Gamaliel Churata, anarquismo y educación

Gamaliel Churata, anarchism and education

Gamaliel Churata, anarquismo e educação

Arturo Vilchis Cedillo

RECIBIDO: 04-09-2016 APROBADO: 14-11-2016

 

A Erre A por compartir este trayecto.

 

A Yanina De la Riva y familia por su hermandad

Para Estrella Peralta Castro, quien como wara wara hoy nos ilumina.

 

Introducción

La obra de Gamaliel Churata permite un amplio horizonte hermenéutico, en este caso haremos un análisis desde la educación, porque la reflexión que hizo de la misma  en su obra marcha paralela a la elaboración de una filosofía política,  involucrando juicios de valor e implicando asumir una posición política e ideológica, aspectos que posibilitan no sólo la crítica a la educación y a los sistemas de  la educación vigentes, sino al mismo tiempo es una crítica del sistema de gobierno, de las instituciones, de las prácticas del poder, así como de los hombres y de las sociedades cerradas en estructuras sociales rígidas, raciales y jerárquicas, donde la población originaria fue excluida,

Su obra parte de lo concreto,  de una realidad sociohistórica y en una práctica dialógica, de la  realidad social y material hacia la conciencia, a través de un procedimiento de reflexión, crítica y creación,  ejes que propician un acto y compromiso de transformación integral. Al referirme a una transformación integral, significa una revolución en todos los sentidos no sólo el aspecto económico, sino lo ético, político y social.

En la obra de Churata, no definimos como primera instancia una concepción sobre la educación, como una abstracción conceptual ahistórica, definitiva y estática, sino que su definición se va conformando a través del proceso inductivo de interpretación de algunos escritos de su obra, por supuesto, sin olvidar algunos avatares de su vida. La educación es entonces que se irá construyendo como una filosofía de la praxis, que se articula a una eticidad, es decir, se  concibe desde una posición y compromiso ético, filosófico e ideológico, con los otros, con los quechuas-aymaras, fundado en el comunismo libertario y en las tradiciones, conocimientos y sabidurías de las comunidades andinas originarias.

Churata concibió a la escritura como mecanismo fundamental en la lucha  por la liberación social y de reconstitución de una nueva humanidad. Arturo Pablo Peralta Miranda (1897-1969), mejor conocido bajo el pseudónimo de Gamaliel Churata, periodista y escritor originario de Arequipa, Perú,  vivió y desarrolló gran parte de su  obra en Bolivia y desplegó su obra bajo diversos sobrenombres: Juan Cajal; Gamaliel Churata; El Gringo Gramajo; El Hombre de la calle, etc. 


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Aunque su concepción acerca de la educación, es planteada por Churata desde la circunstancia y problemática del poblador andino aymara-quechua, y centró su interés en la problemática sur andina peruano-boliviano, ello no imposibilitó que mirara en el espejo político boliviano el drama continental. Gamaliel  fue producto de las condiciones histórico-sociales de las que surge y en las cuales se desenvolvió, como un hombre de quehacer político, lleva e impregna una fenomenicidad individual en su acontecer, fundada en una ética, principios que irán regulando su practicidad. Escribe sobre un proyecto político y para ello indaga en cómo alimentar dicho proyecto  y llevarlo a la realidad histórica. Porque no se puede hablar fuera de la comunidad y hablar involucra en aymara: una amunuyaka, otra forma de pensamiento.

 

Hacer brecha en la tierra

Hacia principios del siglo XX en el departamento de Puno, la educación se vinculó  con las comunidades aymaras y quechuas.  La educación fue el mecanismo que surgió en la búsqueda de una estrategia de defensa de su propio proyecto de sociedad fundado en una restitución de las tierras usurpadas así como en las tradicionales formas de organización económica, política y social.

Las comunidades quechuas y aymaras de Puno, Perú y de algunas áreas del altiplano boliviano aspiraron contener el analfabetismo,  ya que en gran parte  era el culpable del abuso y el engaño por parte de los latifundistas y los mestizos, quienes cometían robo, adulteración de documentos y trámites legales para el despojo hacia las comunidades andinas. Los aymaras y quechuas  en su  mayoría sin saber leer y escribir y en combate a la usurpación de la que eran objeto, recurrían hasta entonces a escribanos, qilqiris o tinterillos y a abogados mestizos, quienes la mayoría de las veces actuaban coludidos con los hacendados-gamonales  para despojar a las comunidades de sus propiedades.

