Pensamiento alternativo: Léxico de disidencia y modus cognoscendi libertario

Alternative thinking: Lexicon of dissent and modus cognoscendi libertarian

Pensamento alternativo: Lexicon da dissidência e modus cognoscendi libertário

Gerardo Oviedo[1]

 

El término “Pensamiento alternativo” designa un proyecto teórico y práctico, humanitario y ecuménico. En sus mentores originales, Hugo E. Biagini y Arturo A. Roig, representa una variante del saber crítico deliberación que emerge, esperanzadoramente, desde identidades culturales rebeldes y emancipadoras como las del Tercer Mundo y América Latina, en oposición a la ideología neoliberal, al modelo hegemónico de la globalización y a toda forma de modernización excluyente.[2][3][4] En tanto nueva categoría, el Pensamiento Alternativo viene a medirse con un pensamiento único que no admite ninguna opción fuera de la rígida ortodoxia del mercado irrestricto. El pensamiento alternativo puede asociarse históricamente con un pensamiento principista, abierto y concientizador, orientado hacia el perfeccionamiento general y el ahondamiento de la democracia. Las variantes alternativas revisten un sentido tridimensional básico, por abarcar tanto las actitudes contestatarias —disidentes, de denuncia o simple protesta— como las postulaciones reformistas —de cambios evolutivos— y los encuadres de transformación estructural —al estilo de quienes plantean la idea de un nuevo mundo, hombre o sociedad. Así, ante un paradigmático caso concreto, como el de la propiedad privada, desde un enfoque alternativo pueden adoptarse diversas perspectivas: a) objetar la acumulación ilimitada en tanto fuente de irritantes privilegios, b) convalidarla mientras se restrinja la apropiación de riquezas y se introduzca una firme legislación laboral o gravámenes a las altas fortunas, c) condenarla como una manifestación del despojo comunitario que requiere un orden social equitativo.

 

Orígenes y desarrollos

El Pensamiento Alternativo es concebido como una categoría innovadora del conocimiento crítico y transformador. Sus exponentes destacan que el Pensamiento Alternativo representa un movimiento intelectual, político y moral contra-hegemónico, de carácter latinoamericano y ecuménico. Es promovido por filósofos, pensadores, científicos sociales, investigadores y luchadores sociales, que intentan desarrollar ideas y propuestas surgidas al margen de la lógica del mercado y de la acumulación posesiva y desigual de la riqueza.

Sus impulsores originales son los filósofos argentinos Arturo Andrés Roig (1922-2012) y Hugo Edgardo Biagini (1938). Ambos autores parten de una misma unidad axiológica y programática, pero contribuyen al Pensamiento Alternativo con sus propios matices estilísticos y líneas de reflexión. Arturo Roig ha indagado preferentemente los fundamentos ontológicos y antropológicos de la alternatividad, entendida como forma de utopía y esperanza. Actualmente Hugo Biagini, sin omitir sus aspectos filosóficos, despliega las implicancias ideológico-políticas del proyecto alternativo, y amplía el espectro lexicográfico de los contenidos propositivos que rigen el núcleo de valores del movimiento. De acuerdo con Arturo Roig y Hugo Biagini, el pensamiento alternativo “se halla vinculado a una cultura de la resistencia donde grandes luchadores sociales, guiados por un pensamiento emancipador, han sostenido una serie de instancias que todavía siguen en pie como desafíos fundamentales para la urdimbre de nuevas utopías y la plasmación de nuestra identidad”, encaminándose al “valor de los principios y a la rectitud de los procedimientos, a la importancia de la equidad ante modelos posesivos y depredadores, a la búsqueda de una efectiva organización democrática y a la urgencia en avanzar hacia legítimos procesos de integración regional”. [5]

Arturo Roig considera que las “alternativas, que para los tiranos y los dogmáticos son heterodoxias o heréticas, constituyen para nosotros expresión de las inagotables exigencias de la vida humana en su cambiante y a veces imprevisto devenir”. En tanto “el pensar alternativo es un derecho”, sostiene Roig, tenemos “en consecuencia el derecho a la alternativa, así como tenemos el derecho a la utopía de un mundo mejor”. Por ello Roig llama a ejercer “un pensar alternativo, con la mayor seguridad posible, con el máximo rigor de que seamos capaces, sin olvidar las raíces desde las cuales nos ponemos a ‘alternativizar’ según nos lo imponen las condiciones históricas que vivimos”.[6]  

También Hugo Biagini destaca el “denominador común entre utopismo y alternativismo”, que “englobaría aquellas líneas intelectuales que –apuntalando la disposición para el emprendimiento colectivo- impugnan el establishment, aspiran a modificar profundamente la realidad y a guiar la conducta hacia un orden más equitativo, mientras cuestionan ex profeso los abordajes autoritarios, tecnocráticos, etnocéntricos, neocoloniales o chovinistas”.[7]  

<em>Diccionario del pensamiento alternativo</em>.
Diccionario del pensamiento alternativo.

En cuanto a los orígenes del movimiento, Arturo Andrés Roig remonta los fundamentos del Pensamiento Alternativo a los orígenes mismos de la sabiduría clásica, pues ya la filosofía griega comprendió a la realidad como un constante devenir y transformación de lo dado. La propia historia de la Filosofía –y más acá, de las Humanidades y Ciencias Sociales– acredita este movimiento incesante de nuevas posibilidades, porque, ante cada escuela con pretensiones hegemónicas. Arturo Roig plantea que lo alternativo es algo que ya siempre aparece en las grandes cosmovisiones y construcciones filosóficas y más ampliamente teóricas, las cuales proponen cuestionamientos y cambios frente al orden establecido.

El Pensamiento Alternativo reconoce su ascendiente en la Filosofía Latinoamericana, que –precisa Hugo Biagini– “no denota una pura intención contemplativa sino un modus cognoscendi para decidir y actuar: un programa enraizado sociohistóricamente y proclive a afirmar un nosotros –ante un statu quo alienante– que ponga en juego la capacidad comunitaria para subvertir un estado injusto de cosas”.[8] 

Más allá de este origen general, el contexto de surgimiento del Pensamiento Alternativo se sitúa en el último cuarto del siglo XX en el campo socio-económico, en forma de resistencia. Se erige en clave moral de la sublevación contra el neoliberalismo. Además de sus antecedentes en los distintos momentos de flujo popular durante el siglo XX, Arturo Roig y Hugo Biagini sitúa la partida de nacimiento del Pensamiento Alternativo en la réplica a la primera ministra británica Margaret Thatcher, quien impuso las leyes desreguladoras del neoliberalismo en su país, respondiendo a las voces de protesta con el lema: “No hay alternativa”.

