Alejandro Bendaña, Sandino. Patria y Libertad.

Alejandra G. Galicia Martínez[1]

RECIBIDO: 13-09-2016 APROBADO: 09-11-2016

 

Reseña: Alejandro Bendaña, Sandino. Patria y Libertad. Managua, Ediciones Centroamericanas Anamá, 2016, 472 p.

Sandino. Patria y Libertad, libro que a continuación se reseña,  es un extenso texto que puede definirse como una nueva biografía sobre Augusto C. Sandino. A pesar de que este libro contiene información novedosa, anécdotas e importantes afirmaciones que van ahondando en el levantamiento armado nicaragüense de 1927-1934, sigue manteniendo una narración histórica lineal. Escrito por el Dr. Alejandro Bendaña[2] y editado por la editorial nicaragüense Anamá en 2016, consta de 18 capítulos que describen minuciosamente los orígenes familiares del prócer nicaragüense, su acercamiento al México revolucionario, su formación intelectual en dicho proceso, el regreso a Nicaragua e incorporación en la guerra liberal de 1927, además de las redes que se involucraron en el movimiento armado que encabezó, su segundo viaje a México (1929-1930) y su relación con el movimiento comunista internacional.

A partir de lo anterior, se puede ubicar a Sandino. Patria y Libertad dentro de una tradición historiográfica latinoamericana en la que la vida de un personaje se articula con acontecimientos históricos que dan paso al surgimiento del héroe nacional y a la emblemática figura antiimperialista latinoamericana. Nos encontramos frente a una construcción apologética de la figura de Augusto C. Sandino que trasciende en el tiempo y por la cual es necesaria su revisión y actualización.

Buena parte de los capítulos que conforman el libro refuerzan una de las líneas argumentativas que Bendaña ha elaborado desde 2007, a saber: la revolución mexicana influenció ideológicamente al guerrillero nicaragüense. Para fundamentar esta afirmación Bendaña realizó un destacado trabajo de archivo, y recurrió a repositorios que anteriormente no había consultado: el Archivo Histórico Municipal de Tampico (México); la Biblioteca de Petróleos Mexicanos, el Archivo Gregorio y Martha Selser del Centro Académico de Nuestra América de la Universidad de la Ciudad de México (CAMENA), la Casa Mariátegui (Lima), la Biblioteca Nacional de Colombia, el Instituto de Historia Social (Países Bajos) y la biblioteca de la Universidad de Stollenbosch (Sudáfrica). Con esta información y tomando en cuenta las 572 páginas que conforman el texto se puede afirmar que nos encontramos frente a una obra erudita.

Sin embargo, tal erudición no es sinónimo de rigurosidad. De hecho, ese no es el objetivo del autor, Bendaña deja clara su intención en el prólogo del libro:

[…] la tarea del estudioso no es aspirar a una objetividad inalcanzable,  sino que, en un plano menos pretencioso, describir lo hechos, eventos, contextos, estructuras, coyunturas y secuencias que fueron parte de la vida de quien fue declarado Héroe Nacional por la Asamblea Nacional en 2010. No con el afán de eliminar o corregir el mito, sino de enriquecerlo: porque no se trata de “desmitificar a Sandino” (tarea imposible) sino de re mistificarlo buscando dimensiones que de una manera u otra ayudan a entender un presente y visualizar un futuro” (Pág. 16)

 

Si bien, como señala el historiador nicaragüense, aspirar a la objetividad suele ser pretencioso, esto no exime a aquel que se aventura a hacer historia de ser riguroso, todo lo contrario. Le obliga a conocer de procesos históricos, debates en los que se ubica el estudio que se pretende elaborar y utilizar fuentes de forma crítica para sostener las afirmaciones que componen el relato, entre otros elementos. Cuando no se toman en cuenta algunos de éstos estamos frente al trabajo del historiador-ideólogo que aspira a la construcción de verdades, y este parece ser realmente el objetivo de Bendaña cuando sentencia:

Toca ahora a una nueva generación mirarse en el espejo de Sandino: el espejo de las verdades de Sandino. Es ineludible, porque la historia, el mito y las verdades de Sandino lo persiguen a uno. ¿Cuáles fueron esas verdades? (Pág. 464)

 