El acercamiento de Churata a la educación de poblaciones andinas fue desde pequeño, siendo “wawita”, ya que fue llevado varias veces por su padre Demetrio Peralta a la Escuela de Utawilaya, del profesor aymara Manuel Allqa Cruz, más conocido como Manuel Zúñiga Camacho. La escuela de Utawilaya, próxima a Platería en el distrito de Chucuito, departamento de Puno, Perú, funcionó de forma clandestina de junio de 1902 a 1905. Zúñiga Camacho,  realizó un trabajo educativo semejante al que en esos años y en años posteriores realizaron los preceptores indígenas y los caciques apoderados y sus escuelas clandestinas en Bolivia.[1] Churata convivió en la escuela de Zúñiga Camacho con los niños y adultos que asistían: “fui testigo de un hecho en las pampas de Utawilaya, lugar donde se alzaba el terrazgo de ese prohombre de nuestro mundo que fue Manuel Camacho el Apóstol.”[2]

Siendo niño, percibió los principios fundamentales de la escuela de Utawilaya: el derecho de los aymaras a la educación desde su propio universo cultural y simbólico; la organización para la producción y la defensa de sus derechos y tierras. Si bien, la escuela de Zúñiga Camacho, no prosperó por las presiones de gamonales-latifundistas y autoridades, ya que él fue llevado a prisión, acusado de agitar la sublevación indígena de Pomata; al salir en 1906, años después tuvo que heredar su escuela al adventista alemán Fernando Stahl, miembro de la congregación del Séptimo Día, quien también fue conocido por  Churata en su niñez:[3]

Pasará a la Historia del Perú la Escuela de Jutawilaya rinconzuelo de ayllu donde vive ese hombre apostólico que es Manuelito Camacho Alka. La revolución de Platería que con sobrada superficialidad se atribuye a los yankes evangelistas, es, en puridad, obra de Alka.[4]

 

La escuela de Manuel Allka, independientemente de que  fuera  parte de una educación  adventista, fue vista como  refugio y defensa frente a una  Iglesia católica que se oponía a que los  indígenas  ingresaran a sus seminarios:

El indio que es quien más contribuye a los derechos parroquiales, fomentando toda clase de fiestas, no disfruta ni de una sola beca en los seminarios y centros docentes católicos, al revés de lo que ocurre con las escuelas protestantes, que habiendo abierto puertas amplias, en once años nos han enseñado, muchas de las cosas que los mistes y supuestos blancos no quieren olvidar en clubes y cantinas.[5]

   

La creación de la escuela fue un espacio que se irradió a diversas regiones,[6] desde 1916 con una asistencia de 2,200 alumnos de la ribera sur del lago, a 1923, año de la rebelión de Wancho-Lima con 3,619 alumnos en la ribera norte del lago.[7] Manuel  Allka, no sólo fue un educador, también contribuyó en la defensa de las comunidades andinas, al presentar innumerables memoriales ante las autoridades de la nación donde estipulaba “la abolición de servicios, la restricción de fiestas de iglesia obligadas”, así como “la defensa de las escuelas establecidas.”[8]

De esta forma, Manuel Zúñiga Camacho o Manuel Allka, se convirtió en uno de los principales auxiliadores de los movimientos aymaras y quechuas: “Entre  1915 -1925, hubo el levantamiento general de los indios con nombre “Tahuantinsuyo”, Camacho fue el principal eje de consulta, pero no de sangre.”[9] 

La escuela y la educación, debía ser el espacio  donde se daba la transmisión de la herencia cultural de las comunidades nativas y por ende su sobrevivencia a través de las épocas. La educación era la estrategia de liberación, debía comenzar en la conciencia del  indio, en su mente, dejar de considerarse un objeto para los demás, como lo estimaba  hasta entonces su condición de servidumbre y justificar su conversión a un sujeto pleno:

Necesitan ojos (como llaman al saber leer y escribir) i juran tenerlos, i es ésta su irresistible y tenaz obsesión. […] Eligen a sus mensajeros y los sitios en que deben levantar sus construcciones escolares; […] Envían a  sus delegados a la capital de la República, a la del departamento i la de la provincia en demanda de justicia y escuelas, son ellos contra las más efectivas amenazas de muerte, incendio y destrucción que ya se han realizado, en no pocas partes, edifican, a sus propias expensas, locales para sus escuelas i hasta contratan y llevan a sus propios maestros, i ellos q’ ven con sus ojos el negativo patronato católico de cuatro siglos, van en peregrinación interminable a las misiones evangélicas a solicitar su acción moral y sus escuelas.”[10]   


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Utahuilaya y Zúñiga Camacho (Allka Cruz) siempre fueron admirados por Churata y ambos se constituyeron fundantes en su pensamiento: la semilla de una educación distinta para las comunidades nativas y para toda la población del altiplano. Pero Churata y Allka Cruz compartieron desde su distancia  generacional, lecturas e ideologías que impregnaron en su pensamiento, fundamentalmente del anarco-comunismo. Por un lado Allka Cruz, no sólo se alimentó del adventismo, sino que su  práctica educativa se nutrió del pensamiento ácrata como lo reseñaba el periódico El eco de Puno: “Es el indio más pobre de ese aillu, pero así mismo el más industrioso y activo. Hace de curandero i sastre. Su biblioteca se compone de la Biblia, Evolución i Revolución de Reclus i un libro de medicina práctica.”[11] Allka Cruz leía el socialismo libertario y desde su articulación comprendió que la escuela para   los aymaras debía ser considerada, como un método de lucha, de gran utilidad para la preparación  intelectual. A través de ella, permitiría que las comunidades se acercaran a la realidad política y social,  como un mecanismo de defensa de sus derechos civiles y políticos ante una justicia que era  ajena  y desconocida para ellos.[12] 

