos animales. Entonces fuimos a buscarlos y la ronda los capturó. Nos abrieron proceso por secuestro y no sé de qué más. Los mismos que robaron nos abrieron proceso con la policía, diciéndonos que ellos no son.

 

“El centro” de La Toma es la principal concentración de viviendas, y es el centro en el sentido literal, pues las demás viviendas están dispuestas como una rueda alrededor de “el centro”, y además la carretera que viene de Niepos y pasa por “el centro”, continua hasta Miravalles, un caserío que se encuentra a una distancia de otras dos horas de caminata. Recientemente, es decir a partir de 2006, han construido la carretera de Niepos a Miravalles, y pronto se extenderá a San Miguel, pasando por Aguas Blancas, de manera que la costa quedará comunicada con Cajamarca, la capital de Departamento. En “el centro” viven unas veintiséis familias, y allí se encuentran los pocos edificios públicos: la escuela primaria, el jardín de niños, la casa de los ronderos y se está construyendo una capilla.

La contradicción entre Estado como propietario del monopolio del poder y la violencia no admite de alguna amanera poderes paralelos que puedan desarrollarse, ejemplificando mejores salidas ante problemas cotidianos, pero no por eso menos importantes. Estos tipos de organizaciones nos muestran que el activismo campesino representa modos alternos de visión e identidad política (Starn, 1991), factores organizativos alternos. Pero de ninguna manera debe de idealizarse a la ronda en este caso específico, ya que de alguna forma entre factores positivos también conviven factores contradictorios como el mutualismo que existe. En la práctica esta definición argumenta que, si roban el ganado de alguna persona afiliada a la ronda, ésta defiende los intereses del afiliado, pero la persona perjudicada no pertenece a la ronda, ésta no hace nada por ayudarle, ante esto ¿La justicia es para todos? ¿O caemos en las mismas segregaciones de siempre? Por otro lado, también tuvimos una conversación con el presidente de la ronda, el cual nos manifestó que a pesar de lo que algunos entrevistados nos expresaron, la ronda de la Toma también ha sido “tomada” por intereses políticos ajenos a la organización de protesta rural que puede llamarse a la ronda campesina. A lo largo de toda la literatura sobre rondas campesinas en el Perú, se ha podido apreciar que el factor debilitador de la organización es la afluencia de personas con afanes políticos interesados, observando a la ronda como una presa fácil de sus apetitos políticos. Pero a pesar de todo, el presidente de la Ronda de la Toma, expresó que era una de las más organizadas (si no la más organizada) del sector.

Por otro lado, está creciendo un nuevo interés a lo largo de las investigaciones sobre movimientos sociales en el ámbito rural. Es la relación que tienen estos movimientos con la intrusión de las industrias extractivas en sus respectivos contextos. La Toma no ha sido ajena a este tipo de intrusiones. Cada cierto tiempo llegan ingenieros de Yanacocha con el propósito de evaluar el subsuelo, ya que pruebas iniciales han expresado que en el subsuelo de esta parte de Cajamarca existe oro. Hace medio año ya tuvieron roces con dicha empresa, fueron a protestar hacia las instalaciones de la minera, ocasionando algunos desmanes y expresando que la minera no entraría de ninguna manera a sus propiedades. Como vemos existe un nuevo contexto, pero ante esto ¿qué papel toma la Ronda como movimiento social que se propugna de alguna manera como sistema alternativo de justicia? Este es un gran problema para los agricultores, ¿Cómo no darle una solución alterna si el Estado lo único que hace es hacer concesiones este tipo de empresas, las cuales no establecen planes de impacto ambiental serios? Esto es materia de análisis para futuras investigaciones en la línea de los movimientos sociales y la protesta rural.

La ronda campesina en La Toma es un ejemplo de una ronda en una comunidad en la región de Cajamaca, donde la reforma agraria de Velasco Alvarado de 1969 ha eliminado las haciendas, con el resultado de que todos los campesinos son granjeros independientes. En este tipo de comunidades no existe una estructura social establecida y la ronda campesina realmente se convierte en el vehículo de las decisiones políticas y jurídicas. Virtualmente todos los habitantes participan en la ronda, y en mi última visita a La Toma estaban terminando la construcción de una “casa de la ronda campesina”, con funciones como de una casa de la cultura. La casa incluía dos celdas para los detenidos por la ronda.

Ronderos en San Marcos, Cajamarca
Imagen 5. Ronderos en San Marcos, Cajamarca. Foto de Leif Korsbaek, 2010.

 

La ronda campesina en San Marcos

El desarrollo reciente de la ronda campesina en San Marcos refleja una doble tendencia muy complicada, que se repite en muchas partes del país. Por un lado, bajo la presión de la particular modernidad que ha logrado producir el neoliberalismo, los jóvenes tienden a perder el interés en la ronda campesina y similares instituciones como herramientas para forjar su vida, mirando en otras direcciones, como la moda, la música, el comercio, etc. Por otro lado, con el cambio de rumbo que significa la victoria de una izquierda muy poco radical en las recientes elecciones, y un tímido alejamiento del rumbo del mismo neoliberalismo, en varias partes del país, la ronda campesina está saliendo de una especie de letargo y está volviendo a adquirir fuerza e iniciativa (Korsbaek, 2012b).

En 1993 fue designado Agapito Pollongo Tirado coordinador de los comités de autodefensa de la provincia de San Marcos, que en 2003 cambió a ser la Central Única Provincial de Rondas Campesinas, San Marcos.

El movimiento de rondas campesinas en San Marcos ha sido víctima de las mismas tendencias que rigen en otras partes del país: cuando hablé con Agapito Pollongo Tirado en 2009, la Central que dirigía tenía como 9,000 ronderos, una cifra que, en este momento, en abril 2012, se ha reducido a entre 2000 y 3000 ronderos, que se dividen en entre 180 y 200 bases. Un reflejo de estos conflictos es que Agapito Pollongo Tirado se retiró durante un año y medio de la presidencia, dejándola en mano de Alejandro Abundio, lo que según él causó su decadencia y dio pie al movimiento de restitución que encabeza ahora.