Ante la ausencia de rigurosidad, el trabajo de Bendaña se caracteriza por ser imprecisa, anacrónica y llena de afirmaciones que al transcurrir la argumentación son refutadas por el mismo autor. Además, el uso excesivo de suposiciones, en las que intentan cimentar sus afirmaciones, encasillan a Sandino en estereotipos que más que re mitificarlo nos llevan a cuestionar las contradicciones personales y políticas del prócer nicaragüense

Como toda apología el argumento de Bendaña gira en torno a la figura del héroe. El análisis parte de considerar a Sandino como un  personaje sin contradicciones. No diferencia al Sandino migrante (1923-1926), del Sandino héroe (1927-1930) y del Sandino místico (1931-1934). La ausencia de esta distinción provoca que tengamos una imagen magnificada de guerrillero y lo presenta como un personaje predestinado a cumplir una misión trascendental. A partir de esta concepción sobre Sandino se puede entender que toda explicación histórica que el autor da sobre el levantamiento de 1927 se centre en el Sandino trabajador, inquieto, valiente, generoso y con el don de la ubicuidad.

La falta de argumentos sólidos en Sandino. Patria y Libertad puede encontrarse en tres líneas argumentativas. La primera de ellas tiene que ver con la influencia de la Revolución Mexicana en el pensamiento y acción de Sandino. Al elaborar vínculos causales entre Sandino y el proceso armado mexicano el autor nicaragüense muestra su desconocimiento de una serie de estudios que desde 1957 han analizado a la Revolución Mexicana en América Latina. Autores como Carlos Rama, Ricardo Melgar Bao y Pablo Yankelevich, han cuestionado la noción de influencia descartando la relación causa-efecto para proponer análisis más complejos fundados en la categoría de recepción que explica las particularidades de cada personaje y procesos para establecer otro tipo de vínculos con el movimiento armado mexicano. Este tipo de consideraciones habría permitido a Bendaña conceptualizar tiempos, espacios, procesos políticos e incluso al mismo Sandino y establecer otro tipo de vinculaciones con México y su proceso revolucionario.

Al centrarse en la relación causal, Bendaña conceptualiza el proceso político – militar del que asegura se alimentó Sandino como:

[…] los intentos de destruir el viejo orden oligárquico terrateniente del siglo XIX, y construir un régimen comprometido con la distribución de la tierra, la riqueza y el reacomodo modernizador del poder político central. Comienza con el estallido de la rebelión en 1910 contra el intento de reelección del presidente Porfirio Díaz  desatando imprevistamente una sublevación de masas campesinas y sectores urbanos, interesados no solamente en el cambio presidencial, sino en llevar a cabo profundos cambios en el orden social, económico y cultural. Con el colapso de la oligarquía autoritaria representada por Díaz y conocida como “el porfiriato”, se abrió por vez primera en la historia de México y de América Latina la posibilidad de materializar las demandas de campesino y obreros. (Pág. 42)

 

Sin embargo, la complejidad de su definición de Revolución Mexicana es reducida al anarquismo de Ricardo Flores Magón y la cruzada educativa de José Vasconcelos en el sureste mexicano (Yucatán, Veracruz y Tampico). Y es en este punto donde las afirmaciones del autor comienzan a ser confusas. La travesía de Sandino, tiene su punto de arranque en su primera estancia en México (1923-1926), es por ello que Bendaña dedica siete capítulos (del 3al 9) a describir el contexto político y cultural que pudo haber conocido el guerrillero nicaragüense. En esta etapa encontramos al Sandino ubicuo, pues reconstruyendo la supuesta ruta que recorrió el nicaragüense en su primer viaje se afirma que conoció el convulso Yucatán de Felipe Carrillo Puerto y con pocas pruebas documentales se le sitúa en Villa Cecilia, Tampico, uno de los principales centros anarquistas en México. A partir de este tipo de inconsistencias el autor nicaragüense afirma: “Es en Tampico donde Sandino adquiere a plenitud conciencia de clase como trabajador, trascendió la mentalidad individualizada del trabajador artesano o pequeño comerciante.”(pág. 84)