Por su parte Gamaliel Churata aún bajo el nombre de Arturo Peralta en 1915 y con 18 años, señalaba en el periódico  La Voz del Obrero, que la educación no sólo era la constitución de un ideal sino  “el luchar por la emancipación del indio.”[13] Desde su juventud se nutrió del pensamiento anarquista, sus lecturas sobre Manuel González Prada, Jean Grave, Kropotkin, etc. Lecturas que influyeron en su pensamiento, como manifiesta su hija Estrella: “Mi padre leía con frecuencia dos libros, La Biblia y otro de un tal Grave, no recuerdo bien el nombre”.[14] Afinidades filosóficas, éticas y políticas con los ácratas que lo llevaron a divulgar las cuestiones sociales y el pensamiento del socialismo libertario entre sus contemporáneos de Gesta Bárbara en Potosí, Bolivia (1917): “Debo acusarme de hacer sido quien –sin éxito para ser verídico- arrastraba de las crinejas la cuestión social y divulgaba a los anarquistas Malato, Backunine, Reclus, Jean Grava, etc. Tratando de inducir al grupo a “sentir los problemas del pueblo.”[15]

Diversas fueron las vertientes de donde Churata alimentó su pensamiento y quehacer ácrata, desde  la relación con su  padre Demetrio Peralta quien en Puno fundó con otros trabajadores  la Sociedad Fraternal de Artesanos, organización de carácter mutual y ácrata, y su vehículo escritural, La Voz del Obrero (1915-1918). Diario en donde mostró, desde entonces, un gran interés por criticar la educación vigente y el papel fundamental de otra educación en la población:

La masa popular se levanta altiva –esto no muy raras veces-, cuando tal hace, es porque en sus ideas, que nacen al calor de la moral natural, forjada junto al fragor del yunque, aportan la justicia pero le doblega la canalla, porque están constituidas las patrias en tal forma, que al igual que se implanta escuelas para desterrar la ignorancia de los hombres, creando ciudadanos conscientes, que no serán víctimas humildes de la brutal tropelía, también se implantan escuelas donde otros hombres ¡hijos del pueblo! Que no aprendieron el civismo de aquellos, les exterminarán, cuando no se acate la soberanía y rotunda voluntad del mandón!! [16]

 

Además de la circulación de lecturas, obras y militantes ácratas por la zona lacustre, fuese como crotos (militantes ácratas que pasaban como aventureros), caminantes, perseguidos políticos, etc.,  y su militancia junto con otros luchadores sociales y defensores del indio en la Asociación Pro Indígena donde fungió como delegado en Puno, comprendiendo que debía  haber una “articulación ideológica del anarco sindicalismo con la utopía andina de restauración del Tahuantinsuyo.”[17] Militancia ácrata que lo llevó a sufrir varias detenciones,

Desde los primeros años declaré mi credo revolucionario. Cuando U. probablemente se nutría de selecta literatura, lo que sin duda le ha procurado  esa admirable pureza y agilidad de su expresión, yo vomitaba (siempre solo podré hacer eso) toda la dinamita que la esclavitud del indio producía en mis nervios. A los quince años desafiaba a duelo a un gamonal, a causa de los indios, y a los diecisiete me encarcelaban a causa de haber insultado el gobierno de Benavides.[18]

 

Churata  percibió la realidad de los pueblos nativos y manifestó una crítica a la educación, tanto desde la vertiente informal ejercida por la sociedad sobre los individuos a través de los distintos factores: sociales, políticos, ideológicos, familiares, etc., y la educación escolar o formalizada, la que se impartía metódicamente desde los planes y sistemas educativos del Estado y las instituciones educativas. Una crítica a la educación en las zonas rurales e indígenas fundada en los programas educativos franqueados en las nociones de lectura y escritura, que influían las relaciones sociales en forma negativa, agravando su dependencia a los juegos del cacicazgo político y a las estructuras de dominación económica y cultural.

 Al alimentar Churata desde muy joven su pensamiento desde dos vertientes. El anarco comunismo, o socialismo libertario y las prácticas, costumbres, tradiciones y cosmopercepciones de los pueblos andinos: quechua y aymara, confluyeron en la búsqueda por una transformación total de las condiciones sociales en la zona andina, haciendo una crítica del sistema educativo existente y planteando un nuevo sistema de enseñanza. La educación en su obra, se convirtió en proceso, acción y transformación, en análisis de las circunstancias, con un carácter político.