La decadencia de la ronda campesina en San Marcos, que se manifiesta en la balcanización de la organización, con la consecuente fuga de unos 6000 ronderos –la diferencia entre los cerca de 9000 que había en 2009 y los 2000 o 3000 que hay en 2012– tiene que ver con las elecciones de alcalde en 2009 y revela uno de los aspectos del poder personalizado en el escenario político en el campo en el Perú. Ganó las elecciones de alcalde Carlos Machuca Romero, postulado por el partido político Alianza para el Progreso, un partido que nació hace unos diez años en Trujillo, La Libertad, como brazo político de la familia Acuña, y que cuenta con una posición relativamente sólida en términos del poder político a nivel nacional a partir de hace unos cinco años. Agapito Pollongo Tirado intentó usar la ronda campesina como su instrumento político para alcanzar el poder municipal en el puesto de alcalde, perdió y le costó caro, tanto a él como a la ronda campesina, hasta tal grado que la ronda ahora se encuentra en un proceso de restructuración –bajo el liderazgo de Agapito Pollongo Tirado.

Uno de los aspectos de la decadencia fue la cancelación de una serie de convenios con dos ONG’s, PROJUR y Servicios Educativos Rurales (SER) que, con financiamiento de Suiza y Alemania, organizaron la capacitación de los ronderos. Las dos ONG’s mencionadas ocupan en el Perú un lugar destacado en el movimiento a favor de lo que se llama “la otra justicia”, es decir, los esfuerzos por tomar en serio, acatar y respetar no solamente la letra sino también el espíritu y el contenido del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que ha sido firmado y ratificado por el Gobierno del Perú, con sus consecuentes modificaciones en la Constitución. De manera que la Central Única Provincial de Rondas Campesinas, San Marcos se encuentra hoy encogida y huérfana, abandonada por sus avales y patrocinadores, un claro reflejo de los efectos del neoliberalismo desenfrenado que se desarrollaba en el segundo periodo presidencial de Alan García, de 2005 a 2010.

Construcción de la carretera interoceánico, Ccarhuayo, Cusco
Imagen 6. Construcción de la carretera interoceánico, Ccarhuayo, Cusco. Foto de Leif Korsbaek, 2007.

El presidente de la Central Única Provincial de Rondas Campesinas, San Marcos, Agapito Pollongo Tirado, tiene sus propias ideas acerca de la misión de la ronda campesina en San Marcos: según él, se distinguen las rondas de San Marcos de las demás rondas en intentar crear un programa que no es solamente de justicia, sino de desarrollo social. Una de sus críticas a las demás rondas es que algunas de ellas son radicales, dedicándose solamente a movimientos de protesta, sin pensar en para qué les va a servir el poder, mientras que otras son netamente de la derecha, coludiéndose con las minas y los ricos.

Uno de los argumentos de Agapito Pollongo Tirado es que “él conoce la vida, tiene mucha experiencia en muchos campos”, entre otras experiencias conoce bien al país, pues viajaba ampliamente con su padre por muchas partes del país. Como se mencionó, San Marcos es de las pocas partes de Cajamarca que llegó a sentir la presencia del movimiento terrorista Sendero Luminoso que en los años entre 1980 y 2000 intentó cambiar al Perú por la vía armada y revolucionaria. En julio de 1992 el Sendero Luminoso no solamente asesinó brutalmente a casi toda la familia de Agapito Pollongo, a sus padres y a su hermano, él mismo escapó milagrosamente, sino en el entierro perpetraron un asalto y lo convirtieron en una masacre. Dice Agapito Pollongo que a partir de esta experiencia se opone a la violencia en todas sus formas, y tiene un discurso político muy peculiar: tiene la teoría que los demás líderes de rondas solamente buscan ventajas personales y los llama “políticos” y, además, tacha a los de la izquierda como “radicales”, a diferencia de su propia posición.

Uno de los cambios que propone Agapito Pollongo Tirado en su programa de restructuración de la Central de Rondas es una modificación de los principios de la ronda, ampliando el periodo de la presidencia de dos años a tres o cuatro años.

Hoy existe un comité central de 20 miembros que toman las decisiones y participan activamente en los juicios que se llevan a cabo en la ronda campesina en San Marcos.

En lo jurídico, la ronda campesina en San Marcos desarrolla una febril actividad. Recientemente, es decir a partir de enero de 2012, se han llevado a cabo 46 juicios, tan sólo en el local de la ronda campesina en San Marcos, sin contar los litigios y los convenios que se han llevado a cabo en las diversas comunidades del distrito.

 

 

La ronda campesina en Jaén

A raíz de la experiencia en Chota surgieron las rondas campesinas años más tarde en la norteña provincia de Jaén en Cajamarca, al principio de los años 80´s, y pocos años después, en 1983, nació la federación de rondas campesinas. Cajamarca en el norte del Perú no es solamente la cuna de la ronda campesina, es también la región donde mejor está organizada, en efecto la organización de la ronda es impresionante en esta región.

La organización de la ronda campesina es piramidal, y empieza con la base. Una base de rondas se organiza a nivel de caserío, comunidad (comunidad campesina o nativa) o sector (grupo de familias pertenecientes a un caserío, pero ubicadas a cierta distancia del caserío). No puede existir una base que tenga menos de once personas, porque el comité directivo tiene 11 cargos (presidente, vicepresidente, secretario de actas y archivos, secretario de prensa y propaganda, secretario de organización, secretario de disciplina, secretario de asuntos femeninos, secretario de derechos humanos, secretario de justicia campesina, secretario de educación, cultura y deporte, secretario de medio ambiente). Por lo tanto, el número de ronderos por base puede variar entre 11 y el número total de habitantes de un caserío, sector o comunidad.

La base se organiza en grupos de ronda que puede variar en número de integrantes, desde 5 a 15 personas, de acuerdo al número de ronderos que cuenta la base y de acuerdo al número de turnos a la semana. Generalmente se da el caso, que en un caserío coexistan una base de ronda femenina y una base de ronda masculina; sin embargo, cuando sólo hay una ronda masculina, se trata cada vez más de integrar la presencia de las mujeres.

Las bases por ubicación geográfica (microcuenca, valle, centro poblado, etc.) y cercanía territorial, pero sobre todo por decisión propia, junto a otras bases conforman un comité sectorial. El número mínimo de bases para conformar una sectorial, puede variar desde 4 a 20 bases. por ejemplo, la Sectorial de Sambimera (Bellavista) tiene 4 bases (La Huayaba, La Cerma, Sambimera, Pushura).

