Reseña del libro Vivir el exilio en la ciudad, 1928. V. R. Haya de la Torre y J.A. Mella, de Ricardo Melgar Bao[1]

Mario Pavel Díaz Román [2]

María Cecilia Jaramillo Minchel [3]

RECIBIDO: 12-05-2014 ACEPTADO: 22-06-2014

 

Con un elaborado trabajo de reconstrucción histórica, un  oportuno rastreo y documentación de redes intelectuales acompañado de precisas inferencias, sobre todo para el caso de Víctor Raúl Haya de la Torre, se publica el más reciente libro  del historiador y antropólogo Ricardo Melgar Bao Vivir el exilio en la ciudad, 1928. V. R. Haya de la Torre y J.A. Mella.

El tema central del texto es la contienda ideológica y política entorno a la lucha antiimperialista y la revolución continental teniendo como  dialogantes  al cubano Julio Antonio Mella y al peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, cada uno con sus respectivas organizaciones.  Historiográficamente, el tema había sido trabajado, no obstante las lecturas imperantes “han sido descuidadas o tergiversadas por la historiografía contemporánea, la cual ha apostado más a una lectura formalista de la contienda ideológica  y política que ambos libraron” (p.18) Por otro lado, destacan el giro historiográfico de Pedro Planas, en específico en relación con los orígenes de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), y la nueva historiografía cubana, resaltando el encomiable esfuerzo de Ana Cairo, que  ha señalado las contradicciones sobre el papel de la clase obrera y de la pequeña burguesía en los procesos revolucionarios en los países semicoloniales   en la obra de Julio Antonio Mella.

 El libro de Ricardo Melgar dota de nuevos aires a la disputa, pues trasciende la pugna programática al insertarle en un marco  de referencia pleno de incandescencia y debate intelectual, la ciudad de México a fines de los años 20´s, contextualizado por la lucha antiimperialista y antidictatorial del exilio latinoamericano. Todo ello con impacto no sólo en la esfera pública  capitalina, puesto que influyó y eventualmente posicionó  a las redes del exilio, y sus respectivas prensas, a lo largo del mundo y con efectos prácticos en la Nicaragua frente a la agresión imperialista.


 La conflagración político-ideológica entre el cubano y el peruano tiene como espacio central la ciudad México. A finales de los años 20´s la ciudad se concebía como uno de los más  activos centros de debate entre variadas corrientes intelectuales a nivel mundial (ver el interesante artículo de Barry Carr en Pacarina del Sur), polo de atracción de los exilios latinoamericanos y, parafraseando a Fernando del Paso, guarida de tránsfugas. El clima político e intelectual propiciaba, pues, la discusión activa de distintos posicionamientos políticos (sobre todo si se tiene como referencia los encarnizados diferendos   entre el callismo y las compañías petroleras, lo que llevo a maniobras militares norteamericanas en la frontera con México y a la intención del gobierno de incendiar pozos petroleros) y facilitaba la  construcción de organizaciones antiimperialistas, sobre todo bien vistas si manifestaban un apoyo explícito a Calles de  cara a su confrontación con los Estados Unidos

En ese contexto, la acogida de exiliados latinoamericanos tenía una utilidad política para el callismo, pues permitía posicionar geopolíticamente al naciente régimen frente a la rebatinga por el oro negro. Bajo ese talante se puede leer la recepción de cubanos, venezolanos y peruanos, principalmente, mismos que apelaban al apoyo  mexicano en busca  de consolidar sus proyectos antidictato  riales. Su presencia dotó al ambiente político intelectual citadino de un singular y activo cariz, pues se nutrió de las distintas tradiciones intelectuales-organizativas, lo que modeló al  campo intelectual como una red flexible,  con una esfera pública extensible  allende a las fronteras nacionales y con impacto concreto en las redes del exilio presentes a lo largo del orbe.

