Un ciudadano del mundo en el país de los arios

A world citizen in the country of the Aryans

Um cidadão do mundo no país dos arianos

Julio Roldán[1]

Recibido: 03-03-2016 Aprobado: 16-03-2016

 

Por invitación de un familiar que asistía a un semestre de estudios, como parte de su maestría en ciencias políticas, en una universidad ubicada en la ciudad de Teherán, se tuvo la oportunidad de visitar, los primeros días del mes de enero (2016), el que etimológicamente significa país de los arios: Irán.

La visita comprendió la Capital de la República Islámica, más las ciudades de Ispahán, Yazd y Shiraz. Todas ellas ubicadas en la zona sur del país tomando como referente a la norteña Teherán. La mencionada visita duró cerca de 10 días.

Lo primero que llamó la atención al ascender en las escalinatas del avión para iniciar el vuelo, en el aeropuerto de Berlín con dirección a Teherán, fue que todas las mujeres, sin distinción de nacionalidades, se colocaron el velo, de distintos colores, en estilos diferentes, sobre la cabeza.

La pequeña acción se coronó con todas las cabezas cubiertas, hecho que se convirtió en una marea horas después, al arribar a la ciudad Capital de la república. Detalle que significaba, en la interpretación cultural del autor de este reportaje, un salto hacia atrás en el tiempo. En otras palabras, abandonar la modernidad capitalista para adentrarse en los dominios simbólicos del Medioevo. Esa acción era sabida, teóricamente, de antemano. Diferente fue experimentarlo directamente en la realidad pura-dura en las cuatro ciudades visitadas, en el lapso de tiempo mencionado.

 

Tiempo y espacio

Con el deseo de ordenar los fenómenos histórico-culturales, en movimiento en el tiempo y ocupando un lugar en el espacio, comencemos mencionando que en la ciudad de Yazd se encuentra la denominada Ciudad vieja. La misma remonta sus orígenes a más de 3,000 años atrás. Toda ella está construida de barro. El color es de un marrón claro. Cuenta con cientos de pequeñas y complicadas calles que nos transportan, mentalmente, al mítico Laberinto de Creta. Las fachadas de las casas dan una imagen de ser viejas. Parecidas, algunas, a cobachas semiderruidas. Su esplendor, su grandeza, se observa cuando se abre la puerta y se cruza el umbral de la misma. Como quien imita al cuento, que aparece en Las mil y una noche  —¡Ábrete, Sésamo!—,  es el interior, particularmente el patio con todos sus detalles, el que más impresiona.

Pocas personas nativas viven al interior de la ciudad. La mayoría de las edificaciones tienen una función en dirección de la compra y venta de diversas mercancías. El turismo, aún no acentuado en el país en general, controla las arterias vitales de la economía de La ciudad vieja. Las casas antiguas, convertidas en hoteles, pensiones, restaurantes, comienzan a cambiar el rostro de la ciudad, que aún se mantiene cercada al mejor estilo medieval.

De igual modo, el adoratorio a la divinidad Auhura Mazda está ubicado en esta ciudad. Sus seguidores tienen en el profeta Zoroastro[2] su máxima expresión. Aquí el mito, la religión, la vida diaria, parecen darse la mano en el común de los viandantes. Lo mencionado tiene su vórtice en la tea sagrada colocada en el centro de un espacio, es un museo, en la zona norte de la ciudad. Llamarada que, desde muy cerca, está acompañada con la clásica figura de un ser humano vinculado al zoroastrismo. Individuo a quien no se le ven las extremidades inferiores porque ellas están cubiertas con una especie de abanico desplegado y de variados colores.

Según la información oficial, también oficiosa, la mencionada tea fue encendida hace 2,450 años atrás. Desde aquel día se encuentra en permanente combustión. Afirman que no se ha apagado ni siquiera por un instante. No obstante el paso del tiempo, el sinnúmero de catástrofes naturales, las recurrentes guerras que han cruzado la ciudad, ella sigue flameando hasta la actualidad. Ese fuego es un homenaje al Dios arriba mencionado, que es sinónimo de vida. Divinidad nunca personalizada. Él tiene alrededor de 40,000 seguidores confesos-reconocidos en este país y más de 2 millones y medio en el mundo. A esa corriente se le conoce con el nombre de Zoroastrismo.

Sobre la existencia de la tea no cabe duda. Ella está allí. Se la puede ver. Además, sentir el calor que emana de ella. Respecto a la información del poder del fuego, asociado al Dios Auhura Mazda, no es discutida para sus numerosos fieles. La pregunta racional es: ¿Será verdad que la tea está 2,450 años prendida? ¿Cómo poder comprobarlo? Aquí el mito se entrelaza con la realidad. Para los que creen y desean creer, no hay dudas. Esa tea flamea 2,450 años y punto. Para los que reclamamos pruebas, la duda nos asalta.

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Por su lado, la ciudad de Shiraz está directamente vinculada al Imperio Persa. A 60 kilómetros de distancia del centro de la ciudad se ubica la que fue la ciudad Capital del mismo. Aquí el mito, en alguna forma la religión, ha dado paso al poder político. A la actividad social. La ciudad Capital del imperio fue destruida por los griegos en los tiempos de Alejandro Magno (356-323). Ellos le dieron el nombre de Persépolis, denominación que conserva hasta la actualidad.

Sobre las ruinas de Persépolis, una ciudad construida en base a bloques de piedra, se puede observar aún las expresiones del dominio, del control, que ejercía la teocracia-militar persa dominante sobre los súbditos. Las figuras, en alto relieve, del caballo encabritado, del león dispuesto a zarpar o de la serpiente con la cabeza erguida, son algunas de sus manifestaciones simbólicas.

De igual manera las figuras, también en alto relieve, de los representantes de las diferentes “tribus-nacionalidades”, las que vivían bajo el dominio del imperio, que visitaban con presentes a los representantes del poder central imperial. El tipo de vestimenta, la forma de llevar la barba y las expresiones gestuales son diferentes y elocuentes.

Finalmente, la presencia en un lugar imponente, en las faldas de la montaña, de las tumbas de algunos de los emperadores (los Daríos y los Xerxes) confirman la importancia del poder imperial. Esta ciudad, ahora semiruina, fue enterrada, por muchos siglos, por el tiempo. Este imperio fue soslayado de la “memoria colectiva”, como consecuencia de la invasión árabe, la implantación de la religión, de la cultura musulmana, en bastos sectores de la población.

A la par de lo mencionado, más otras atracciones, la ciudad Schiraz es conocida, en todo Irán, como la ciudad de los poetas. Los más renombrados bates del país, si no han vivido, por lo menos han visitado por algún tiempo la ciudad. En el centro de ella está ubicada la tumba del gran poeta místico conocido con el seudónimo de Hafez (1310-1390). La idea, cercana al mandato en la población letrada del país, es que todo alfabeto debe leer el Corán y las composiciones del poeta Hafez.

En nuestra breve visita se pudo observar tres actitudes de los visitantes en el lugar semisagrado. Primera, la gente iraní que se acerca a la tumba, por su vestimenta y modales, se puede deducir que son de clase media hacia arriba, con un poemario del versificador en una mano. En la otra, el inseparable celular. Colocan el ejemplar sobre el imponente mausoleo, que es de color negro. Luego comienzan a recitar sus poemas. Algunos lo hacen a media voz. Los menos, en voz alta. La mayoría lo hace en silencio. Sólo el movimiento de sus labios delata la acción en estos últimos. Él es un poeta místico. Concordemos que no todos los poetas místicos son mistificados. Hafez sí es mitificado. Y de qué manera. Sólo es superado por Mahoma.


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Segundo, la gente que asiste al lugar va a hacer vida social. Conversar, pasear, tomarse de las manos, hacer fotos, beber té. Hasta se podría decir que se enamoran en el recinto. Él es relativamente grande y dispone de bancas, jardines, plantas, flores, pileta, venta de artesanías, cafetería y librería. Nuevamente las interrogantes: ¿Es la tumba del poeta un pretexto para la vida social? o ¿Es la vida social un pretexto para visitar la tumba del poeta? Preguntamos a una de nuestras acompañantes. Ella responde: seguro que, para la mayoría de concurrentes, son las dos cosas al mismo tiempo.

Tercero, el dinero no respeta poetas, mística, tiempo, espacio, ni nada que se le parezca. Con su poder de seducción, ha profanado los versos del gran poeta. Con su encanto, ha trastocado lo místico en prosaico. Por los alrededores de la entrada se encuentra cierta gente, hombres y mujeres, vendiendo los versos del rimador. La entrada es cara para el promedio. El precio de los libros que se venden, en varios idiomas, están por encima de lo normal. Amén de los precios de las artesanías, de los confites, del té o del café.

Al observar este rentable negocio, una de nuestras acompañantes comenta:  Para los pobres no hay mística, no hay versos, tampoco espacio en el mausoleo de Hafez. A lo que se podría agregar que la desgracia reside en que ellos no han sido tocados por el espíritu santo del bendito caballero que cabalga campante por todos los rincones del planeta.

Lo último nos permite recordar, a partir del predomino de las relaciones sociales de producción capitalista, que en las sociedades occidentales se repite este principio: “Si de los chanchos se hace manteca, de los seres humanos se hace dinero.”  Viendo lo que ocurre aquí, recordando lo que se hace con los cantantes, artistas, deportistas, algunos revolucionarios, después de muertos, se puede agregar que de la mística, de los versos, de los muertos, de las tumbas, también se hace dinero.

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La ciudad de Ispahán[3] es la más cercana a Teherán tanto en el tiempo como en el espacio. Entre otros, el rasgo que lo caracteriza es el Río Zayandeh que cruza por el centro de la ciudad. Sobre el mismo se han construido varios puentes. En las noches son iluminados. Ellos sirven, también, de zona de esparcimiento y de encuentro para las parejas. Es un espacio donde se concentran hombres y mujeres jóvenes para cantar, bailar o simplemente conversar. Pero, naturalmente, sin tener contacto corporal.

De igual manera, en la parte norte de la ciudad, está ubicado el barrio de los armenios. Éstos fueron traídos, hace cerca de medio milenio, en los tiempos del Schah Abbas Sefavi (1571-1629), a esta ciudad desde la hoy frontera norte. La razón es que eran excelentes comerciantes. Buenos artesanos-joyeros. Especialmente en trabajos con oro. Se dice que ellos organizaron la primera imprenta en la región. Los armenios aún hablan su idioma. Profesan la religión cristiana. Existe una impresionante catedral en el barrio. Se dice que es una de las más antiguas de Medio Oriente. En su interior ha sido construida una mezquita.

