Haya de la Torre, la Comintern y el Perú: Acercamientos y desencuentros[1]

Haya de la Torre, the Comintern and Peru: Approaches and disagreements

Haya de la Torre, o Comintern e Peru: aproximações e divergências

Lazar Jeifets y Víctor Jeifets[2]

Recibido: 21-03-2013; Aprobado: 20-05-2013

El derrumbe del “socialismo real” en la URSS y Europa Oriental a finales del siglo XX provocó que  la izquierda latinoamericana, así como  sus adversarios y aliados replantearan antiguas hipótesis con el propósito de analizar y entender el pasado histórico desde otros enfoques. Sin embargo, la apertura reciente de varios archivos (en particular el archivo de la Comintern) contribuyó de manera significativa en las tareas de revalidacion de las hipotesis aceptadas en décadas anteriores, permitiendo sustentarlas con nuevos datos o bien reconsiderar algunos mitos historiograficos. Entre estos se encuentra la complicada historia de relaciones entre el aprismo peruano y los comunistas, entre el fundador de esta corriente política, Víctor Raul Haya de la Torre y la Tercera Internacional.

El sentir antiimperialista de los intelectuales radicales latinoamericanos y su deseo de llevar a cabo cambios profundos en la vida social y económica de sus países, de realizar transformaciones rápidas y revolucionarias, así como la percepción de una lectura compartida de “Nuestra América” y de la complejidad de sus problemas comunes, sirvieron de base para que varios revolucionarios de procedencia burguesa e intelectuales independientes, vieran a la Revolución bolchevique en Rusia y a la Comintern como los conductores de las ideas de justicia social a escala mundial. Esta corriente de pensadores y militantes sociales encontraron en el comunismo un arma poderosa y eficiente para alcanzar sus objetos. En los años veinte el comunismo latinoamericano recibió un apoyo significativo de parte de varios personajes clave para la historia latinoamericana, pueden mencionarse, entre otros, los casos de los cubanos Julio Antonio Mella y Aureliano Sánchez Arango, de los venezolanos Rómulo Betancourt, José Antonio Mayobre, Salvador de la Plaza, Jovito Villalba, Miguel Otero Silva, los hermanos Eduardo y Gustavo Machado, de los brasileños Luís Carlos Prestes, Astrogildo Pereira, Carlos Lacerda, de los peruanos Víctor Raúl Haya de la Torre, José Carlos Mariategui, Esteban Pavletich, de los colombianos Gabriel Turbay y Moisés Prieto, de los mexicanos Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Vicente Lombardo Toledano y del boliviano Tristan Marof. El grupo de amigos de la Unión Soviética era en  realidad, mucho más amplio que los nombres que aquí se citan. Algunos de estos personajes que ingresaron a militar en los PCs  se quedaron de por vida, otros sólo tuvieron una militancia temporal o fugaz. Varios de los políticos referidos, después de su colaboración con la izquierda radical, empezaron a considerarla como un peligro para sus países y de esa manera llegaron a ser  activos luchadores anticomunistas.  Uno de ellos, quien fuera presidente de Venezuela,  Rómulo Betancourt ilegalizó al PC de su país en 1962, y el gobernador del estado de Guanabara, Carlos Lacerda sería más tarde uno de los perseguidores mas feroces y consecuentes del comunismo en Brasil.


Las simpatías de los intelectuales  de izquierda hacia el movimiento comunista internacional no fueron parte de un proceso de decisiones unilaterales. Los comunistas latinoamericanos, a pesar de tener serios prejuicios sectarios, necesitaban aliados y esperaban encontrarlos entre los intelectuales progresistas. Y, claro está, aunque no se trataba de aliarse con todos los intelectuales, los PCs intentaban atraer a su lado a los personajes cuya ideología les pareciera cercana al marxismo, a los dirigentes y referentes culturales que  podían transformar el comunismo en una propuesta más atractiva para los pueblos. Esta actividad de reclutamiento de  figuras neófitas nunca era notoria, pero seguía siendo un punto muy importante. Es obvio, que los ‘misioneros comunistas’ estaban acercándose a los personajes que ya había logrado convertirse en líderes reconocidos o tenían capacidades de liderazgo. Los dirigentes de varios PCs latinoamericanos conocían perfectamente bien las realidades de la izquierda radical y entendían que tipo de posibilidades les daría una alianza con los personalid de mayor representatividad. Los expertos del Comité Ejecutivo de la III Internacional (Edgar Woog[3], el más destacado) identificaron una carencia grave en el movimiento comunista latinoamericano,  la ausencia casi absoluta, de líderes con capacidades de organizadores y  generadores de nuevas ideas que pudieran ampliar el espectro de la actividad de la izquierda y consolidar los vínculos de la Comintern con los países de Latinoamérica. Es por eso que el PC de México pugnaba por atraer en la orbita de su influencia a nuevos colaboradores que establecieran contactos no sólo con los obreros, sino también con los medios intelectuales y con el movimiento estudiantil quienes en aquel entonces se habian convertido en actores políticos relevantes. Los dirigentes de los comunistas mexicanos no tenían nada en contra de incluir a tales personajes en la conducción de su partido.[4] Moscú tampoco tuvo objeciones.

Pero la relación con estas personalidades “no-comunistas” no era ni unívoca ni rectilínea. Los comunistas tomaban en consideración el rasgo de tal o cual  persona y su papel en la vida político-social del país respectivo, antes de iniciar su trabajo de cooptación. En cada caso el diálogo con los posibles aliados era bastante delicado y los métodos aplicados diferían mucho. Por supuesto, los PCs seguían siendo bastante cerrados y no abrian sus puertas a cualquier representante de la izquierda; la Comintern y los mismos dirigentes de los PCs han declarado las exigencias establecidas como prerrequisito de la colaboración. Mientras que, de algunos aliados se esperaba que pasaran directamente a las filas del comunismo y renunciaran inmediatamente y de manera irrevocable a su pasado político y social, el trabajo de los comunistas con otras personas duró años, como era el caso de Luis Carlos Prestes, y esta cooperación tuvo sus momentos difíciles para ambas partes.

Una de las modalidades de la estrategia de cooptación era la posibilidad de conocer la URSS, una especie del 'peregrinación' a La Meca socialista, a "la patria de todos los proletarios de todo el mundo”. Tales peregrinaciones llevaban el carácter masivo, como, por ejemplo, los festejos por el décimo aniversario de la revolución bolchevique en 1927. Ese año, un grupo numeroso de militantes de izquierda latinoamericanos, fue invitado a la URSS para participar en la celebración y en el “congreso de los amigos”, entre los participantes de la delegación no sólo había comunistas. En otros casos no se trataba más que invitar a Moscú a grupos de personas con reconocimiento intelectual o social. A veces esta invitación era una posibilidad de facilitar la salida de sus países y salvarlos de las persecuciones gubernamentales. La comunista estadounidense Dora Zucker quien había desempeñado varios encargos de su partido en Costa Rica, escribía en 1933[5], desde este país centroamericano sobre el peligro que amenazaba “a uno de los mejores elementos de aquí, a Rómulo Betancourt” quien tenía que estar en clandestinidad ya que “después de su captura le enviarían a Venezuela  donde le esperaría una buena bala… Betancourt era líder de la revolución de 1928. ...¿Han seguido Udes a mis instrucciones para garantizarle la entrada a la URSS?».[6] Sin embargo, por diversas razones, Betancourt nunca llegó a Moscú, tampoco lo pudo hacer Tristan Marof quien era uno de los candidatos del PC de México para los estudios en la Escuela Internacional Lenin.