El Pensamiento Alternativo reconoce antecedentes próximos en Nuestra América. Por ejemplo la experiencia autonomista del neozapatismo, surgido en México en enero de 1994, en el Estado de Chiapas. Roig y Biagini sostienen que la ruptura fundamental que da carta de ciudadanía al Pensamiento Alternativo en la faz operatoria, viene dada con la irrupción del movimiento de la alterglobalización, o mundialización contrahegemónica. Se considera que los sucesos que tuvieron lugar en Seattle, a fines de 1999, marcan un hito de referencia, pues comienzan allí las convocatorias multisectoriales (ONGs, trabajadores, grupos ecologistas, feministas y estudiantiles) y las concentraciones masivas que alzan su voz de protesta contra los grandes grupos de poder planetarios: G8OMCFMIBM, en repudio a un sistema capitalista depredador y excluyente. El cual, lejos de eliminar el Tercer Mundo -como se había anunciado desde la plataforma neoconservadora-, genera en cambio un Cuarto Mundo: el de las naciones pobres brutalmente endeudadas. Se señala que, desde comienzos del siglo XXI, América Latina, además de constituir una fuente de sueños, utopías, ideales y propuestas alternativas, ha pasado también a encarnar un continente de realizaciones sociales y nacionales.

El Pensamiento Alternativo ha sido objeto de análisis en una prolífica variedad de espacios públicos, donde reverbera su voz crítica y propositiva. Actualmente, esgrimen el emblema combativo del pensamiento alternativo un sinnúmero de agrupaciones, junto a movimientos como el de los ambientalistas y el de derechos humanos o diversas corrientes políticas radicalizadas. Desde esta perspectiva de militancia y activismo, se considera que permanece todavía en pie la alternativa autogestionaria de hacer política y afirmar la propia identidad a través de los movimientos cívicos emergentes, los cuales son herederos, en buena medida, del espíritu libertario de 1968, del Mayo francés y otras manifestaciones mundiales de rebeldía y movilización.

Los impulsores del movimiento destacan que la cultura alternativa es aludida o invocada directamente en innumerables espacios de resistencia contra-hegemónica. El Pensamiento Alternativo recoge elementos emergentes del pensamiento crítico y de organizaciones de cuño clásico de la modernidad occidental, como el movimiento estudiantil, el sindicalismo o el cooperativismo. Pero el pensamiento alternativo también es receptivo de las distintas propuestas multipolares contemporáneas, que se han plasmado en diferentes bloques regionales autónomos. Tal el caso de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), así como la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños). Asimismo, se reconoce una cultura alternativa en la existencia de centrales gremiales que oponen al paradigma neoliberal globalizador las experiencias y aspiraciones de los trabajadores y las mayorías sociales excluidas.

En cuanto a precedentes dentro del ámbito académico, corresponde mencionar al Centro Estratégico de Pensamiento Alternativo (CEPA), que fundara en Bogotá el sociólogo Orlando Fals Borda, y al Centro de Pensamiento Alternativo de la Universidad Central del Ecuador. Asimismo, cabe señalar el aporte del Grupo de Estudio e Investigación sobre las Mundializaciones (GERM), enfrentado a la ideología deshumanizadora de la globalización financiera; sobresalen sus esfuerzos sobre diversidad cultural y democracia participativa, con objeto de ofrecer un mayor basamento a documentos lanzados por organismos representativos como la UNESCO. El Pensamiento Alternativo interviene asiduamente como tópico en congresos internacionales, regionales o nacionales, así como en distintos simposios ad hoc. También se incrementa su aparición en blogs de opinión, en publicaciones periódicas como Pacarina del Sur -orientada hacia el pensamiento crítico latinoamericano- y CECIES (Centro de Ciencia, Educación y Sociedad), al igual que en una infinidad de referencias en la web.

Otros emprendimientos se montan expresamente sobre la idea de elaborar o respaldar propuestas diferenciadas a las del paradigma consumista devastador, como la del Premio Nóbel Alternativo otorgado a luchadores populares y antiarmamentistas, a defensores de la biodiversidad, a comunidades indígenas y a partidarios de una agricultura orgánica o como lo ha encarado el Foro Mundial de las Alternativasque propugna, entre otras finalidades, colocar los adelantos científicos, técnicos y económicos al servicio de las grandes mayorías. Entre los principales referentes de las opciones anti establishment se encuentra el multitudinario Foro Social Mundial entre cuyos ejes temáticos se efectúan explícitas acotaciones a la necesidad de difundir y aplicar el pensamiento alternativo en sus más diferentes perspectivas. Para disputarle en principio el terreno al predominio conservador en Nuestra América, se han llegado a implementar estructuras políticas como el Polo Democrático Alternativo, en Colombia, que enfatiza la importancia protagónica de la sociedad civil y de las redes sociales como generadora de cambios.

Se sostiene que pese a que el Pensamiento Alternativo coincida con los actuales requerimientos en pos de un humanismo de la diversidad –tal como aflora por ejemplo en la Declaración Universal de la Unesco sobre la Diversidad Cultural –, no propicia una celebración abstracta de la diferencia ni una exaltación ingenua del “multiculturalismo”. El Pensamiento Alternativo asume que un verdadero humanismo no puede apelar exclusivamente a la diversidad, sino que debe apuntar a la unidad de la cultura como un principio por excelencia, más allá de lo que puedan establecer los determinismos y condicionantes. Aquí, el ideal de la unidad hemisférica del Sur, precedida en términos de integración latinoamericana, es una aspiración que signa la historia de los pueblos de la región.

El Pensamiento Alternativo advierte que el problema de la integración continental latinoamericana –una utopía ya bicentenaria- resulta también indispensable para que los países en desarrollo puedan confluir en bloques autónomos. Ello establecería un indicador confiable para el propio fortalecimiento de las identidades regionales y redundaría en la consiguiente relativización de los primados hegemónicos del capitalismo globalista. Se observa que el ideario utópico de la unidad continental, si bien denota un factum cultural y un pasado común mucho más compactos que el de otros bloques existentes, todavía enfrenta graves obstáculos, pues su cristalización sociopolítica y económica ha sido frustrada por intereses materiales tanto exteriores como internos.

Los promotores del Pensamiento Alternativo insisten que la formación de bloques regionales contrahegemónicos ha sido víctima de designios discriminatorios. Estas impugnaciones, en el terreno cultural, formulan una dicotomía que pretende consolidar el desequilibrio Norte-Sur bajo la figura estereotipada de la racionalidad septentrional frente a la instintividad meridional. Desconocen así los logros indisputables en la megazona o “gran espacio” del Nuevo Mundo. Se afirma que sus méritos comprenden la originalidad y las proyecciones extracontinentales de un modus vivendi paradigmático, el cual se verifica en la plasmación de encuentros interétnicos y movilidades identitarias-, así como la creación de altas manifestaciones culturales oriundas de nuestra América, desde el modernismo literario y laReforma Universitaria de 1918 en adelante.

