México y su revolución en la Revista Amauta, 1926-1930, de Roberto Padilla Moreno[1]

 

En estos últimos años existe en la historiografía de América Latina una preocupación creciente por revalorar muchas de las fuentes históricas que habían sido en el siglo decimonónico testimonios privilegiados de la historia y de los propios historiadores. Así, en estas dos décadas recientes, que forman parte de ese período de transito del siglo XX al XXI, las nuevas tendencias historiográficas vienen priorizando otra vez el análisis sistemático de la prensa y toda información en formato impreso y de interés     público que pueda brindarnos una mirada sugerente de la historia de nuestros países  latinoamericanos. En ese sentido, el estudio de los periódicos y de las revistas culturales relacionadas a las esferas políticas de su tiempo viene a representar un campo de investigación sumamente pertinente.

En esta perspectiva, se inserta el trabajo de Roberto Padilla Moreno sobre México y su revolución en la Revista Amauta. Esta investigación sustentada como tesis de maestría en la Universidad de San Marcos el 2008, nos ofrece una mirada realmente atrayente de la manera como un acontecimiento focalizado de una región de América termina convertido en todo un referente de escala y repercusiones internacionales. El trabajo basa su originalidad en el tratamiento metódico de una revista cultural reconocida de la época en que se desenvolvían, precisamente, los sucesos de la revolución mexicana. La figura de José Carlos Mariátegui como director de la revista analizada y paradigma de la intelectualidad latinoamericana de la primera parte del siglo XX, nos ofrece de por sí una argumento importante para ponderar nuestras opiniones que devienen de la lectura de este novedoso estudio.

El objetivo principal de Roberto Padilla en el trabajo está circunscrito “a conocer la imagen que la Revolución Mexicana proyectó en el Perú a través de la revista Amauta” entre 1926-1930, período en que esta publicación estuvo en circulación tanto en el ámbito peruano y latinoamericano. De este objetivo se desprenden varios puntos de reflexión. En primer lugar, el análisis del autor permite vislumbrar una inquietud por comprender la realidad de América Latina y sus revoluciones de principios del siglo XX, a partir de las vinculaciones que puedan existir por la circulación de las ideas políticas entre las diversas sociedades de estos espacios. De ahí, la presencia constante en las páginas de la revista Amauta por relacionar los sucesos de la revolución mexicana con los acontecimientos de la realidad peruana. Estudio comparativo central si se tiene en cuenta que estos espacios compartían problemáticas complejas e intrincadas como el problema del indio, de la tierra, de la identidad nacional y el de la identidad y el pensamiento latinoamericano. En segundo lugar, el estudio de México y su revolución en la revista de Mariátegui permite advertir un cambio de tendencia y valoración argumentativa de los sucesos conflictivos de la revolución.  Se pasa de un discurso de exaltación y confianza excesiva sin ninguna sombra de crítica y con una creencia  casi  religiosa, a una apreciación desencantada de la misma revolución y el reconocimiento de la imposibilidad de que dicho movimiento pueda llegar a ser una revolución socialista. Y, en tercer lugar, las reflexiones del autor están íntimamente relacionadas a examinar como la intelectualidad y los artistas de la revolución mexicana estuvieron en el debate y las respectivas agendas de acción tanto de los intelectuales peruanos como latinoamericanos. Entonces, se percibiría a la revolución mexicana no como un suceso local y de repercusiones regionales, sino de influencias y consecuencias continentales.

A partir de la delimitación de todos estos argumentos Roberto Padilla intentó con el estudio de la revista Amauta y las imágenes que ésta construyó de la revolución de México probar la hipótesis central de su tesis: que Amauta, preocupada en los asuntos políticos, literarios y artísticos de su tiempo, buscó promover la información y el debate intelectual y político, entre sus pares y su heterogéneo público lector en toda América Latina, de la problemática social, política, cultural y económica en que estaban inmersas aquellas naciones en consonancia con el futuro revolucionario y socialista. De este análisis se podría configurar, en forma específica, las repercusiones que tuvo “la Revolución Mexicana sobre el pensamiento político de la izquierda” peruana y conocer, de igual manera, la interpretación singular que asumió de la revolución. Por lo tanto, esta investigación no solamente nos muestra la revolución mexicana en Amauta, sino, también, la importancia de estos tipos de estudios para conocer cómo estas redes de circulación de la información y estos espacios públicos en donde las ideas políticas de las revistas y la prensa se difundieron pudieron haber ocasionado serias repercusiones en la sociedad latinoamericana de principios del siglo XX.