Mientras tanto, el brasileño rebelde Prestes recibió en la URSS la posibilidad de practicar su profesión de ingeniero, así como “la posibilidad de conocer desde cerca el proceso de la construcción socialista” aunque bajo la condición de reconocer al Partido Comunista como el “único organizador de la revolución obrera-campesina y antiimperialista”, de declarar “incorrectos y falsos” a sus propios intentos anteriores de crear una organización independiente. Por fin, le exigieron  hacer una declaración expresa de que “salía para la URSS no para romper con la revolución en Brasil, sino para observar como se construía el socialismo, tomar parte en este proceso, aprender de la experiencia del PC más fuerte de la Comintern, de convertirse en un comunista capaz de regresar a su patria no solamente para poner sus fuerzas al servicio a la revolución, sino también armado con la teoría del marxismo-leninismo”.[7]

El camino del peruano Víctor Raúl Haya de la Torre a Moscú era mucho más fácil. Logró ser uno de los primeros candidatos para convertirse en “un líder de nuevo tipo”. El dirigente estudiantil y opositor a la dictadura de Leguía, el fundador de varias Universidades Populares y hombre con capacidades propagandísticas resultó un personaje interesante para  el intelectual  y político mexicano José Vasconcelos, quien en aquel entonces ocupaba la Secretaría de Educación y pudo convencer al presidente Alvaro Obregón de la importancia de financiar el viaje de Haya a México.[8] Como pensador antiimperialista Vasconcelos consideraba al peruano como un soldado más para la causa de la lucha por la prosperidad de la raza indo americana. El presidente Obregón estaba resolviendo sus retos geopolíticos – en dificilísimas condiciones de negociación con los EE.UU., al gobierno mexicano le convenía construir la imagen de un centro revolucionario y antiimperialista, no afiliado con la Comintern o a estructuras radicales internacionales vinculadas a la URSS.

Sin embargo, no era Vasconcelos sino el PCM quien apostó en todo a la persona de Haya de la Torre; los dirigentes comunistas mexicanos estaban seguros de que el líder estudiantil peruano “hizo más para sus ideas quizás que lo que podían hacer sus escasos periódicos publicados en castellano...”. Los dirigentes comunistas mexicanos lograron salir del marco de la actividad nacional al reconocer la significación continental de la participación de Haya en el comunismo latinoamericano y  declararon a Moscú que sería «un grave error y casi una desgracia… que no aprovecháramos sus energías, personalidad e inteligencia por la falta de unos cuantos mezquinos cuadros ».[9]

La única condición para que Víctor Raúl se convierta al comunismo y empiece «una intensa y fructífera campaña pro-comunismo y Rusia en la América Latina» era, según el PCM, su viaje a Moscú y establecimiento de los contactos personales con los jefes de la Comintern. Esta conjetura coincidía plenamente con los planes del mismo Haya de la Torre quien quería ir a Rusia “para defenderla a la conciencia”. Sin embargo, el PCM no tenía recursos para organizar su viaje a la Rusia Soviética.[10]

Bertram D. Wolfe –el delegado mexicano al V Congreso de la Comintern- al escribir al CCE del Partido Obrero (Comunista) de América, reconoció abiertamente que no tenía ni idea sobre la posible reacción de Moscú a la visita de Haya de la Torre, sin embargo, instó al PO(C)A de “entrar en el juego”, considerando que “la formación del Partido Comunista fuerte en el Perú y … la repercusión entre los estudiantes de Argentina, Cuba, Bolivia y Panamá” serían los resultados inmediatos de este peregrinaje.[11] Los comunistas americanos, a su vez, mostraron la capacidad de medir bien nuevos horizontes del comunismo latinoamericano y prestaron el apoyo financiero abriendo de esta manera el camino para la ida de Haya a Moscú.[12]

Para aquel entonces, Víctor Raúl ya había ingresado al PCM y en mayo de 1924 asistió a su congreso. No importa si se afilió al PC por las cuestiones ideológicas o prácticas (deseando facilitar su viaje a la URSS; tal vez esta idea fue propuesta por Wolfe y M. Díaz Ramírez)[13], lo que sí, era significativo, fue la presencia formal del peruano dentro del seno de la III Internacional. Su rúbrica se encuentra debajo de la declaración del congreso que llamaba a establecer un “gobierno Obrero y Campesino”, transformar los ayuntamientos en los Soviets de trabajadores, obreros y campesinos, socializar los terrenos y modos de producción.[14] No ocupaba ningún puesto en el PCM, pero los propósitos de su trabajo partidario era muy claros: «la formación de los partidos comunistas en el Perú y Panamá».[15]

Este tipo de relaciones con el PCM, pudo facilitar su entrada a la “patria del proletariado mundial”. La estancia de Haya de la Torre en la URSS era larga y abundante de eventos:[16] asistió al V Congreso Mundial de la Comintern y tomó parte en el III Congreso de la Internacional Sindical Roja (en calidad del delegado de la Federación Obrera de Lima y la Federación de Indígenas), participó en los debates durante el IV Congreso de la Internacional  de las Juventudes Comunistas[17]. Junto con Bertram D. Wolfe viajó a las ciudades soviéticas de Kostroma, Orejovo-Zuevo y Nizhni Novgorod.[18] Preparó un informe sobre la influencia del imperialismo estadounidense en Latinoamérica y estudió minuciosamente la organización de los rabfacks (facultades obreras) que pudiera comparar con la experiencia de las universidades populares en Perú y Cuba.


El resultado mas importante de su viaje fue establecer contactos informales con los dirigentes de varias estructuras “cominternianas”, Víctor Raúl mantuvo esta relación durante algunos años. El “huésped peruano del V Congreso” a quien conocemos como fundador del APRA que tanto elogiaba su independencia de la “europea” III Internacional fue muy leal al estado mayor de la revolución mundial durante mucho tiempo siendo un militante quien junto con los funcionarios de la Comintern estaba pensando sobre los diferentes modos de realizar las ideas revolucionarias del PC mundial dentro del marco del movimiento comunista latinoamericano. Claro está, que este proceso era multilateral ya que los responsables del aparato de la III Internacional consideraron durante mucho tiempo a Haya de la Torre como uno de los dirigentes con más perspectivas del comunismo en el Hemisferio Occidental, mientras su actividad fue vista en Moscú como una dirección vital para el trabajo de los comunistas latinoamericanos.

Durante su estancia en la capital soviética Haya elaboró un documento sobre la influencia del imperialismo estadounidense en América Latina y formuló su visión de los retos del movimiento revolucionario continental. Basándose sobre los puntos de vista de los congresos de las Comintern y la ISR sobre la situación favorable para el desarrollo del imperialismo yanqui, Haya  caracterizó a Latinoamérica como un recurso inagotable para la explotación de parte de los EE.UU. mientras que la resistencia del proletariado era «sumamente débil y casi ciega».[19] De acuerdo a la interpretación de Haya, los gobiernos corruptos, la ausencia de los partidos organizados y falta de conciencia de los políticos quienes casi siempre eran nada más que simples caudillos, así como el analfabetismo de las masas populares facilitaron a Washington la posibilidad de llevar a cabo su política de favorecer a los intereses de bolsa de valores de Nueva York la que coincidía plenamente con los lineamientos de la doctrina Monroe. El capitalismo europeo, insistía Haya de la Torre, ha retrocedido dejando manos libres a los Estados Unidos que se encaminanaba hacia el dominio económico absoluto de todas las unidades productivas del continente. Solo una oposición “espiritual” resistía a esta expansión, y mientras los gobiernos reducían su apoyo a esta lucha, las masas lo aumentaban, la tendencia de los movimientos opositores consistía en crear la “federación latinoamericana de las veinte naciones” que crearía “un frente único en contra del peligro del imperialismo”.[20]