El barrio está aún cercado con muros de aproximadamente 10 metros de altura. Sólo hay una entrada principal donde se observa un arco imponente en muy buenas condiciones. La decoración, los colores y la arquitectura, antes que obedecer a la cultura musulmana, está más cerca a la influencia cultural del antiguo imperio de los zares. A su interior, la vida cotidiana, es parecida a las ciudades occidentales. Se puede observar, en algunas calles y casas, los vestigios de la decoración de las fiestas de navidad recientemente celebradas. Del mismo modo los onomásticos, con feliz cumpleaños incluido (cantado en inglés), son frecuentes.

Los no armenios visitan frecuentemente esta parte de la ciudad que tiene como actividad principalmente el comercio minoritario y la gastronomía, para pasear y divertirse. Aquí los iraníes no deben pero pueden comer o comprar carne de cerdo. De igual modo, ellos no deben pero pueden comprar o tomar alcohol. Para la mayoría de los no armenios, pasar algunas horas en este barrio es como salir hacia el mundo cultural occidental.

No obstante estas libertades de la población mencionada, el atuendo de las mujeres tiene que respetar, en lo público, las leyes de La república Islámica. Más aún, las mujeres iraníes no pueden casarse con un hombre catalogado como armenio. Sus pares armenias sí pueden matrimoniarse con los hombres iraníes, pero a condición de que se conviertan al islam.

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Finalmente, lo que une a las tres ciudades mencionadas es aún la proliferación de las casas familiares. De igual modo los espacios públicos como mezquitas, bazares y mercados. En éstos se observa la imponente influencia de la cultura islámica. Comenzando con la combinación de los cuatro colores clásicos. Negro, blanco, azul y verde. En todas ellas la simetría de las construcciones, de las figuras, lindan con la perfección. De igual manera el empleo de la luz, de la ventilación y la regulación de la temperatura coincide con lo anterior. Los materiales de construcción son de adobe o de piedra, acompañados con una variedad infinita de mosaicos.

En los interiores de las construcciones, privadas-públicas, no puede faltar el patio. Este espacio fue, sigue siendo, fundamental en esta cultura. Normalmente es rectangular o eventualmente circular. La pileta de agua en el centro es imprescindible. En las casas, en los alrededores de la fuente de agua, las plantas de flores y los árboles frutales es una norma. Finalmente, los corredores-zaguanes amplios, donde se colocan los tapices de motivos y colores distintos, cumplen variadas funciones. Limpieza, calor, confort.

El patio fue el ambiente donde se concentraba, ahora menos, la familia patriarcal, eventualmente los demás familiares y hasta la vecindad. Era el centro de la vida social y cultural. Conversar, comer, festejar, recitar y hacer teatro. Las parturientas no podían salir a la calle, hasta cerca de un año después de haber nacido el bebé. Para ellas, el patio representaba toda su socialización hasta tiempos no muy lejanos.

El patio fue el punto de encuentro, en determinadas circunstancias, de lo privado y lo público. Esta historia se repitió en todos los dominios hasta donde llegó la cultura islámica. Baste recordar el rol de esta parte de la vivienda en algunas ciudades de la actual región de Andalucía-España y las fiestas que se celebran en su nombre.

De igual manera, a pesar de que la religión islámica no estuvo presente,  fue la cultura islámica, a través de los conquistadores-colonizadores, que llegó a otras partes del mundo. En el caso de América Latina, la importancia que tuvo el patio, hasta tiempos no muy lejanos, es ilustrativo.

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Teherán es la Capital de la república desde mediados del Siglo XIX. Esta condición la consiguió en los tiempos del Schah Naser ad-Din (1831-1896). Ella se levanta en una extensa meseta, a unos 1,800 metros sobre el nivel del mar. Los riscos, llamados Alborz, que lo rodean llegan hasta más de 5,000 metros de altura. En invierno éstos, a partir de los 3,500 metros, tienen nieve permanente. La ciudad, como todas las de su especie, concentra a una gran cantidad de habitantes del país. Éstos bordean los 9 millones. Por su diseño y arquitectura, está muy cercana a sus pares occidentales. La proliferación de edificios, para todo tipo de usos, construidos en los últimos 70 años así lo evidencian.

Es la ciudad más desarrollada, industrialmente, del país. Los principales centros textiles, de tapices, las refinerías de petróleo, las fábricas de cemento, de azúcar y el parque automotor están ubicados en esta ciudad. El aún poco turismo externo pasa en gran parte por la Capital en la medida que aquí está situado el aeropuerto internacional más importante.

Como recién se está construyendo el metro, sólo hay tres líneas, con la escasez de buses, y la proliferación de automóviles, la gasolina es muy barata, el tráfico es problemático. Para los amantes de las comparaciones, sería menester que se imaginen un París, un Londres, sin metro y pocos buses. Las reglas de tránsito son estrictas; pero pocos son los que las cumplen. Es común ver motocicletas circulando en sentido contrario a lo establecido. En muchas circunstancias, los automóviles logran pasar delante de otros vehículos imitando el movimiento de la serpiente. Los peatones son expertos en cruzar las calles en plena circulación de los vehículos. El movimiento en zigzag es la llave maestra para evitar accidentes y ganar tiempo. Sólo en las avenidas principales, donde hay semáforos, los colores son respetados. No se ve guardias de tránsito.

El desorden es de tal nivel que para el común se ha convertido en costumbre, en cultura. Aquí se cumple ese viejo adagio que reza:  “En el desorden reside el orden.”  La prueba es que se registran muy pocos accidentes de tránsito en comparación a otras grandes urbes europeas. En el tiempo de nuestra permanencia sólo pudimos ver un pequeño roce entre un automóvil y una motocicleta. Los conductores, los peatones, han tenido la necesidad de agudizar su imaginación para evitar accidentes. La fantasía es la llave maestra que ayuda evitar problemas mayores.

La contaminación ambiental es fenomenal. Si uno sale de la ciudad, camina hacia alguna de las montañas que la bordean, a unos tres mil metros de altura, se observa la misma como si estuviese cubierta por una carpa gigante de color gris. Da la impresión que acababa de explosionar una especie de bomba atómica. Sin llegar a los niveles de Pekín, mucha gente en la ciudad, camina con protector en la boca y nariz.

Como el costo del pasaje es barato, en comparación a Europa, se puede recurrir con frecuencia al servicio de taxi tanto individual como colectivo. Además, por lo mencionado, los viajes a determinados lugares de la ciudad, por la congestión, duran un buen tiempo, dependiendo mucho de la hora del día. Lo positivo es que se aprovecha esa circunstancia para conversar con los chóferes y con los compañeros de ruta. Es un excelente medio, lugar, momento, para hacer una encuesta de investigación.

El común del iraní es curioso. Preguntan bastante. Las interrogantes más frecuentes son: ¿De dónde eres? ¿Cual es tu religión? Al dar respuesta a esas interrogantes, siempre se termina en discrepancia o discusión. De igual manera les gusta hablar cuando descubren que eres extranjero. Otro tema que siempre sale a flote es el político. Nosotros, gracias a la guía que a la vez fue intérprete, tuvimos la oportunidad de hablar por lo menos con 60 personas comunes y corrientes. De ellos, alrededor de 20 fueron taxistas. La gran mayoría de los mencionados están en contra del Gobierno de los Mullahs. (Son los sabios que interpretan el Corán y las autoridades en el país). Los acusan de ser corruptos. También de no haber cumplido con lo que ofrecieron cuando llegaron al Poder en 1979. Los más no cuestionan la cultura del islam; pero sí la utilización de la religión islámica que hace el Estado-Gobierno.

La mitad de los entrevistados sostenía que en los tiempos del último Schah estuvieron mejor. Otros opinan que el actual Gobierno, encabezado por Hasan Rouhani (1948-), es reformista, que va por buen camino. Su esperanza es que levantándose el embargo, que pesa sobre el país, la situación será mucho mejor económica y socialmente.

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Esta ciudad, a simple vista, se dedica fundamentalmente al comercio. El centro de ella es algo cercano a un mercado gigante. Hay tres tipos de tiendas comerciales. En ellas se ofrece, casi de todo, lo que una gran urbe occidental puede ofertar. En los grandes negocios, normalmente las mercancías son caras y modernas. Ellas provienen de EEUU o de Europa. Sus clientes son los adinerados, la burguesía iraní. Las tiendas medianas es para otro sector social. Los productos son una combinación de procedencia europea, china e iraní. Mientras que en los pequeños establecimientos las mercancías son predominantemente de procedencia china, secundariamente hindú y luego del propio país. Todos los que allí trabajan son iraníes. En este nivel no se observa la presencia de chinos, como en Europa o América Latina. A los pocos que se les podría catalogar como tales son los que se encuentran visitando las zonas turísticas.

Grosso modo, se puede decir que la zona sur de la ciudad está ocupada por el pueblo. Particularmente por los más pobres. En el centro se ubica la variopinta clase media. El norte es donde está asentada la burguesía. Los bordes de los cerros, de la zona norte de la ciudad, es su espacio favorito. Este lugar les permite tener aire fresco, mejor visión de la ciudad y tranquilidad al margen del populacho. En este último sector, además del lugar donde mora, se puede percibir su poder en las marcas de autos que conducen. Normalmente las alemanas, Mercedes o BMW, son las preferidas. Y naturalmente una de las varias islas, particularmente la Kish, ubicada en el Golfo Pérsico, para hacer vacaciones al mejor estilo occidental. Incluido el uso de tanga, y hasta se dice que no falta uno que otro nudista.

Esta costumbre, que viene especialmente de la Edad Media, de vivir en las faldas de los cerros como expresión de poder, de distinción y de estatus social, para unos, y como manifestación de carencia y de pobreza, para otros, se extiende a muchas ciudades del mundo. En Teherán, las faldas de los cerros, de la zona norte de la ciudad, imitando a pequeños oasis, y las faldas de los cerros de la zona sur cercanas a las barracas, no podía faltar. El Primer Mundo y el Tercer Mundo están muy bien representados en la zona norte y sur, respectivamente, de la ciudad Capital.