La Familia Peralta Castro
Imagen 3. La Familia Peralta Castro: (de izq. a der.) Teófano, Gamaliel Churata, Teofanoj, Estrella y Aida. Archivo Estrella Peralta Castro

Educación y política las concibió como  áreas que se interrelacionaban e interactuaban en el ejercicio práctico de la sociedad. Sembrar en el ser humano una educación integral, fundada en un equilibrio entre las labores  manuales y las labores intelectuales o culturales. Y para ello  tenía que comenzar con la experiencia propia, Gamaliel se volvió autodidacta,[19] porque la educación  existente no cumplía sus expectativas  de equilibrio y armonía individual, colectiva y cósmica, como señala en un pasaje de El Pez de Oro:

Desde que te echaron de la Escuela,
Ya no buscas campo ni chinkana.
pero, es que ahora eres chinkana
eres campo con cielo y con estrella.[20]

   

Saca de raíz la educación y sus males existentes y lanza una propuesta de transformación de los sistemas educativos vigentes: “tumbemos las escuelas y su[s] lívidos.”[21] Porque la educación a través de la institución de la escuela era una de las organizaciones oficiales encargadas de difundir las ideologías de los grupos y sectores dominantes y también la ideología de los dominados, de servilismo y dominación, de abnegación ante el dominante. Era la escuela del memorismo, de la repetición, que  reproducía la estrechez intelectual y negaba  la capacidad creadora. Como lo desarrolló, desde la narrativa en su cuento “El Gamonal” (1927).[22]

Desde la narrativa, desde la ficción que nace de la realidad, desde “El Gamonal”  hizo una crítica al sistema educativo vigente, representando la hegemonía de un poder y de las clases dominantes, y también manifiesta una alternativa: el indio, aún dentro de un aparato y/o sistema de servilismo y dominación,  forjaba una actitud de creación. Es decir, se educaba al niño indio en contraparte al niño hacendado-gamonal. En el campo, en el trabajo productivo, en una educación  más que espontánea, fundada en las tradiciones y costumbres de las comunidades nativas. El niño indio aparecía envuelto en una  aparente conformidad  con la sujeción y la dominación, pero la conciencia del niño iba elaborando una resistencia regida por su memoria colectiva. Y ante este proceso educativo aparente, seguía presente en las comunidades nativas, una dirección consciente basada en su memoria colectiva de profunda raíz histórica, de milenaria raíz de cultura popular. Una memoria colectiva, que tomaba diversas formas en la tradición y cosmovisión de las civilizaciones andinas.


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Gamaliel comprendió  que la memoria, el pasado, debía ser entendido, no desde una posición mesianista, o de una melancolía del pasado, tampoco un retorno absoluto al mismo, sino como el flujo vivo y el rescate de las raíces del pueblo andino para la creación de una cultura nacional, libertaria. Como señala en El Pez de Oro: “antes que al porvenir su deber es mirar al pasado: pulsarse a sí mismo.”[23] Una revisión del pasado como semilla del presente.

Retomar del pasado para construcción del presente, ver hacia atrás para caminar en el presente, no significaba retornar a las mismas formas del pasado preincaico, nunca se tuvo la idea de un retorno completo a la organización preincaica, o incaica del Tawantinsuyu, sino retomar los fundamentos de organización y asimilarlos a la realidad concreta de la época.  Como señalaba  Julián Nina, delegado del Comité Pro-derecho Indígena Tahuantinsuyo:

Pues la raza indígena ya tiene entendido que en esta América joven y llena de promisiones, en el crisol de las democracias socialistas, tienen que fundirse todas las razas y amalgamarse todos los colores, para hacer la Patria Universal de la Humanidad, pese á los blancoides y a los que creen que nosostros en pleno siglo de grandes cataclismos sociales y políticos del mundo que nos enseña las emancipaciones de toda clase de esclavitudes, vamos a pensar á la reconstitución del desmoronado imperio de otras horas. Estas ñoñeses las reservamos para los que creen que seguimos durmiendo.[24]

 

Retomar del pasado, para reconstruir el presente. Haciendo uso del recurso irónico, como táctica más que de amedrentamiento, de reconocimiento de su lucha y de su causa. 

El proceso educativo que Gamaliel representó desde la ficción de “El Gamonal”, que en parte vislumbró con Manuel Zúñiga Camacho, lo encontrará en la Escuela-Ayllu de Warisata en Bolivia (1931-1940). Proyecto pedagógico donde la educación no sólo se convirtió en la teorización sino en el ejercicio práctico. La dimensión educativa se presentó como una visión y práctica comunitaria donde las personas participaban en su desarrollo, concibiendo la cultura y la naturaleza a partir de una relación de convivencia y complementariedad.

 

Churata y la experiencia de la Escuela-Ayllu de Warisata 

Gamaliel Churata  había llegado a La Paz entre marzo y abril de 1932, y se instaló como redactor, corrector y editor en la revista La Semana Gráfica, visitó la Escuela varias veces, siendo la primera vez el 2 y 3 de agosto de 1933. En esa primera visita, junto a Francisco Villarejos (Pancho Villa), Alejandro Mario Illanes entre otros integrantes de la revista La Semana Gráfica, escuchó las palabas de Mariano Huanca integrante del Parlamento de Amautas de Warisata:

Bueno caballeros que hacéis hablar el papel y que sois nuestros mayores por vuestro saber, sed bienvenidos. Habéis hecho bien en venir a vernos cómo estamos y cómo vivimos. He aquí nuestra obra: nos la hemos hecho de piedra en piedra, con nuestras fatigas y nuestros desvelos para que nuestros hijos no sean tan ignorantes como nosotros.[25]

 

Unos meses después volvió a visitar la Escuela-Ayllu de Warisata escuchando con suma atención al amauta Avelino Siñani, al dictar un discurso en aymara (traducido por el profesor Eufrasio Ibañez) y proclamar: “¡Cómo destruir todo esto la falsa patraña acerca de la incapacidad del aborigen!,”[26] Churata visitaba por segunda ocasión la Escuela y asombrado por el discurso de Avelino Siñani, manifestó que: “la efigie del indio que necesitaba la América”[27] estaba en Warisata. 