Al considerar a todos los países de América Latina como subordinados al capitalismo norteamericano, Víctor Raúl reforzó la perspectiva que sostenía que el movimiento por la unidad continental podía transformarse en un movimiento de acción revolucionaria de masas (¡que visión tan cominternista!) y el sueño de la unidad iberoamericana en los aspectos económico y antiburgués se convirtiera en un reto revolucionario. Según Haya de la Torre, toda América Latina unida dentro de un gran  movimiento antiimperialista (que fuera revolucionario y pequeño burgués) podría establecerse como una oposición sólida a la intervención armada en el caso de que “circunstancias específicas” llevaran al desarrollo de “los eventos sociales inesperados” en varios países del continente.[21]

Mientras Haya de la Torre estaba en su periplo europeo, la Comintern recomendó a los PCs de Europa Occidental de brindarle apoyo siendo Víctor Raúl el dirigente del movimiento revolucionario estudiantil y progresista de América Latina. Antes que todo, esto tenía que ver con la campaña de solidaridad con los estudiantes peruanos. Sin embargo, los comunistas no estaban muy apurados en cumplir las indicaciones de Moscú y el “colaborador peruano del partido comunista mundial” no esperó mucho para expresar sus quejas sobre los comunistas de Alemania y Francia externando juicios muy críticos  como el siguiente: «¡Europa proletaria se ríe del imperialismo en nuestra América y nos mandan al carajo!»[22]

Durante algún tiempo el peruano fue considerado por el CEIC como una persona confiable para establecer los vínculos con los comunistas del Nuevo Mundo. Expresando sus quejas por la falta de información enviada por el PCM, Woog, el experto “cominterniano” en asuntos latinoamericanos, hizo clara su esperanza de que el retorno de Haya de la Torre a México sería un apoyo a la lucha llevada a cabo por el PCM y de que animaría a los comunistas mexicanos a trabajar y a escribirle a Moscú.[23]

Al mismo tiempo, Haya creía una propuesta correcta dar consejos a los PCs sobre las cuestiones del movimiento revolucionario latinoamericano y estuvo bastante molesto con el hecho de que el PO(C) hubiese excluido el punto sobre imperialismo de su programa electoral.[24]

Fue en Europa donde Haya de la Torre elaboró un plan de fundación de un nuevo partido político que iba a discutir durante un encuentro con los exiliados peruanos en Londres; mientras tanto solicitó un consejo formal de parte de Comintern. En su carta enviada a Moscú manifestó que se trataba de formar un gran partido de obreros y campesinos de Perú para convertirlo luego en una estructura internacional para toda Latinoamérica y así impulsar el proceso  revolucionario de las masas  con el objeto de propiciar la unidad de los pueblos del continente contra el imperialismo yanqui. “El programa máximo y mínimo del Partido será el de los P. comunistas pero no usará la palabra[25] para evitar de echarse encima la ofensiva mundial contra el comunismo que no podría soportarse en América por el grado de debilidad de las fuerzas obreras”.[26]

Haya de la Torre no dudaba que el futuro partido sería partido de masas y durante dos meses tomaría el poder en Perú para desplegar posteriormente  la agitación por todos los rincones de América «sobre la base de los indígenas campesinos y los obreros para realizar la Federación Latinoamericana sobre la base de supresión de la explotación capitalista, nacionalización de la industria y modernización del sistema social del comunismo incáico para la producción agrícola».[27] El fundador del nuevo partido (considerado por él mismo mucho más avanzado que el partido nacionalista indio o los partidos similares de otras colonias británicas y francesas), pidió a la Comintern le prestara apoyo moral y de agitación, y, “por si era posible”, una ayuda financiera (sin precisar en que forma la quería).

Ya que se trataba sobre un partido de masas cuya actividad tenía que ser modificada de acuerdo a las condiciones nacionales, Haya de la Torre insistía en «autonomía para nuestros procedimientos y desarrollos[28] y señaló la «falta absoluta de sentido político adaptado a las circunstancias de sus propios países» de parte de los PCs chileno, mexicano y argentino que no han “americanizado” su táctica, mientras que su partido peruano «buscar por otros caminos los mismos fines».[29]

Haya presentó el programa del nuevo partido al juicio de Woog, considerado el especialista más prominente de la III Internacional en asuntos latinoamericanos, Haya  incorporó en los documentos unas cláusulas sobre la nacionalización de industria, la distribución de la tierra sobre la base de tradiciones incaicas, acerca de la formación del gobierno obrero y campesino, la eliminación de explotación humana, sobre la cooperación con la URSS, sobre la sustitución de los parlamentos por los Soviets o las comunas; sobre la nacionalización de la propiedad de la Iglesia Católica y su uso posterior para sustentar las campañas contra el analfabetismo y el desarrollo de la cultura. En torno a la política exterior, el programa declaraba la unidad de los pueblos de América (desde entonces el reto era federalizarlos y luego centralizar el estado común) y el antiimperialismo abierto y decidido.

Haya también propuso construir su partido sobre la base de principios de organización de los PCs pero creando al mismo tiempo, “nuevos elementos” y “adaptándolo en lo necesario” a las realidades nacionales. El objeto para crear el partido era una toma inmediata del poder, sin embargo para evitar el pánico o la reacción violenta, el APRA iba omitir “alarmismos o palabras extranjeras” y ser “absolutamente nacional” en su literatura.[30]


El partido de Haya de la Torre iba abolir el ejército después de tomar el poder y formar uno nuevo con la participación de los consejeros militares soviéticos; Víctor Raúl solicito a la URSS que enviara a Perú una misión para la educación política de niños y campesinos y promover en el altiplano las colonias agrícolas rusas. Después de la consolidación del poder y acabar con el peligro de contrarrevolución y de una intervención imperialista, Haya de la Torre prometía que el gobierno peruano evolucionaría “hacia un comunismo más radical».[31]

Los planes apristas seguían siendo continentales, sin embargo, la actividad de Haya se centró en el Perú porque, según entendía en Argentina, Chile y México «la casa verde. Hay mucha fuerza reaccionaria y mucha division obrera. Ademas las direcciones de los partidos no revelan mucha audacia y acierto, condiciones necesarias en política”. Acusó abiertamente a la Federación Obrera de Chile y al PCCh de agudo oportunismo: …“el P. está muerto o que la Federación no marcha con el Partido. […] el viejo Recabarren está fregado».[32]

Refiriéndose a la ineficiencia de los PCs existentes, Haya insistía en la necesidad de formar una nueva organización, «fresca, que surge de la lucha de campesinos que no teme morir y que sea americano. La literatura europea aplicado a América es una necedad. Sólo en cabezas de piedra cabe que una revolución en América se hará con literatura de Europa. Se grita contra Kausky y no se habla de imperialismo en la Argentina! En fin. Todo esto me afirma que hay que usar tácticas más hábiles y más realistas. Toda la sección de Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, Venezuela, responderá a nuestro llamamiento. Estoy seguro. Por eso queremos formar un partido de masa, que responda a América y que no sea hecho como si fuera a luchar con Ebert y co n Macdonald. […] Indudablemente que si nosotros esperamos hacer la revolución con ayuda de Rusia tendríamos que esperar la revolución de Europa es decir mucho más tiempo del que necesitamos para tomar el poder en el Perú. Por eso necesitamos una orientación y que nos dejan libres».[33]