La verdad de las verdades es que, en casi todo el mundo, el dinero es capaz de convertir el desierto en un jardín, el cerro bronco en llanura. Aquí, una vez más, William Shakespeare (1564-1616) tenía razón cuando en su libro El timón de Atenas, decía que el dinero, versión oro, era capaz de convertir al negro en blanco, al estúpido en inteligente, al cobarde en valiente, al inútil en capaz, etc.

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En las ciudades visitadas no se vio ningún robo o asalto en la vía pública. Es frecuente que los pasajeros,  cuando visitan mercados, museos, por un tiempo corto, dejen sus maletas, mochilas, en los taxis. Los conductores esperan sin tocar nada y menos se llevan las pertenencias de los usuarios. ¿Por qué? ¿No tienen necesidad? ¿Es cultura? ¿Es el miedo al castigo? Se dice, que teóricamente, se les podría cortan un brazo si perpetran un robo.


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No se observó a ningún orate o extraviado deambulando por las calles. En Teherán se vio dos o tres niños vendiendo algún producto en las vías adyacentes al mercado. También un par de hombres, de mediana edad, con apariencia de mendigos. Enfrentamientos entre la población se percibió; pero sólo de palabra. Incluso, un par de veces, mujeres muy exaltadas gritaban a unos hombres amenazando con las manos en alto. Imposible saber cuál fue el motivo.

Algo que llama la atención es la cantidad de mujeres, aproximadamente entre 40 y 70 años, que duermen en los parques públicos a media tarde. Ellas llegan con una manta o petate bajo el brazo, una almohada, y sencillamente se acurrucan. Duermen, en posición fetal, un par de horas. Nadie las interrumpe. Nadie les roba. Esto se repite en todas las ciudades visitadas. Se dice que cuando los españoles tienen un problema, toman una copa de vino tinto, hacen la siesta y el problema está resuelto. Las mujeres que duermen en Irán, posiblemente tienen problemas, cien por ciento que no toman vino tinto, seguro que tampoco han solucionado su problema; pero duermen. Y parce que duermen bien porque hasta roncan.

Finalmente, los iraníes son bastante hospitalarios. Son muy atentos con el forastero. Parecen ser, en una primera impresión, hasta obsequiosos. En lo último hay que tener cuidado, nos advirtieron un par de amigos en Teherán. Cuando conoces a un iraní, y por tal o cual motivo tienes que pagarle, él te dirá siempre: no. Tú tienes que insistir, él te repetirá: no. Insistes la tercera vez. Si en la tercera insistencia, repite: no, entonces significa que es no. El noventa y nueve por ciento, después de la tercera insistencia, dice: sí. Recibe el dinero. Y luego cuenta minuciosamente para comprobar si se le ha pagado exacto.

La atracción de la infinidad de mezquitas, de los palacios de los reyes y los grandes bazares, que vienen desde siglos atrás, no los describimos por dos razones. Su abundancia nos abruma, primero. Segundo, no deseamos repetir lo que muchos han escrito al respecto. La información sobre las tres construcciones mencionadas, fotos, artículos, libros, películas, reportajes es frondoso.

 

El mestizaje a flor de piel

En los primeros días, si observamos superficialmente a la población, daría la impresión de que todas las mujeres y varones iraníes son iguales. O en su defecto muy parecidos.  En el caso de las primeras, la vestimenta y especialmente el velo que les cubre la cabeza abona en esa dirección. Al pasar los días, uno se da cuenta que ninguno se parece al otro en la morfología, en el color de la piel y hasta en el idioma oficial, el farsi de raíz indo-germano, que hablan. Cada quien lo pronuncia con estilo propio o entonación diferente. Ese proceso de tránsito del ver al mirar ayuda mucho para encontrar las diferencias, las particularidades. De esa manera hay que evitar generalizaciones irresponsables.

Hecha esta atingencia, por algunos rasgos que parecen ser comunes, se podría decir tentativamente que los pobladores del norte del país, especialmente los denominados curdos y de Aservayan, tienen el color de su piel, de los ojos, algo claros en comparación a los del centro del país. De esta última parte, más los de Teherán, serían los supuestos “típicos” iraníes que se conoce en otras partes de mundo. Mientras que en la región sur, como consecuencia de la influencia árabe, la alimentación, la actividad diaria y más el clima cálido, son algo más oscuros. Lo que sí tienen en común los iraníes es que son velludos y tienen la barba poblada. Los enamorados de la identidad podrían decir que este rasgo identifica a los iraníes. El argumento es deleznable. Los vellos y la barba es común a la gran mayoría de hombres del Cercano Oriente.

Como excepciones, se puede mencionar que en Teherán pudimos departir, entre otros, con un joven hippy, de unos 30 años de edad, que rompía con las características arriba mencionadas. No sólo por su vestimenta, sus deseos de vivir la vida imitando a los otrora lectores de Carlos Castañeda (1925-1998), sino por su color y morfología. Era pelirrojo, muy claro, pecoso y con barba similar al tono de la que portaba el Káiser Federico I (1122-1190), apodado Barbarossa. Él se reclamaba ser curdo. El otro caso fue en la ciudad de Yazd. Las características del joven, vendedor de telas en un mercado, fueron parecidas al primero con excepción de las pecas. Con la última mención, en este nivel, terminamos de contar.

Al pasar los días nos dimos cuenta, una vez más, que la población oficialmente denominada iraní, como todos los pueblos del mundo, en todos los niveles y todos los planos, es mestiza por el lado que se le mire. El sinnúmero de mezclas, de cruces, se evidencian a flor de piel. Cada una de estas personas, en su rostro y en muchas de sus costumbres, así lo revelan.

Los numerosos grupos culturales (curdos, armenios, aservayanos, turcos, árabes, judíos, zoroastristas, etc.) que son comprendidos en este país, por el movimiento elemental impulsado por la necesidad y la fantasía, se han mezclado y recruzado sin cesar. ¿Quiénes fueron los originarios? Nadie fue originario. Esto es válido para todas las poblaciones del mundo. Todos fueron, en algún momento, avecindados. Todos fueron, en algún momento, forasteros. Ésta ha sido la regla de oro, sigue siendo, en la evolución humana. Lo demás es romanticismo, es nacionalismo, cuando no colonialismo, imperialismo y fascismo.

El movimiento histórico-social de los habitantes de este espacio geográfico así lo demuestra. Ellos son mestizos por antonomacia. Si Irán significa etimológicamente País de los arios, está bien. Las bondades, los tremendismos, del lenguaje son inevitables. Ningún iraní, con quienes conversamos, hizo la menor referencia a ese origen etimológico. Menos a la “raza” aria como se ha construido ideológicamente en Occidente. El orgullo de algunos nacionalistas, intrumentalizado por cierto desde las clases dominantes, fluye por los oleoductos del petróleo. Transita sobre la industria de los tapices. Todo ello galvanizado con el supuesto pasado glorioso del Imperio Persa.

Por lo tanto, el argumento de que el grupo humano más evolucionado por designio de la naturaleza se expresaría en la sangre aria, en la raza aria, en el tipo ario, en la cultura aria, la que remata en la teoría del superhombre, todos sus derivados y consecuencias, propagados en otras partes del mundo, especialmente por los fascistas en Alemania, no es más que un mito, una ficción, pura borrachera ideológica, creado por los racistas y nacionalistas que andan juntos y revueltos por el mundo.

Llegar al país de los arios, donde no hay arios, suena a ironía. La verdad es que los mitos, las fábulas, los cuentos, se repiten de distinta manera en diferentes partes del mundo. Ellos, a fuerza de repetirse, devienen creencia. Si la mayoría de la población cree en ellos, el embuste está cerca de convertirse en verdad. En este proceso, el lenguaje tiene su juego. La fuerza del logos, muchas veces lleva a los extremos. Con ella se puede vender ceniza por oro. Un par de casos. Todo el mundo habla de La tierra del fuego. En donde no hay fuego, tampoco hay tierra. De igual manera, la mundialmente conocida ensalada rusa. En Rusia nadie conoce la bendita ensalada.

Así, no debe llamarnos la atención que en el país de los arios hay de todo, menos los supuestos arios. Por lo menos en la versión por la cual dieron su vida millones de alemanes en la Segunda Guerra Mundial y algunos otros millones siguen creyendo aún en esas bondades de la naturaleza, de la biología, de la “raza” aria.

 

Mujeres. Velo. Nariz

Si se compara la situación de las mujeres en Irán con las de otros países donde domina el Islam, para la gran mayoría, las iraníes son las europeas. Son las liberales y, cuando no, hasta las libertinas. Lo afirmado tiene algunas razones. La evolución histórica de la sociedad en contacto, más o menos cercano, a occidente. Esto se concretiza, aparte de las guerras, en tiempos antiguos, como las denominadas Guerras Médicas (griegos-persas), en la ciencia, la técnica y el comercio. En tiempos más cercanos, el rol pro Occidente, en el nivel político-cultural, protagonizado por el Schah Mohammad Reza Pahlavi (1919-1980), en su periodo de Gobierno que transcurrió desde 1941 a 1979. Finalmente, en menor medida, la prédica de los estudiantes que regresaban de universidades europeas (Alemania y Francia principalmente) con ideas liberales, socialistas, anarquistas, comunistas.

Mientras que si se hace lo mismo, comparar con la vida diaria en público del común de las mujeres con las de Occidente, es fácil darse cuenta que en muchos aspectos las mujeres iraníes están sentenciadas a vivir, principalmente en el plano oficial, bordeando los linderos del Medioevo. Las mujeres son las principales víctimas visibles de ese sistema político-cultural reimplantado después de la denominada “revolución” de 1979. Sistema que tiene en las leyes islámicas su principio y su fin.

Las reglas escritas, en muchos otros casos las no escritas, las obliga a jugar un rol elemental en el quehacer cultural. A desempeñar un papel secundario en la actividad político-social. El control del Estado-Gobierno por un lado, la presión social-cultural, por otro lado, trabaja permanentemente para fortalecer estas ataduras. La religión islámica es la fuente principal que justifica todo dominio, todo control.

Las mujeres no pueden mirar, hablar o dar la mano, en público a un hombre. Para salir fuera del país, trabajar, estudiar, tienen que tener el permiso del padre o del marido. No tienen ningún derecho sobre los hijos en caso de separación o muerte del esposo, etc.[4] En la realidad, muchos de estos principios, legales-oficiales, no se cumplen. Una mujer, de mediana edad, en el ómnibus que nos conduce de Teherán a Ispahán, abordando un espinoso tema, dice: Cuando te casas, tienes que ser fiel a tu marido. Otra historia es cuando quieres. En la vecindad no hay cultura de delación. Por el contrario, en ese nivel, el encubrimiento, la complicidad o el no inmiscuirse en la vida privada de las otras personas es normal.