Generalmente las sectoriales que pertenecen a un mismo distrito se organizan y conforman un comité distrital a la que denominan Federación Distrital de Rondas Campesinas.

Las federaciones distritales pertenecientes a una provincia (de acuerdo a la división política del Perú) conforman un comité a nivel provincial, al que denominan Federación Provincial de Rondas Campesinas y Urbanas. El número de federaciones distritales que integran una provincia, va a depender de la cantidad de distritos que tenga la provincia.

La Federación Regional está integrada por las federaciones provinciales (incluida la subregional), de las provincias donde hay rondas organizadas hasta ese nivel. Por ejemplo, la federación regional de rondas de Cajamarca, tiene 11 federaciones provinciales (de sus 13 provincias), puesto que Cajamarca como provincia y Cajabamba no han logrado estructurar sus rondas a nivel provincial.

Arriba de la base se organiza la ronda campesina en la federación subregional de Jaén, que tiene un número aproximado de 500 bases (25.500 ronderos y ronderas), que abarca 12 distritos de la provincia de Jaén, 4 de la provincia de San Ignacio, Sectoriales del segundo sector de Cutervo (Cajamarca) y 1 distrito de la provincia de Ferreñafe en la región de Lambayeque.

Rondero, Ccarhayo, Cusco
Imagen 7. Rondero, Ccarhayo, Cusco. Foto de Leif Korsbaek, 2007.

La ronda se ha hecho parte de la vida cotidiana en las comunidades campesinas en la provincia de Jaén y, como se ve, se ha creado toda una estructura social con características de burocracia, con un permanente peligro de burocratización y corrupción. Y así sucedió, en los años alrededor de 2007 y 2008 se convirtió la federación subregional de Jaén en exactamente contra lo cual habían protestado con la creación de la ronda campesina: un nido de corrupción, con venta de plazas y de todo tipo de prebendas.

La reacción sucedió en 2008, en la forma de un movimiento de protesta dirigido contra el secretario general de la federación Segundo Lozada Mondragón, y una feroz lucha por el control político de la ronda campesina

Después de las desviaciones de Segundo Lozada Mondragón la federación de la ronda campesina ha logrado recuperar su prestigio y confianza entre los agremiados, a raíz de la asamblea en marzo de 2009, donde fue destituido y elegido como secretario interino Esteban Ortiz Vázquez, y la asamblea al principio de agosto de 2009, cuando fue elegido como secretario general de la federación Juan Manuel Estela, que posteriormente ha sido reelegido en al mismo cargo para otro periodo.

Parte de las características de la ronda las encontramos en los castigos aplicados, que constituyen una mezcolanza de rasgos culturales tradicionales, de una historia incaica y campesina, y rasgos modernos con tintes científicos.

Por un lado, se aplican los antiguos castigos de amarrar a los delincuentes y meterlos en el agua del río; se hace referencia a la creencia incaica del efecto purificador del agua. Una modalidad transicional la encontramos en los “ejercicios” físicos, como lagartijas, lo que nos recuerda que una parte de la formación profesional la han recibido en el ejército peruano. Más específicamente, se ha inventado el concepto de “cadena ronderil”, que al mismo tiempo combina las dos herencias, la moderna y la tradicional, y tienden a definir una unidad cuantificable del castigo. El rasgo más moderno de los castigos aplicados los encontramos en los programas de “resocialización”, que tiene características de resocialización y reinserción del delincuente

Una prueba de la eficiencia de la resocialización se presenta en el caso del joven David, del caserío de San Lorenza. Desde la edad de doce años andaba molestando y amenazando a todo el mundo, siempre con cuchillo y pistola. Pero hace unos años, cuando tenía 17 años, llegó la violencia de David a extremos inaceptables y nunca antes vistos: con un cuchillo agredió a su tío, por lo que su abuela se interpuso, intentando defender al tío de David; agarró el cuchillo por la hoja y se cortó la mano. La abuela se negó a demandar a David, pero el tío insistió y lo demandó con la ronda. Se estableció una reunión de juicio con las partes involucradas, incluyendo al acusado, David. Se llegó a un acuerdo condenando a David a cubrir los gastos relacionados con el daño causado, pero David insistió en que su tío debería cubrir la mitad de los gastos. Nadie aceptó este arreglo y se decidió condenar al joven David a 80 cadenas ronderiles pero, cuando empezaron a azotarlo ni el primer latigazo aguantó, así que lo enviaron a la justicia constitucional y pasó un tiempo en la cárcel y, terminado su condena, regresó a la vida cotidiana. El resultado de este proceso es que David se ha cambiado por completo: hoy es líder de la ronda campesina en su comunidad y es un ciudadano ejemplar.

Se recuerda que Jaén es una provincia, con un número de distritos que en su turno cada uno tiene un variado número de comunidades, y que la ronda campesina es una institución que pertenece a la comunidad. Así que en Jaén existe una enorme variedad de rondas campesina. Por eso, quisiera presentar a una de las rondas campesina como ejemplo, la ronda campesina de la comunidad de El Señor Cautivo.

El Señor Cautivo es una pequeña comunidad en el Distrito de Jaén, a solo 10 km de la Ciudad de Jaén, con un total de 53 hogares y una población total de unos 300 habitantes. De la Ciudad de Jaén se llega al Señor Cautivo por la carretera a San Ignacio, hacia el norte, saliendo de la Ciudad de Jaén por el Lindero Alto y llegando al recreo se gira al oeste.

La ronda del Señor Cautivo, que cuenta con 36 integrantes, es joven: nació en 1998 y es testimonio de la juventud de la comunidad, pues nació no más de hace treinta años por inmigración de varias partes del país. El actual presidente de la ronda campesina en el Señor Cautivo, Noé Mesa, llegó de San Ignacio para establecerse en la comunidad hace un poco más de veinte años. Una de las razones por las cuales decidió cambiar fue para poder atender mejor a su esposa que desde hace años padece artritis reumatoide.