Warisata un proyecto educativo que no concebía el aprendizaje sólo como un proceso de alfabetización, sino que fundándose en el debate y la deliberación de las tradiciones de la comunidad, planificó conformar una escuela productiva, donde articularon: el estudio, el aprendizaje intelectual, el trabajo colectivo solidario y de ayuda mutua, y la producción para el autoconsumo.

Gamaliel realizó una obra de difusión del proyecto de la Escuela-Ayllu de Warisata, desde el periodismo se encargó de enviar el folleto titulado Mensaje de la Escuela Indigenal en el día de las Américas, a Puno, Perú en 1934, señalando tener mucho cuidado con que el texto no cayera en manos de los latifundistas-gamonales y manifestando que el proyecto de la escuela era un proyecto que se alejaba de la escuela de aculturación y desarraigo de las comunidades originarias.[28]

También, en vísperas de realizarse el Primer Congreso de Profesores Indigenistas, del 27 al 31 de octubre de 1936 en el salón de la Universidad, en cuyo evento participaron además de los Profesores, personalidades de la intelectualidad y el periodismo bolivianos; los compañeros de Churata en el diario La Calle, denunciaron   que  él no fuera invitado:

Tampoco se ha  invitado a Gamaliel Churata, el periodista que más ha intervenido en el debate [sobre educación indígena], desde hace cinco años, o sea todo el período del proceso educacional indígena de Bolivia, pues, aunque se le desconozca volumen intelectual, por honestidad la Dirección General debió cederle un puesto en mérito a la razón anotada y no más.[29]

 

Gamaliel responderá que él no tenía los méritos para ser invitado al evento, era tan sólo un “periodista y meteco” que  hablaba sobre la educación indigenal porque era la respuesta: “a un imperativo categórico, visto que la cuestión del indio constituye la única cuestión social de América”.[30] Además, en el mismo artículo analizaba dos formas del pensamiento indianista desde los proyectos educativos vigentes en Bolivia; marcaba una notable diferencia entre la educación impartida en la escuela de Caquiaviri, la cual menciona como una educación que no extirpa el pongueaje, el paternalismo y que desarraiga a los indios de su cosmovisión y tradiciones; mientras que la educación impartida en Warisata, era una verdadera educación integral e insurgente.[31] Desde esta perspectiva, la Escuela-Ayllu de Warisata era el verdadero y único proyecto de educación integral y autónoma en América, incluso de lo que se estaba llevando a cabo en México: “constituye el ensayo más importante cometido en América, y puedo aseverar sin hipérbole que no ha sido superado por ningún otro país: ni  México.”[32]


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Churata continuó difundiendo las obras que se llevaban a cabo en Warisata, por ejemplo, de los telares que se hacían en los talleres de tejidos a cargo del profesor peruano Ladislao Valencia Pérez.[33] Mencionaba que la escuela realizaba las bases de una producción e industria a través de la práctica de un modelo productivo de educación integral, el cual era reformulado a partir de la estructura socioeconómica fundada en la lógica incluyente y la ética comunitaria aymara.

El diario “La Calle”, sirvió como vehículo para que Churata en 1938, mantuviera una denuncia en contra del Subprefecto de Omasuyos, el Intendente y el Corregidor, quienes unidos obedecían a un plan de defensa del gamonalismo-latifundismo y cuya máxima aspiración de este trío de personajes consistía en preservar y “consolidar el estado actual de servidumbre indígena.”[34] Mismo año en el que hizo una crítica más aguda al responder a un artículo del Presidente de la Sociedad Rural Boliviana y Prefecto de Omasuyos: Carlos Hannhart, quien publicó el 17 de agosto de 1938, el texto titulado: “Los métodos de la escuela de Warisata juzgados por autoridades”. Hannhart  señalaba que Warisata debía ser  cerrada, porque los profesores incitaban a los indios a la sublevación.