En los encuentros en la calle, el taxi, el mercado, restaurante, etc., los hombres nunca dirigen la mirada o la palabra a las mujeres. Sencillamente las ignoran. Cuando alguien no habla farsi, como fue nuestro caso, tenía muchos problemas. La guía, la traductora, era una mujer. Más aún joven, intelectual y extranjera. Pero con apariencia iraní por su físico y su buen manejo del idioma. El común de los hombres reclamaba por qué una mujer, además joven, puede ser la que oriente a los demás. El esquema patriarcal se les caía sin remedio, por lo menos en este caso.

Se observa en los vehículos de transporte público, los pocos que hay, el compartimento de adelante está reservado para los hombres. La parte posterior para las mujeres. No obstante ello, en otro plano, con la profundización del capitalismo, la participación de las mujeres en la producción va en aumento; pero aún se mantiene bajo la sombra. Pocas mujeres trabajan directamente en contacto con el público. En otro nivel, nos informó un antropólogo, que para la manutención del hogar el marido entrega el dinero a la mujer para una o dos semanas. No puede gastar más de lo establecido. El control es estricto. En ese ambiente, la cultura pierde poder. El dinero, la clase, se impone.

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Lo que impresiona a primera vista en las calles de las ciudades de este país es la inmensa marea humana formada por cabezas de mujeres cubiertas con un velo. Ellas van, vienen, por calles y plazas. Pero aguzando la mirada se puede diferenciar dos hechos bastante significativos. El color del velo y la forma de llevarlo. Estos detalles son indicadores importantes que permiten pasar a otra etapa del conocimiento.

Las ortodoxas, más las pocas que trabajan en el mundo oficial, llevan el velo, también la ropa, de color negro. Ellas están cubiertas de tal manera que sólo se les puede ver su rostro y sus manos. Es posible que los dos grupos sean un 20 por ciento de la población femenina. En este país no hay, mínimo no vimos, mujeres que se cubran con la llamada gurca como en otros países donde el islam ejerce control y dominio. En Europa nos hemos cruzado con algunas. En Irán con ninguna.

La gran mayoría lleva el velo de distintos colores. Es un indicador que portar esta prenda es para ellas una obligación, una formalidad. En segundo lugar, al interior de este grupo, unas se cubren casi toda la cabeza, sólo dejan ver algún mechón de cabellera. En algunos casos se observa, por el mechón, que tienen el cabello teñido. Normalmente de rubio. Finalmente hay una buena cantidad de mujeres que se colocan el velo a la altura de la mitad de la cabeza. Con frecuencia, como no tienen agarradores, se les cae la prenda sobre la nuca.

¿Preguntamos por qué el uso del velo? ¿La vestimenta larga? ¿A partir de qué edad? Todos nuestros interrogados coincidieron en esta respuesta. Se dice que una de las tantas mujeres con quien copuló Mahoma (570-632) tenía 9 años de edad. En base a esa experiencia él llegó a la conclusión de que una niña, desde esta edad, puede seducir a los hombres con su cuerpo. Ésta es la razón del por qué tienen que utilizar esa ropa y el velo. De esa manera, la mujer, además de mantener su pureza, evita que el demonio se adueñe de la vida, del cuerpo y del alma de los varones.

En ese inmenso mar humano de mujeres con velos en la cabeza, a su interior hay seguidoras fieles del islam, como queda dicho. Otro sector muy significativo, sin ser creyente en la religión, acepta el islam como cultura. De igual manera, hay mujeres liberales, feministas, ateas, izquierdistas, que llevan el velo por obligación. Saben que si no cumplen viene el castigo. De no existir éste no se darían el trabajo de portar dichas prendas. Lo dicho es válido para los dos últimos grupos.

Con excepción de las ortodoxas y del mundo oficial, además del color del velo, de la forma de llevarlo, la inmensa mayoría viste por dentro prendas de colores y a la moda. Los dos indicadores se comprueban observando las mercancías que las tiendas ofertan o cuando se les visita en sus hogares. De igual modo, inclusive en público, muchas calzan zapatos con taco alto. Las uñas de los pies y de las manos están cuidadosamente pintadas con distintos colores, predominando, el rojo-rosado. Pero cubriendo todo el cuerpo llevan una prenda larga, normalmente, de tonos apagados.

Luego, la gran mayoría de mujeres, entre 18 y 60 años, más o menos, incluida parte de las ortodoxas, muestran la cara bastante arreglada. Los labios pintados, normalmente de rojo encendido. Las cejas depiladas y delineadas. Los perfumes, según la clase social, deja su estela de fragancia en el ambiente.

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Finalmente, su majestad la nariz. La inmensa mayoría de las mujeres las tienen respingadas, consecuencia de la cirugía estética. Irán es el primer país en el mundo donde las mujeres se operan esa parte de la cara. Sólo hay que caminar unos minutos por la calle para comprobar esta verdad. Las narices respingadas, para ellas las narices europeas, son las que predominan largamente.

En torno al tópico, preguntamos a una chica de 28 años no operada, pareja de un arquitecto, en una de las ciudades visitadas. Ella dijo: No tenemos otra cosa que mostrar. Los pechos, las caderas, las piernas, están ocultadas. Sólo nos queda nuestro rostro. Es por ello que tenemos que presentarlo de la mejor manera posible. Otra chica, tampoco operada, en una fiesta amical, con un aire feminista, sostuvo que ésa es la protesta de las mujeres. Es la rebelión de las narices respingadas. Están luchando con su cara.  No hubo tiempo para averiguar si lo dijo en serio o en broma. La música sonaba, llamaba a bailar. El diálogo podría esperar para otro momento. Que, dicho sea de paso, nunca llegó. Otra mujer joven, tampoco operada, sostuvo que es simple y llanamente la falsa idea de que la nariz de la mujer occidental es la más hermosa. Todas las reinas de belleza, las Miss Mundo exhiben ese tipo de nariz. La que es construida y vendida como el símbolo de la belleza. Es puro complejo de unas y alienación cultural de otras. La industria de la cirugía, por una u otra razón, es la que gana, sentenció.


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En base a lo visto y escuchado, en conversaciones con intelectuales de izquierda, antropólogos, sociólogos, psicólogos, del por qué las masivas narices operadas, se barajaron algunos argumentos que explicarían, en parte, el fenómeno. Los mismos se pueden sintetizar en cuatro: 1.- En Irán existe una cantidad inmensa de médicos especializados en cirugía estética. Consecuentemente una operación a la nariz es relativamente barata. Por estar al alcance de las mayorías, no es un lujo como en otras partes del mundo. 2.- La práctica de esta operación masiva tiene más de 3 décadas. Es por ello que los especialistas han logrado un alto nivel técnico en su trabajo. Incluso, se dice, que muchas mujeres de otros países visitan Irán para operarse la nariz. Para las iraníes, las operaciones son buenas y baratas. 3.- Como las mujeres no pueden exhibir en público otras partes de su cuerpo, potencializan lo que está permitido. Mostrar el rostro compensa las otras partes que se mantienen ocultas. 4.- La influencia del modelo de belleza vendida por Occidente. Para las iraníes, la nariz europea es la nariz respingada, es la nariz perfecta. Esta propaganda llega a través de Internet y los celulares. Estos medios de comunicación no pueden ser controlados por el Estado-Gobierno. Más aún, en los programas de la televisión oficial, noticieros, telenovelas, la gran mayoría de relatoras de noticias y artistas tienen la nariz operada.

La vida privada es otra historia. La vestimenta, el maquillaje, los diálogos, el contacto con hombres, fumar, incluso tomar alcohol, es lo más común y corriente. Esto se comprueba en las visitas a hogares o en las reuniones que se organizan. Tanto hombres como mujeres bailan. Bailan bastante y bien. Solas o con pareja. Normalmente con música iraní. La que además de ser alegre, es muy sensual. El baile más frecuente es uno parecido a la danza del vientre. Con la diferencia de que bailan tanto hombres como mujeres. Lo más llamativo es que mueven, rítmicamente, los pechos y las caderas.

Al observar y participar en esta reunión-fiesta, se pudo encontrar una diferencia notoria con respecto a América Latina y Alemania. Esto se lo comentamos a un conocido en el interín de la fiesta. En esta primera parte del mundo, normalmente, en una reunión de esa naturaleza, se necesita algunos componentes. Comida, bebida alcohólica, música. Estos 3 elementos, condicionan posteriormente al baile. En Alemania es algo diferente. Normalmente en una reunión de este tipo hay comida, mucha bebida alcohólica, poca música; pero, especialmente los hombres, no bailan. Ellos prefieren conversar, fumar. El baile no es un componente de la reunión.

En cambio aquí, vemos que hay comida, hay bebida sin alcohol, hay música; mujeres y hombres bailan bien y bastante. El contertulio, generalizando, dijo que en Irán, normalmente, se baila en las reuniones. No hay necesidad de beber alcohol para divertirse. Faltó preguntar ¿por qué? ¿Es consecuencia de la prohibición del Estado? ¿Es parte de la cultura? Lo que nos informaron es que el alcohol circula ilegalmente; pero es muy caro.

 

Religión de estado. Estado de la religión

El último Schah de Irán intentó, en su período de 38 años de Gobierno, desarrollar capitalistamente el país. Para su proyecto, tomó como ejes centrales el Boom del petróleo y la exportación de tapices, en el plano económico. Se pensó que estas dos actividades serían la base para la industrialización de la sociedad. A la par se propuso modernizar el Estado-Gobierno a nivel político. Esto implicaba separar la política de la religión. Finalmente, orientar la vida culturalmente en dirección del mundo occidental. Todo, como se puede observar, en un período histórico relativamente corto.

La mayoría de analistas del proceso, iniciado en 1941 que culminó en 1979, sostienen que fue una marcha forzada hacia la modernidad. Esta experiencia demostró, como en muchos otros casos, que la voluntad política no basta. Ella tiene sus límites en la realidad. El movimiento de la vida concreta es la que, finalmente, se impone sobre la teoría, por muy coherente que ésta parezca, en su momento.[5]

Mencionemos algunos puntos de esta realidad, los que entrelazados, impidieron la realización de lo que la voluntad política, la ideología, pretendía. 1.- La estructura semifeudal, predominante en el agro, entrababa la industrialización y el posterior desarrollo del mercado interno a nivel nacional. 2.- La tradición cultural religiosa que tiene su fuente en el islam.