Lo que llama la atención durante los siete capítulos que describen la primera estancia de Sandino en México son las fuentes en las que se sostiene la descripción. Si bien estas fuentes van encaminadas en reconstruir el ambiente político, intelectual y cultural al que pudo estar expuesto Sandino en Villa Cecilia, no verifican ni muestran vestigios que haya estado ahí. Cada una de las fuentes, todas distintas, es tratada como un documento definitivo que pretende dar verosimilitud a la narración. La primera es la novela La Rosa Blanca del periodista Bruno Traven en la que se describen las penosas condiciones de trabajo en los campos petroleros en Villa Santa Cecilia, así como las injusticias a las que eran sometidos los trabajadores en las petroleras norteamericanas. Las segundas son una serie de testimonios que Bendaña encontró en el CAMENA, los cuales a pesar de ser un valioso material para el análisis testimonial no son tratados metodológicamente con seriedad y son retomados literalmente.[3] Por último se encuentra la revista anarquista Sagitario editada entre 1924 y 1927 por Librado Rivera en la que se publicaron textos de Ricardo Flores Magón los cuales no se sabe a ciencia cierta si fueron leídos por Sandino.

Las afirmaciones sustentadas en este tipo de fuentes van acompañadas de frases hipotéticas: “Por lo que hay que suponer que aquellos escritos didácticos fueron estudiados por Sandino […]” o  “Sagitario, Revista Sociológica Quincenal, debe haber sido una lectura de cabecera para Sandino.” y otras tantas permiten afirmar que Ricardo Flores Magón, quien para Bendaña- debe ser considerado un brillante propagandista más que un teórico- ,fue un maestro para Sandino, quien devoró sus libros, de los cuales “Nadie puede documentar la influencia que pudieron tener aquellas obras dramáticas libertarias en el pensamiento de Sandino”(pág.115). Este tipo de articulaciones nos lleva a concluir que las enseñanzas anarquistas de todo aquello que leyó Sandino se limita a una actitud combativa y no a procesar las ideas libertarias que llevó a la proscripción a los magonistas.

En este punto comienzan las contradicciones en el argumento de Bendaña. Después de hacer todo un recorrido sobre el ambiente combativo, educativo y libertario de los anarquistas mexicanos el historiador concluye: “Es muy probable que Sandino llegara a la convicción de que, independientemente de sus méritos filosóficos y nobleza de principio, la escuela anarcosindicalista era incapaz de aportar a las luchas de carácter nacional, o aportar desde la perspectiva del oprimido, y la relación del mismo con lo social, lo estatal y lo imperial” (pág. 118). Ante tal sentencia cabe preguntarse, entonces, ¿qué aportó el anarquismo libertario a Augusto C. Sandino?

Siguiendo el argumento del historiador nicaragüense las aportaciones anarquistas son dos. La primera relacionada con la equidad entre hombres y mujeres, poniendo especial énfasis en los vínculos con las mujeres. El segundo con la Cooperativa del Rio Coco en el que se puso en práctica la prédica educativa y libertadora que caracteriza los proyectos anarquistas. En el capítulo 16 la influencia libertaria que adquirió Sandino es reducida a una actitud ante las mujeres y el amor libre, al tratar de justificar sus simultáneos vínculos afectivos con Teresa Villatoro y Blanca Elena Aráuz. La postura libertaria de Sandino frente a la mujer difiere con los relatos que el mismo historiador consigna, cuando le escribe a su entonces esposa Blanca:

[…] No quiero que vengas [a Las Segovias]  porque la cosa no es fácil como te puedes imaginar. No me hables de celos, porque ya te he dicho que yo sé lo que hago y que además, soy yo quien te manda y te debes de convencer que te amo, que eres tu mi esposa y de nada te servirá gastar sal en el mar. Yo soy tu mar en mi confía… ‘Ustedes son mi familia y que por lo mismo nunca podré olvidarlos aunque me califiquen sin corazón […] (pág. 405)

 

Las frases “yo soy quien te manda”, “te debes convencer que te amo” y “eres tu mi esposa” contrastan con las premisas libertarias que postulaban anular la concepción de  propiedad entre las personas. . Si bien no se trata de calificar moralmente como buena o mala la bigamia del guerrillero, sino de la congruencia entre sus postulados, sus actos y sus dichos. Al poner atención en estos detalles, que no son menores, la re mitificación de la figura de Sandino se pone en entre dicho, pues nos hace cuestionar la práctica política del héroe, y nos muestra que las verdades de Bendaña tienen la intensión de actualizar el mito para ser políticamente correcto.