El joven líder peruano estaba seguro de que la revolución continental antidictatorial y antiimperialista solo ganaría en el caso de ser creado un Frente Único y estaba dispuesto a llevar hacia este frente cualquier fuerza que estuviera de acuerdo con la idea de la unidad revolucionaria. Empezó negociar con los anarco-sindicalistas argentinos que estaban en el proceso de crear su propia Internacional Sindical Latinoamericana,[34] y propuso a la Comintern que considerara seriamente las posibilidades de la Unión Latinoamericana (la que ha sido fundada por un filósofo argentino J. Ingenieros) – «un gran partido internacional latinoamericano de la unidad de América Latina contra el imperialismo y por la unidad política y “socialista” de nuestros países». Haya de la Torre sí, vió horizontes “brillantes” de este movimiento, pero no estaba ilusionado y entendía cuales serían los motivos para las preocupaciones y dudas de la Comintern en este caso: «Como en mayor parte de los países de Sudamérica no hay un proletariado fuerte sería un partido de clase media, popular y de agitación contra los gringos pero que alejaría la posibilidad de nuestros trabajos».[35] Sin embargo, pidió al CEIC pronunciarse al respecto del asunto e insistía: «Si no hacemos nada de nuestra parte ¿no crees tú que hay derecho para que no nos hagan caso?”[36]

Usando la retórica cominterniana, Haya de la Torre hablaba con frecuencia sobre “nuestro trabajo”, refiriéndose en este caso a la actividad internacional comunista y confirmaba su deseo de coordinar sus esfuerzos con los del CEIC. Solicitó a Woog, en vista de que «el tiempo anda rápido para nosotros” “tratar el punto con las cabezas principales a fin de no andar con titubeas y conocer verdaderamente el pensamiento y la opinion de ellos”, pedir «una opinión formal de la I[nternacional Comunista] y un consejo tuyo [en torno al programa]», subrayando una vez más que de esa manera él dejaba constancia de su «disciplina revolucionaria»,[37] o sea como un comunista disciplinado solicitaba a los dirigentes superiores de la Comintern la  aprobación de los planes e ideas que fueron la base para la ideología, la estrategia y táctica del APRA.[38]

El experto latinoamericano de la III Internacional no tardó mucho en apoyarle, ya que Woog también consideraba la situación peruana muy prometedora para el movimiento revolucionario; sin embargo, él consideró los puntos de vista de Haya de la Torre «demasiado abstractos» para ser la base para los planes detallados de la lucha. Y el mayor obstáculo para realizar las ideas de Víctor Raúl, según el suizo, era precisamente este futuro partido «organizado directamente para asumir el poder», en el cual su jefe sería «casi el único que tiene una concepción más o menos marxista del movimiento revolucionario». La conclusión de Woog era muy desilusionante para Haya de la Torre: «Un partido, sin experiencia, sin una dirección formada por hombres que tienen los mismos conceptos, que tienen la misma línea de conducta en los diferentes problemas que se presenten, que tienen una experiencia bastante para darles seguridad en sus paros, sin un tal partido, no se toma el poder para aplastar a la burguesía – a la burguesía, no solo a los terratenientes. – No dudo que para el Perú el apoyo de la masa indígena campesina será decisivo para el sostenimiento del poder proletario, pero sin un partido de hierro, sin un grupo de compañeros perfectamente educados a base de la experiencia misma y la del movimiento revolucionario ruso y del período de reconsrtrucción que en Rusia se hace desde la revolución de octubre, no podrán mantenerse en el poder ni dos meses».[39]

Haya de la Torre y Woog, el dirigente comunista suizo,  coincidieron en medir las proporciones entre los movimientos europeo y latinoamericano aunque partieron de diferentes puntos de vista. Según Haya de la Torre, era imposible “esperar a Europa” porque «indígenas y obreros demandaban una acción», y cualquier demora de la revolución europea sacrificaría a la revolución americana; entonces, propuso actuar por su propia cuenta: «Cada DIA me convenzo mas que la revolución de los trabajadores americanos debe ser “obra de ellos mismos” sin intervención o tutelas de Europa. Sería admirable que pudieran marchar juntos los proletarios de Europa y América pero resulta irreal por ahora. Aquí no solo se ignora nuestros problemas sino que no se les da importancia».[40]

Woog, mientras tanto, no se cansaba de explicar al futuro jefe de la revolución continental los límites de las capacidades de la Comintern: «…debes comprender que la IC debe de concentrar todas sus fuerzas para empujar la revolución adelante en Francia, Alemania e Italia.[41] Aunque la situación parece haberse estabilizado un poco para el capitalismo, esta estabilización no es más que aparente. Existe tanta materia para conflictos internacionales como nunca, entre otro también el nuevo peligro de nuevas intervenciones y guerras en contra de la Rusia Soviet. Todo esto hace que la IC no dé toda aquella atención a nuestros países como nosotros creemos que debe de darse».[42] El proyecto de Haya de la Torre le pareció interesante y significativo y aunque el cominterniano repitió la imposibilidad de hacerlo de manera seria desde Europa, propuso pensar como “organizar algo” desde uno de los países vecinos.[43]

El CEIC invitó a Haya de la Torre a venir una vez más a Moscú en febrero de 1925 para discutir los pormenores de la realización de la revolución latinoamericana[44] y hacer un informe en el Pleno Ampliado del CEIC. Sin embargo, el asunto se atoró por las cuestiones financieras: la Comintern no prestó los recursos necesarios sugiriendo a Haya de la Torre  buscar el dinero por su propia cuenta; a su vez, Víctor Raúl estaba dispuesto de visitar la URSS, pero dejó claro: «no tengo ni tendré dinero para ese viaje. Creo que es muy interesante ponerme de acuerdo pero yo estoy sin dinero, y resulta imposible. No sé si sea tarde todavía».[45] En efecto, sí, era tarde. La maquinaria burocrática del CEIC funcionaba lentamente y no logró resolver a tiempo la cuestión que no le costaría tanto en los términos financieros, pero podría ser muy fructífero desde la perspectiva de la revolución mundial (como la veía la Comintern en aquel entonces).


En vez de Moscú Hay a de la Torre salió a Londres para luego regresar a América Latina y fundar la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) cuyo programa estaba casi copiado de varios ideas antes expuestas en las cartas del peruano a Woog; pero, al mismo tiempo, el APRA fue definido como «un movimiento autónomo latino-americano sin ninguna intervención o influencia extranjera».[46] Tomando distancia frente a la Comintern, la Alianza expresó su desilusión en torno a la LADLA que “no enunció un programa político sino de resistencia al imperialismo” y a la Unión Latino-Americana que “se limitó a fines de acción intelectual».[47] Los apristas dieron a entender que sólo su partido, como el Frente Unico de los trabajadores manuales e intelectuales (obreros, estudiantes, campesinos, intelectuales etc.) es la fuerza motriz del movimiento revolucionario antiimperialista en América Latina.