La configuración del campo intelectual citadino  fue el terreno donde se libraron las “contiendas entre apristas y comunistas […] vinculados a una urdimbre política tejida por sus redes internacionales, pero también por el desplazamiento forzoso o voluntario de militantes y líderes” Con esa idea, Ricardo Melgar apuesta a “leer las diferentes aristas de la cultura y la coyuntura política que les tocó vivir […], los cuales son refrendados o ampliados por los textos y testimonios de coetáneos” (p.64) El insumo de investigación básico  es la imprenta radical, muy activa por aquellos años, misma que sirvió como medio de comunicación e integración de redes, no obstante la pugna ideológico-política se hizo presente “de manera simultánea y aleatoria en revistas y periódicos de otros países, con relativa autonomía frente a la presencia física de sus contingentes: Mañana  de la Habana, Repertorio Americano  de San José, Meridiano de la Paz, Justicia de Montevideo, Claridad de Buenos Aires, Ariel de Tegucigalpa, Boletín Titikaka de Puno, La Sierra de Lima y La Prensa  de Nueva York.” (p.22)

El punto de arranque del diferendo es en 1927 en Bruselas, Bélgica, con motivo de la celebración del Congreso Mundial contra el Imperialismo y la Opresión Colonial, la avanzada de Comitern en la articulación de esfuerzos anticoloniales y  expansión su espectro de influencia. Los distintos posicionamientos entre Haya de la Torre (representante del APRA y delegado peruano-panameño de la Liga Antiimperialista de las Américas, LADLA) y Julio Antonio Mella (representado al Comité Continental de Organización de la LADLA y delegado mexicano) signaron el quiebre definitivo del movimiento antiimperialista latinoamericano. Fue propiciado por  la negativa de Haya de la Torre en la aprobación de la “Resolución sobre América Latina”, lo cual dotó de hipotético protagonismo y reconocimiento a su proyecto continental, hecho que le fue duramente recriminado por Mella; pues Haya, como representante  panameño de la LADLA, aprobó la resolución, mientras que como delegado del APRA le objetó. En el fondo, el Congreso desveló la lucha interna por la dirección del movimiento antiimperialista a nivel regional.

Ya en 1928, y con ambos personajes presentes en la Ciudad de México, el precedente de Bruselas se actualiza y cobra nuevos aires. La recepción de cada uno de ellos se apoyó en las redes intelectuales trenzadas; Haya de la Torre se le vinculó, obviamente, al exilio peruano y a las redes intelectuales vasconcelistas, mientras que a Mella  se le relacionó directamente al comunismo – no hay que  olvidar la comprometida militancia del cubano con la izquierda revolucionaria mexicana y si futura expulsión del Partido Comunista Mexicano-  y al movimiento estudiantil.

La polémica en la Ciudad de México tuvo, principalmente, dos grandes lugares de referencia. En primer lugar destaca las páginas de El Machete – en especial la columna Entre la hoz y el martillo- donde Mella lanzó incisivas críticas a los vacilantes  posicionamientos del aprismo frente a la coyuntura. En segundo lugar, y quizá el espacio central, fueron el ciclo de siete conferencias ofrecidas por el peruano en el palacio de San Idelfonso, ambos interactuaron vis a vis, y sobre todo, donde  la mordaz crítica de Julio Antonio Mella se hizo sentir, en especial en relación con el programa económico del APRA por no representar éste una propuesta de avanzada, según Mella, frente a ello Haya de la Torre se mostró renuente a generar polémica.

Más allá de  la lucha ideas, Melgar Bao apunta que los diferendos entre ambos  no sólo deben leerse bajo la lógica de la disputa por la hegemonía en la lucha antiimperialista a nivel regional, antes bien se deben visualizar en la competencia por los recursos y apoyos mexicanos en el financiamiento de sus respectivas iniciativas. Así mismo,  y retomando el altercado y potenciando el tono, el punto álgido del disenso son los posicionamientos dispares frente a la  solidaridad y apoyo activo con la lucha del pueblo nicaragüense y la publicación del ¿Qué es el ARPA? por parte de Julio Antonio Mella.

En 1927, y de cara a la invasión norteamericana a Nicaragua, se organizó la resistencia encabezada por Augusto Cesar Sandino,  General de hombres libres, y con ello la solidaridad internacionalista. La invasión dotó de una oportunidad única a los dialogantes, pues la coyuntura posibilitó lecturas y acciones in situ frente a la agresión  imperial. En ese contexto, “Mella y Haya de la Torre coincidieron en asumir como propia la causa de Sandino frente a los Estados Unidos y a la oligarquía nativa, aunque discreparon en su alternativas de apoyo” (p.125) Por el lado del APRA, se creía oportuno  “favorecer la vía electoral bajo arbitraje intelectual y defender simbólicamente la vía armada de la resistencia” (p.118), mientras que por el lado de la LADLA se mostró un firme apoyo a Sandino, quizá la mayor acción de la liga. Ambas organizaciones enviaron combatientes, por parte de Haya se envió a un solitario Esteban Pavletich, contingente similar consignó el APRA para derrocar a Leguía, mientras que del lado de Mella se comisionó a un contingente de decididos militantes como fuerza de apoyo a la guerrilla nicaragüense, lo que dotó de trascendencia internacional a la LADLA y fortaleció su posicionamiento frente a la Alianza