En su aspiración de justicia, lo alternativo ofrece una respuesta a la pregunta de cómo emerger dentro de una sociedad en la cual prima el derecho injusto. Arturo Roig propone que ello es posible “mediante un regreso al respeto de la condición humana, expresión en la que el término ‘condición’ no implica lo fortuito, lo accidental o lo ocasional: se trata de atender la humanidad de todo ser humano”.[9]

Lineamientos conceptuales y programáticos

La propuesta general del Pensamiento Alternativo se asocia a un saber crítico, propositivo y emancipatorio, que presenta un carácter abierto, inclusivo y mediatizador. Su fecundidad teórico-práctica se manifiesta en una triple dirección: 1) de denuncia cívica ante la opresión y la injusticia; 2) de exigencia de reformas, puesto que las alternativas se plantean como posibilidades de trasmutación social; 3) de demanda radical de modificaciones profundas en vista de un nuevo orden encauzado por el igualitarismo.

Hugo Biagini aduce que los “pivotes categoriales” del Pensamiento Alternativo “se orientan hacia las identidades positivas, las utopías sociales, la integración regional y la justicia distributiva, mientras que sus estadios o dimensiones pragmáticas oscilan entre los márgenes de la protesta, el reformismo o el cambio estructural”. [10]

Los fundamentos conceptuales del Pensamiento Alternativo se orientan hacia el principio de la dignidad humana y el reconocimiento del otro. Lo hace a través de sus modalidades en las identidades positivas, las utopías sociales, la integración regional y la justicia distributiva, mientras que sus dimensiones pragmáticas u operativas se vinculan a la moralidad de la protesta, las iniciativas reformistas o regulatorias de los Estados democrático-populares, y las reivindicaciones radicales de los movimientos anti-sistémicos o antisistema. La idea de lo alternativo se coloca sobre la tensión productiva entre topía y u-topía. Se organiza sobre las posibilidades de la realidad concreta, en una tarea de oposición a lo negativo y de rescate de lo positivo. Su racionalidad social no es un producto meramente discursivo, sino que se encarna en el rostro mismo de la humanidad concreta y localizada. Fomenta el ideal de una dignidad humana proyectada desde el ideal martiano de Nuestra América.

Se asevera que el Pensamiento Alternativo viene ligado al fin en sí mismo que constituye la dignidad de la existencia humana. Se propone alcanzar formas de realización de la utopía y de la esperanza. El contenido que impulsa la esperanza es la realización de un mundo propiamente humano. Responde a una filosofía de la emergencia, para la cual la dignidad humana es el centro de todo complejo axiológico e idea regulativa rectora. Se argumenta que la dignidad humana implica el reconocimiento del otro como ser humano total. Propicia una equiparación de los seres humanos en función de los derechos. Por ello es que el Pensamiento Alternativo es un derecho. El derecho a la alternativa responde a la utopía de un mundo mejor. Una teoría de lo alternativo trata así de pensar normativamente las transformaciones que puede generar una filosofía centrada en la dignidad humana.

Marta Matushita y Hugo Biagini, 2011.
Marta Matushita y Hugo Biagini, 2011.

Ahora bien, no existen los planteamientos alternativos en forma aislada, sino formulados en el contexto cultural de un proyecto filosófico, ideológico, político, literario o social. De ahí que, en sus impulsores originales, Arturo Roig y Hugo Biagini, el Pensamiento Alternativo venga estructurado en torno a su propia concepción de una “filosofía en situación” y dentro de los legados de la Filosofía latinoamericana . En tal sentido, el Pensamiento Alternativo tiende a fortalecer la conciencia de un Nosotros identitario.

Si la tradición filosófica occidental clásica se halla puesta a prueba por postular a Europa como el destino de la humanidad, en cambio la Filosofía Latinoamericana se erige desafiantemente como un saber matinal, que decodifica crítico-ideológicamente el discurso occidentalista hegemónico. En tal sentido, recoge la herencia del policromático humanismo americano que, a diferencia del humanismo clásico eurocéntrico -de corte erudito e históricamente impotente para impedir atrocidades- posee una actitud vital comunitaria y solidaria, e implica un modo de sentir el mundo que establece como centro de gravedad al sujeto humano en tanto ser valioso en sí mismo.

El Pensamiento Alternativo propone una filosofía del futuro, que funda un saber práctico de la esperanza y la utopía. Aquí debe tenerse en cuenta que lo utópico es uno de los elementos básicos con los que se construye lo alternativo. La esperanza es presentada como principio fundamental del impulso social. Se la conceptúa como el motor de la actividad política de los sectores socialmente marginados por elcapitalismo financiero y transnacional. El Pensamiento Alternativo, encarnado en una filosofía de la emergencia social, representa una contribución a un “rearme categorial” (Arturo Roig), o “rearme ideativo” (Hugo Biagini). Se rebela ante el desarme epistémico de los saberes críticos que representó el neoconservadurismo excluyente y su “pensamiento único”. Se entiende por tal a una mentalidad ortodoxa en el terreno económico, la indiferencia hacia las consecuencias deshumanizadoras que esa actitud puede traer aparejada, y el conformismo moral e intelectual. Los “rearmes categoriales” se contraponen al espíritu posesivo y al globalismo capitalista, centrándose en paradigmas propositivos e interculturalmente mundializadores, con una gran variedad de planteos, experiencias y aconteceres. A diferencia del “Pensamiento Único”, el Pensamiento Alternativo parte de la idea de que las necesidades no se definen en el mercado, sino en el seno de la realidad social. Como observa Marcelo Velarde Cañazares, en esta perspectiva, “si el pensamiento único ha sido siempre la pretensión de los poderes autoritarios y excluyentes de turno, el pensamiento alternativo ha sido siempre inseparable de la realización de la libertad”, y “si aquél naturaliza o fosiliza la historia y cierra el porvenir, negando el protagonismo humano, el segundo se nutre de la historia y mantiene abierto el porvenir, reafirmando este protagonismo”, pues frente “al pensamiento único y su pretensión de hacer valer imperialmente una racionalidad ubicua, inexorable y repetitiva de lo mismo, el pensamiento alternativo reivindica una y otra vez la racionalidad de los que ‘no tienen razón’, traduciéndose en acciones de resistencia, de reforma, o alentadoras incluso de una subversión estructural de regímenes opresivos”.[11]

Desde el punto de vista semántico-conceptual, “alteridad” es el término que expresa uno de los valores fundamentales del pensar alternativo y de la praxis alternativa. Se sostiene que lo alternativo apunta a un mundo en el que todos, desde la diferencia, mantengan una palabra de protesta abierta a la voz del otro. Por ello el pensamiento alternativo se opone necesariamente al desconocimeinto de la voz del otro. Lo alternativo se propone mirando al otro, conversando con el otro. Busca aproximarse a una alteridad efectiva, real y no nominal, que quiebre la alienación en “lo mismo”, y haga emerger otras formas de moralidad en un horizonte de humanización. Lo alternativo alienta en diferentes proporciones el reconocimiento: desde el romanticismo al existencialismo, desde las teorías liberacionistas a la interculturalidady los estudios culturales, desde el posmodernismo al giro decolonial, desde la moral emergente a la ética de la convergencia. Son categorías que miran al “alter”, al distinto, al diferente, al opuesto.