La actitud pro-cominternista de Haya de la Torre no era un gran secreto para varios militantes del APRA. El propio Haya escribió al secretario del sector del Caribe y de la célula aprista en México, Esteban Pavletich[48]: «La cuestión es dar a nuestro movimiento un carácter realmente comunista, marxista, leninista, SIN DECIRLO, SIN LLAMARNOS COMUNISTAS O LENINISTAS,[49] sino procediendo como tales… LA UNICA MANERA de dar a nuestro movimiento anti-imperialista fuerza de masas, fuerza revolucionaria, es hacerlo típicamente latinoamericano, como el movimiento chino, como el movimiento moro si se quiere. LA UNICA MANERA de darle fuerza y simpatía es no ponerle letrero anunciando que es una cosa fabricada en Moscú y pagada en Chicago[50] … Por eso estoy luchando por la organización de la A.P.R.A. (Alianza Popular Revolucionaria Americana) que será el Frente Unico de Trabajadores Manuales e Intelectuales de América Latina. Su primer papel es ser un partido internacional anti-imperialista de forma y base táctica y disciplina comunista pero sin decirlo, sin gritar a todo el mundo como prostitutas histéricas: “Véanme, soy comunista, soy leninista y ruso!”. Eso me parece ridículo. Nuestra A.P.R.A. será el gran partido de masa anti-imperialista y tratará de agitar la América Latina a una acción de aspecto nacionalista revolucionario contra los yanquis (boycotts, etc) tratando al mismo tiempo de organizar en cada sección nacional de partido es asalto de poder.

[…] la APRA se esta organizado y creí que en Perú va bien y va justamente ganando adeptos entre las masas. Se trata ahora de darle una disciplina de hierro, militar, de verdadero “ejercito rojo”. Nuestra A.P.R.A., será un gran ejército rojo o no será nada… Así como el “caso económico y social de América Latina es único, sin paralelo ni semejanza en otro lado del mundo, así el problema de la liberación de las clases trabajadoras y de su despertamiento y preparación para lucha de clases es también único […]”[51]

Muy pronto, la Comintern reinició el dialogo con Haya de la Torre. En 1927 el secretario general de la ISR A.Losovsky le envió una carta formulando las contradicciones principales entre los comunistas y apristas. El dirigente del APRA no evadió la polémica e intentó aclarecer alguna falta de entendimiento entre él y el partido comunista mundial. Estando de acuerdo con el postulado de Losovsky sobre la importancia clave de la lucha contra el imperialismo, Haya de la Torre recordó que todavía en 1923 él mismo había declarado la necesidad de crear una Confederación de las naciones latinoamericanas con un programa revolucionario en contra del imperialismo y los gobiernos latinoamericanos que formaban parte del “Internacional del capitalismo” y había llamado a fundar un «latino americanismo” purificador del patriotismo y destructor a la explotación, el que sería “una revolución nueva, revolución nuestra”.

Considerandose como «un buen marxista y leninista» quien sustentaba puntos de vista realistas, Víctor Raúl expresó su conformidad con los planeamientos teóricos de la Comintern acerca de los problemas de América Latina: «Es absolutamente correcto desde el punto de vista marxista, pero a mí más me preocupa la cuestión de que hacer. Los métodos que Ud. me recomienda me parecen demasiado europeos y siempre he señalado a Woog la necesidad de resolver los problemas de América Latina desde el punto de vista “asiático” y no “europeo” indicando mi certeza de que solamente la actitud realista ayudaría a salvar al movimiento antiimperialista en América Latina de errores y pasos falsos».[52]

El problema clave de la actividad latinoamericana de las organizaciones comunistas internacionales consistía, según Haya de la Torre, en la ausencia de una interpretación  específica de la realidad social del continente. Recordó que durante el congreso de la Internacional Sindical Roja habia encontrado sólo una persona en el Bureau Sindical de la ISR que hablaba en castellano, pero este personaje – Andréu Nin – «casi no estaba enterado sobre la situación en América Latina», aunque estaba encargado por los asuntos latinoamericanos. Los delegados de los EE.UU. tampoco se enteraban plenamente sobre el asunto del imperialismo en Latinoamérica. Todo esto dió al líder del APRA razón para considerar su viaje a la URSS «un fracaso completo desde el punto de vista de América Latina» ya que  no logró que la Comintern  reconsiderara su táctica en el continente.

Haya vió un serio obstáculo para el entendimiento mútuo en la falta de interés de parte de ‘los revolucionarios y comunistas sinceros de buena voluntad’ de reconocer sus errores y táctica inadecuada dando como ejemplo de esto la actitud de la LADLA que “había caido bajo la dictadura” del PO(C)A lo que la hizo impopular en Latinoamérica y permitió al secretario del estado de los EE.UU. Kellogg “desenmascarar a la Liga y a sus planes, revelar muchos documentos secretos de la Liga en el Senado […] y comprobar claramente que la Liga no era el frente único de todas las fuerzas populares y antiimperialistas sino una organización comunista. No creo que debemos desenmascararnos tan fácilmente en la guerra contra la burguesía y el imperialismo.[53] Supongo que solo un soldado muy malo revela durante la guerra sus planes secretos al enemigo».[54] Cabe notar, que al ‘realista’ Haya de la Torre no le espantaba el contenido comunista de la actividad de la Liga, él sólo consideraba incorrecto de demostrar este contenido desde el punto de vista de la táctica.


Losovsky y Haya de la Torre han visto la unificación del movimiento obrero de dos maneras diferentes. Así, el aprista consideraba la unidad antiimperialista del proletariado una propuesta poco viable a causa de las divergencias serias dentro del obrerismo. Dió como ejemplo el caso de Argentina con sus dos PCs[55] y varias centrales sindicales de diferente índole que estaban llevando la lucha mortal entre si. «Condeno a todos los lideres sin excepción alguna. Los líderes del movimiento obrero argentino son corruptos y llenos de la sicología burg ués, son toda la gente que vive bien y come y toma hasta mejor. No saben que significa un sacrificio […] la unificación del movimiento obrero argentino está muy lejos de cumplirse. […] Estoy absolutamente de acuerdo con el postulado de que debemos unificar a los obreros, pero al mismo tiempo con tal unificación deberíamos también firmar un alianza con las capas medias [subrayado en el documento].[56]

Según Haya de la Torre ni los intelectuales ni la clase media tenían nada que ver con el proletariado y los consideraba una especie de burgueses (especialmente en el caso de los EE.UU). Sin embargo, a diferencia de Losovsky quien creía necesario crear un frente único con los proletarios de Norteamérica para contrarrestar el imperialismo,[57] el peruano no veía ninguna fuerza revolucionaria en el proletariado estadounidense y acusó a la mayoría de los obreros de Norteamérica de enriquecerse con la ayuda del imperialismo, mientras “las clases medias también son víctimas del imperialismo». «Los obreros todavía no están listos para ayudarnos. Será cosa del futuro. Por eso, para levantarse antes de que viniera este tiempo, tenemos que buscar una unión con otros elementos, con los liberales, los pacifistas etc. Necesitamos una unión con cualquier fuerza en los Estados Unidos que este capaz de ayudarnos. Especialmente ahora Borah nos será útil mucho mas que muchos obreros. Pero Borah es un burgués y un liberal. ¿Y qué? Borah nos será útil».[58]

El «realista» Haya considerable viable considerar como aliados políticos a personas del tipo del senador Borah en su lucha antiimperialista. La Comintern, al contrario, aunque declaraba la necesidad del Frente único tenía miedo de disolver el contenido comunista dentro de aquel frente y con cualquier tipo de pretextos evitaba esta cooperación. «No sé que hace el senador Borah en contra del imperialismo americano. De verdad, no tengo ni la menor idea sobre esto. En cualquier caso nadie en la [III] Internacional sabe algo sobre su actividad antiimperialista, – declaró Losovsky. – De veras, ¿que hace el senador Borah en los Estados Unidos? Está realizando el mismo imperialismo con otra salsa y nada más. Si mañana llegaría a sustituir a Coolidge, veríamos los mismos asesinatos en Nicaragua, Panamá, en cualquier otro país de Latinoamérica o del mundo».[59] El afán de usar a Borah en la lucha contra el imperialismo podría, según el secretario general de la ISR, desviar el movimiento antiimperialista a la carrera de aventuras y costarle mucho desde el punto de vista político.

