Ventanas al futuro. Reseña de Noah Harari, Yuval (2018). Homo deus. Breve historia del mañana

Hilario Topete Lara

Escuela Nacional de Antropología e Historia, México

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

 

Ciudad de México, Penguin Random House Grupo Editorial. ISBN: 978-607_314-989-1, 489 pp. 50 figs.

 

La brevedad del tiempo, excepto el del que pasamos en internet, parece ser el signo de los tiempos. En las disciplinas humanísticas, no ha ocurrido la excepción: Fernando Diez Martínez ha producido su Breve historia del Homo sapiens y, entre otros, Yuval Noah Harari (2014), su De animales a dioses. Breve historia de la humanidad. Entre ambos existe un contraste significativo: el libro de Diez apenas cuenta con 255 páginas, en tanto que el de Noah alcanza las 492. Hay en el historiador un guiño de modestia, indudablemente, pero cuando se propone ser breve en una especie de saga de su primer gran best seller (hacia mediados de 2018 había vendido alrededor de 10 000 000 de ejemplares) llama inmediatamente la atención. Ahora, el interés se multiplica porque hacia 2018 otra de sus obras había alcanzado también la estatura de “Gran vendedor” superando el millón de ejemplares vendidos: Homo deus. Breve historia del mañana.

La titulación y la subtitulación, parece un despropósito, pero no lo es. La temporalidad para el historiador depende del otero desde el que se mira y de lo que se pretende comunicar. Y su otero ya había iniciado a construirse con Homo Deus, libro obligado para comprender desde el inicio las nuevas ideas montadas sobre las tesis ya desarrolladas en esta publicación; a saber: la revolución cognitiva de hace entre 70 000 y 30 000 años, operada por –posiblemente- produjo una serie de reconexiones neuronales que devinieron en la producción de una conciencia[1] diferente: la conciencia creadora de cultura; somos un animal gregario que, dado el cerebro revolucionado y el aparato fonador obtenido evolutivamente, posee un lenguaje amplio y flexible, capaz de dar cuenta de cuanto rodea al hombre y de aquello que el hombre ha creado; en tanto creador de relatos y la creencia en los mismos ha creado cuerpos de ideas como la religión, la política y la ciencia tan poderosamente atractivos que cohesionan multitudes y les inducen a colaborar si creen en los relatos (mitos, según el autor). El relato y la creencia en el relato está en el trasfondo de la cultura compartida y los procesos civilizatorios mediante una selección de episodios que el autor considera cruciales en el devenir humano.

En esta segunda obra, que más parece la segunda parte de una saga meticulosamente planeada, Noah Harari parte nuevamente de la información: desde la información en pequeños grupos a la información a nivel planetario y específicamente a la que nos llega, a la que accedemos en forma de datos. Aunque no siempre ha sido así. Pero profundiza un poco más y propone que tanto las emociones como la escritura y los sistemas computarizados son posibles gracias a una suerte de algoritmo; de hecho, todo aparece como algoritmos.

En los orígenes, la comunicación debió realizarse por la vía oral. Las posibilidades de conservación (almacenamiento) y transmisión de la información estuvieron limitadas durante milenios por la capacidad cerebral de conservación en la memoria de un número reducido de palabras, oraciones, cláusulas. Por otro lado, los conocimientos y las realidades creadas por el ser humano no tuvieron, durante mucho tiempo, ninguna dificultad para ser transmitidos. De hecho, todo se conservaba en la memoria. La tradición oral y la historia oral vivieron una larga edad de oro. Pero un buen día el ser humano inventó la escritura y la capacidad de almacenamiento y de transmisión de la información alcanzó niveles apoteósicos. El pasmo no podía ser menor: el ser humano había destrozado las limitaciones de la historia oral, de la memoria, de la tradición oral, pero no las pudo eliminar. En todo caso, las sometió a un proceso catalítico (la idea es mía, no de Harari).

La escritura hizo posible la sistematización de los mundos creados por el ser humano, dentro de ellos, los de las religiones. Hizo posible, a la vez, la trascendencia de las ideas en torno de lo humano tanto emocional como racional.

Harari es poseedor de una capacidad creadora pasmante, y en ello le van tanto una virtud como un defecto: confía en sus ideas e intuiciones, pero no demuestra todo lo que propone. A momentos propone premisas “a modo” para levantar sobre ellas, ideas audaces para el canon del historiador; y no está mal. Y menos mal cuando uno descubre desde De animales a Dioses a un historiador con una narrativa fluida, despreocupada al extremo de la falta de rigor que aventura conceptos y categorías que provienen de la antropología, la filosofía, la neurofisiología, la sexualogía y otras ciencias, aunque en ocasiones con acepciones poco defendibles o aceptables –desde estas disciplinas-. Este desparpajo ausente de tecnicismos, de transcripción de citas engorrosas, puede ser la clave del éxito que sus dos obras en el mercado (aunque existe una tercera ya, que puede ser otro best seller).