Churata en respuesta,  hizo manifiesto el derecho a la tierra por parte de los indios, como auténticos dueños y señalaba que la escuela debía fungir como instrumento para la recuperación de las tierras por los indios:

Los indios, los campesinos son los verdaderos y auténticos propietarios jurídica y socialmente de la tierra; y es deber nuestro darles las armas que requieran para que se pongan en marcha, para que se superen y constituyan un elemento vivo, activo, enérgico en la vida nacional, y no solo “pongo” de los “ñitos” como hasta hoy.[35]

 

Críticas y opiniones, síntoma de una  manifiesta posición de defensa del proyecto de Warisata que lo llevó a ser un perseguido político, como narró su hija Estrella Peralta Castro.[36] Y que le ocasionaron ser excluido de “eventos” indigenistas, el caso del Congreso indígena, evento del cual se tenía conocimiento en México, gracias a que el diplomático y embajador mexicano Alfonso de Rosenwaig en Bolivia,  en su informe semestral a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México manifestaba que el Congreso Indígena iba a realizarse en Bolivia precisamente en la Escuela-Ayllu de Warisata, y en donde “uno de los invitados de dicho evento sería Gamaliel Churata.”[37] Congreso que no se llevaría a cabo en Bolivia, por las obstrucciones y negativas de las autoridades bolivinas, del Ministerio de educación de Bolivia, así como de los gamonales-hacendados, llevándose a cabo sino dos años después en 1940, gracias a que el presidente Lázaro Cárdenas giró instrucciones al antropólogo Moisés Sáenz para que gestionara con la Escuela-Ayllu de Warisata y con el gobierno de Bolivia dejar la sede del Congreso,[38] teniendo como sede México y nombrado como Primer Congreso Indigenista Interamericano, al cual  por supuesto Churata ya no sería invitado.  

Además de la persecución política, Gamaliel  fue  catalogado por el  pedagogo y uno de los principales destructores de Warisata: Vicente Donoso Torres como uno de los principales  pensadores de la: “ideología indígena que tanto se predica en cierta prensa de La Paz”.[39] A pesar de las adversidades, Churata fue de los pocos que hablaron de la muerte en 1941, de Avelino Siñani  cofundador junto a la población de Warisata y a Elizardo Pérez de la Escuela Ayllu. En un artículo rescató las palabras que Avelino les dijo cuando visitaron la escuela de Warisata en 1934: “Habían estado las luces de la ciencia echadas por los caminos, y nosotros éramos ignorantes que no nos cuidábamos de recogerles. Hoy esas luces se han amalgamado en un haz potente que irradia a todos los ayllus: es esta escuela.”[40]

La crítica de Gamaliel  posterior a la desaparición de la Escuela Ayllu de Warisata (1940), continuó en artículos periodísticos bajo el pseudónimo de Gamaliel o de “El Hombre de la Calle” y por supuesto en su obra El Pez de Oro, donde desestructura la cultura impuesta y hace la crítica de la educación inoperante y desarraigada de la realidad americana. A través de sus personajes y voces literarias, cuestiona la educación oficial, impartida por el Estado-nación, cuyo proceso es alienante, represivo y ajeno a la realidad y circunstancia histórica de cada región.

Bajo la personificación de “El Pez de Oro”, pide al Quri Puma y a la Ulaka hablar con los maestros a quienes definirá como un grupo “corrompido desde la célula”, [41]  además de que padecen de un gran mal: la falta de vocación. Para El Pez de Oro, los profesores  deben tener la voluntad de persuasión en el infante, ser un guía no sólo de investigaciones sistemáticas, sino además, arraigarles la ética y voluntad de ayuda mutua, de cooperación en el infante, con su comunidad o grupo.

La enseñanza no era una simple actividad o trabajo, era y es una vocación que se realiza con agrado, con compromiso y eticidad, se es maestro como se es un guía: “Maestros: el magisterio es una profesión en cuanto se profesa un culto: el alma del niño”;[42] porque el verdadero conocimiento no viene sólo de la inteligencia, sino de la capacidad sensorial y de la voluntad de la naturaleza humana.

 

Coda

Como continuidad de la crítica a la educación, Churata formuló en Resurrección de los muertos, Alfabeto del Incognoscible,[43]  la creación del Profesor Analfabeta, no sólo un representante de las civilizaciones originarias de América, como personaje que se opone, discute y debate al filósofo Platón, representante de la cultura, del sistema y educación de occidente.

Un Profesor Analfabeta que paradójicamente en la actualidad no vendría a ser un académico ignorante, un intelectual astuto, un catedrático y/o doctor ignaro, tampoco de un poeta o escritor que funda su aparente saber y erudición en la Wikipedia y/o en el método pedagógico del plagio, del copia y pega (copy-paste) proveniente de internet. Sino de un Profesor Analfabeta, que impulsa una educación que no se opone a la ciencia, a la técnica y los aportes del proceso de desarrollo o de modernización, por el contrario, los considera fuertes incentivos del proceso de cambio, mientras que no se presenten como una violencia, como un procedimiento compulsivo de la pérdida total de las tradiciones y cosmovisiones.

Un profesor analfabeta que impulsa la educación que por supuesto no sea una prioridad del conocimiento ideal del individuo, sino del bien común, del conocimiento de y para todos; que mantenga un equilibrio con la educación productiva integral, a través del trabajo comunitario: sea en la industria, en los talleres, en la urbe como en el campo. Un Profesor analfabeta que concibe la educación como una transferencia de conocimientos, de un diálogo desprejuiciado, horizontal, en donde el indio y sus comunidades son  quienes deciden cuáles costumbres deben ser desterradas y cuáles deben ser resguardadas. Siempre manifestando que las iniciativas educativas respondan a una comprensión plena de la necesidad social.