Antes de crear la ronda en 1998 los habitantes ya habían escuchado rumores acerca de la ronda en otras comunidades en Cajamarca y, de cara a la creciente violencia e inseguridad, decidieron también crear su propia ronda. Los miembros de la ronda hacen ronda cada jueves y sábado, y cuando hay problemas. Las noticias corren de casa en casa. Así, hace unos cuatro años les llegó la noticia de que estaban asaltando la iglesia en El Seminario, se juntaron 150 ronderos de todo el distrito y detuvieron a siete ladrones, de los cuales uno era policía.

Es de notarse que la mitad de los ronderos son mujeres, que no participan en el patrullaje, pero sí en los juicios y en los castigos. En los castigos entran todos los clásicos de la ronda campesina: se los meten a los ladrones al agua, supuestamente una herencia cultural de los quechuas, se los someten a ejercicios físicos, “lagartijas”, claramente una herencia del servicio militar. En el Señor Cautivo no hay escuela, solamente un plantel de educación inicial, que viene a atender una maestra de Jaén.

En resumen, podemos decir que la ronda campesina en el Señor Cautivo viene a constituir la organización social de la comunidad, casi podemos llamarla la estructura social de la comunidad, en el sentido de que las decisiones comunitarias son tomadas en el marco de la ronda campesina.

En la carretera en Ccarhuayo
Imagen 8. “En la carretera en Ccarhuayo”. Foto de Leif Korsaek, 2012.

 

La ronda campesina en Ccarhuayo[9]

La comunidad de Ccarhuayo es la capital del distrito de Ccarhuayo que se encuentra en la provincia de Quispicanchis en el centro de la región de Cuzco, en el extremo sur del Perú. El distrito de Ccarhuayo abarca, aparte de la cabecera, doce comunidades y cuatro anexos, con un total de 2,614 habitantes.

Políticamente cuenta Ccarhuayo con un alcalde y 5 regidores con sus respectivos cargos que rotan cada año en sus funciones, cada regidor entra en un sorteo de cargos para un año. El Gobernador es nombrado por el ministerio interior de justicia, y también existe en cada comunidad un teniente gobernador.

El distrito de Ccarhuallo y comunidades utilizan dos espacios bien definidos de cultivos y de acuerdo a la altitud: Región Quechua y Suni –conocido por los lugareños como pampa– este piso se ubica a partir de 3.300 a 3.800 m.s.n.m., siendo esta zona baja y plana con mayores aptitudes para la producción agropecuaria, incidiendo más en el cultivo principales propios del valle como, maíz, papa, y hortalizas como zanahoria, cebolla, ajo, perejil, alfalfa. También cuenta con algunos animales como vaca chusca o criolla, ovejas, caballos, burros, cuy. Algunos árboles frutales como duraznero, manzano, capulí, tintin, saúco, pera, tumbo.

Puna o jalca - conocida como (orqo) ubicado entre los 3.300 a 4.000 m.s.n.m., posee pendientes más pronunciadas y una topografía accidentada con procesos de erosión, la agricultura es en secano, principalmente apto para el cultivo de papa, oca, olluco, mashua, quinua, cebada, tarwi.

Puna alto es el piso ecológico que se ubica por encima de los 4.000 m.s.n.m., en donde se encuentran las comunidades, parte de su relieve está conformado por mesetas aptas para la crianza de auquénidos (alpaca, llama en pequeñas cantidades con tendencia a desaparecer por la presencia de ovejas en grandes cantidades, algunos caballos y vacas).

Desde la conquista española hasta nuestros días, el pueblo originario en el Perú sufre una agresión alimentaria desde el punto de vista económico y cultural. La respuesta popular a esta agresión ha significado la supervivencia de hábitos y esquemas alimentarios nativos; el mejor ejemplo es el masivo consumo de la coca, en las comunidades donde se ven las personas más ancianas. En el distrito de Ccarhuayo y sus comunidades su dieta está basada en el consumo de granos andinos como tarwi, quinua, habas, oqa, maíz, año, lisas (olluco), cebada, yuy (nabo); chuño y moraya son papas disecadas para consumo en una temperatura muy baja.

El alimento de muchas familias típicas de comunidades es por la mañana como a las 6-7 a. m.: una sopa hecha de chuño “chuño lagua con un poquito de carne y charqui; si no hay carne, solo así, no más” y tostada de maíz (hanqa) y su mate de panti o alguna hierba del lugar, bueno, si hay azúcar. Por lo normal no cocinan para el medio día, porque a esa hora están pastoreando sus animales o están trabajando en sus chacras. Para ello se llevan su qoqaho que consta de chuño fase con un poquito de sal, ají o charqui, más año, oqa o mote hasta en la tarde. Una vez que regresen al hogar, como a las 6 o 7 p. m. se cocinan un poco de sopa, ya sea de lisas o solamente mate con papas sancochadas. Por lo general, durante la semana comen sus productos que han cosechado y que tienen en su taque o reserva que posee cada familia en su hogar.

Bueno, los domingos y los días festivos visitan a alguien importante, celebran cumpleaños, matan a sus animales como cuy, gallinas, ovejas, que se comen acompañados con fideo, arroz, siendo conocidas en los hogares estas ocasiones como comida de lujo o de mistis. Los domingos para la familia significa comer frutas, manzanas, pepino, plátano, uva, pan, gaseosa, galletas, dulces, comer pescado frito con arroz, segundo de fideo, gelatina y de paso comprar un poco de azúcar, sal, arroz, fideo y verduras como zanahoria y cebolla.

Como también en otras partes de la región donde se encuentra Ccarhuayo, la ronda campesina nació alrededor de 1991 y, según la tradición oral, por iniciativa del cura en Ocongate, un español que lleva muchos años en la región y ha logrado conquistarse un lugar en la región, antes que nada, políticamente. Más precisamente “los líderes comuneros con el apoyo del sacerdote Antonio concretaron la idea de constituir una central de rondas en los distritos de Ocongate y Ccarhuayo, así que esta organización se constituyó el 20 de agosto de 1992, en el sector denominado Yanacocha, en esta reunión participaron un promedio de 6000 comuneros, y ese mismo día se procedió a denunciar aproximadamente a treinta abigeos con pruebas de delitos cometidos. La ronda campesina de Ocongate-Ccarhuayo aglutinaba a 46 comunidades, encontrándose entre ellas también comunidades del distrito de Ccatca (Nueva Esperanza Ccapana, Asociación Ccapana y Andayaque)”

Las rondas campesinas de Quispicanchi nacen como asociaciones de autodefensa frente al abigeato y otras faltas menores, tienen una antigüedad aproximada de veinte años (a través de sus diversos comités comunales de rondas campesinas y posteriormente a las centrales distritales y zonales).