El movimiento del Pensamiento Alternativo asigna un rol comprometido a los intelectuales. Considera que éstos deben asumir su responsabilidad cívica, denunciando los males pero también reafirmando lo positivo. Se dice que si el pensamiento alternativo surge del ámbito de la institución académica, lo hace desde una mirada renovadora que también repercute sobre la misma institución que investiga. Se afirma que el nivel académico científico del texto no impide que se trate de un texto comprometido. Del propio modo, el pensar alternativo no se define por una declaración abstracta, sino que requiere ser ejercido de acuerdo con las condiciones históricas vividas en cada caso. Hugo Biagini explica que las “apelaciones a la sensibilidad a la sociocrítica a la geoepistemología, al pensamiento heterológico y antihegemónico nos acercan a otra racionalidad: la de los productos no letrados, los espacios periféricos, en suma a verdaderas microrrevoluciones”, y que a “esas innovaciones hermenéuticas cabe añadirle la profunda sustitución del poder vertical por el contrapoder y una educación humanizadora que nos enseña la moralidad de la protesta, que el consumismo nos consume o que en el ensayo puede regir el contexto interdisciplinario e intergenérico en el cual llega a primar el lector sobre el autor”.[12]

El pensar alternativo no se define por una declaración abstracta, sino que requiere ser ejercido de acuerdo con las condiciones históricas vividas en cada caso. Se declara que las alternativas nunca se dan en una única dirección, sino en múltiples tendencias, a veces contradictorias entre sí. Se indica que las alternativas proceden del conflicto entre distintos sectores y grupos sociales, con sus respectivos discursos epocales. Se señala que lo alternativo de hoy puede ser superado por lo alternativo de mañana, en función de la comunicación con el otro, de sus necesidades y las nuestras.

El Pensamiento Alternativo está allí donde se denuncia la flagrante incompatibilidad entre democracia y neoliberalismo. La justicia distributiva puede ser invocada como “virtud” en el contexto del capitalismo neoliberal. Ante su hegemonismo globalista, se propicia a largo plazo generar alternativas que posibiliten el surgimiento de una nueva ética, una nueva estética, una nueva sensibilidad, una nueva política y opciones de información con que combatir el monopolio de la palabra, para generar y consolidar un poder ciudadano efectivo. Así, el pensamiento alternativo reafirma un conjunto de consignas programáticas: reinventar la emancipación social y crear subjetividades reales; avanzar sobre las prácticas progresistas de los últimos veinticinco años; respetar por principio las luchas identitarias; aquilatar los aportes indígenas a la biodiversidad y a la biotecnología; revalorizar la epistemología feminista para el ideario de la cooperación; encarar el interconocimiento como una nueva posibilidad reflexiva; refundar otro Estado (plurinacional) y una utopía viable como la del Sumak kawsay: “Buen Vivir” o la de la “democracia (socialista) sin fin”, según la concibe otro exponente de pensamiento alternativo como Boaventura de Sousa Santos.[13] [14]

 

Corpus terminológico inicial

El corpus textual del Pensamiento Alternativo se desdobla en un glosario terminológico en constante ampliación (Diccionario del Pensamiento Alternativo [15] [ver comentarios [16] [17] [18] [19] [20] [21]), y una historia crítica de las ideas en la Argentina, publicada en dos Tomos (El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX, I[22] [23] y II[24] [25]) [ver comentarios [26] [27] [28] [29] [30] 29 ], más un tercer Tomo en curso, que abarcará el despunte del siglo XXI y una Adenda en prensa del mismo diccionario.

El vocabulario del Pensamiento Alternativo (Diccionario) posee un amplio espectro ideológico y anímico, orientado por una cultura de la resistencia y por principios emancipadores. Entre los alcances semánticos que contiene la idea de lo alternativo se puede registrar una serie de acepciones de variada significación. Entre muchas otras connotaciones, el pensamiento alternativo se define como emergente, incluyente, crítico, ecuménico, formativo, solidario, comprometido, ensamblador, principista, autogestionario, etc. Para sistematizar estos significados concurrentes, se ha propuesto la confección de un léxico de referencia, cuya terminología pretende contribuir a una comprensión concientizadora de la historia. De este modo, El Pensamiento Alternativo se organiza como un glosario tipológico de ejercitación dialéctica, en una variada serie de adjetivos, confrontados con sus respectivas negaciones prácticas. Conforma así un repertorio de acepciones, en un marco de pluralismo y horizontalidad interdisciplinaria, en contraste con la lógica reduccionista y verticalista que caracteriza al pensamiento único.

Gerardo Oviedo opina que en “respuesta al proyecto neoliberal y en general neoconservador, el pensamiento alternativo propone contenidos críticos, afirmativos y emancipatorios”, los cuales presentan “un carácter abierto, inclusivo y mediatizador, que ejerce sistemáticamente la denuncia y exige reformas y transformaciones estructurales que conduzcan a un nuevo orden social igualitario”, y que se “asocia a una multiplicidad de expresiones innovadoras que asoman en nuestra experiencia finisecular: consumo solidario, contrapoder, democracia sustantiva, redes intelectuales, segunda independencia, nueva hora americana, socialismo del siglo XXI y otras categorías afines”.[31] 

 El léxico del Pensamiento Alternativo puede encuadrarse en consonancia con exigencias multisectoriales. Afronta el desafío de reescribir la memoria colectiva de nuestra América. Plantea la necesidad de reactualizar los grandes proyectos humanistas que apostaban a la transmutación de la realidad. Se dirige hacia otras formas de mundialización, de modo tal de contribuir a la difusión de claves interpretativas para comprender a los sectores populares o a los diversos emprendimientos que sustentan otras reivindicaciones: ONGs, movimientos alterglobalizadores y aquellos países que buscan un perfil propio en medio de la transnacionalización. Es por ello que el glosario de entradas del Diccionario examina las representaciones y las sensibilidades progresistas contemporáneas, ante el reclamo de valernos de nuestras tradiciones populares. Propone enfrentarnos a un orden mundial que ha abandonado las grandes metas humanizadoras. Abarca desde la currícula universitaria hasta una variedad de entidades civiles, sociales y políticas, así como de alteridades y subjetividades en espacios alternativos.