De la primera tarea, en alguna medida, se encargaron los grupos armados comunistas que iniciaron actividades guerrilleras el año 1970. Acciones que se prolongaron hasta el año 1984. En lo fundamental, la reforma agracia, con confiscación de la tierra, se materializó en este período. Los revolucionarios no se limitaron a luchar contra los terratenientes. Su acción la extendieron contra del Estado-Gobierno central encabezado por Reza. Los alzados en armas se propusieron construir el socialismo en el país. La respuesta represiva del Gobierno, no obstante que en algunos aspectos coincidían, fue sumamente dura.

Desde el inicio de la guerra de guerrillas, hasta 1979, los diferentes grupos, que se reclamaban de las diversas corrientes del marxismo, coordinaron sus acciones con otras organizaciones armadas orientadas por el islam. Estas últimas se autoproclamaban islamistas-comunistas.[6] Algunos de ellos fueron seguidores de Ayatollah Khomeini (1902-1989), para entonces viviendo en el exilio.

Cuando el Schah Reza abandona el Gobierno, serán los seguidores del antiimperialista, antioccidental Khomeini quienes toman el control del país. A la par, inician una dura represión en contra de sus otrora aliados, las organizaciones comunistas, que se mantenían en armas. En el lapso de 4 años terminaron con ellos, con excepción del Partido Comunista prosoviético. Este último argumentaba que el nuevo Gobierno es antiimperialista. Que es antinorteamericano. Es por ello que es dable apoyarlo. Blandiendo estos argumentos se convirtieron en defensores del orden y delatores contra los grupos comunistas que continuaban en acción armada.[7]

El triunfo del movimiento encabezado por los islámicos se debió, entre otras causas, a su prédica en contra de la corrupción. De igual manera en contra del hambre y por la justicia social. En otro nivel, en contra de la occidentalización de Irán y por la defensa de la cultura y la religión islámica. Las organizaciones comunistas llegaron sumamente diezmadas y sin mayor aliento a esta coyuntura. Es por ello que no intentaron ninguna acción de mayor envergadura. Su consigna de “No cambiar la corona por el turbante”, no tuvo mayor acogida en la población. Los que finalmente triunfaron, los del turbante, fue por el apoyo masivo del pueblo.

Externamente hubo muchos personajes progresistas, varios intelectuales de izquierda, que vieron con buenos ojos la experiencia de la “revolución” iraní. Entre estos últimos, cabe mencionar al conocido filósofo Michel Foucault (1926-1984). Luego de un par de visitas cortas a Irán, en estos días turbulentos, sostuvo que con este movimiento ha nacido el nuevo sujeto revolucionario. El mismo que en Occidente se ha diluido desde hace tiempo atrás. Este nuevo sujeto son las masas populares iraníes que no necesitan representación, que no necesitan organización. Ellas se representan solas. Ellas se auto-organizan solas.[8]

Liquidadas las organizaciones armadas, los pocos comunistas que sobrevivieron a la represión del Schah primero y de los Mullahs después, los más visibles, terminaron en el exilio. Los menos conocidos se quedaron en Irán haciendo vida común y corriente, sin ningún tipo de accionar político-social.

Instalado el nuevo Gobierno, después de un referendo, se dio paso a la organización de La República Islámica de Irán. Como se desprende del enunciado, Irán se convertía en un Estado confesional que se guiaba, oficialmente, por las leyes escritas por Mahoma y desarrolladas por algunos Mullahs. Ellas fueron reproducidas, en parte actualizadas, por Ayatollah Khomeine en su libro El Estado islámico. Este personaje se convertía en la autoridad suprema del país. A la par, Irán, en el centro del dominio de los chíitas, al interior del mundo islámico, en contraposición a los sunitas, que tenían, tienen, su centro en Arabia Saudita.

Como es sabido, en la religión islámica, como en todas las religiones, hay muchos interpretes, albaceas, seguidores del Corán. Cada quien cree ser el correcto. La mayoría de los creyentes en el Islam se ubican en la vertiente sunita. Luego viene la chiita, la alebita, la sarafista, el alauismo, etc. Los enfrentamientos entre ellos son parecidos a los que sucedieron en Europa entre los católicos y los protestantes, más sus variantes hasta tiempos no muy lejanos.

Lo que ocurre en estos últimos años en Siria, cuyo Gobierno no es ni sunita ni chiita, más bien alauita, es una buena demostración. La razón de fondo, como en todos los enfrentamientos de esta naturaleza, es el control del poder económico-político y el control geopolítico, que se mueve debajo del culto a Alá y los dogmas de Mahoma.

Al instalarse los chiitas, que expresan los intereses de un sector de la gran burguesía del país, en el Poder-Gobierno en Irán, se implantó un Estado muy parecido a los que florecieron en la Edad Media europea, con el agravante que lo hacía en una sociedad relativamente industrializada y a la par, culturalmente, moderna. Cuando pasó la euforia, cuando los Mullahs comenzaron a estructurar su Estado, su Gobierno, su sociedad, en base a las leyes islámicas, para la mayoría de la población fue demasiado tarde, recién se dieron cuenta para lo que habían contribuido con sus movilizaciones, con su euforia, con su sangre, con sus muertos.

En los meses de más alta efervescencia “revolucionaria”, con propiedad contrarrevolución, enero-marzo de 1979, la mayoría del pueblo estaba en contra de los males engendrados por el Gobierno del Schah. La corrupción, la injusticia, la explotación. Todo ello lo canalizaron los Mullahs. Estos últimos decían que el Corán condena esas perversiones socio-morales. Esta fue, como queda dicho, una de las razones del por qué el pueblo los apoyó masivamente.

Lo que la inmensa mayoría de la población no sabia es que la dirección islámica tenía un plan mucho más vasto, amplio y totalitario. Ellos orientaron e instrumentalizaron muy bien el descontento popular. De igual modo utilizaron el respeto al islam de unos y a la cultura islámica de otros. Con esas bases convirtieron el Estado-Gobierno en una República Islámica. El islam devino  religión de Estado.

A las fuerzas armadas, al servicio de inteligencia, a la policía, ya existente, se agregó otro cuerpo represivo y de control socio-religioso de la población. Los guardias de Alá. Éstos vigilan, en los espacios públicos, el cumplimiento de las leyes religiosas. No portan ningún distintivo para poder ser identificados a primera vista. Ellos son los que de inmediato actúan cuando alguien transgrede las leyes del Corán.

El problema es que los principios, en el fondo, cada quien las interpreta como mejor le parece, dice una persona entrevistada. Luego, agrega, la diferencia es que los representantes del Estado casi siempre tienen la razón. Ellos creen que el islam les ilumina el camino de la verdad.

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En Irán, como en todo el mundo, hay que diferenciar los diversos sectores que viven a su interior en el plano religioso. Comencemos mencionando a los ortodoxos, llamados por muchos, fundamentalistas, seguidores del islam. Ellos son los que necesitan creer, exteriorizar su credo y hasta imponer su fe a los demás. Este sector dispone del Estado, del Gobierno y todo el aparato legal en este país. Luego vienen los seguidores de esta religión, que necesitan creer mas no exteriorizarlo, menos imponer a los otros sus creencias. Este grupo es la mayoría en esta sociedad. Finalmente, el contingente minoritario, el de los laicos. Éste comprende a los libre pensadores y a los ateos, fundamentalmente, quienes, por haberse socializado bajo esa cultura religiosa, respetan ciertos ritos, determinadas fechas, algunos códigos, distintos nombres de la misma. Lo descrito, además de la existencia de otras confesiones menores como el catolicismo, el judaísmo, es el estado de la religión en el país que nos ocupa.

Lo cierto es que como consecuencia de siglos de prédica, la cultura del islam tiene mucha presencia en diferentes formas, en diversas esferas, en la sociedad aquí analizada. Incluso hemos mencionado, párrafos arriba, el caso de los patios en el Sur de España, ambientes que se reprodujeron en América Latina, ellos tienen sus antecedentes en la cultura del islam.

Esta misma historia, la influencia de la cultura religiosa, se repite en Europa y el Continente americano con el cristianismo. Como es sabido, desde hace muchos siglos, ella tiene presencia en la vida cotidiana de la población. Todo es consecuencia de la imposición de la religión cristiana desde los tiempos de la conquista y continuada con la colonia. Al paso del tiempo se ha hecho costumbre y luego ha devenido cultura.

Algo que es totalmente intolerable, en este país, como en todo el mundo musulmán oficial, es el ateísmo. Nadie puede declararse ateo. Se respeta, se tolera, las otras confesiones religiosas. El ateísmo, sencillamente, no. Se parte de la premisa que todo ser humano, para llegar a la condición de tal, tiene que tener una religión. Tiene que creer en Dios. Los ateos no son humanos. En el mejor de los casos, son hijos del diablo. La solución es la muerte, el Corán lo contempla.

No obstante esta brutal condición, para con los incrédulos, no se puede comparar con su situación en otros tiempos, en otras partes del mundo. Baste recordar cómo fue la vida de estos seres humanos en el Medioevo dominado por el cristianismo en unas zonas. En otras regiones trascendió esta etapa y se extendió hasta bien entrado los tiempos modernos. El asesinato de muchos científicos, de libre pensadores, de “brujas”, de ateos, a manos de la iglesia católica y su máquina de quemar carne, la Inquisición, aún está viva en la memoria de ciertos sectores de la población.

Todo ello es porque la fe humana fue sistematizada en teología. La  esperanza fue convertida en escolástica. Las que culminaron construyendo la institución de la iglesia. A la par se fabricó un Dios alfa y omega. Un fetiche oleado y sacramentado. Un sujeto instrumentalizado por la industria de los pecados. Un divino creador severo y castigador. Un padre  que se hace adorar a través del miedo. Un todopoderoso que ama recurriendo al terror. Un altísimo que induce al “pecado” como fuente de mala conciencia. Una divinidad que somete al crédulo a una eterna mala conciencia. Lo que redundan en una permanente infelicidad humana. Ese ser creador que envía a los “pecadores” hacia el más allá. No para que muera, que para el condenado sería una bendición. Más por el contrario, para que su cuerpo, su alma, viva crepitándose eternamente en las brasas del infiermo. En estas condiciones se comprende que, su majestad, la guillotina, vino a humanizar la muerte.