El motivo para crear una ronda campesina aquí fue el mismo que en otras partes: “a finales de los años ochenta e inicios de los años noventa la fuerte presencia de abigeos, que despojaban a los campesinos de sus bienes (alimentos, ropa y otros). Éste justificó la necesidad de constituir una Central Distrital de Rondas Campesinas”.

Ronderas en Ccarhuayo, Cusco
Imagen 9. Ronderas en Ccarhuayo, Cusco. Foto de Leif Korsbaek, 2007.

Es significativo que “contrariamente a otros lugares la presencia de Sendero Luminosa en la zona no era muy intensa, podemos mencionar como referencia que en 1986 y 1987 en el sector de Hualluahuallhua se produjeron robos atribuidos a Sendero Luminoso, estos delitos tenían un gran impacto en la zona”, sin embargo, “luego de ser capturados los culpables por la policía, se advirtió que no eran senderistas sino delincuentes comunes”.

La iniciativa por difundir el trabajo de las rondas surge de dos fuentes. En 1990, el sacerdote Antonio de la parroquia de Ocongate a solicitud del catequista Mariano Chillihuani trajo libros de Cajamarca sobre las rondas campesinas, para que los catequistas se encargasen de difundirlos en las comunidades. Un año después, el sacerdote Antonio en coordinación con una ONG, CCAIJO, organizó un curso sobre la experiencia de las rondas en Cajamarca. Paralelamente, algunos líderes de la zona asistieron desde fines de los años ochenta a encuentros de rondas campesinas en la provincia de Quispicanchis. Según Vidal Fuentes, exdirectivo y miembro fundador de la ronda, él mismo fue víctima de un robo de 20 llamas y los otros han sido testigos de casos similares. En esta época la situación era tan grave que los comuneros no guardaban sus bienes en sus casas, sino en las poblaciones cercanas, por temor a ser víctimas de los abigeos, por ejemplo, las dejaban con un conocido en la capital del distrito.

 

Años después, en 1995, se solicita el desmembramiento de la central de Ocongate, por razones de proximidad geográfica y rivalidad gerencial. Habiéndose constituido desde entonces una nueva central distrital en Ccarhuayo, pero manteniéndose aún su relación de dependencia de organización por agentes externos. Un factor importante es haber sufrido un debilitamiento en su interior, pues las rondas de esta zona no han podido articularse y definir claramente cuáles son sus atribuciones y responsabilidades. También se dio énfasis al cumplimiento de los trámites legales necesarios, que aún sigue; y la elaboración de un estatuto interno.

El origen de esta ronda surge del interés de los pobladores, las experiencias originarias y no originarias de la zona, y en su gestión están fuertemente presentes los elementos consuetudinarios. En su relación con la justicia formal, la ronda de Ccarhuayo no ha tenido mayores problemas, más bien en general las autoridades oficiales apoyan el trabajo de la ronda con cierto recelo.

La organización de la ronda de Ccarhuayo está dividida en Carrhuayo alto, que conforman las comunidades de Anccasi, Hachacalla, Chculluhuiri y Ccarhuayo bajo, que está conformado por las comunidades de Ccjalhu, Sumana, Marjupata, Ccoya, Ccasapata, Chillihuani, Tayancani, Parccocalla y Ccarhuayo, y en cada una de estas comunidades están con sus respectivos comités de base, conformando la Ronda Campesina Central de Ccarhuayo.

Es importante mencionar que existe dentro del distrito de Ccarhuayo una empresa minera que paga los trámites de formalización de la organización, haciendo que estos pierdan su neutralidad e imparcialidad respecto de un conflicto, que existe entre la empresa y las comunidades de la zona, cabe resaltar que en la actualidad existen discrepancias muy fuertes entre las comunidades de Cjallhua y Parccocalla.

El Comité Central Campesino está conformado por 14 miembros de la ronda y cada uno de ellos son elegidos democráticamente por dos años.

En años recientes, las actividades de la ronda han cambiado un poco de carácter: mientras que anteriormente era una institución de defensa contra el abigeato hoy, no obstante que sigue la lucha contra los abigeos, tiende a ser una policía moral de la comunidad: la mayor parte de los casos son de hombres y mujeres que han sido sorprendido engañando a sus cónyuges. Las mujeres son castigadas por las mujeres de la ronda campesina, obligadas a correr desnudas por la pequeña plaza de la comunidad, mientras que a los hombres se les aplica el castigo de agua en el río.

En la raíz de la ronda campesina en Ccarhuayo encontramos un evento que ha sido elaborado en un mito fundacional: un año no especificado se vio la región afectada por una pandilla de siete hombres y una mujer que robaron, asaltaron y asesinaron. Finalmente se juntaron los campesinos y rodearon a los ocho malvados, matando a uno, ahuyentando a los demás y tomando presa a la mujer. La mujer no quiso delatar a sus cómplices, así que se acudió al castigo más común en la región: desde un puente la tenían amarrada y la bajaron en el agua del río que, en pleno invierno, está muy, muy fría. La mujer aguantó y solamente la tercera vez que la bajaron al agua helada se rindió y delató a los demás de la pandilla. Un elemento esencial del relato es que los campesinos lograron apresar a los bandidos, mientras que la policía no sirvió de nada. Este patrón se repite en todas las regiones donde existe la ronda campesina –que la ronda funciona, la policía no– y revela en parte una verdad que se encuentra a la raíz del nacimiento de la ronda a partir de 1976: la ineficiencia de la policía.

La primera vez que entrevistamos al presidente de la ronda campesina, en 2007, tuvimos la impresión de que su discurso no era el típico discurso de un campesino, ni siquiera de un líder campesino, parecía más bien el de un académico o, por lo menos, una persona citadina con un sólido conocimiento de la historia y la política. Al conocerlo mejor, supimos que era egresado de La Cantuta, la Universidad Pedagógica Nacional en Chosica, unas dos horas al este de Lima sobre la carretera central y que era un campesino que había aprovechado las posibilidades para ir a vivir unos años con parientes en Lima y terminar una licenciatura en pedagogía, que ahora es una especie de intelectual orgánico en Ccarhuallo.