 

Notas:

[1] Es diversa la bibliografía sobre las primeras escuelas clandestinas  para indios y los proyectos de educación por parte de los caciques apoderados, Véase: Roberto Choque Canqui, et al, Educación indígena: ¿ciudadanía o colonización?,  Aruwiyiri, La Paz ,1992. Taller de Historia Oral Andina, El indio Santos Marka T’ula, ediciones del THOA - UMSA, La Paz, 1984.   

[2] Gamaliel Churata –Arturo Peralta-, “Prólogo” a José Antonio Encinas, Un ensayo de Escuela Nueva en el Perú, Tomo I, Librería Minerva, Lima, [1930], 1959, p. 11.

[3] En la casa de Demetrio Peralta padre de  Churata fue albergado el pastor Fernando Stahl, al llegar por primera vez  a Puno desde Bolivia. Héctor Elías Núñez Núñez, Presencia protestante en el altiplano peruano. Puno 1898-1915. El caso de los adventistas del Séptimo Día, Tesis de Antropología, Universidad Mayor de San Marcos, Lima, 2008, p. 161.

[4] Íbid, p. 11.

[5]Copia de una carta de Secretario General Julián Nina L.  del Sub-Comité Departamental de Puno  Pro Derecho Indígena Tahuantinsuyo al Señor Obispo de la Diócesis Monseñor J.P. Riquelme, en Pututo. Revista mensual Pro-Indígena, Año I, núm. 1, Puno 29 de agosto de 1922, p. 5.

[6] Z. Camacho  fue un traductor ante la comunidad de las prácticas de Fernando Stahl y su esposa, las escuelas se propagaron a otras comunidades y estuvieron guiadas por indígenas egresados de Platería: “Chucuito, Juan Huanca, con 70 alumnos; Taccasaya a cargo de Rufino Pacho con 80 alumnos; Esqueña a cargo de Martín Velazco, con 50 alumnos, en Pomata, en la parcialidad de Ccollini  a cargo de Faustino Marcón, 70 alumnos.” Correspondencias, “Distrito de Acora”, La voz del obrero, Año III, núm. 42, Puno,  15 de agosto de 1916, p. 4.

[7] Luis Enrique, López (ed), Pesquisas en lingüística andina, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología UNA, Sociedad Alemana de Cooperación técnica, Puno, 1988, p. 293.

[8] “Recurso de los indígenas de Moho,  del  6 de noviembre de 1916,”, La voz del obrero, año III, núm. 48, Puno, 15 de noviembre de 1916, p. 3 -4. Manuel  Z. Camacho firmaba por los recurrentes ya que ellos no sabían firmar.

[9] Testimonio de Luciano Chambi, (alumno de Z. Camacho en 1902 y posteriormente Primer Ministro Adventista aymara), en Platería. Revista extraordinaria al  51° de Platería. 1911-1961. Vocero de las inquietudes culturales  de la nueva generación de campesinos puneños, Platería, Puno,  1961, p.7.

[10] Editorial, Pututo. Revista mensual Pro-Indígena, Año I, núm. 1, Puno 29 de agosto de 1922, p. 1.

[11] La misión evangélica”, 4 de junio de 1922, en Arturo Pablo Peralta, Los anales de Puno 1922-1924, Puno, Biblioteca Popular Transparencia, 1999, p. 18.

[12] “Estamos convencidos de que para nosotros alcanzar justicia es una esperanza  solamente.” Carta de José Antonio Calamullo Jarro, citada por Arturo Peralta en “El indio”, La voz del obrero, Año I, núm. 11, 15 de mayo de 1915, p.3.  

[13] Íbid p. 3.

[14] Conversación con Estrella Peralta Castro hija de Gamaliel Churata, Ciudad de México, 27 de diciembre de 2010.

[15] Gamaliel Churata, “Periodismo y Barbarie”, en Gamaliel Churata. Antología y valoración, Lima, instituto Puneño de Cultura, 1971, p. 317.

[16]Arturo Peralta, “Arpegios de Combate”,  La voz del obrero Órgano defensor de los intereses de la clase obrera, Año I, núm. 6, Puno, 14 de febrero de 1915, p. 3.

[17] Wilfredo Kapsoli, Ayllus del Sol. Anarquismo y utopía Andina, Tarea, Lima, 1984, p. 13.

[18] Gamaliel Churata, “carta a José Carlos Mariátegui, el 27 de noviembre de 1926”, en Antonio Melis (intro. y comp.) José Carlos Mariátegui,  Correspondencia (1915-1930), Biblioteca Amauta, Lima, p. 295

 [19] Churata se volvió autodidacta, renunció a la escuela de José Antonio Encinas.  Gamaliel Churata, conferencia dada en la Universidad Federico Villarreal, el 29 de octubre de 1966, compilada por Godofredo Morote Gamboa, Motivaciones del escritor –Arguedas, Alegría, Izquierdo Ríos, Churata, Universidad Nacional Federico Villarreal, Editorial FIESSA, Lima, 1988.  p. 64-65.