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Todo lo mencionado no implica soslayar la religiosidad popular. Ella tiene su base en el deseo de unos, en la necesidad de otros, de creer. Esa religiosidad como sinónimo de anhelo de justicia. Como sentido de esperanza en un mundo mejor, no en el más allá, tampoco en el más acá, más bien en el aquí y en el ahora. En el reino de este mundo, como reza el título de una novela de Alejo Carpentier (1904-1980). Eso es algo totalmente diferente. No obstante ello, toda religión debe limitarse a lo privado. Incluso sólo al dominio de lo íntimo.

 

Fuego en las fronteras. Levantamiento de sanciones

Si observamos por un momento el mapa geográfico de Irán, nos damos cuenta que un 70 por ciento de sus fronteras terrestres, son países que están en guerra más de una década. Dos declaradas abiertamente: Afganistán en el este e Iraq en el oeste. Dos sin haberlo hecho pero en una situación parecida: Turquía en el noroeste contra los curdos y Paquistán en el sureste contra sus rebeldes internos.

No perdamos de vista que en el mes de junio del año 2009, después de 30 años, al interior de Irán se expresaron protestas populares en contra del Gobierno de los Mullahs en varias ciudades. El motivo circunstancial fue el supuesto fraude electoral en favor de la reelección del Presidente Mahmud Ahmadinedschad (1956-). A esta protesta se la nominó, entre otros calificativos, como “La revolución verde”.

No hay duda de que hubo intereses externos para desestabilizar al Gobierno. Las clases dominantes de Occidente hablaron que “La revolución verde” fue un preámbulo de lo que ellos denominaron después como “La primavera árabe”. Lo que realmente motivó esta protesta fue el malestar de la población en el plano socio-económico y la asfixia por el control ideo-político. Después de algunas semanas turbulentas, el movimiento fue controlado sin mayor derramamiento de sangre. Los reales o supuestos líderes fueron, algunos, ultimados; unos segundos, detenidos; y otros salieron al exilio.

Muchos sectores de la población iraní creen, actualmente, que el cambio experimentado al interior del Gobierno en el año 2014, los fundamentalistas cediendo terreno político a los reformistas, fue el resultado mayor de las protestas populares del año en mención. Condicionado, naturalmente, por la coyuntura internacional en favor de los reformistas.

En estas movilizaciones populares apareció una nueva generación de jóvenes izquierdistas después de tres décadas de ausencia. Anarquistas, socialistas, marxistas. De igual manera, como en la experiencia anterior, fueron algunos de ellos exterminados. Los que sobrevivieron, un grupo, terminó en el exilio. El grueso se marchó al norte. Se integró a la guerrilla curda que lucha contra el Estado Islámico. Contra el Estado turco. Este último, en muchos aspectos, es un Estado Islámico parecido al de Irán. Los pocos izquierdistas que aún viven en el país, en su mayoría son intelectuales. Su accionar se limita al estudio-discusión de textos marxistas, neomarxistas y promarxistas.

Un entrevistado, estudiante de antropología, nos dice. Los izquierdistas aquí somos tan pocos que todos nos conocemos. Luego añade que el Estado tolera la venta y circulación de literatura marxista y promarxista en la medida que, en el momento, no es ningún peligro para el orden. Se puede leer, escribir, incluso publicar algunos textos, sin problemas. La historia cambia cuando observan que nace alguna organización. Más aún, si se comienza hacer algún trabajo político-organizativo en la población. Allí sientes que el Estado es una gran máquina. Es un monstruo grande que pisa fuerte.

No obstante lo arriba descrito, particularmente en el tema de las fronteras, en la actualidad, al interior de la sociedad iraní existe cierta paz. La población vive tranquila en general. Sólo pudimos observar algunos soldados en las entradas que conducen a las tres líneas del metro, en la Capital, para prevenir ataques del Estado Islámico. En las demás ciudades, daría la impresión de que el fuego cruzado que ha cobrado miles de miles de víctimas, en los países vecinos, estaría ocurriendo muy allende las fronteras, en otro Continente.

Algo sintomático, en esta dirección, no es muy evidente la presencia de refugiados de guerra como es el caso de otros países de la región. Por no hablar de Europa. Lo que se pudo ver, como una excepción, fue la presencia de un grupo de unas 30 personas, jóvenes y adultos, jugando fútbol callejero frente a la mezquita en la ciudad de Schiraz, la urbe más importante de la región y la más cercana a Afganistán. La guía, traductora, comentó que ellos son de Afganistán y que posiblemente sean refugiados. Se le preguntó ¿por qué? Ella dijo que esas personas hablan darí, que es el farsi antiguo que se continúa hablando en la zona occidental de Afganistán. Ese idioma se entiende parcialmente en Irán. Los que lo hablan son los lingüistas especializados en el tema, agregó.

Esta ubicación geográfica, en estos últimos tiempos, tiene sus luces y sus sombras para La República Islámica. Por un lado, le brinda mayor poder de negociación en comparación a otros países de la región, en la medida que puede presentarse como una sociedad, con cerca de 80 millones de habitantes, bajo control en el convulso Medio Oriente. Pero por otro lado, como la zona es explosiva, como decían los chinos, “Una sola chispa puede incendiar la pradera.” Los Mullahs saben perfectamente estos dos aspectos y tratan de sacar la mayor ventaja posible de su ubicación geopolítica.

Estas dos características, la paz interna y el fuego cruzado en las fronteras, son parte de una situación geopolítica mucho más amplia. Como es más o menos sabido, la lucha de fondo por controlar el mundo, es una guerra larga, prolongada y de desgaste mutuo. Lo que viene ocurriendo desde la invasión a Afganistán, Iraq, Libia, se prolonga en la guerra en Siria y el conflicto en Ucrania, es algo similar al redoble de tambores de guerra. Los mencionados conflictos tienen un carácter táctico para medir fuerzas por un lado, por otro, para ganar bases de apoyo. De esa manera, llegar al desenlace final en mejores condiciones estratégicas.

Teniendo como preámbulo estas pequeñas guerras, que se alimentan con sangre y muerte, la guerra grande por venir no tiene un carácter filosófico-ideológico o político-social, como fue el caso de la Segunda Guerra Mundial y su descendiente la guerra fría. Es una guerra del gran capital en contra del gran capital. Capital financiero-especulativo contra el capital financiero-especulativo. Es una guerra de una forma de acumulación, a través de la empresa privada, la libre empresa, en contra de otro estilo de acumulación, utilizando la empresa estatal, la empresa pública.

Hay que advertir que el desarrollo, profundización, del capitalismo siempre fue una combinación de las dos formas de acumulación con el predomino de una de ellas en determinadas coyunturas político-sociales. Nunca existió un estilo puro como creen algunos. Teóricamente se podría decir que las ideas de Adam Smith (1723-1790) y David Ricardo (1772-1823) se complementan con las de John Maynard Keynes (1883-1946). Que las recomendaciones de Friedrich Agust von Hayek (1899-1992) y Milton Friedman (1912-2006) compaginan con las de John K. Galbraith (1906-2006).

Los liberales, los neoliberales, con los socialdemócratas sólo se diferencian en sus políticas económicas o modelos económicos dentro del sistema capitalista. Ninguno de ellos cuestiona la relación capital-trabajo o producción social-apropiación privada. Los primeros ponen el acento en la empresa privada, en el libre mercado, como eje central para el desarrollo y mantenimiento del sistema. Los segundos, en el rol del Estado, de la empresa pública, de igual manera, para mantener y hacer más llevadero al sistema.

Lo mencionado, en el plano económico, se traduce en el plano geopolítico. En este nivel se concretiza en el enfrentamiento del viejo imperialismo en crisis y en retirada. Nos referimos a EEUU, donde la empresa privada tiene un rol fundamental. En contra del nuevo imperialismo, en crecimiento, pero aún débil, China. En este último, el Estado es un ente importante como regulador de las políticas económicas que se implementan. En la presente coyuntura, en otra instancia, se podría decir que EEUU ya no puede dominar el mundo. China aún no puede ocupar ese lugar. En resumen. Uno ya no. El otro aún no.

China invade con sus productos baratos, de mala calidad, más su poderoso capital, la mayoría de los mercados del planeta. La respuesta de EEUU es intentar cercar política-militarmente a su aún no abiertamente declarado enemigo. Para concretizar este cerco, EEUU y sus aliados de la OTAN principalmente intentan, si no ganar, por lo menos, neutralizar a Rusia y demás países del Medio Oriente. En este escenario geopolítico, cobra importancia Irán.

Irán se había convertido en enemigo del Occidente, particularmente, como consecuencia de la denominada revolución del año 1979. En este contexto hay que entender la guerra Iraq-Irán organizada por el mundo occidental apoyando a su hombre fuerte en ese momento, Saddam Hussein (1937-2006). A lo mencionado hay que agregar su hostilidad en contra de Israel, punta de lanza de EEUU en la región. Finalmente, por su programa nuclear. El castigo fue las sanciones económicas que hasta hoy se mantienen.

Irán ha suavizado su discurso en relación a Occidente en los últimos meses. Ya no menciona para nada a Israel. Pero no ha renunciado a su programa nuclear. Lo que ha hecho, nos dice un sociólogo iraní en Berlín, es una pausa luego de haber arribado a un determinado nivel en el desarrollo del proyecto. La fórmula está lograda en función de lo que Adolf Hitler (1889-1945) llamó Die Wunderwaffe (el arma milagrosa). Entendemos que es una pausa sin plazo fijo. Estos gestos han sido suficiente para que EEUU, más sus aliados, anuncien el levantamiento gradual de las sanciones que pende sobre el país. La verdad es que para Occidente es mucho más conveniente tener un Irán, si no como aliado, por lo menos un Irán neutralizado, y no como enemigo irreconciliable como se le veía hasta hace poco tiempo atrás.

No obstante la apertura de Occidente a Irán y viceversa, estos últimos han tomado partida por el otro bloque que China se ha visto en la necesidad de organizar para neutralizar el cerco estadounidense. Grupo que cuenta, además de los dos países mencionados, con Rusia, India, Brasil y Sudáfrica. Bloque que, desde el punto de vista económico, controla gran parte del movimiento económico mundial; como consecuencia, lo podría hacer colapsar en un tiempo no muy remoto. No lo harán porque ellos, como buenos imperialistas, seguirían ese mismo camino.