La fuerza de convocatoria de la ronda campesina es impresionante y es un factor político con el cual hay que contar. En una asamblea rutinaria de las rondas de 25 comunidades, celebrada arriba de Ccarhuayo, se juntan entre 500 y 1000 ronderos para discutir la situación y elegir a las nuevas autoridades.

Ronderos esperando a las autoridades arriba de Ccarhuayo, Cusco
Imagen 10. Ronderos esperando a las autoridades arriba de Ccarhuayo, Cusco. Foto de Leif Korsbaek, 2007.

 

La ronda campesina en Corani

El distrito de Corani es uno de los 10 distritos que conforman la Provincia de Carabaya, ubicada en el Departamento Puno, perteneciente a la región Puno en el sudeste de Perú. En este distrito está ubicado el abra de Chimboya, de 5150 msnm, la más alta del Perú, ubicada en la villa Isivilla, Corani, Aymaña y Viluyo. Políticamente, está dividido en cinco comunidades: Corani, Chimboya, Isivilla, Chacaconiza y Q’elcaya.

La comunidad de Corani, es la capital del distrito del mismo nombre en la provincia de Carabaya, que pertenece a la región de Puno en el extremo sur del Perú, y está habitada por hablantes del quechua. Casi la totalidad de la población habla quechua y español, algunos hombres y mujeres, principalmente de avanzada edad hablan solamente quechua y nada o casi nada de español, mientras que muy pocos hablan solamente español, principalmente profesionistas que vienen de fuera, como los profesores del colegio (incluyendo al director, que es de Arequipa) y los médicos y enfermeras de la posta médica, de los cuales algunos son de Tacna.

Corani, se encuentra a una altura de 4100 metros sobre el nivel del mar y está en ambos lados del río Corani. En la comunidad hay 280 familias, con alrededor de 800 miembros en total. Hay una posta médica con cuatro mujeres: una médica, dos enfermeras y una técnica médica. Una escuela primaria con seis grados, una secundaria (colegio agropecuario) con cinco grados y un jardín prescolar.

Taquigráficamente podemos decir que la base económica de la comunidad es el cultivo de la papa (en el Perú, como en otras partes de los Andes, hay tanta diversidad de papas como de maíz en Mesoamérica), de la cría de llamas, alpacas y vicuñas, y recientemente de trabajo asalariado en una mina de oro (de capital extranjero).

Políticamente hay un gobernador designado por el Ministerio del Interior. Hablamos con el actual gobernador de Corani, y es interesante que es, igual que el anterior, militar con licencia, y es también interesante que es miembro de la iglesia protestante que domina en la comunidad, y a media entrevista empezó a intentar convertirnos a su religión.

Hay un alcalde que representa al distrito de Corani, a la vez también participa y coordina en las reuniones y encuentros distritales de la ronda campesina; es natural de Q'elcaya-Corani, y en la vida civil es empleado del ministerio de salud de la región, pero viviendo y trabajando en Juliaca. Estos datos corresponden al trabajo de campo en el distrito de Corani, en el año 2014.

Hay un juez de paz, que constituye el menor nivel jerárquico en que se encuentra organizado el Poder Judicial del país. El señor que está a cargo de esta instancia, nos recibió amablemente y posteriormente nos explicó sus atribuciones y funciones que le compete, y recalcó que viene coordinando con la ronda campesinas en asuntos que sean convenientes.

Existe una ronda campesina con un presidente, un vicepresidente y un gran número de ronderos empadronados en la comunidad de Corani, denominado base Corani- Acconsaya; pero a nivel distrital se conoce como la Central Distrital de Rondas Campesinas, con su sede institucional en la capital del distrito. Se estima que en el distrito de Corani hay unos 2,500 ronderos y en la provincia de Carabaya unos 20,000, y la ronda campesina en la comunidad de Corani tiene aproximadamente 300 miembros activos

Acerca del inicio de la ronda campesina no hay claridad, se sabe que “a comienzos de la década del 90, el Estado constituyó de manera indiscriminada y a nivel nacional los comités de autodefensa, como órganos de control social que brindaron auxilio a la labor de las Fuerzas Armadas y policiales en su esfuerzo de combatir el terrorismo y pacificar el país” (Rodríguez Aguilar, 2007, pág. 91), pero según la historia local ya existía la ronda campesina antes de la instauración del comité de autodefensa. Lo cierto es que la ronda campesina en Corani, no obstante su origen como comité de autodefensa, a través de un proceso histórico algo enredado, ha llegado a ser una institución que representa a los campesinos y tiene su confianza.

Un personaje curiosamente central en el desarrollo de la ronda campesina en Corani es Eudi Pineda, que participó en la fundación de la ronda y en las primeras reuniones señaladas arriba, y en todo el posterior proceso de desarrollo de la ronda campesina en Corani. Eudi Pineda falleció en un accidente al principio de 2008, le hicieron una entrevista en el periódico Perú 21 unos pocos días antes de su fallecimiento. En muchos aspectos fue una especie de filósofo de la ronda campesina en Corani y deja toda una memoria en el pueblo; entre otras cosas existe un mito, evidentemente reciente, que dice que cuando hay problemas se presenta Eudi Pineda a su caballo en el puente que separa las dos partes de la comunidad, y hay un acervo de canciones acerca de su gesta.

La iglesia es una construcción antigua y muy rústica, parece como una versión remota de las típicas iglesias en Cajamarca. Separada del cuerpo de la iglesia está un campanario chaparro con techo de paja.

Reunión de ronderos arriba de Ccarhuayo
Imagen 11. Reunión de ronderos arriba de Ccarhuayo. Foto de Leif Korsbaek, 2007.

Asamblea de ronderos en San Marcos
Imagen 12. Asamblea de ronderos en San Marcos. Foto de Leif Korsbaek, 2007.