El Pensamiento alternativo se estructura lexicográficamente. Permite diferenciar pares terminológicos opuestos, que demarcan, dialécticamente, universos de discursos opresores de universos discursivos liberadores. Algunas de esas categorías de oposición son: progresista vs. reaccionario; emergente vs. hegemónico; libertario vs. dominante; abierto vs. autoritario; concientizador vs. adoctrinador; utópico vs. distópico; inclusivo vs. excluyente; igualitario vs. discriminatorio; crítico vs. dogmático; humanizador vs. enajenante; autonomista vs. oficialista; intercultural vs. monocultural; pluriétnico vs. etnocéntrico; ecuménico vs. chovinista; popular vs. elitista; nacional vs. colonial; solidario vs. narcisista; comprometido vs. indiferente; reformista vs. conservador; revolucionario vs. tradicionalista; disidente vs. totalitario; autogestionario vs. verticalista; ensayista vs. tratadista; universal vs. insular; de género vs. sexista; pacifista vs. belicista; plebiscitario vs. tecnocrático.

A estos pares categoriales dialécticamente antagónicos, se los complementa con algunos lemas concomitantes: “una política de reconocimiento del otro” vs. “una ideología del provecho y el interés”; “el principio propiamente democrático y de soberanía popular” vs. “plutocracia y neoautoritarismo”; “un Estado providente, asistencial o regulador” vs. “un Estado gendarme y abstencionista”; “una ética de la solidaridad” vs. “el individualismo atomista”; “una economía social al servicio de las necesidades humanas” vs. “economía de mercado basada en la concentración de la riqueza y los ajustes salariales”; “una política exterior no alineada” vs. “el neodarwinismo de la sujeción financiera y política”; “respeto a la naturaleza y a sus recursos” vs. “contaminación y devastación del medio ambiente”.

Se dispone ya de una casuística propia que permite trazar el campo semántico alternativo. Corresponde señalar un sinnúmero de expresiones innovadoras, que implican, comparativamente, una especie de giro copernicano desde la primacía total del neoliberalismo a la actualidad, entre ellas, “asambleísmo”, “derechos indígenas”, “neozapatismo”, “neobolivarismo”, “empresas recuperadas”, “mandar obedeciendo”, “pensamiento periférico”, “presupuesto participativo”, “que se vayan todos”, “museo de la memoria”, “justicia intertemporal”, “posciencia”, y millares de términos más.

Se propone que otro de los vocablos correlativos a dilucidar lo constituye la noción de identidad. Se sugiere que esta categoría ha permitido desplazar dudosas expresiones como las del “ser” o el “carácter nacional”, con su pesada carga metafísica y coercitiva. Se enuncia que la identidad, en su sentido más positivo, remite a una serie virtual de posibilidades. Entre esos rasgos se indican: una aprehensión de lo real con su cúmulo de oposiciones; la idea de unidad en la diversidad más allá de barreras étnicas, geográficas o sociales; un fenómeno que surge en relación con necesidades existenciales de autoafirmación y que debe mensurarse asimismo desde ciertas variables como la disputa por el poder y la repartición de la riqueza; el impulso hacia un activo proceso de humanización y democratización tendiente a estimular el afianzamiento individual y colectivo. Se subraya que la identidad constituye un genuino reconocimiento de la mismidad y la alteridad, de la tradición y la continuidad junto con la ruptura y el cambio. También se reitera que la identidad apunta también a la introducción de mejoras graduales o estructurales en las condiciones de vida, a la toma de conciencia nacional y a las realizaciones sociales.

El Pensamiento Alternativo plantea que la identidad establece una síntesis dialéctica. Ésta procura superar planteamientos discriminatorios, tanto del populismo fundamentalista –que idealiza la existencia de masas o culturas vernáculas homogéneas y desalienadas– como de la ciega adscripción a los modelos exógenos del progreso y la modernización conservadora. Se postula una visión de la identidad como proceso regulativo, fundado en una compleja construcción histórica. Se establece que la dinámica identitaria se conecta con la función utópica, cuyas dimensiones lingüísticas han sido impulsadas por autores como Arturo Roig, Horacio Cerutti y Fernando Aínsa destacándose en ambas ella su potencial fuerza liberadora.

El campo semántico del glosario alternativo, preliminarmente organizado –no olvidemos que es un proyecto en permanente desarrollo-, puede distribuirse en los siguientes repertorios temáticos: Antropología: etnicidad, fiestas míticas, indigenismo, mestizaje, pueblos originarios, nuevo hombre.

Arte: arte americano, arte conceptual, arte social, artesanía, canción de protesta, creatividad, integración artística, muralismo, música popular, nueva danza, performance, rock nacional, vanguardismo.

Ciencia: accesibilidad, aborto legal, agricultura orgánica, ambientalismo, anticoncepción, biodiversidad, conservacionismo, ecología, energías renovables, evolucionismo, experimentación, fertilización asistida, genética, homeopatía, homosexualidad, internet, naturismo, planificación familiar, posciencia, procreación asistida, salud pública, salud reproductiva, tecnologías alternativas, teoría del caos, terapias alternativas, virtualidad.

Derecho: aborto legal, amnistía, arbitraje, asilo político, conquistas sociales, constitucionalismo, contractualismo, derecho alternativo, defensa civil, derecho laboral, derechos culturales, derechos humanos, despenalización, eutanasia, excarcelación, garantismo, habeas corpus, habeas genético, huelga, justicia distributiva, justicia internacional, justicia intertemporal, legitimación, pluralismo jurídico, tribunal de guerra, vejez.

Economía: alterglobalización, anticapitalismo, autogestión, calidad de vida, cogestión, comercio justo, consumo responsable, cooperativismo, crecimiento sostenido, desarrollo endógeno, desarrollo sustentable, economía solidaria, escala humana, gratuidad, necesidades, pobreza, presupuesto participativo, proteccionismo, reforma agraria, teoría de la dependencia, trabajo, trueque, utilidad pública. Educación: alfabetización, autodidactismo, cogobierno estudiantil, desescolarización, educabilidad / educatividad, educación a distancia, educación no formal, educación permanente, educación popular, extensión universitaria, pedagogía crítica, pedagogía liberadora, pedagogía libertaria, reforma universitaria, universidad nómade.

Espacios: asentamientos, barricada, blogs, cafés, empresas recuperadas, espacio público, espacio urbano, plaza.

Expresiones: “hermandad latinoamericana”, “hora americana”, “mandar obedeciendo”, “nosotros”, “nunca más”, “Nuestramérica”, “Segunda independencia”, “territorio libre”.