Ha pasado algún tiempo desde su viaje a Moscú, y Haya de la Torre obviamente ha dejado de esperar una ayuda directa de parte de la URSS para una revolución latinoamericana en el futuro cercano: «Sé que desde el punto de vista clasista la URSS es nuestro único aliado legítimo. Pero esta unión es casi imposible. […] Especialmente ahora Rusia tiene que ayudar a muchos. Nosotros estamos luchando solos y nos amenazan de todos lados. Nicaragua ha sido víctima de intervención y el imperialismo está acercándose más y más. Necesitamos cualquier unión para frenar su ofensiva».[60]


El pesimismo acerca del apoyo de parte de la URSS ha generado el llamado “proyecto japonés” de Haya de la Torre basado sobre los cálculos realizados acerca de las posibilidades de aprovechar una posible guerra entre Japón y los EE.UU. para los fines antiimperialistas. La Comintern, a su vez, entendió este plan como un deseo de recibir la ayuda de los imperialistas japoneses para la lucha en contra del imperialismo yanqui. Haya replicó: «Se muy bien[61] que Japón es un país imperialista y peligroso. […] Nunca había dicho que Japón puede ayudarnos o ser nuestro amigo. Sería una idea muy tonta. […] Nunca había dicho que el imperialismo japonés es mejor que el americano. […] Japón es un enemigo capitalista e imperialista de los Estados Unidos. Nosotros también somos enemigos de los Estados Unidos y en el día cuando los dos ladrones empezarían su pelea nosotros deberíamos aprovechar el momento para nuestros fines antiimperialistas».[62]

Haya de la Torre no quería esperar cuando «los obreros sean capaces de organizarse», considerando que esto solamente demoraba la perspectiva revolucionaria para decenas de años mientras «el imperialismo estaba avanzando más rápidamente. […] Tenemos una esperanza de que los obreros de cada país estén a nuestro lado. Tal vez, nuestra revolución será un mejor “trade-union”.[63]

Tampoco renunció a su idea de la revolución peruana como la primera etapa de la revolución continental: «Asumirémos el poder en el Perú y lo usarémos como un arma en contra del imperialismo en Latinoamérica. Consideramos que la situación actual es favorable para la revolución campesina en el Perú. Tal revolución es la tarea para el A.P.R.A. […] Necesitamos el poder político en algún país para derrocar a las clases gobernantes e iniciar una lucha con el imperialismo.[64] Haremos todo lo posible para emprender el primer paso de la revolución americana –un levantamiento en Perú».[65] Años después esta actitud fue adoptada por Ernesto Che Guevara cuya expedición a Bolivia no era nada más que un intento de exportar la revolución continental desde el país donde la revolución había triunfado al otro.

A su vez, la Comintern consideraba que la pequeña burguesía desempeñaba cierto papel en la lucha antiimperialista y reconocía la necesidad de incorporarla como aliada aunque con varias precauciones. Losovsky hasta llegó de estar de acuerdo con la certeza del postulado “se puede usar a cualquier persona”, pero reconoció que: «Para realizarlo hay que ser fuerte, en el caso contrario habrá combinaciones, pero la política revolucionaria no será llevada a cabo».[66] Expresando su falta de deseo de aliarse con las fuerzas antiimperialistas no proletarias, la Comintern, de hecho, demostraba su debilidad, lo que agravaba el asunto de relaciones con el APRA.

Incluso después de la ruptura publica y demostrativa entre la Comintern y el APRA que siguió al congreso antiimperialista en Bruselas y la amplia polémica entre Haya y los comunistas, muchas personas en Moscú todavía consideraban al peruano como «una persona buena y muy sincera».[67] Y esto creó –a pesar de las contradicciones y divergencias públicas– una posibilidad viable para lograr un compromiso. El delegado de los sindicatos peruanos y del grupo “Amauta” en Moscú convenció a los funcionarios del CEIC sobre la necesidad de las negociaciones directas con el APRA. Sin embargo, el problema no sólo se centraba alrededor de las relaciones con los partidarios de Haya de la Torre. La Comintern no quería perder a los ‘futuros’ comunistas peruanos los que insistían en aquel entonces en la alianza con los apristas. Ese fue el motivo por el cual la Comintern no sólo no puso objeciones al viaje de Julio Portocarrero a Paris, sino también indicó: «… en el caso contrario él pensará que la Internacional Comunista no quiere darle una posibilidad de comunicarse con el APRA». Los funcionarios de la Comintern creían necesario hacer todo lo posible para ellos y para el grupo “Amauta” para que «camarada Raimondo dejaría sus ilusiones en torno al APRA demostrándole en ejemplos que significa la actividad de esta organización». La discusión sobre los contactos con la célula del APRA en Paris dió a los cominternianos un pretexto para preparar una resolución que caracterizara la situación política en el Perú y contendría el programa de acción de las organizaciones proletarias y campesinas, y elaborar unas directivas especiales para el grupo de José Carlos Mariátegui sobre “los principios ideológicos y de organización de la fundación del partido comunista».[68]

Jules Humbert-Droz envió a París una confirmación para Julio Portocarrero, en la cual  el Secretariado del CEIC manifestaba estar dispuesto a recibir a los representantes del APRA siempre y cuando ellos paguen sus gastos de viaje, ya que esta delegación no estaba invitada por Moscú y estaría en la URSS no más que 48 horas necesarias para el intercambio de opiniones. El dirigente del Secretariado Latino de la Comintern pidió a los apristas no venir antes que termine el VI Congreso Mundial de la Internacional para que «podríamos dedicar todo nuestro tiempo a esta plática».[69] El CC del APRA en México ha designado al secretario general de la célula aprista en Paris, Eudocio Ravines, su delegado para un intercambio de opiniones con la Comintern y este expresó su intento ir a Moscú junto con Portocarrero, sin embargo, los dos peruanos no tenían recursos para el viaje y así ellos lo comunicaron al CEIC.[70] Pero ni la Comintern ni el APRA consideraban el encuentro planeado como las negociaciones oficiales: al delegado de la Alianza le daban una posibilidad de responder a los cargos que había “en contra de dicha institución, sin que esto signifique […] única i exclusivamente el deseo de ayudar al suscrito [J.Portocarrero] a esclarecer la finalidad del APRA, de cuyos resultados se beneficiaría el proletariado de mi país”.[71] Después de que el CEIC rechazó la idea de pagar el viaje de Ravines a Moscú, los apristas declararon dispuestos a discutir con los delegados del Secretariado Latino en Paris bajo la condición de participación de los delegados obreros de Perú en los debates.[72] Y de nuevo la discusión no se llevó a cabo aunque Portocarrero consideraba este asunto como un problema primordial para los obreros en el Perú.