La santa patrona de la comunidad es la Virgen del Rosario, a quién se le dedica cada año una fiesta. en el mes de octubre, en 2012 la fiesta duró tres días, el 7, el 8 y el 9 de octubre y, ya que coincidió con una boda, fue en grande. El centro de la fiesta es la iglesia de la comunidad y la plaza central en la cual se encuentra la iglesia.

La fiesta inicia a medio día con una misa celebrada en la iglesia por el sacerdote que viene de Macusani, de la orden de “Lumen Dei”, asistido por una monja y algunas otras mujeres devotas.

Hay dos detalles que llaman la atención en la planeación y el desarrollo de la fiesta: el primero es que la ronda campesina no tiene participación formal, pues contrasta con el hecho de que la ronda campesina tiene participación en casi todo en la comunidad. Eso concuerda con un comentario en una de las entrevistas con un rondero en la comunidad: a diferencia de la ronda campesina en muchas otras comunidades y regiones, donde los representantes de la Iglesia Católica han sido instrumentales en la creación de la ronda campesina, en Corani, la ronda campesina prácticamente no ha tenido contacto con la Iglesia Católica para su creación.

El segundo detalle es que la fiesta, que es de origen y carácter católicos se siente como un pequeño reducto de una Iglesia Católica estrictamente marginada, tal vez moribunda, pues la comunidad ha sido, casi en su totalidad, acaparada por la Iglesia Adventista, y el adventismo permea todo en la comunidad: cuando hablamos con el gobernador, se nos ocurrió preguntar si era adventista, la respuesta fue “si, por supuesto”, luego de lo cual prosiguió a intentar convertirnos a su religión, y cuando nos metimos en uno de los pequeños restaurantes de la comunidad para tomarnos un café, encontramos a la dueña del restaurant y sus dos hijos profundamente perdidos en un programa adventista en la televisión.

En la víspera y los días de la fiesta patronal, no podía faltar la incontrastable música en notas diferentes desde el wayno hasta la cumbia que armonizaba multitudes, entre la cerveza, aguardiente, vino y el zapateo festivo de los alferados y sus invitados.

Lo notable de la ronda campesina en Corani en Puno es que existe en una comunidad profundamente dividida entre el catolicismo y el protestantismo y que la ronda se encuentra en manos de los adventistas. No obstante, la absoluta mayoría de los adventistas, sigue celebrándose la fiesta de la comunidad, tradición netamente católica, donde muchos de los adventistas participan.

La calle en el Hombre Encadenado, Jaén, Cajmarca
Imagen 13. La calle en el Hombre Encadenado, Jaén, Cajmarca. Foto de Leif Korsbaek, 2011.

 

Conclusiones

Lo que hemos visto es una selección de descripciones etnográficas de diversos casos de la ronda campesina en diferentes partes del Perú: tres casos de Cajamarca en el extremo norte del país y dos casos de dos diferentes partes del sur del país, Ccarhuayo en la región e Cusco y Corani en la región de Puno.

Lo primero que salta a la vista es la variedad que demuestra esta institución, más el hecho de que se difundió como un incendio de la pradera y que sigue existiendo todavía hoy, más de treinta años después de su nacimiento, y en condiciones sumamente adversas.

Sin embargo, hay un detalle más que merece nuestra atención. La ronda campesina es, como también es el caso del sistema de cargos, una institución comunitaria, es una institución que tiene su lugar en la comunidad y que llega hasta a confundirse con la identidad de la comunidad. Es también evidente que cumple una función tanto jurídica y legal como política, en lo que coincide también con el sistema de cargos.

Pero lo verdaderamente notable es que la ronda campesinaes, que yo sepa, es la única institución netamente comunitaria que ha llegado a manifestarse a nivel nacional.

Como se desprendió del caso de las rondas campesinas en Jaén, esta institución está organizada jerárquicamente desde la comunidad hasta la región, y a nivel nacional existe la organización CUNARC, que cada tres años celebra su congreso nacional en Lima, la capital del país, con participación de delegaciones de todas las 24 regiones del país.

En las elecciones presidenciales el 10 de junio de 2016 se presentó como candidato Gregorio Santos. Gregorio Santos, nació en 1966 en San Ignacio en Jaén, ha sido toda su vida rondero y líder de la ronda campesino, en su calidad de rondero fue presidente regional de Cajamarca desde 2011 y en 2016 fue encarcelado para obstaculizar su reelección como presidente regional así que dirigió su campaña electoral para la presidencia desde la cárcel. Es cierto que perdió las elecciones (a Pedro Pablo Kuczynski, que posteriormente ha sido destituido y espera el fin de un proceso legal; como en México, los medios en las contiendas políticas no son muy finos).

Así que la ronda campesina, que nació en Chota en Cajamarca el 29 de diciembre del 1976, sigue existiendo y sigue siendo una notable fuerza política. La ronda es el principal actor en el drama que se puede caracterizar como “misión imposible”: el esfuerzo continuo del gobierno del Perú por parchar los huecos en su legislación constitucional con las demandas de la justicia popular, en el Perú por lo regular conocida exactamente como “justicia comunitaria”.

 

Notas:

[1] Quiero agradecer la valiosa contribución de Marcela Barrios Luna tanto en la elaboración de este texto como en los trabajos de campo en los que se funda. Ella es licenciada en economía por la UNAM y ha terminado una maestría en estudios latinoamericanos en la UAEM en Toluca.

[2] La propuesta fue presentada en el Congreso de Americanistas (2015) y el concepto de “instituciones de defensa de la comunidad” lo forjé en Korsbaek (2009b).

[3] Ya se mencionó la abundancia de información del sistema de cargos en Mesoamérica y la escasez de estudios del sistema de cargos en la región Andina, las protestas contra el estado en México son más recientes, y el surgimiento de instituciones de protesta son también recientes, en uno de los números de la revista electrónica Pacarina del Sur edité un dossier con ocho artículos acerca de diversas instituciones de este tipo en México (Korsbaek, 2014).

[4] De donde proviene también el siguiente documento citado. Firmaron legiblemente en las dos páginas seguidas del cuaderno donde está el acta, los siguientes ciudadanos: José Isael Idrogo Marín, Artidoro Huanambal, Arturo Díaz Campos, César Benavides Mejía, Aladino Burga Huanambal, Santos Saldaña Gálvez, José Oblitas C., Octavio Benavides H., Régulo Oblitas Herrera, Clodomiro Idrogo Marín (Siguen trescientas firmas).