Filosofía: a priori antropológico, acción comunicativa, alteridad, altruismo, amistad, amor, ampliación metodológica, analéctica, analogía, arielismo, asombro, autenticidad, autonomía, autoctonía, bioética, café filosófico, cambio de paradigma, cientificidad, condición humana, convergencia, convivencia, crítica, cultura, decodificación, desestructuración, decontruccionismo, desmitificación, dialéctica, diálogo, diferencia, dignidad, disconformidad, discurso, disidencia, diversidad, ecomunitarismo, educación pública, equidad, escepticismo, esperanza, espontaneísmo, estructuralismo, ética pública, ética del discurso, ética profesional, eticidad, existencialismo, extensión universitaria, fenomenología, filosofar latinoamericano, filosofía ambiental, filosofía con niños, fuerzas morales, función utópica, genealogía, geoepistemología, hermenéutica, heterodoxia, historia de las ideas, historicismo empírico, humanismo americano, humildad, ideales, imaginario, incertidumbre, indeterminación, infancia, inquietud, interculturalidad, interdisciplina, juego, liberación: filosofía, liberación: pedagogía, libertades, mediaciones, meliorismo, mito, moral emergente, movimiento estudiantil, nihilismo, organicidad, originalidad, pedagogía crítica, pensamiento, periférico, perfectibilidad, perplejidad, personalismo, pluralismo, pluriversidad, poshumanismo, posmodernismo, praxis, principios, racionalidad, rearme categorial, relativismo, resignificación, resimbolización, respeto, responsabilidad, ruptura epistemológica, sabiduría popular, salto cualitativo, sinceridad, sospecha, sueño, sujetividad, teoría crítica, tolerancia, transdisciplina, universidad crítica, universidad popular, utopía, valores, vitalidad, voluntarismo.

Historia: barbarie, calibanismo, cantonalismo, civilización, desarrollo, historia oral, historicidad, museo de la memoria, nuestra América, patrimonios.

Literatura: antilenguaje, antisemiología, bíodrama, contextualismo, ensayística, fanzine, giro lingüístico, graffiti, hipertexto, humorismo, lingüística, literaturas heterogéneas, macondismo, metáfora, multilingüismo, novela histórica, poesía, poesía social, polémica, realismo mágico, sociocrítica, subalterno, teatro independiente, viaje intelectual.

Política:, acción directa, activismo, alter globalización, anarquismo, antiimperialismo, asambleísmo, asistencialismo, autodeterminación, bolivarianismo, brigada internacional, ciudadanía, coexistencia, compromiso, comunismo, consenso, contestación, contrahegemonía, contrapoder, decolonialidad, democracia participativa, democracia sustantiva, democratización del conocimiento, descentralización, descolonización, desobediencia civil, discusión, editorialismo, emancipación, empoderamiento, escrache, estrategia, ética pública, exiliado político, expropiación, extraparlamentario, federalismo, feminismo, frente popular, guerrilla, guevarismo, horizontalidad, humanización, identidad nacional, igualitarismo, insurgencia, intransigencia, izquierda(s), izquierdismo, libertarismo, manifestación, manifiesto, maoísmo, maximalismo, mayorías, militancia, minimalismo, minorías, misiones revolucionarias, modernización inclusiva, movimiento político, nacionalismo defensivo, nacionalización, neo estructuralismo, neo marxismo, neozapatismo, neutralismo, no alineación, no violencia, nueva izquierda, panfleto político, participación, patriotismo, petitorio, plebiscito, política, política social, políticamente incorrecto, populismo, posneoliberalismo, proclama, proyecto nacional, pronunciamiento, proyecto nacional, pueblada, radicalización, reivindicaciones, republicanismo, revocación, revolución, soberanía popular, socialismo, subversión, tercermundismo, toma, trasgresión, transparencia, trotskismo, yanquifobia.

Psicología: adolescencia, antipsiquiatría, corporalidad, desprejuicio, emotividad, erotismo, género, imaginación, inconsciente, inteligencias múltiples, intersubjetividad, memoria colectiva, opinión pública, pasión, psicología social, psicología tripolar, reconocimiento, representación social, sensibilidad, sexualidad, malestar en la cultura, vocación.

Religión: anticlericalismo, budismo, catolicismo posconciliar, cristianismo social, ecumenismo, herejía, incredulidad, liberación: teología, religiosidad popular, sincretismo, laicismo.

Sociología: amateurismo, ayuda humanitaria, bandolerismo social, bienestar, bohemia, brecha generacional, calle, cambio, campo intelectual, clase social, club social y deportivo, compañerismo, comunicación, comunidad, comunitarismo, concientización, conflictividad, contracultura, contrainformación, crisis, crisol, critica mediática, cultura emergente, ecofeminismo, desarrollo científico, desmilitarización, desterritorialización, emergencia, espontaneísmo, estudios culturales, éxodo, familia, gamberrismo, generaciones, hibridismo, holística, humanitarismo, iconoclastia, identidad cultural, social y nacional, integración continental y regional, intelligentzia, juvenilismo, lucha de clases, luchador social, masas, migraciones, modernidad, movilidad social, movilización, movimiento obrero, movimiento social, movimientos sin─, multiculturalismo, multifiliación, multitud, negritud, nomadismo, ocio/tiempo libre, ONGs, pacifismo, periodismo cultural, poder simbólico, poscapitalismo, postcolonialismo, practicas intelectuales, prensa alternativa, progresismo, protesta social, reapropiación, rebeldía, redes intelectuales, reformismo, regionalismo, resistencia, revuelta, secularización, seguridad social, sindicalismo, sinergia social, sociabilidad, socialización, sociedad civil, solidaridad, tour de realidad, transculturación, vivienda social.

Sujetos: abuelidad, autor, brigadas internacionales, cholismo, criollidad, defensor del pueblo, desaparecido, desocupado, H.I.J.O.S., hippies, indocumentado, inmigrante, intelectuales, luchador social, miliciano, objetor, okupa, piquetero, proletariado, prosumidor, pueblos originarios, refugiado, vagabundo.

Los nombres contemporáneos más tratados en el Diccionario del pensamiento alternativo son, además del más referido de todos, Arturo Roig, los siguientes: Theodor Adorno, Louis Althusser, Karl-Otto Apel, Simón Bolívar, Jorge Luis Borges, Pierre Bourdieu, Jacques Derrida, Enrique Dussel, Raúl Fornet Betancourt, Michel Foucault, Paulo Freire, Sigmund Freud, Néstor García Canclini, Antonio Gramsci, Jürgen Habermas, Martin Heidegger, Franz Hinkelammert, Claude Lévy-Strauss, Herbert Marcuse, José Carlos Mariátegui, José Martí, Paul Ricoeur, Jean Paul Sartre.