[20] G. Churata, El Pez de Oro. Retablos del Laykhakuy, Canata, Bolivia, 1957, p. 48.

[21] G. Churata,  op. cit. p. 116.

[22] Gamaliel Churata, “El gamonal”, en Amauta. Doctrina, Arte, Literatura, polémica, Lima, núm 5, enero, 1927, y núm. 6 febrero 1927.

[23] G. Churata, El Pez de Oro, op. cit p. 26.

[24] Copia de una carta del Secretario General Julián Nina L. del Sub-Comité Departamental de Puno Pró Derecho Indígena Tahuantinsuyo al Señor Obispo de la Diócesis Monseñor J.P. Riquelme, en Pututo. Revista mensual Pro-Indígena, Año I, núm. 1, Puno 29 de agosto de 1922, p 4. Las negrillas son nuestras.

[25] Pancho Villa [Francisco Villarejos],  “Algo que deben conocer los bolivianos. La Escuela Indigenal de Warisata”, en Sección Tribuna de los indios, La Semana Gráfica, Año I, núm. 41, La Paz, 6 de agosto de 1933. 

[26] “Un formidable ensayo educacional. La Comisión presidida por el Sr. Ministro de Instrucción, visita la Escuela Indigenal de Warisata”,  La Semana Gráfica, Año II, núm.  64, 3 de febrero de 1934, La Paz, Bolivia.

[27] Íbid.

[28] Gamaliel Churata carta dirigida a Inocencio Mamani, el 10 de julio de 1934, apud Manuel Pantigoso, El ultraorbicismo en el pensamiento de Gamaliel Churata, Universidad Ricardo Palma, Lima, 1999, p. 63.

[29] “El Congreso Indigenista no debe ser un Congreso de retóricos”, en La Calle, La Paz, 12 de octubre de 1936, p.2.

[30] Gamaliel Churata, “Problemas y tópicos sobre el indio. El Congreso de Profesores Indigenistas”, en La Calle, La Paz, 27 de octubre de 1936, p. 3.

[31] Ídem, p.3. Las negrillas son del original.

[32] Ídem, p. 3

[33]  Comentario a la fotografía “Warisata hecha las bases de una industria popular”, en La Calle, La Paz, 11 de junio de 1937, p. 4.

[34] G. Ch., “Indianista”, Warisata y el caciquismo provinciano. El caso de la Comisión Prefectural”, en La Calle, La Paz, 5 de junio de 1938, p.2. Cabe señalar que este artículo apareció bajo la firma de Indianista y de G.Ch.

[35] G. Ch. “La educación indigenal y el latifundismo boliviano”, en La Calle, La Paz, 7 de agosto de 1938, p. 4.

[36] Conversación con Estrella Peralta Castro, hija de Gamaliel Churata, Ciudad de México, 27 de diciembre de 2010.

[37] Alfonso de Rosenwaig, Informes políticos suplementarios rendidos por la Legación de México en Bolivia, año 1938, exp. 30-3-16. Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México.

[38] A pesar de que Alfonso Cravioto era el recién nombrado embajador en Bolivia, en sustitución de A. Rosenwaig, la misión se encomendó a   Moisés Sáenz  para el evento y el traslado del mismo a México, ello se debió a que Sáenz estaba muy interesado por la educación y el proyecto de Warisata, la cual había visitado en 1932. Al respecto véase Carta del Presidente Lázaro Cárdenas del Río al Lic Agustín Leñero, Secretario Particular, fechada el 5 de octubre de 1939. Archivo General de la Nación México. Fondo presidente Lázaro Cárdenas del Río. Caja 0684, expediente relativo al Congreso Indígena, La Paz, Bolivia 3-29-39. Exp. 533.4/1.

[39] Consejo Nacional de Educación, El estado actual de la educación indigenal en Bolivia. Informe del Vice-presidente del Consejo Nacional de Educación [Vicente Donoso Torres], La Paz, Bolivia, 1940, p. 14.

[40] G. Ch. “No pudo el amauta contemplar el derrumbe de las esc. Indigenales”, en La Calle, La Paz, 10 de enero de 1941,  p. 5.

[41] Gamaliel Churata, El Pez de Oro. Retablos del Layqakhuy, AFA Editores, Lima, 2011, p. 599.

[42] Íbid, p. 600.

[43] Cfr. Gamaliel Churata,  Resurrección de los muertos/ Alfabeto del incognoscible. Ricardo Badini (Ed. y est. Crítico). Lima: Asamblea Nacional de Rectores, 2010.

 

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Cómo citar este artículo:

VILCHIS CEDILLO, Arturo, (2017) “Gamaliel Churata, anarquismo y educación”, Pacarina del Sur [En línea], año 8, núm. 30, enero-marzo, 2017. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Jueves, 18 de Abril de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1429&catid=10