En los capítulos 17 y 18 nuevamente aparece la referencia anarquista en Sandino dentro del proyecto cooperativista del Río Coco. Es en este punto donde la elaboración de Bendaña va adquiriendo complejidad, pues hace converger el anarquismo de Flores Magón y Kropotkin que conoció en México, con las prácticas espirituales que adquirió como parte de la Escuela Magnético Universal de Joaquín Trincado. Sin embargo, nuevamente las declaraciones de Sandino se escapan a los moldes en que se le pretende encasillar, pues el mismo autor afirma: “Tampoco se trataba de un proyecto suspendido en el tiempo y el espacio. Sandino no negaba el papel del mercado y del capital para asegurar la sobrevivencia del proyecto, pero siempre dentro de un marco libertario” (pág. 446).  El tema de la autoridad hay que tenerlo presente dentro del proyecto utópico de Sandino; si bien uno de los objetivos de este proyecto era erradicar la pobreza y el analfabetismo dentro de las huestes sandinistas, el colectivismo y la autogestión no era compatible con la dinámica militar con la que operaba el guerrillero. Hasta aquí cabe formularnos otra pregunta ¿Realmente Sandino fue influenciado por el anarquismo libertario?

La segunda línea argumentativa que carece de rigor es la relacionada con el impacto político que tuvo en la región latinoamericana el levantamiento encabezado por Sandino. En este punto las afirmaciones que hace Bendaña se caracterizan nuevamente por su corrección política y por minimizar el papel de cualquier otro actor que participó junto con el guerrillero nicaragüense contra los marines norteamericanos, convirtiendo a  Sandino en el único articulador del movimiento antiimperialista latinoamericano. Para sostener esta postura el historiador nicaragüense omite información valiosa de los autores a los que cita y vuelve a reservarse el análisis metodológico de las categorías que utiliza. Específicamente nos referimos al uso que le da a la categoría de red al tratar el tema de las redes literarias. De nueva cuenta parece que Bendaña desconoce la literatura que ha teorizado cómo y a partir de qué fuentes realizar un análisis relacional en torno a una persona, proceso, coyuntura o acontecimiento histórico. Pasa por alto trabajos como los de Ricardo Melgar[4] y Marta Elena Cazaús[5], solo por mencionar a aquellos que cita y menciona en sus agradecimientos, que han estudiado redes intelectuales en Centroamérica y América Latina de inicios del siglo XX quienes no limitan a los intelectuales en el ámbito literario pues tienen claro que éstos tenían una amplia participación dentro de la política  De manera que referirse a este grupo como arielismo lírico reduce el accionar y el pensamiento político de personajes como Gabriela Mistral, Américo Lugo, Joaquín García Monje o Froylán Turcios a la mera construcción de un discurso, olvidando que este tipo de intelectuales forman parte de una generación influenciada por las figuras de José Enrique Rodó y Rubén Darío, y contaban con una formación intelectual orgánica que no separaban la política de las artes, todo lo contrario. Bendaña desestima sus manifestaciones por  considerar que:

[…] se trataba, al final del día, de una élite arielista más vinculadas al siglo XIX- figuras capaces de redactar con la misma destreza Constituciones y novelas, acuerdos diplomáticos y tratados de gramática latina, los letrados ocupaban indistintamente las esferas hoy en día separadas de la política y las artes. Procuraron dar respuestas literarias incapaces de responder a la crisis financiera mundial, dando paso a nuevas voces, como Pablo Neruda, más alejado del discurso liberal incapaz de denunciar la explotación del continente por parte de las elites nacionales y extranjeras. (Pág. 223)

 

Siendo Sandino el elemento que configura el movimiento antiimperialista latinoamericano, ningún otro personaje se le puede igualar o termina siendo descalificado. A pesar de que Bendaña reconoce la existencia de una estructura de inteligencia formada por nicaragüenses y hondureños, minimiza todo tipo de apoyo a Sandino en su levantamiento armado, incluso denota a la figura más visible de esta red: el hondureño Froylán Turcios.. La relación entre Sandino y Turcios (capítulo 11), se puede resumir en las siguiente líneas: “[…] gracias a Sandino, la circulación internacional de Ariel creció extraordinariamente y con ello la figura del escritor hondureño.” (Pág.215).  Bendaña omite que Turcios no era un desconocido para la política centroamericana y la intelectualidad latinoamericana, pues antes del levantamiento sandinista ya contaba con un historial diplomático y artístico que le había permitido viajar por América Latina, Europa y Estados Unidos donde tuvo contacto con figuras como Rubén Darío y José Ingenieros, y su Revista Ariel fue resultado de una larga carrera editorialista del hondureño que data al menos de 1922, y que estuvo dedicada a denunciar la presencia norteamericana en Centroamérica.