En la primera edición del Diccionario del pensamiento alternativo han colaborado los siguientes autores (por orden alfabético): Carlos Alberto Abalerón, Yamandú Acosta, Fernando Aínsa, Ezequiel Adamovsky, Carlos Alemián, Teresa Alfieri, Aurelio Alonso, Osvaldo Álvarez Guerrero, Aldo Ameigeiras, Luciana Anapios, Irma Antognazzi, Leonor Arias Saravia, Adriana Arpini, María Elena Babino, Susana Barbosa, Dora Barrancos, Susana Barroso, Hugo Bauzá, Rafael Bayce, Paola Bayle, Fernanda Beigel, Carlos Belvedere, Roberto Bergalli, Fabio Bertranou, Hugo Biagini, Gabriella Bianco, Silvia Bleichmar, Andrea Bocco, Nazareno Bravo, Jorge Brega, Zalman Bronfman, Josefina Brown, Julio Bulacio, Nidia Burgos, Elisa Calabrese, Ana Camblong, Fabiana Capriotti, Eduardo Cárdenas, Gregorio Caro Figueroa, Carlos Casali, María Casullo, Gustavo Cataldi, Laura Catelli, Sergio Ceccheto, Adrián Celentano, Rafael Cerpa, Horacio Cerutti, Arturo Chavolla, Hugo Chumbita, Rafael Cipollini, Alejandra Ciriza, Hebe Clementi, Luzia Colaço, Patricia Collado, Francisco Colom, Manuel Corral, Manuel Cruz, Francois De Bernard, Susana De Castro, José De La Fuente, Carlos Díaz, Luis Delio, Edward Demenchonok, Eduardo Devés, Alberto Díaz, Claus Dierksmeier, María Diez, Ángela Di Tullio, Eduardo Domenech, Carmen Dragonetti, Jorge Dubatti, Alicia Dujovne, Antonio Elizalde, Ticio Escobar, José Escudero, Ernesto Espeche, Rosa Fader, Graciela Fasciolo, Gustavo Colón, Estela Fernández Nadal, Roberto Fernández Retamar, Graciela Ferrás, Florencia Ferreira, Alicia Fignoni, Nelly Fillipa, Eliane Fleck, Roberto Follari, Raúl Fornet-Betancourt, Agustín García, Luis Ignacio García, Francesca Gargallo, Margarita Gascón, Sandra Gayol, Paulo Ghiraldelli Jr, Liliana Giorgis, José Luis Gómez Martínez, Jorge Grespan, Martine Guibert, Edmundo Heredia, Alejandro Herrero, Gloria Hintze, Cristina Hurtado, Nicolás Iñigo, Clara Jalif, Gabriela Jiménez, Daniel Kersfeld, Alberto Lapolla, Celina Lértora, Cristina Liendo, Pablo Ligrone, María Rosa Lojo, Sirio López, Claudio Maiz, Jorge Majfud, Ricardo Maliandi, Bernardo Mançano, Euclides Mance, Álvaro Márquez-Fernández, Alicia Massarini, Marcelo Massarino, Hiroshi Matsushita, Silvio Mattoni, Ricardo Melgar, Dorando Michelini, Jorge Mitchell, Mercedes Molina, Carlos Moneta, Edgar Montiel, Lino Morán, Marisa Muñoz, Sandra Mutal, Oscar Nudler, María Öfele, Gustavo Ortiz, Carlos Ossandón, Gerardo Oviedo, Alejandro Paredes, Alan Pauls, Valeria Paván, Fernando Pedrosa, Oriana Pelagatti, Hebe Pelosi, Carlos Pérez Zabala, Sandra Pesavento, María Luisa Pfeiffer, Dina Picotti, Patricia Pietrafesa, Myriam Pikeris, Ricardo Pochtar, León Pomer, Julián Ponisio, Osvaldo Prieto, Sergio Pujol, Mónica Quijada, Dante Ramaglia, María del Rayo Ramírez, Aurora Ravina, Cristina Reigadas, Raanan Rein, Arturo Rico, Sara Rietti, Graziela Rinaldi, Luisa Ripa, Silvia Rivera, Mariela Rodríguez, Ángel Rodríguez, Arturo Roig, Elizabeth Roig, Carlos Rojas, Miguel Rojas Mix, Ricardo Romero, María Luisa Rubinelli, Horacio Ruiz, Carlos Salamanca, Ricardo Salas Astrain, Antolín Sánchez Cuervo, Horacio Sanguinetti, José Santos, Darío Sarah, George Sauerwald, Ilse Scherer-Warren, Leda Schiavo, María Cristina Segheso, Alejandro Serrano Caldera, Herminia Solari, Pedro Sotolongo, Ana Spadafora, Valeria Suárez, Juan Carlos Tealdi, Roxana Telechea, Emilio Tenti, Oscar Thüer, Fernando Tola, Florencia Tola, Guillermo Torres, Alejandro Vainer, Gustavo Vallejo, Marcelo Velarde, María Cristina Vera, Jorge Vergara, Susana Villavicencio, Eduardo Vior, Mónica Virasoro, Roberto Walton, Guillermo Wiede, Ana Zagari, Elena Zubieta.

En los volúmenes publicados de El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX han colaborado (por orden alfabético): Carlos Alemián, Omar Acha, Teresa Alfieri, Sara Ali Jafella, Osvaldo Álvarez Guerrero, Leandro Andrini, Claudio Arca, Leonor Arias Saravia, Adriana Arpini, María Elena Babino, Susana Barbosa, Dora Barrancos, Paola Bayle, Fernanda Beigel, Hugo Biagini, Andrés Bisso, Lucía Bracamonte, Julio Bulacio, Nidia Burgos, Raúl Cadús, Elisa Calabrese, Claudia Cao, Valeria Calvo, Sandra Carli, Ana Valeria Caroglio, Nicolás Iñigo Carrera, Adrián Celentano, Jorge Cernadas, Mabel Cernadas, Hugo Chumbita, Gustavo Cirigliano, Hebe Clementi, Patricia Collado, Raquel Coscarelli, Daniel Omar De Lucía, Agustina Diez, Roberto Di Giano, Jorge Dubatti, Ana Dumrauf, José Carlos Escudero, Laura Fernández Cordero, Florencia Ferreira, Nelly Filippa, Aníbal Ford, Silvia Fridman, Rafael Gagliano, Sandra Gayol, Alejandro Herrero, Pablo Heredia, Domingo Ighina, Celina Lértora, Francisco Leocata, María Rosa Lojo, María del Pilar López, Marcelo Massarino, Hiroshi Matshushita, Elizabeth Mereles, Marisa Miranda, María Gabriela Mizraje, Marisa Muñoz, Marcos Olalla, Sergio Onofri, Patricia Alejandra Orbe, Edgardo Ossanna, Andrea Pascuaré, Hebe Pelosi, Carlos Pérez Zabala, Dina Picotti, Mariano Ben Plotkin, Osvaldo Prieto, Cecilia von Reichenbach, Dante Ramaglia, Arturo Andrés Roig, Ricardo Romero, Fernanda de la Rosa, María Luisa Rubinelli, Horacio Sanguinetti, Alejandro Simonoff, Herminia Solari, Gustavo Vallejo, Liliana Vela, Eduardo Vior, Elena Zubieta.