Tal vez, el obstáculo mayor para el debate no eran las causas financieras, sino la actitud de la delegación del PC de México al VI congreso mundial de la Comintern apoyada por los delegados argentinos los que habian expresado categóricamente contra tales contactos. La paradoja histórica es que los adversarios del viaje a los apristas a Moscú eran las personas que hace años han promovido la visita de Haya de la Torre a la URSS, antes que todos, se trataba de M. Díaz Ramírez.[73]

Después de la transformación del PC del Perú, este tomo la actitud de confrontación con el APRA, siguiendo el espíritu y la letra del VI Congreso y el X Pleno del CEIC y declaró a la Alianza un enemigo principal del movimiento obrero, caracterizándolo como un partido ‘fascista’, ‘burgués-terrateniente’ y ‘nacional-reformista’.[74] Sin embargo, los vínculos genéticos entre el APRA y la Comintern han influido seriamente al hecho de que ambas partes volvían esporádicamente a discutir las posibilidades de cooperación. En el año 1934, cuando la idea del Frente Popular ya estaba penetrando tras las bambalinas de la Comintern, la III Conferencia de los partidos comunistas de América del Sur y del Caribe recomendó al PC peruano dirigirse al APRA proponiéndole crear un frente popular de liberación y rechazar «agudeza de la lucha presente hasta hoy día».[75] Al recibir la respuesta negativa de parte de Haya de la Torre (quien tenía miedo de que tal unión asustaría a las capas medias), el secretario general del PCP E.Ravines (un ex–aprista) acusó al líder del APRA de «que ahora desearía servir de la mano a Trotsky» y de que fuera un sectario extremo.[76]

A pesar de nuevos intercambios de calificaciones ofensivas, el APRA regresó a la idea de  conformar una alianza con los comunistas en el año de 1936: el colaborador cercano de Haya M.Seoane sugirió a los comunistas juntar los esfuerzos en las próximas elecciones presidenciales sin declarar hasta el último momento su colaboración para que las autoridades no anularan el registro del APRA por sus vínculos con el partido internacional.[77] Al mismo tiempo, el personaje número dos dentro del APRA propuso a los comunistas ingresar en su partido y crear dentro del APRA una fracción haciendo un paso a la fundación de «una verdadera organización del tipo Kuomintang».[78]

Después de la anulación de los resultados de las elecciones por el gobierno lo que significaba quitar el poder al APRA, los representantes de la Alianza planearon una revuelta armada antidictatorial con los comunistas, pero Ravines no tenía posibilidad de comunicarse rápidamente con Moscú y no quiso asumir tal responsabilidad.

Los caminos del APRA y del PCP llegaron a los paraderos contrarios después de las elecciones de 1939, cuando los comunistas  apoyaron  la candidatura de M.Prado a quien los apristas habían rechazado ya que este no quiso firmar una unión con ellos y prometerles la mayoría de escaños en el gobierno.



Notas:

[1] La revisión y corrección de estilo del presente artículo estuvo a cargo del Dr. José Miguel Candia.

[2] Lazar Jeifets, Dr. Titular en Historia, profesor catedrático de la Universidad Estatal de San Petersburgo; Víctor Jeifets, Dr. Titular en Historia, profesor catedrático de la Universidad Estatal de San Petersburgo.

[3] Edgar Woog (Alfred Stirner). El comunista suizo cuya actividad en los años veinte estaba vinculada directamente con el comunismo latinoamericano. En el IV congreso de la Comintern Woog fue electo al Comité Ejecutivo de la III Internacional por Sudamérica.

[4] MDR [M. Díaz Ramírez] a Edgar [Woog], México, DF., a 12 de enero de 1924. Rossiiskii Gosudastvennyi arjiv sotsial’no-politicheskoi istorii (RGASPI, por sus siglas rusas), fondo 495, opis 108, delo 41, f. 2.

[5] Dora Zucker era especialista en organizar a los obreros negros dentro de las filas del PC de EE.UU. Fue delegada de la Liga Nacional Estudiantil al 2-do Congreso de la Confederación Ibero-Americana de los estudiantes (San-José, mayo de 1933). Mantenía contactos estrechos con el PC de Costa Rica y participó en la conferencia sobre el imperialismo, política internacional y defensa de la URSS organizada por el PC. Ella estableció varios contactos con las organizaciones de obreros negros en Limón.

[6] RGASPI, fondo 495, opis 108, delo 166, f. 15.

[7] Kalmykov N., Larin E., Yanchuk I. (eds.). Comintern y Latinoamérica. Antología documental. Moscú, Ed. Nauka, 1998. P.196 (en ruso).

[8] El acuerdo del Presidente de la Republica A.Obregón a la Secretaría de la Educación Pública, a 31 de julio de 1923. – Archivo General de la Nación, México, DF. Ramo A. Obregón – P.E. Calles, vol. 54, exp. 121-E-P-18.

[9] En el documento original se repite la palabra «cuadros». MDR [M.Díaz Ramírez] a Edgar [Woog]…, f. 2.

[10] Ibidem.

[11] Carta de Luís [antes de 25 de mayo de 1924] – Ibid., fond 515, opis 1, delo 311, f. 24.

[12] Ibidem.

[13] Díaz Ramírez, Manuel (1888-1962). En los años 1921-24 era Secretario General del PCM. En el momento de aparición de esta carta era miembro del CE del PCM. Fue expulsado del CE del PCM por la Conferencia Nacional del Partido en septiembre de 1925 y luego el IV Congreso del PCM le expulsó del partido. En abril de 1928 fue restituido en las filas comunistas por la V Conferencia del PCM y fue electo delegado al VI Congreso de la Comintern y representante del PCM ante el Comité Ejecutivo de la Comintern. En los años posteriores se ocupó de investigaciones acerca del movimiento revolucionario mexicano.

[14] Él firmó el documento con el nombre de Francisco Haya de la Torre. –Acta Constitutiva del PCM con fines electorales. 22 de mayo de 1924. – CEMOS. Coleccion PCM. Caja 2, folio 5.

[15] Haya de la Torre explicó su membresía en el PCM por el hecho de ausencia del PC en Perú. – RGASPI, fondo 492, opis 1, delo 371, fs. 58-58 vuelta.

[16] Más detalles sobre la estancia de Haya de la Torre en la URSS véase en: RGASPI, fondo 492, opis 353, delo 1, f. 56.

[17] Según testimonio de R.Carrillo, Haya disponía de la credencial de la FJCM para participar en este congreso. – Melgar Bao R. Memoria roja de los años veinte. El testimonio de Rafael Carrillo // Memoria (México). 1992 (octubre). N.92. Р. 56.

[18] RGASPI, fondo 495, opis 18, delo 1342, f. 60. El mismo Haya ha descrito los pormenores de su viaje a la URSS. – Latinskaia Amerika. 1990. NN11-12. Véase también: Yanchuk I. Haya de la Torre y la Comintern en 1924 // Latinskaia Amerika. 1994. N. 5.

[19] Haya de la Torre. América Latina y el imperialismo de los Estados Unidos. Moscú, a julio de 1924. – RGASPI, fondo 495, opis 79, delo 7, fs. 1-2.

[20] Ibid., f. 8.

[21] Ibid., fs. 10-11.

[22] Carta de [Woog?] a Jacques Doriot, Moscú, a 27 de octubre de 1924. – Ibid., fondo 495, opis 118, delo 2, f. 12; [Woog] a HDLT [Haya de la Torre], Moscú, a 27 de octubre de 1924. – Ibid., f. 1; Haya de la Torre a Stirner [Woog], Ginebra, a 23 de noviembre de 1924. – Ibid., f. 20 vuelta.

[23] Stirner [Woog] a Haya de la Torre. [1924]. – Ibid., f. 15; [Woog] al querido HDLT [Haya de la Torre]. Moscú, a 27 de octubre de 1924. – Ibid., f. 1.

[24] Haya de la Torre [a Woog], Leysin, a 16 de noviembre [de 1924]. – Ibid., f. 16 vuelta.

[25] cursivas nuestras.

[26] Haya de la Torre a Stirner [Woog]. [no antes de 9 de diciembre de 1924]. – Ibid., fs. 28-29.

[27] Ibid., f. 29.

[28] cursivas nuestras.

[29] Ibid., f. 30.

[30] Ibid., f. 31.