[5] En varias otras ocasiones –entre otros lugares, en Korsbaek (2009a)– he señalado que “los antropólogos somos particularmente torpes en nuestro tratamiento del factor tiempo”, y creo que esta debilidad ha afectado también nuestra capacidad para captar la dinámica presente en el nacimiento de las rondas campesinas.

[6] Haciendo referencia a Degregori (1992, pág. 431).

[7] A lo que César Rodríguez Aguilar comenta que “es incompleta porque no incorpora otras funciones que ejercen estas organizaciones, limitándolas solamente a ejercer funciones de seguridad y paz comunal” (2007, págs. 14-15).

[8] La etnografía de La Toma aquí presentada es un extracto de Leif Korsbaek, et., al. (2008).

[9] La información de la etnografía de Ccarhuayo se encuentra, con más amplitud, en mi artículo de la revista Diálogo Andino (2016).

 

Referencias bibliográficas:

  • Defensoría del Pueblo. (2004). El reconocimiento estatal de las rondas campesinas. Normas y jurisprudencia, 2a edición. Lima: s.p.i. Obtenido de https://www.defensoria.gob.pe/modules/Downloads/informes/varios/2005/rondas_campesinas.pdf
  • Degregori, C. I. (1992). Campesinado andino y violencia: Balance de una década de estudios. En C. Degregori, J. Escobal, & B. Marticorena (Edits.), Perú: el problema agrario en debate/ SEPIA IV (págs. 413-439). Lima: Universidad Nacional de la Amazonía.
  • Degregori, C., & Ponce M., M. (2000). Movimientos sociales y estado. El caso de las rondas campesinas de Cajamarca y Piura. En C. Degregori (Ed.), No hay país más diverso. Compendio de antropología peruana (págs. 392-412). Lima: IEP/PUCP/Universidad del Pacífico.
  • Korsbaek, L. (Ed.). (1996). Introducción al sistema de cargos. Toluca: Universidad Autónoma del Estado de México.
  • Korsbaek, L. (2009a). La ronda campesina en el Perú. Los ciudadanos contra el estado. Mano Vuelta, 3(10), 34-43.
  • Korsbaek, L. (2009b). Instituciones de defensa de la comunidad. Ra Ximhai, 5(3), 373-385.
  • Korsbaek, L. (2009c). La etnografía de una comunidad matlatzinca en el Estado de México. El sistema de cargos y la neoetnicidad en San Francisco Oxtotilpan, Municipio de Temascaltepec [Tesis de Doctorado en Ciencias Antropológicas]. México: Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.
  • Korsbaek, L. (2011a). No todas las rondas son comités de autodefensa y viceversa. Los tipos de rondas campesinas en el Perú. Investigaciones Sociales(26), 15-39.
  • Korsbaek, L. (2011b). Fundamentos legales de la ronda campesina. En J. Baeza, M. Gómez, & N. Ramón (Edits.), Pueblos indígenas: Debates y Perspectivas (págs. 661-706). México: Universidad Nacional Autónoma de México.
  • Korsbaek, L. (2012a). El cambio de las instituciones comunitarias bajo el impacto del neoliberalismo [Ponencia presentada en el 54. Congreso Internacional de los Americanistas]. Viena.
  • Korsbaek, L. (2012b). Las rondas campesina en San Marcos, Cajamarca: un sondeo. Journal of Iberoamerican Studies, 4(1-2), 96-119.
  • Korsbaek, L. (2014). Dossier: Instituciones de defensa de la comunidad. Pacarina del Sur, 5(20). Obtenido de http://www.pacarinadelsur.com/29-misc/indices/1002-dossier-12
  • Korsbaek, L. (2016). Ccarhuayo, una comunidad quechua en Cuzco, su lucha por defenderse en el mundo moderno. Diálogos Andinos(49), 469-483.
  • Korsbaek, L., & Barrios, M. (2014). La ronda campesina en Jaén, Perú. Alma Mater, 1(1), 99-112.
  • Korsbaek, L., & Cámara B., F. (Edits.). (2009). Etnografía del sistema de cargos en comunidades indígenas del Estado de México. México: Ediciones MC.
  • Korsbaek, L., & Ronquillo Arvizu, M. (2018). Cambios en el sistema de cargos a la luz de las comunidades otomíes en Acambay. Diálogo Andino(56), 35-52.
  • Korsbaek, L., Sandoval Muro, C., & Salguero Haro, R. (2008). La ronda campesina en una comunidad campesina en el norte del Perú. La Toma en Cajamarca. Investigaciones Sociales, 12(20), 181-198. doi:https://doi.org/10.15381/is.v12i20.7176
  • Laos, A., Rodríguez G., E., & Paredes D. C., P. (2003). Rondando por nuestra ley: la exitosa experiencia de incidencia política y cabildeo de la Ley de Rondas Campesinas. Lima: Red Interamericana para la Democracia.
  • Machaca, A. (2000). Rondas campesinas. Runa(43).
  • Rodríguez Aguilar, C. (2007). Justicia comunitaria y rondas campesinas en el sur andino. Lima: PROJUR/SER.
  • Rojas, T. (1990). Rondas, poder y terror. Alternatiava, Revista de Análisis del Norte(13), 83-120.
  • Starn, O. (1991). "Con las llanques todo barro". Reflexiones sobre rondas campesinas, protesta rural y nuevos movimientos sociales. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.
  • Vargas, S., & Montoya, L. (1993). Crisis, poder y rondas campesinas. Alma Mater(4), 71-78.
  • Zarzar, A. (1991). Las rondas campesinas de Cajamarca: de la autodefensa al ¿autogobierno? En L. Pásara, R. Valdeavellano, & A. Zarzar (Edits.), La otra cara de la luna: nuevos actores sociales en el Perú (págs. 105-153). Buenos Aires: CEDYS.

 

Cómo citar este artículo:

KORSBAEK, Leif, (2020) “La ronda campesina en el Perú. La comunidad y el estado”, Pacarina del Sur [En línea], año 11, núm. 43, abril-junio, 2020. ISSN: 2007-2309. Dossier 23: Etnografías andinas.

Consultado el Jueves, 28 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1869&catid=68