Reseña del libro: Capital, trabajo y nueva organización obrera, de Esthela Gutiérrez Garza; Adrián Sotelo Valencia y Dídimo Castillo Fernández, (Coordinadores)

José Miguel Candia [i]

RECIBIDO: 15-01-2014 ACEPTADO: 01-02-2014

 

Los estudios y la elaboración de diagnósticos sobre las condiciones y evolución del comportamiento de los mercados  de trabajo en la región, ha sido una preocupación permanente de las ciencias sociales latinoamericanas. Una mirada sobre el quehacer de las instituciones académicas, centros de análisis de los temas laborales y otras instancias de reflexión y seguimiento de los problemas del empleo, permite identificar hasta qué grado las cuestiones del trabajo se han implantado como temas prioritarios de las investigaciones sociales. Se trata, sin dudas, de uno de los aspectos más sensibles de la realidad social latinoamericana. El libro que aquí se presenta, responde con creces a esta preocupación y ofrece un conjunto de valiosos estudios para abordar el tema de referencia.

Como tendencia, puede afirmarse que los puntos de interés y los núcleos de reflexión sobre los cuales se centran los estudios han variado en los últimos 25 años. Un primer enfoque, muy difundido hasta mediados de la década de los setenta, otorgó prioridad al crecimiento del trabajo asalariado junto a la consolidación de los sindicatos y partidos con base social obrera. También las crónicas sobre el seguimiento de la intensidad y características de las luchas sindicales, ocuparon un espacio relevante. El interés estaba puesto en el comportamiento de la clase obrera como actor social portador de un mandato histórico, el derrocamiento del capitalismo y la instauración del socialismo. Esta misión constituía un horizonte teórico-político de enorme gravitación y dio lugar a la generación de una vasta literatura estructurada, en muchos casos, en el género de las  investigaciones “macro” históricas sobre el surgimiento y consolidación del movimiento sindical y el registro de las protestas sociales.


A partir de la década de los ochenta las preocupaciones de académicos, analistas sociales y militantes de los movimientos y partidos de izquierda, cambió de ejes. La llamada crisis de la deuda coincidió con la reestructuración del capitalismo a escala internacional y con el abandono gradual del sistema “fordista” de organización del trabajo en los sectores más dinámicos de la industria. La incorporación del “toyotismo” y de los “círculos de calidad” alteró las antiguas estructuras de puestos y los contenidos de las funciones productivas. Los sindicatos fueron sorprendidos por la velocidad de las innovaciones tecnológicas aplicadas a la producción y el reemplazo de las antiguas líneas de montaje por unidades con autonomía relativa para ejecutar la totalidad de las tareas, subsanar errores y proponer alternativas de mejora. Estas condiciones, sin ser de aplicación uniforme en todas las ramas de la industria, modificaron las relaciones obrero-patronales y pusieron en entredicho las antiguas formas de negociación colectiva entre empresas y trabajadores. Con el fin de promover el abaratamiento de los costos derivados del “precio” de la mano de obra, las gerencias aplicaron dos estrategias principales, la sustitución de trabajadores por nuevos equipos con base tecnológica de carácter informático  y la relocalización de las plantas productivas en regiones con ventajas comparativas. Entre otros factores, son de especial significación la proximidad con los mercados a los cuales está destinada la producción; los subsidios y facilidades que se otorgan a la inversión extranjera directa; la disponibilidad de fuerza de trabajo local con la calificación y experiencia requerida y un aspecto sustantivo, la solidez de las organizaciones obreras y la tradición de lucha del movimiento sindical en las regiones en las cuales tienen previsto establecerse las filiales de las corporaciones transnacionales.

Una parte significativa de la producción académica y política de los últimos veinte años muestra un giro radical de los estudios del nivel “macro”, al “universo micro” de las empresas y de los nuevos esquemas de organización del trabajo. Sin aviso y en poco tiempo, emergieron nuevos desafíos en el mundo del trabajo y el peso brutal de una nueva correlación de fuerzas en el ámbito internacional, abrió espacios inéditos de discusión sobre aspectos de la vida laboral que habían resultado secundarios cuando la mirada estaba puesta en lo que parecía ser un porvenir cercano y venturoso.