Por lo tanto, Irán ha esperado pacientemente, cerca de 40 años, de ser el apestado ante la nariz de Occidente, para convertirse en una pieza importante en la escena geopolítica, si no mundial, por lo menos, regional. Este nuevo escenario está marcado por el choque de fondo entre EEUU y China a nivel general y el caso sirio (donde compiten más de 30 países) en el Medio Oriente, en particular.

Finalmente, no hay que soslayar que Irán es el centro del poder de los chiitas en el mundo islámico. Su presencia en Iraq, más su influencia en Siria, con fuerzas de tierra incluidos, no sólo evidencia lo que venimos describiendo sino que demuestra su deseo de expansión. Otras potencias regionales, Arabia Saudita y Turquía principalmente, intentan cerrarle el paso.

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Después de las reuniones llevadas a cabo en Viena, a mediados del año 2015, de la Comisión nuclear de la ONU y más los Ministros de relaciones exteriores involucrados en el caso, se anunció el levantamiento gradual de las sanciones económicas implementadas en contra de Irán. El argumento es que este país ha cumplido con las recomendaciones de la comisión, las que se concretizan en la renuncia a su proyecto nuclear.

Lo cierto es que las sanciones fueron a medias por un lado y selectivas por otro. Muchas empresas occidentales continuaron operando y comercializando con Irán. La burguesía y la gran burguesía iraní no sufrieron estas consecuencias. El perjudicado fue, como en todos los embargos, la mayoría del pueblo llano. El rubro de los medicamentos es el mejor ejemplo.

En todo este período de sanciones, el capitalismo se ha profundizado significativamente en esta sociedad. Particularmente en su versión de la libre empresa para algunos neoliberales o del libre mercado, para otros de la misma corriente de pensamiento. Todo ello bajo la tutela de un Estado totalitario, de un Gobierno acusado de corrupto, sin Estado de derecho, sin democracia tipo occidente, sin libertad de prensa-pensamiento, sin libre juego de partidos, etc. Aquí se demuestra, una vez más, que el capitalismo, versión neoliberal, se adecua perfectamente a las circunstancias. No es como algunos teóricos de esta corriente de pensamiento afirman, que para que éste se desarrolle necesita que se cumplan las condiciones arriba mencionadas.

La evolución científica, especialmente tecnológica, no está reñida de ninguna manera con el fundamentalismo religioso. En todos los Estados-Gobiernos orientados por el islam, la tecnología occidental-china tiene una presencia central en su accionar. La proliferación de Internet y los celulares son la mejor evidencia. Irán no podría ser la excepción. A lo que ellos se oponen es a la penetración ideológico-filosófica. Pero al capital financiero-especulativo no le interesa la ideología, tampoco la filosofía. Si ellos les garantizan mercado para la reproducción de su capital, seguridad-ganancia, no tiene ninguna importancia el Dios que adoran, la religión que profesan, el libro sagrado que leen, etc.

La verdad de las verdades es que el capitalista es pragmático. Se ha repetido hasta el cansancio, éste se guía por dos principios fundamentalmente: 1.- Ganancia en sus inversiones. 2.- Seguridad para sus capitales. El capitalista no tiene amigos ni parientes. No tiene Dios ni diablo. El capitalista tiene intereses y punto. De allí que aquellos que hablan del capitalismo con corazón, del capitalismo humano, del capitalismo compasivo, mienten a sabiendas o, de lo contrario, no saben de lo que están hablando.

Más aún, el capitalismo no tiene fronteras, no tiene patria ni bandera, es un sistema universal. Si no le es posible imponer sus leyes, se colude con los sistemas precapitalistas instrumentalizándolos en función de la reproducción del capital, en el mercado, en general. Es por ello que es comprensible que la gran burguesía iraní vive en Europa o en EEUU. Este sector, como todos los de su clase, es muy reservado. Nunca desea aparecer como tal. Posiblemente tampoco visite Irán. Un sociólogo consultado al respecto dice: ellos, antes de ser iraníes, son burgueses. Antes que Irán como sociedad, les interesa el negocio del petróleo y de los tapices.

Lo central es que capital es un fenómeno global. A través de la mercancía, penetra hasta en los rincones más alejados y oscuros del planeta. Incluso ha llegado a convertir los seres humanos en mercancías que se compran y se venden en el mercado. Pero no se queda allí. Hasta el alma, los sentimientos, los sueños, del ser humano están pesados, medidos y con precio estipulado.

Lo cierto es que el único argumento para poder afirmar que estos capitales son de aquí o son de allá es el país donde las empresas tienen su personería jurídica-legal. Como consecuencia, allí pagan la mayoría de sus impuestos. En recompensa, los Estados-Gobiernos de estos países les garantizan seguridad-ganancia. Después de eso, hay muy poco.

Con el sólo anuncio de que se levantarán las sanciones a Irán, la puntual visita de los empresarios, en compañía de los políticos, fue impresionante en Teherán. Pronto tendrán acceso oficial y legal a un país extenso, abundante en materias primas, con un pasado histórico-cultural impresionante, con cerca de 80 millones de consumidores, a 4 horas de distancia del centro de Europa, con un nivel industrial medio, con acceso al mar por el norte y por el sur. Un nuevo gran mercado se reapertura para el impulso del gran capital.

Todo ello significará un desarrollo de la sociedad iraní en dirección del capitalismo. Los mayores beneficiados serán, como siempre, la gran burguesía nacional y extranjera. Posiblemente algunos sectores de la clase media. Particularmente los que tienen formación técnica o estudios universitarios. Lo que dicho sea de paso es de buena calidad y alto nivel en comparación a otros países de la región.

Muchos sectores populares, como en todas las sociedades donde impera este sistema, se mantendrán en su situación de pobreza y otros sectores hasta en condiciones paupérrimas. Los pobres-pobres asentados en la parte oriental, colindando con Afganistán, se verán seguramente en la necesidad de emigrar a las grandes ciudades y allí convertirse en el ejército industrial de reserva o en los parias que el capitalismo global, donde se asienta, necesita.

Las preguntas pertinentes son. ¿Esta apertura al capitalismo significará también una apertura político-social e ideológico-cultural al Occidente? ¿Serán capaces los Mullahs de permitir tal desafío, teniendo en cuenta que Irán no es Afganistán ni Arabia Saudita? Irán tiene una pasado cultural algo cercano a Occidente. El común de la gente desea vivir imitando a los habitantes del mundo capitalista. No sin razón las mujeres iraníes tienen la fama, en el mundo islámico, de ser liberales, de ser europeas.

La mayoría mira a Occidente como el modelo económico-político a imitar. Es cierto que en algunos países de esta zona el capitalismo, para un considerable sector, ha logrado un buen nivel de bienestar material. En muchos de ellos, las mayorías, disponen de las condiciones básicas para vivir. En base a lo mencionado, en Irán, los más han idealizado a Europa, particularmente a Alemania.[9]

Para ellos, la otra cara del desarrollo capitalista es incomprensible. No conocen directamente la enajenación en el proceso del trabajo que genera el capitalismo en las sociedades altamente industrializadas. La mercantilización de los seres humanos. La cosificación de la vida. Los terribles males emocionales-espirituales que el sistema engendra. Tampoco sus hijos, el estrés y la depresión, que corroe el alma de la mayoría de los habitantes de estas sociedades. En unos años, lo vivirán en carne propia cuando esa sociedad logre un nivel respetable de industrialización. Los psicólogos y los psiquiatras desplazarán a los consejos familiares y los imanes.

 

La razón. La locura legalizada

Uno de las grandes ideales del capitalismo, con su cultura de la modernidad, en el plano ideológico-político, fue separar tajantemente la religión-moral del Estado-Gobierno. Convertir la política en ciencia del poder, con sus leyes, principios y conceptos. Esta tarea teórica fue abordada, de gran manera, por Nicolás Maquiavelo (1469-1527). Particularmente en su tratado titulado El Príncipe. Libro que fue publicado hace más de 500 años. A la par de ser un manifiesto, es un símbolo de la etapa histórica conocida como el Renacimiento.

Como consecuencia del desarrollo de las relaciones sociales de producción en el sistema capitalista, que engendró el fenómeno arriba mencionado, especialmente en el Norte de Italia. Posteriormente aparece el movimiento de la Reforma a nivel religioso, a la par el rol de la Razón en el plano filosófico, lo que condicionó la Revolución en el orden político-social.

Los enfrentamientos armados de clases, entre la burguesía en desarrollo y la aristocracia en decadencia principalmente, se expresará al mismo tiempo en las guerras, matanzas, celadas religiosas. Ellas azotaron el Continente europeo a lo largo de los Siglos XVI, XVII y XVIII. Los denominados protestantes y católicos fueron sus representantes más conspicuos.

Las revoluciones burguesas que se sucedieron, en los siglos mencionados en Europa, intentaron llevar a la práctica estos principios sistematizados por Maquiavelo. Luego de algunos intentos, como en la Francia revolucionaria entre los años 1789 y 1794, terminaron rindiéndose ante la fuerza, el poder, la costumbre, que emanaba de la cultura del viejo régimen.

La burguesía, al no ser consecuente con la mayoría de sus enunciados, pospuso, para unos, traicionó, para otros, sus principales ideales. El Estado-Gobierno comulgó con la religión-moral, aún dominante. En estos últimos tiempos, por mero oportunismo político, reaparecen algunos de los grandes ideales burgueses nuevamente en la palestra. La igualdad, la libertad, la confraternidad, la democracia. Lo último se puede observar en la ciudad de París, posterior al 13 de noviembre de 2015, como consecuencia de los atentados atribuidos a activistas del Estado Islámico.

Sobre el rol de estos principios, el papel de la burguesía, la discusión es larga y frondosa. Sólo a manera de ilustración, recordemos a dos filósofos, en etapas diferentes, representantes de Teoría crítica y sus opiniones en torno al tópico. Teodoro Adorno (1903-1969), sus ideas aparecen en el libro titulado Dialéctica de la ilustración, opina que la razón revolucionaria compaginaba, en un momento dado, con los intereses de las mayorías, particularmente con los de la burguesía en asenso. Después del triunfo de ésta, a través de la revolución, la razón devino sinrazón. Esa sinrazón razonada se ha convertido en la nueva razón para el control, el dominio, de las grandes mayorías de la población. En dos palabras, hoy vivimos el reino de la sinrazón razonada al servicio del orden establecido, de la burguesía otrora revolucionaria, hoy reaccionaria.