En el mismo sentido se aborda la relación entre el movimiento encabezado por Sandino y el comunismo latinoamericano. Es aquí donde las afirmaciones se tornan desproporcionadas cuando se afirma:

“Fue gracias a la popularidad continental de Sandino que la Internacional Comunista (IC) descubrió América Latina, al constituirse Sandino, como un símbolo sino también del comiternismo no podía estar desvinculado” (Pág. 247)

 

Bendaña omite información básica de: Contra el imperio. Historia de la Liga Antiimperialista de las Américas de Daniel Kersffeld y El triángulo imposible: México, la Rusia Soviética y Estados Unidos en los años veinte  de Daniela Spencer[6] los cuales cita. Ambos autores analizan cómo desde inicios de la década de los veinte la Unión Soviética comenzaba a posicionarse en América Latina. En Contra el imperio, por ejemplo, se sostiene que desde 1920 en el III Congreso Internacional Comunista y durante el Congreso de los Pueblos Orientales de Baku México aparece como un lugar estratégico para el proyecto Comunista.[7] El uso ad hoc de los autores por parte de Bendaña, será una constante dentro de su trabajo, no solo pasa con Kersffeld, sino con entre comillados que no siempre tienen referencias a los autores que cita.

La última línea argumentativa que queremos abordar es el segundo viaje de Sandino a México (1929-1930). Este momento es descrito exhaustivamente por el autor insinuando que este viaje fue conjurado por el expresidente mexicano Plutarco Elías Calles, el presidente Emilio Portes Gil y el embajador estadounidense Dwight Morrow. Historiadores como Wolker Wünderich han lanzado la hipótesis de que existió cierta negociación entre el gobierno mexicano y el embajador norteamericano para confinar a Sandino en la península de Yucatán. Sin embargo, por la ausencia de un documento que pruebe esta negociación el tema ha quedado pendiente. Bendaña pone nombre a esta negociación, lo llama el pacto Calles- Morrow- Portes Gil sin tener una fuente que documente dicho acuerdo y la describe como:

Otra intriga para neutralizar a Sandino […]. Un plan maquiavélico paralelo al propio posible de Sandino de abandonar el país y esperar la salida de los marinos, para entonces regresar al mando de una fuerza militar contundente y sacar a Moncada del poder. (Pág. 285)

 

Lo grave no son las afirmaciones lanzadas para mostrar a un Sandino engañado por el gobierno mexicano en confabulación con el estadounidense, sino las consecuencias que tuvo para Nicaragua esa actitud del gobierno mexicano, pues durante la estancia de Sandino en México entre 1929-1930 los marines norteamericanos formaron la Guardia Nacional con elementos nicaragüenses, lo que convertía la resistencia antiimperialista en una guerra civil, además de que este cuerpo militar a la postre  sería utilizado para el asesinato de Sandino en 1934, depondría al presidente Sacasa en 1936 y sostendría una de las dictaduras más prolongadas en América Latina que sería derrocada en 1979. Este tipo de afirmaciones serían valiosas si se nombrara que la doble moral de la política exterior mexicana comenzó en los años veinte y uno de los primeros casos que definieron esta ambigüedad fue el caso nicaragüense

La relación entre Sandino y los comunistas en México también está atravesada por una serie de fuertes aseveraciones que carecen de continuidad, y que en algunos casos peca de exageración, un ejemplo de ello es considerar, a partir de suposiciones nuevamente, que de haber continuado la permanencia de Sandino en México habría corrido con la misma suerte que el cubano Julio Antonio Mella, el cual fue asesinado por Vitorio Vidalli, y en todo caso la necedad del Partido Comunista Mexicano (PCM) por descalificar a Sandino influyó en su relación con el comunismo soviético.