Atentos a esta preocupación, Esthela Gutiérrez Garza, Adrián Sotelo y Dídimo Castillo, coordinadores del libro, parten de este aspecto medular, reconocer que las condiciones económico-sociales cambiaron sustancialmente al agotarse la estrategia de industrialización protegida a cuyo amparo se expandió el empleo asalariado y creció el protagonismo político de los sindicatos. Admitiendo ese presupuesto, el libro se estructura en tres grandes apartados que llevan de la mano al lector, el primero está dedicado a un aspecto de carácter general sin el cual resultaría incomprensible la lectura de los temas que integran los capítulos siguientes, se trata del abordaje de una cuestión toral: “Capital y trabajo en los entornos de la crisis capitalista”. Los cuatro autores que se incluyen en este apartado explican, con sobrados argumentos, que  las mutaciones sufridas por el mundo laboral y las nuevas estrategias del capital a escala mundial solo resultan comprensibles si se entiende que desde fines de la década de los setenta, las grandes corporaciones internacionales han definido nuevas estrategias de inversiones en los mercados emergentes y que el incremento y  apropiación de la ganancia también pasa por la “reconfiguración del patrón de reproducción del capital”. Los ensayos de Giovanni Alves, Marcilio Rodríguez Lucas, Alain Ramos García y Noé López Cabrera dan cuenta del reordenamiento capitalista a partir de conceptos fundamentales como la teoría de la ley de la tendencia a la caída de la tasa media de ganancia y la aplicación del sistema “toyotista” de organización del trabajo.

En el segundo apartado, las autoras Esthela Gutiérrez y Elizabeth Gálvez rescatan el concepto de trabajo decente formulado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), como una opción válida para resolver temas clave como el derecho al trabajo, los salarios justos y la defensa de los derechos laborales. Por su parte, Dídimo Castillo y Adrián Sotelo analizan los procesos de subcontratación y “deslocalización” de las actividades productivas con miras a la reducción de costos y la evasión de responsabilidades laborales, esta práctica patronal genera la precarización del trabajo y pérdida de derechos y prestaciones.

Completan este apartado Claudia Mazzei y Luisa Gaspar de la Teja. La primera ofrece un detallado estudio de la marcada tendencia  a una  mayor participación de la mujer en el mercado laboral, mientras que  Gaspar de la Teja analiza las corrientes migratorias mexicanas que se dirigen a Estados Unidos a partir de la implantación de las políticas económicas neoliberales.

En el tercer gran apartado del libro se analiza la nueva organización política de la clase obrera. En esta sección el brasileño Ricardo Antunes presenta un panorama detallado de las formas de inserción laboral más precarias hasta las figuras contractuales directamente vinculadas a las nuevas tecnologías. En la colaboración de Henrique Amorín se aborda un tema por demás polémico: la pérdida de la centralidad del trabajo y la crisis del marco conceptual marxista. El autor ofrece argumentos en sentido contrario y abre las puertas para debatir ambas cuestiones a la luz del acontecer de la situación económica actual y del protagonismo de las organizaciones sindicales.

En otros ensayos se analizan el carácter de las protestas sociales protagonizadas por actores desplazados del mercado laboral o con una débil inserción en el mundo del trabajo y la naturaleza de las organizaciones en las que se nuclean. Entre otras, se mencionan las agrupaciones barriales y de trabajadores desocupados (piqueteros), así como diversas formas autogestivas de asociación destinadas a generar bienes y servicios básicos.

El caso de las innovaciones tecnológicas incorporadas a la cadena productiva de la caña de azúcar, en la región del Triángulo Mineiro, en el Estado de Minas Gerais, es estudiado por Fabiane Santana, Carlos Lucena, César Fagiani y Luiz de Franca. Por su parte, Paula Varela, contribuye con el análisis de los efectos de la crisis internacional 2008-09 sobre la economía argentina y en particular sobre las organizaciones obreras y el surgimiento de un sindicalismo de base.

Esta tercera parte del libro se cierra con el artículo de Víctor Sánchez acerca de la extinción de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro y el desconocimiento, por parte del Estado, del antiguo Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

Como cierre de esta reseña podemos dejar que sean los propios coordinadores de la obra quienes expresen el sentido que anima el conjunto de los materiales que integran el texto.”Esperamos que los distintos ensayos incluidos en el presente libro sirvan para debatir y profundizar el verdadero significado de la crisis capitalista en curso, así como para vislumbrar alternativas de contenido social para la enorme masa de trabajadores y las poblaciones afectadas por los impactos de las políticas neoliberales en todo el mundo.” p.11



Notas:

[i] México, Universidad Autónoma de Nuevo León- Porrúa Editor, 2012, 351 págs.

 

Cómo citar este artículo:

CANDIA, José Miguel, (2014) “Reseña del libro: Capital, trabajo y nueva organización obrera, de Esthela Gutiérrez Garza; Adrián Sotelo Valencia y Dídimo Castillo Fernández, (Coordinadores)”, Pacarina del Sur [En línea], año 5, núm. 20, julio-septiembre, 2014. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Sábado, 20 de Abril de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=996&catid=12