En Homo Deus Harari prosigue con su estrategia narrativa y disciplinar, aunque la preocupación no es ya disertar en torno de los mejores episodios de la historia de la humanidad, sino presentar tópicos del pasado y del presente para realizar un ejercicio como el que emprendiese Michio Kaku en El futuro de nuestra mente. Sin embargo, hay entre ambos científicos diferencias sustanciales: Kaku trabaja desde las neurociencias, la biotecnología, la informática, la robótica y todo lo relacionado con neurotransmisores; Harari, aunque coincide en algunos temas con Kaku, propone más desde la historia, la filosofía y la antropología. Coinciden en su preocupación por una humanidad y una ciencia más centrada en el desarrollo que en lo básicamente humano: la unidad de la especie y la necesidad de preservarla en condiciones que le permitan su evolución natural mediante procesos darwinianos culturalmente menos inequitativos porque el futuro parece anunciar el aumento de la brecha entre pobres que podrán vivir más en condiciones siempre limitadas y ricos más ricos que podrán diseñar su descendencia gracias a la ingeniería genética para hacerla más privilegiada, inteligente, longeva, etcétera; la búsqueda de la felicidad; los “ismos” que cada vez más se alejan del hombre para incursionar en formas de comunicación, relación y significación caóticos, ubicuos.

            A momentos, Harari nos presenta una visión apocalíptica del futuro montada sobre el desarrollo de la tecnología informática en la segunda mitad del siglo XX e inicios del siglo XXI, y parece decirnos algo así:

Un nuevo fantasma –algorítmico- recorre el mundo, y puede ser más peligroso que el neoliberalismo porque no está centrado en acumular riquezas, sino acumular "Me gusta" o "me encanta" o cualquier otra expresión “emoticónica” que en el fondo son solamente bytes, datos de información. Puede ser más peligroso porque están al alcance de casi todos y ha despertado una fiebre por poseer cada vez más; a la vez, consume nuestro tiempo, sacrifica ratos de convivencia, banaliza el pensamiento, las amistades, los sentimientos. Es un fantasma absorbente, implacable, adictivo, que nos lleva a estar como moscas pegados a la pantalla de un celular, de una tablet, de una computadora. Es un sicofante que trueca contenido por forma y nos hace felices con semejante aberración. La pasión por el dato (cibernético, claro) es la emoción última que, ante sus ojos, lo justifica todo y hay que tenerlo y consumirlo antes que otros; nos ha desarrollado ese nuevo espíritu competitivo. Nos dice que ala, del otro lado, hay no sé quien, pero no importa porque es muy probable que sea un consumidor de datos del que poco o casi nada interesan sus ideas y reacciones (¿Para qué, si la propia memética las sintetizan y nos evitan el engorroso asunto de leer y pensar textos extensos y es capaz de generar, por otro lado, cápsulas que disparan una sonrisa o una molestia que hay que desechar para dejar espacio al siguiente mensaje en el muro?). Fantasma silencioso que atrapa niños, jóvenes, adultos y nos secuestra su tiempo, rompe las relaciones sociales, seda, produce constantes estados de ansiedad (la crisis de abstinencia de datos), hace olvidar la condición económica, arrastra políticamente: decía mi abuela, "absorbe el seso" y esclaviza (síganle los que quieran). En términos de Noah Harari, se trata del dataísmo y del fin del humanismo y particularmente el humanismo liberal que nos ha acompañado durante más de dos siglos. En suma, nos presenta una nueva y eficiente forma de cuasi-religión, y está allí, entre nosotros, ante nuestra vista y adquiere poder cada vez más ante nuestra ingenua creencia de que nada de negativo puede haber en ello. Las dependencias que han generado cientos de miles de visitas al terapeuta por familias desintegradas y por desapegos de otras experiencias de la vida en niños, adolescentes y adultos ya son para llamar nuestra atención. El algoritmo nos llama, nos atrapa, nos envuelve y corre el riesgo de suplantarnos, de someternos. La libertad antes en riesgo tiene más motivos para temblar.

 

Notas:

[1] Permítaseme obviar la profundización en el tema y, con ello, dar por sobreentendido que la conciencia presupone inteligencia y producción de mente. Si sobre el tema se desea profundizar, léase la producción de Antonio Damasio (1996; 2009; 2015).

 

Referencias bibliográficas:

  • Damasio, A. (1996). El error de Descartes. Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello.
  • Damasio, A. (2009). En busca de Spinoza. Madrid: Crítica.
  • Damasio, A. (2015). Y el cerebro creó al hombre. México: Booket.
  • Diez Martínez, F. (2014). Breve historia del Homo sapiens. México: Toombooktu.
  • Harari Yuval, N. (2017). De animales a Dioses. Breve historia de la humanidad. Ciudad de México: Penguin Random House.
  • Harari Yuval, N. (2018). Homo deus. Breve historia del mañana. Ciudad de México: Penguin Random House Grupo Editorial.
  • Kaku, M. (2014). El futuro de nuestra mente. México: Debate.

 

Cómo citar este artículo:

TOPETE LARA, Hilario, (2020) “Ventanas al futuro. Reseña de Noah Harari, Yuval (2018). Homo deus. Breve historia del mañana”, Pacarina del Sur [En línea], año 11, núm. 43, abril-junio, 2020. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Martes, 23 de Abril de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1890&catid=12