Ciertamente la erudición con la que está elaborado el libro Sandino. Patria y Libertad arroja información muy valiosa que se ve opacada por la apología, las suposiciones, las contradicciones y la corrección política con la que está construido el argumento de Alejandro Bendaña. Como gran parte de la literatura que se ha encargado de analizar la figura de Sandino, este texto deja muchos cabos sueltos, entre ellos queda sin explicarse la importancia de un personaje como Pedro José Zepeda, además de la articulación de un exilio nicaragüense en México y Centroamérica como elementos fundamentales en apoyo a la lucha de Sandino, así como el momento espiritual del guerrillero.

Discursivamente el objetivo remistificador de la figura se cumple al mostrar a un Sandino heroico, ciertamente en este texto encontramos una ausencia de objetividad y rigurosidad en el análisis históric ,a pesar del exhaustivo trabajo en diversos archivos y fuentes de primera mano por parte del autor. Más allá de si el autor cumple o no su objetivo queda al lector preguntarse ¿Existe aún la necesidad de seguir elaborando y consumiendo una historia construida en la sacralización de un héroe, sin presentarlo como un ser humano, con equívocos e imperfecciones?

 

Notas:

[1] Maestra en Estudios Latinoamericanos por la Universidad Nacional Autónoma de México. Correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. 

[2] Alejandro Bendaña es historiador y diplomático nicaragüense. Entre 1979 y 1990 fue representante permanente de Nicaragua ante la Dirección general de Asuntos Multilaterales de la ONU y Secretario del Ministerio de Asuntos exteriores del gobierno sandinista en la década de los ochentas. Es Doctor en historia por Harvard University. Actualmente es asesor político en la Unidad de Apoyo a la Mediación del Departamento de Asuntos Políticos de la ONU y director del Centro de Estudios Internacionales en Managua.[2] Como historiador ha dedicado buena parte de su trabajo al estudio de Augusto C. Sandino, y desde 1994 ha publicado una serie de libros que se centran en analizar la figura del guerrillero. Entre estos textos destacan La mística de Sandino (1994); Sandino. Mística, libertad y socialismo (2007) y Sandino. Patria y Libertad (2016). Datos obtenidos de http://www.unmultimedia.org/oralhistory/2013/01/bendana-alejandro/ y https://ni.linkedin.com/in/alejandro-benda%C3%B1a-85908437 [Consultado el 2 de noviembre de 2016]

[3] Augusto C. Sandino en México. Entrevistas a personas que conocieron a Sandino durante su estancia en México. Nicaragua 1921-1931.  Disponibles en: https://selser.uacm.edu.mx/busca_registros.php?lista_fondos=1&lista_secc_tem=7&lista_serie_geo=25&palabras=  [Consultado el 20 de noviembre 2016]

[4] Eduardo, Devés Valdés y Ricardo Melgar Bao, “Redes teosóficas y pensadores (políticos) latinoamericanos. 1910-1930” Cuadernos Americanos, n° 78, 199, pp. 137- 152; Melgar Bao, Ricardo, Vivir el exilio en la ciudad, 1928. V.R. Haya de la Torre y J.A Mella, México, Sociedad Cooperativa del “Taller abierto”, S.C.L, 2013.

[5] Casaús Arzú, María Elena y García Giraldez, Las redes intelectuales centroamericanas: n  siglo de imaginarios nacionales (1820-1920), Guatemala, F&G,2005; Casaús, Marta Elena y Manuel Pérez Ledezma, Redes intelectuales y formación de nacionales en España y América Latina 1890-1940, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 2004. El vitalismo teosófico como discurso de las elites intelectuales centroamericanas en las décadas de 1920-1930. Principales difusores: Porfirio Barba Jacob, Carlos Wyld Ospina y Alberto Masferrer, en Revista de Estudios Históricos de la Masonería, Vol.3, N°1, mayo-noviembre, 2011, pp. 82-120.

[6] Spencer Daniela, El triángulo imposible. México, Rusia Soviética y Estados Unidos en los años veinte, México, Miguel Ángel Porrua –CIESAS, 1° reimpresión, 2004

[7] Kersffeld Daniel, Contra el imperio. Historia de la Liga Antiimperialista de las Américas,México, Siglo XXI, Pág. 11

 

Cómo citar este artículo:

GALICIA, Alejandra, (2017) “Alejandro Bendaña, Sandino. Patria y Libertad”, Pacarina del Sur [En línea], año 8, núm. 32, julio-septiembre, 2017. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Sábado, 20 de Abril de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1499&catid=12