[31] cursivas nuestras.

[32] Ibid., fs. 31-32.

[33] Ibid., f. 32.

[34] H.T. [Haya de la Torre] a Stirner [Woog], Paris, a 25 de febrero [de 1925]. –Ibid., f. 1 vuelta.

[35] cursivas nuestras.

[36] Haya de la Torre a Stirner [Woog], Leysin, a 16 de noviembre [de 1924]. – Ibid., f. 16 vuelta; Haya de la Torre a Stirner [Woog], Ginebra, a 23 de noviembre de 1924. – Ibid., fs. 20 vuelta-21.

[37] Haya de la Torre a Stirner [Woog]. [no antes de 9 de diciembre de 1924]. – Ibid., f. 31. Cursivas  nuestras.

[38] Haya de la Torre pidió, entre otras cosas, un consejo acerca de la posibilidad de aceptar propuestas de varios exiliados ricos dispuestos financiar el derrocamiento de la dictadura y demostró cierto cinismo en estilo leninista: «no se si convendria asegurarse de su dinero para la revolucion y despues mandarles al carajo». – Ibid., f. 31.

[39] [Woog] a Haya de la Torre, Moscú, a 12 de enero de 1925. – Ibid., f. 34.

[40] H.T. [Haya de la Torre] a Stirner [Woog], Paris, a 25 de febrero [de 1925]. – Ibid., fs. 2-2vuelta.

[41] cursivas nuestras

[42] [Woog] a Haya de la Torre, Moscú, a 12 de enero de 1925…, f. 33.

[43] Ibidem.

[44] Al mismo tiempo, la Comintern invito a ex–diputado Encinas quien, según propio Haya, era uno de los líderes de indígenas peruanos dispuesto financiar un levantamiento.

[45] H.T. [Haya de la Torre] a Stirner [Woog], Paris, a 25 de febrero de 1925. – Ibid., f. 1.

[46] Haya de la Torre V.R. ¿Qué es el A.P.R.A.? – RGASPI, fondo 495, opis 118, delo 3, f.7 vuelta. Los principales postulados del programa fueron publicados por V.R.Haya de la Torre en la revista marxista británica «Labour Monthly» en diciembre de 1926.

La historiografía ‘oficial’ del APRA menciona el 7 de mayo como la fecha de la fundación del partido. Sin embargo, R.Luna Vegas indica que este día Haya solamente ha entregado a nombre de la Federación de estudiantes del Perú una bandera y un escudo al presidente de la Federación de Estudiantes de México L. Larrea. – Luna Vegas R. Contribución a la Verdadera Historia del APRA 1923-1928. Lima: 1990. Р. 18. Cabe notar, que en el caso de ser el APRA fundado en 1924, Víctor Raúl iría a Moscú como su delegado, sin embargo, el ni siquiera menciono la existencia de tal partido.

[47] Haya de la Torre V.R. ¿Qué es el A.P.R.A.?, f. 6 об.

[48] Descomposición del A.P.R.A. // La correspondencia sudamericana (Buenos Aires). 1929. # 19. P. 23-24.

[49] Aquí y más adelante las mayúsculas son del documento.

[50] En aquel entonces la sede de la dirección del PO(C)A estaba en Chicago.

[51] V.R.Haya de la Torre a E.Pavletich, a 15 de abril de 1926. – Citado en: Luna Vegas R. Contribución a la Verdadera Historia del APRA 1923-1928. Lima: 1990. Р. 20.

[52] V.R.Haya de la Torre a Losovsky, a 14 de abril de 1927. – RGASPI, fondo 495, opis 118, delo 2, f. 49.

[53] cursivas nuestras.

[54] Ibidem.

[55] De hecho, muy pronto su número ascendió a tres.

[56] V.R.Haya de la Torre a Losovsky, a 14 de abril de 1927…, f. 49.

[57] Losovsky A. El movimiento sindical Latino Americano. Sus virtudes y sus defectos. Montevideo: 1929, p. 27.

[58] V.R.Haya de la Torre a Losovsky, a 14 de abril de 1927…, f. 50.

[59] Losovsky A. Op. cit. Р. 27-28.

[60] V.R.Haya de la Torre a Losovsky, a 14 de abril de 1927…, f. 50. Subrayado en el documento.

[61] Subrayado en el documento.

[62] Ibidem.

[63] Ibid., f. 51.

[64] Subrayado en el documento.

[65] Ibid., fs. 50-51.

[66] Losovsky A. Op. cit. Р. 56

[67] Ibidem.

[68] Propuesta sobre la cuestión peruana. La nota del lender-secretariado Latinoamericano, a 28 de mayo de 1928. – Citado en Kalmykov N. et al (eds.)…, p. 81.

[69] El Secretariado Latino a Julio Portocarrero, Moscú, a 22 de julio de 1928. – RGASPI, fond 495, opis 32, delo 35, f. 210

[70] Julio Portocarrero a camarada Humberto Droz, Paris, a 9 de julio de 1928. – Ibid., opis 118, delo 6, f. 1.

[71] Pedro Raimundo [J.Portocarrero] a [Humbert Droz], Paris, a 27 de julio de 1928. – Ibid., f. 3.

[72] Ibid., f. 4.

[73] Después de la ruptura con el APRA la Comintern logró separar del APRA varias células importantes tales como la mexicana y la parisiana cuyos miembros en su mayoría se han afiliado con los PCs. Entre estos apristas cabe mencionar a E.Ravines, E.Pavletich, J.Hurwitz, N.Terreros. – Sánchez L.A. Una larga Guerra civil: Apuntes para una biografía del APRA. Lima: 1979. Р. 77.

[74] RGASPI, fond 495, opis 79, delo 221, f. 9. – Citado en: Historia del Perú desde los tiempos antiguos hasta finales del siglo XX. Moscú, 2000 (en ruso), p. 306; Problemy Yuzhnoi i Karaibskoi Ameriki (Problemas de América del Sur y del Caribe). Moscú, 1934, PP. 105, 223.

[75] Delegación del PC Peruano. La carta abierta a Haya de la Torre [por el encargo de la Conferencia de los PP.CC. de Latinoamérica], 1934. – RGASPI, fond 495, opis 118, delo 30, fs. 11-12.

[76] La respuesta de Eudocio Rabinez a Haya de la Torre, Lima, a diciembre de 1935. – Ibid., ff. 37, 48.

[77] La Comisión Nacional Electoral no permitió a los ‘partidos internacionales’ PCC y APRA participar en las elecciones. En esta situación el APRA apoyo al líder del Partido Social-Demócrata L.Eguiguren, quien ganó las urnas. La CNE finalmente cancelo los resultados de la votación al considerar que los apristas no tenían el derecho de emitir su voto. De hecho, ha sido realizado un golpe de estado con el objeto de prevenir la llegada del APRA al poder. – Historia del Perú…, PP. 306-307.

[78] [E. Vidal?] al Secretariado del CEIC, Moscú, a 10 de marzo de 1937. – RGASPI, fondo 495, opis 118, delo 35, f. 5.

La única condición presentada por los apristas era la prohibición del ingreso de Eudoсio Ravines, ex–secretario de la célula del APRA en Paris.

 

Cómo citar este artículo:

JEIFETS, Lazar; JEIFETS, Víctor, (2013) “Haya de la Torre, la Comintern y el Perú: Acercamientos y desencuentros”, Pacarina del Sur [En línea], año 4, núm. 16, julio-septiembre, 2013. ISSN: 2007-2309. Consultado el

Consultado el Viernes, 29 de Marzo de 2024.
. Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=764&catid=5