A finales de marzo y principios de abril de 1928  Mella publicó  La lucha revolucionaria contra el Imperialismos ¿Qué es el ARPA? que tenía como objeto, según anuncios en El Machete “prevenirse contras las mixtificaciones oportunistas”. El planteamiento general del militante cubano  fue cuestionar “a fondo el proyecto aprista [que]  lo caracterizó como populista extrapolando el criterio leninista”, por otro lado, y aprovechando la ocasión, Mella convirtió su crítica al APRA, en la crítica a todas las organizaciones alternativas a la LADLA, a las cuales acusó de ser engendros del reformismo y el oportunismo (pp., 150-152). En este juego de espejos la respuesta a “un audaz” por parte de Haya de la Torre fue la publicación de El Antiimperialismo y el APRA,  no obstante el texto que en términos teóricos tuvo que ser publicado en 1928, no fue publicado hasta 1936 en un panorama intelectual distinto donde el dirigente peruano contaba con otros intenciones, además de que el disenso se atemperó con el artero asesinato del héroe cubano,  donde muestra un ideario general organizativo del APRA.

El argumento de fondo de la disputa se refiere a la lectura estratégica de cada uno. Haya pugnaba por una interpretación basada en la autoctonía política de la región más allá de las fórmulas comiternistas, lo que hacía ver con buenos ojos los ensayos organizativos del Kuomitang chino, y disolvía, todo en uno, las diferencias entre alianza, frente y partido. Mella postulaba la organización más centrada bajo los esquemas de partido y clase, lo cual le llevó a ignorar todo potencial revolucionario a indígenas y negros. La contienda, pues, es un ejemplo, singular o no,  de como “las banderas antiimperialistas más que sumar, terminaron restando adhesiones, o mejor dicho, suscitaron un proceso de fragmentación y polarización ideológica y política” (p.128)

La investigación está sólidamente sustentada en el análisis de redes. Sorprende el acopio tan diverso de fuentes, pues más allá de la crítica historiográfica y de las fuentes usuales a una investigación de este tipo, Melgar Bao consulta mensaje cablegráficos, boletines, biografías, novelas, fondos reservados, archivos privados, epístolas, además de  entrevistas realizadas por el autor en los 80´s a protagonistas del entramado descrito.

La lectura de la obra se facilitaría aún más con una asignación y distribución más clara de las notas al pie de página, pues en varios casos se habla de figuras como Esteban Pavletich o Magda Portal, por poner un ejemplo, sin embargo la nota al pie de página donde se presentan datos biográficos no empata con la primer mención del personaje.



[1] México, Ediciones del Taller Abierto, 2013.

[2] Licenciado en estudios latinoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Maestro en estudios políticos y sociales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Doctorante (XVI promoción) por el Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México. Especialista en seguridad, política antidrogas, conflicto armado colombiano y política comparada. Ha impartido clases a nivel bachillerato y licenciatura, ponente en eventos nacionales e internacionales.

[3] Licenciada en sociología por la Universidad de Chile. Maestra en gobierno y asuntos públicos por la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Doctorante en Ciencias políticas y Sociales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Especialista en seguridad, prevención social, conflictos urbanos y victimología.  Experiencia diversa  en asociaciones civiles, en el Centro de Estudios de Seguridad Ciudadana de la Universidad de Chile y en investigaciones cualitativas relacionadas con el tema de violencia. Cuenta con ponencias nacionales e internacionales.

 

Cómo citar este artículo:

DÍAZ ROMÁN, Mario Pavel; JARAMILLO MINCHEL, María Cecilia, (2014) “Reseña del libro Vivir el exilio en la ciudad, 1928. V. R. Haya de la Torre y J.A. Mella, de Ricardo Melgar Bao”, Pacarina del Sur [En línea], año 5, núm. 20, julio-septiembre, 2014. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Martes, 23 de Abril de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=997&catid=12