Notas:

[1] (UBA-UCES)

[2] Biagini, H. (2013). “El pensamiento alternativo y su génesis Cuadernos Americanos, D.F.: UNAM, 146, pp. 49 – 66. ISSN 0185-156X.

[3] Biagini H. y A. Roig (Dirs.) (2008). Diccionario del Pensamiento Alternativo, Buenos Aires, Biblos-Universidad Nacional de Lanús (UNLa), ISBN 978-950-786-653-1.

[4] Velarde Cañazares, M. (2008). “Dimensiones del pensamiento alternativo en Hugo Biagini”. Pensares y quehaceres, México, Asociación Iberoamericana de Filosofía y Política, No. 6, pp. 9 – 21, ISSN 1870-4492.

[5] Biagini H., A. Roig  (2008). “El pensamiento alternativo como esperanza”, en: Biagini, H. y A. Roig, Diccionario del pensamiento alternativo, Buenos Aires, Biblos-Universidad Nacional de Lanús (UNLa), p. 15, ISBN 978-950-786-653-1.

[6] Roig, A. (2006). “A manera de prólogo. Hacia una acotación teórico-crítica de un pensamiento alternativo como esperanza”, en: Roig A., y H. Biagini (Dirs.) El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX, Tomo II: obrerismo, vanguardia y justicia social (1930-1960), Buenos Aires, Biblos, p. 12, ISBN 950-786-507-1.

[7] Biagini, H. (2004). “Introducción general”, en: Roig A., y H. Biagini H. (Dirs.)  El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX. Tomo I. Identidad, utopía, integración (1900-1930), Buenos Aires, Biblos, p. 11, ISBN 950-786-414-8.

[8] Biagini, H y A. Roig (2008). “Pensamiento Alternativo”, en: Roig A., y H. Biagini (Dirs.) Diccionario del pensamiento alternativo, Buenos Aires, Biblos-Universidad Nacional de Lanús (UNLa), p. 397, ISBN 978-950-786-653-1.

[9] Roig, A. (2006). “A manera de prólogo. Hacia una acotación teórico-crítica de un pensamiento alternativo como esperanza”, en: Roig A., y H. Biagini (Dirs.) El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX, Tomo II: obrerismo, vanguardia y justicia social (1930-1960), Buenos Aires, Biblos, p. 15, ISBN 950-786-507-1.

[10] Biagini, Hugo E. (2013). “El pensamiento alternativo y su génesis”. Cuadernos Americanos, D.F.: UNAM, No. 146, pp. 51, ISSN 0185-156X.

[11] Velarde Cañazares, M. (2008). “Dimensiones del pensamiento alternativo en Hugo Biagini”. Pensares y quehaceres, México, Asociación Iberoamericana de Filosofía y Política, No. 6 , pp. 10, ISSN 1870-4492.

[12] Biagini, H. (Diciembre de 2013). “El pensamiento alternativo y su génesis”Cuadernos Americanos, D.F., UNAM, No. 146, pp. 56, ISSN 0185-156X.

[13] Sousa Santos de, Boaventura (23 de marzo de 2004). “De la crítica del pensamiento crítico al pensamiento alternativo”, Agencia Latinoamericana de Información [Consultado el 22 de diciembre de 2014]

[14] Sousa Santos de, Boaventura (Octubre 2007). “Pensamiento Alternativo y Transformaciones Novedosas”Petropress (Centro de Documentación e Información Bolivia), No. 7, pp. 10 - 13. [Consultado el 22/12/2014.]

[15] Biagini, H. y A. Roig (Dirs.) (2008). Diccionario del Pensamiento Alternativo, Buenos Aires, Biblos-Universidad Nacional de Lanús (UNLa), pp. 7-592. ISBN 978-950-786-653-1. [Consultado el 22 de diciembre de 2014.]

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[17] Biagini, H. y A. Roig (2008). “El pensamiento alternativo como esperanza”, en: Riera, Javier, Diccionario del pensamiento alternativo, Buenos Aires, Biblos-Universidad Nacional de Lanús (UNLa), pp. 7 - 17.ISBN 978-950-786-653-1. [Consultado el 22 de diciembre de 2014.]

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[23] Biagini, H. (2004). “Introducción general”,  en: Roig, A y H. Biagini, El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX. Tomo I. Identidad, utopía, integración (1900-1930), Buenos Aires, Biblos, pp. 11 – 17, ISBN 950-786-414-8. [Consultado el 22 de diciembre de 2014.]

[24] Roig, A. y H. Biagini (Dirs.) (2006). El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX, Tomo II: obrerismo, vanguardia y justicia social (1930-1960). Buenos Aires, Biblos, p. 696, ISBN 950-786-507-1. [Consultado el 22 de diciembre de 2014.]

[25] Roig, A. (2006). “A manera de prólogo. Hacia una acotación teórico-crítica de un pensamiento alternativo como esperanza”, en: Roig, A y H. Biagini, El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX, Tomo II: obrerismo, vanguardia y justicia social (1930-1960). Ciudad de Buenos Aires: Biblos. p. 11 - 17. ISBN 950-786-507-1. [Consultado el 22 de diciembre de 2014.]

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Enlaces externos

Centro de Educación Ciencia y Sociedad http://www.cecies.org/

Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo http://www.cendachile.cl/

Foro Mundial de las Alternativas http://www.forumdesalternatives.org/

Foro Social Mundial http://es.wikipedia.org/wiki/Foro_Social_Mundial

Groupe d'études et de recherches sur les mondialisations (GERM) http://www.mondialisations.org/php/public/index.php

Pacarina del Sur http://www.pacarinadelsur.com/

Polo Democrático Alternativo http://es.wikipedia.org/wiki/Polo_Democr%C3%A1tico_Alternativo www.polodemocratico.net

Proyecto Ensayo Hispánico http://www.ensayistas.org/filosofos/argentina/biagini/

Proyecto Ensayo Hispánico http://www.ensayistas.org/filosofos/argentina/roig/

Transform (Red Europea para el Pensamiento Alternativo) http://www.transform-network.net/home.html

Utopía y Praxis Latinoamericana http://www.fces.luz.edu.ve/index.php?option=com_content&task=category&sectionid=7&id=33&Itemid=166

 

Cómo citar este artículo:

OVIEDO, Gerardo, (2015) “Pensamiento alternativo: Léxico de disidencia y modus cognoscendi libertario”, Pacarina del Sur [En línea], año 6, núm. 23, abril-junio, 2015. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Viernes, 29 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=1130&catid=4