Con la intención de probar estos supuestos el autor divide su trabajo en tres capítulos. En el primero, su objetivo se centra en desarrollar el contexto histórico en el que se inscribe la investigación. Así, se presenta a la revolución mexicana como un acontecimiento complejo y a la vez impredecible por los constantes momentos de avances y retrocesos, estabilidad y anarquía, afirmación y negación, que hacen de la revolución un tema apasionante en el entendimiento de la realidad mexicana contemporánea. Estos vaivenes políticos se aprecian, por ejemplo, con la radicalidad de la revolución en las figuras de Emiliano Zapata y Francisco Villa y concluyendo con el freno del mismo proceso revolucionario después de la muerte de ambos y en los gobiernos de Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo Rodríguez entre 1928-1934. Esta realidad de México es contrastada con la situación del Perú en la segunda parte de este primer capítulo de la tesis. La presencia mayoritaria e incuestionable de la población indígena en ambos países refleja el porqué su intelectualidad encontró en el análisis de este sector social la propia reflexión del problema nacional. Así, el problema del indio terminó convertido en el problema de la nación. El indigenismo tanto en Perú como en México significó la defensa del indio y su cultura ante el avance del hispanismo y las repercusiones de la modernización imperialista. Figuras como Manuel Gonzáles Prada, Dora Mayer, Pedro Zulen, Luis Eduardo Valcárcel, Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui  discutieron el problema indígena desde distintos ángulos coincidiendo varios de ellos en que “la reivindicación indígena significaba la reivindicación de la tierra.” En las artes, al igual que en México, el indigenismo peruano supuso una concepción del arte vinculada a la revaloración de las expresiones nacionales e indígenas como lo mostraron claramente Enrique López Albújar, José Sabogal y Julia Codesido. Además, de los importantes descubrimientos arqueológicos de Julio César Tello que permitían conocer culturas antes inexploradas. Estas situaciones no fueron exclusivas de estos dos espacios de nuestro estudio pero representan, sin embargo, el meollo central de la realidad del mundo latinoamericano y el contexto en el cual se desarrolló la revolución mexicana y la coyuntura principal desde donde la revista Amauta creara sus propias imágenes de la revolución.

Precisamente, el segundo capítulo se inserta en la presentación de estas imágenes del proceso revolucionario. En un primer momento, el autor desarrolla las características particulares de Amauta y describe la incidencia del tema revolucionario mexicano en casi la totalidad de sus números. En ese sentido, es realmente significativo que en 23 de los 32 números que tuvo la revista podamos encontrar diversos textos referentes a la revolución de México. Esto hace comprobar la importancia de este acontecimiento en el escenario nacional e internacional. El propio Mariátegui señaló que Amauta no representaba ni una labor individual ni de grupo, sino un movimiento global que intentaba “plantear, esclarecer y conocer los problemas peruanos desde puntos de vista doctrinarios y científicos, pero considerando al Perú dentro del panorama del mundo.” Y, en esa perspectiva, el tema de la revolución mexicana abarrotó muchas de las páginas de la revista.

En general, fueron cinco las líneas de estudio que Roberto Padilla encuentra en la lectura que realiza  Amauta de la revolución. Así, dos de estas secciones; el análisis del mismo proceso de la revolución y del conflicto religioso que esto supuso en México, han sido abordados, por el autor, en el segundo capítulo del trabajo, mientras que, en el tercer y último capítulo, las otras tres secciones referentes a los intelectuales y artistas de la revolución son debidamente analizadas. En las dos primeras secciones Padilla ha identificado y estudiado 21 textos publicados en Amauta en forma cronológica. De aquel estudio de desprende que la revolución mexicana en el itinerario de la revista pasó por un proceso inicial de exaltación y confianza por las medidas revolucionarias que los autores de Amauta pretendían vincular al movimiento socialista, a una segunda etapa en donde la desconfianza, la sospecha y la crítica  porque esa idea inicial no se parecía a la realidad de México ni de los propios revolucionarios terminaría  ocasionando una visión desencantada de la revolución. En ese proceso, se puede advertir la violencia volcánica y trasformadora de una serie de revoluciones desarrolladas entre 1910 y 1917 que dejaron en promedio un millón de  muertos en México. Este panorama de la revolución estuvo relacionado a las luchas políticas de los diversos grupos de poder que hacían pensar muchas veces en el peligro contrarrevolucionario y el fracaso de los objetivos originales de este movimiento. Además, se debe percibir la influencia norteamericana en el desarrollo de la misma revolución por su constante vinculación u oposición con los gobiernos mexicanos.

En la creación de esa revolución exitosa podemos observar en las páginas de Amauta un tratamiento especial al tema de la educación indígena para la materialización de la revolución. Igualmente, la relación con el problema de la tierra y aquella frase conocida de “la tierra para el que la trabaja.” Estos argumentos formaban parte del ideal de una revolución triunfante casi inquebrantable que estuvo, no obstante, envuelta en un  cruento conflicto religioso. Pugnas que evidencian la intención de parte del Estado por separar los asuntos políticos de los religiosos y ganar al mismo tiempo la preponderancia laica en el terreno de la espiritualidad. Todo esto hace afirmar al autor que “en la historia de México la fe y los cambios revolucionarios han ido de la mano.” En ese sentido, Amauta en sus números expone estos debates en abierta crítica al poder de la Iglesia y la resistencia del clero a sostener los ideales revolucionarios y la conformación de un Estado laico.

En la parte final del segundo capítulo Roberto Padilla presenta los artículos críticos que  Eudocio Rabines y Esteban Pavletich dedicaron a la revolución mexicana. En estos textos de los últimos años de Amauta y en pleno gobierno derechista y represivo de la revolución de Portes Gil y Ortiz Rubio tanto Rabines como Pavletich rompen la visión exaltada y exitosa del movimiento que la revista había venido sosteniendo para recalcar que si bien la revolución mexicana era una revolución social no podía pensarse como un modelo de revolución socialista. Con todo ello, el ideal y la mitificación revolucionaria caía ante las críticas de los redactores de Amauta para terminar en el desencanto de la revolución.

Las percepciones de los sucesos políticos del movimiento insurgente en México no estuvieron desligadas de los espacios culturales, del debate y la producción artística e intelectual de América Latina. El último capítulo del estudio de Roberto Padilla incide en advertir precisamente cómo la revista Amauta saluda y concibe el papel de los intelectuales y artistas de la revolución mexicana. En diversos textos el foco de atención estuvo circunscrito en subrayar la importante trayectoria de José Vasconcelos como intelectual revolucionario y agente principal de la educación popular en México. El ímpetu de este personaje en el proyecto educativo de los pueblos como base fundamental para sostener la revolución fue bien apreciado por los colaboradores de Amauta. Igualmente, sobresale en la revista la figura de Mariano Azuela como el autor de la primera novela de la revolución, y el papel central de Diego Rivera como pintor revolucionario y promotor del muralismo mexicano como la principal expresión artística de la revolución. En esa tendencia, Rivera afirmaba que los hombres inmersos en todos estos  acontecimientos en México no podían ser indiferentes al arte nacional y que el Estado debía procurar su apoyo total para que se pueda enseñar política mediante el arte. Y, que los artistas, debían ser agentes de estos cambios y animadores para la conquista de espacios en donde al arte proletario pudiera expresar toda su importancia. Por lo tanto, en esta última sección se puede observar que la cultura estuvo en México al servicio de la revolución.

Como epílogo a este comentario podemos señalar que los tres capítulos analizados del trabajo representan en sí una apuesta por pensar la revolución mexicana en constante diálogo, discrepante o compartido, con la realidad peruana y latinoamericana. Intenta encontrar el móvil de los movimientos y problemas continentales que afectan a ambas realidades y que a pesar de las distancias se encuentran unidas por vínculos muchas veces imborrables de la memoria colectiva nacional y americana. Entonces, la investigación de Roberto Padilla, México y su revolución en la Revista Amauta, nos ha mostrado como a partir del análisis minucioso de una publicación intelectual, podemos nosotros, los interesados en la realidad de América Latina, encontrar pistas sugerentes para comprender mejor los vaivenes de los sucesos políticos de un país en relación al pensamiento y el debate de las ideas que sostienen con otras naciones, apostando siempre porque esas discusiones rompan el ámbito privado de su difusión e ingresen en un espacio más amplio en donde los problemas sean comunes y los caminos para su resolución también. Amauta se inscribe  así es ese modelo de revistas en donde no se debate cosas locales ni provinciales solamente, sino interrogantes y problemáticas comunes de alcances internacionales.

 


Notas:

[1] Roberto Padilla Moreno, México y su revolución en la Revista Amauta, 1926-1930,  Lima, Cybertesis-Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2008, 237pp. En línea en: http://www.cybertesis.edu.pe/sisbib/2008/padilla_mr/html/index-frames.html

[2] Licenciado en Historia por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú, y candidato a Magister en Historia por la Universidad Nacional de San Martín-Instituto de Estudios Sociales, Argentina. Ha sido Becario Roberto Carri (2009-2010) y, actualmente, es becario doctoral del CONICET en el Instituto Ravignani de la UBA. Ha publicado los libros: Sociedad Colonial y vida cotidiana en Lima a través de las páginas de El Investigador del Perú, 1813-1814 (2007); Lima a través de la prensa (2008); y, en coautoría con María Aguirre, La educación popular en los tiempos de la independencia (2011);  Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.