Lo mencionado implica que a nivel económico el capitalismo, la burguesía a nivel político-social, es un sistema agotado, es una clase conservadora. Por ser tal, es antihistórica. Según Adorno, un nuevo sistema económico, un nuevo orden político-social, tiene que retomar la razón revolucionaria, la razón liberadora, la razón desmitificada, que se oriente hacia el futuro. Liberar la razón del control de la burguesía, de esa clase que la ha convertido en racionalismo, en sinrazón, en mito, en mercancía, en ganancia. La tarea de las fuerzas del futuro es retomar la razón que tenga como principio, como fin, el ser humano. Ser humano en eterno proceso de realización material-espiritual.

Mientras que Jürgen Habermas (1929-), ver el libro El discurso filosófico de la modernidad, sostiene que el capitalismo, que la burguesía, que la razón, si bien es cierto que no han cumplido con sus promesas, no obstante aún hay tiempo para que estos ideales sean materializados. Que es misión de las clases subalternas, de la sociedad civil, presionar, exigir que lo cumplan. Que esos principios deben agotarse al interior mismo del sistema, antes que propugnar un orden nuevo. En resumidas cuentas, la razón no ha devenido aún sinrazón. Hay condiciones, hay espacio, hay tiempo dentro del sistema para que sus principios sean realizados en la práctica.

*

En directa relación al tópico de la razón que venimos hablando, es menester añadir algo capital. Nos referimos al tema de la religión en cualquiera de sus vertientes o sinnúmero de sectas en Europa. La burguesía, a través de la cultura de la Ilustración, no fue consecuente en separar radicalmente la política de la religión. Las creencias religiosas, por más absurdas que sean, deben ser respetadas. Así como tienen la libertad de criticar, debe ser, de igual modo, criticada.

La religión no debe tener ningún tipo de apoyo del Estado, del Gobierno. Esto no ha sucedido, es por ello que vemos muchos partidos confesionales, que no sólo reciben apoyo del Estado, sino que inclusive son, por largos períodos, Gobiernos que orientan los Estados. De allí también la proliferación de todo tipo de iglesias que reciben apoyo de los Estados-Gobiernos. Con esta actitud, la burguesía europea ha traicionado los principios del laicismo, las banderas de la ilustración, principios que deben ser la base de todo Estado moderno, de todo Gobierno laico. Como consecuencia, no tienen capacidad de criticar a otros Estados que no sean cristianos, pero son gobernados bajo la orientación de otras religiones, como es caso del islam, por citar un caso, que aquí nos compete.

Criticar a la religión en general, sus variantes el cristianismo-islam, debe ser una actividad permanente. En estas últimas décadas, la fiebre religiosa cunde por muchas partes del mundo.  Por ello, recordemos las ideas de tres teóricos, en tres tiempos diferentes, desde tres perceptivas distintas, pero coincidentes en el fondo, en torno al rol histórico-social y cultural de la religión.

Friedrich Nietzsche (1844-1900), centrando en el demiurgo de toda religión habida y por haber, desde la perspectiva filosófica, afirmó: “En nombre de Dios, la guerra declarada a la vida, a la Naturaleza, a la voluntad de vivir. Dios, transformado en fórmula de todas las calumnias contra los de aquí abajo, de todas las mentiras del más allá. ¡La nada divinizada en Dios; la voluntad de la nada santificada!” (Nietzsche, 2012: 36)

De su apreciación de la religión en general, se introduce en una de las variantes de ésta. Develando lo que podría ser la esencia del cristianismo, escribe lo siguiente: “El cristianismo precisa de la enfermedad, como la antigüedad griega necesitaba de un exceso de salud; hacer enfermos es el verdadero pensamiento de todo el sistema de salvación de la iglesia. La misma iglesia, ¿no tiene como supremo ideal la casa de locos católicos, la tierra entera convertida en un manicomio?” (Nietzsche, 2012: 95 y 96)

Finalmente, en torno al dúo pecado-sacerdote, sostiene: “Los pecados desde un punto de vista psicológico, son indispensables en toda sociedad organizada sacerdotalmente. Son los verdaderos instrumentos del poder; el sacerdote vive de los pecados, tiene necesidad de que existan pecadores; si no hubiese pecadores, el sacerdote los inventaría. Principio esencial: Dios perdona al arrepentido; en otros términos: el que no se somete al sacerdote se convierte en enemigo de Dios.” (Nietzsche, 2012: 52)

Algunas décadas después, desde el ángulo del psicoanálisis, Sigmund Freud (1856-1939), relacionando religión-infante, afirmó: “En cuanto a las necesidades religiosas, considero irrefutable su derivación del desamparo infantil y de la nostalgia por el padre que aquél suscita, tanto más cuanto que este sentimiento no se mantiene simplemente desde la infancia, sino que es reanimado sin cesar por la angustia ante la omnipotencia del destino. (...) La génesis de la actitud religiosa puede ser trazada con toda claridad hasta llegar al sentimiento de desamparo infantil. Es posible que aquélla oculte aún otros elementos; pero por ahora se pierden en las tinieblas.” (Freud, 2015: 67 y 68)

Luego, insiste sobre la misma, más aún destacando el sentido de la enajenación emanada de ella, continúa: “La religión viene a perturbar este libre juego de elección y adaptación, al imponer a todos por igual su camino único para alcanzar la felicidad y evitar el sufrimiento. Su técnica consiste en reducir el valor de la vida y en deformar delirantemente la imagen del mundo real, medidas que tienen por condición previa la intimidación de la inteligencia. A este precio, imponiendo por la fuerza al hombre la fijación a un infantilismo psíquico y haciéndolo participar en un delirio colectivo, la religión logra evitar a muchos seres la caída en la neurosis individual. Pero no alcanza nada más.” (Freud, 2015: 82)

El autor de El malestar de la cultura, subrayando la vinculación de la inconsciencia en los delirios colectivos finalmente, afirma: “También las religiones de la humanidad deben ser consideradas como semejantes delirios colectivos. Desde luego, ninguno de los que comparte el delirio puede reconocerlo jamás como tal.” (Freud, 2015: 78)

Terminamos el tópico de la religión con Karl Marx (1818-1984). Comencemos con el concepto central de humano-religión. Aquí su apreciación: “El fundamento de la crítica irreligiosa es: el ser humano hace la religión, la religión no hace al ser humano. Y ciertamente la religión es conciencia de sí y de la propia dignidad, como las puede tener el ser humano que todavía no se ha ganado a sí mismo o bien ya se ha vuelto a perder. Pero el ser humano no es un ser abstracto, agazapado fuera del mundo. El ser humano es su propio mundo, Estado, sociedad; Estado y sociedad, que producen la religión, como conciencia tergiversada del mundo, porque ellos son un mundo al revés.”

Después, relacionando realidad-fantasía, el autor continúa: “La religión es la teoría universal de este mundo, su compendio enciclopédico, su  lógica popularizada, su pundonor espiritualista, su entusiasmo, su sanción moral, su complemento de solemnidad, la razón general que la consuela y justifica. Es la realización fantástica del ser humano, puesto que el ser humano carece de verdadera realidad.”

Marx concluye con la siguiente idea: “Por tanto, la lucha contra la religión es indirectamente una lucha contra ese mundo al que le da su aroma espiritual. La miseria religiosa es a un tiempo expresión de la miseria real y protesta contra la miseria real. La religión es la queja de la criatura en pena, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas embrutecido. Es el opio del pueblo.” (Marx, 1990: 12)

*

La tierra convertida en un manicomio por la religión, según Nietzsche. La religión como el inconsciente delirio colectivo, a decir de Freud. La religión es el opio del pueblo, en opinión de Marx, han sido las bases, seguramente, para que el gran John Lennon (1940-1980) haya sentenciado que “La religión es la locura legalizada”.

Para la ocasión, bien vale reproducir un poema de Kahlil Gibran (1883-1931). En el titulado El Rey sabio, evidencia lo que nosotros venimos afirmando respecto al delirio social, a la locura colectiva, al opio del pueblo, a la locura legalizada, la que a través del rumor, recurriendo a la sinrazón termina asaltando a la razón. Leamos:

“Había una vez, en la lejana ciudad de Wirani, un rey que gobernaba a sus súbditos con tanto poder como sabiduría. Y le temían por su poder, y lo amaban por su sabiduría.

Había también en el corazón de esa ciudad un pozo de agua fresca y cristalina, del que bebían todos los habitantes; incluso el rey y sus cortesanos, pues era el único pozo de la ciudad.

Una noche, cuando todo estaba en calma, una bruja entró en la ciudad y vertió siete gotas de un misterioso líquido en el pozo, al tiempo que decía:

Desde este momento, quien beba de esta agua se volverá loco.

A la mañana siguiente, todos los habitantes del reino, excepto el rey y su gran chambelán, bebieron del pozo y enloquecieron, tal como había predicho la bruja.

Y aquel día, en las callejuelas y en el mercado, la gente no hacía sino cuchichear:

El rey está loco. Nuestro rey y su gran chambelán perdieron la razón. No podemos permitir que nos gobierne un rey loco; debemos destronarlo.

Aquella noche, el rey ordenó que llenaran con agua del pozo una gran copa de oro. Y cuando se la llevaron, el soberano ávidamente bebió y pasó la copa a su gran chambelán, para que también bebiera.

Y hubo un gran regocijo en la lejana ciudad de Wirani, porque el rey y el gran chambelán habían recobrado la razón.” (Gibran, 2001: 17).

El tema recurrente en el lugar donde nos encontremos, particularmente en Irán, es los acápites de la religión-Dios y la nacionalidad que es padre de la identidad. Éstos toman posición en la mesa de discusión sin mayores preámbulos. En el país mencionado, siempre preguntaban, sobre el bendita creencia. Al responder que soy ateo, la inmensa mayoría no podía entender que uno puede ser un ser humano, que se puede vivir con relativa paz espiritual, que se puede sentir dolor por los demás, que puede solidarizarse con los más necesitados, sin necesidad de creer en tal Dios o profesar alguna religión. Que se puede ser ateo y humano a la vez. El ser ateo no hace ni mejor ni peor al otro que cree en Dios, en un fetiche o en un tótem. La misma historia se repetía con la nacionalidad.

Estas discusiones traían a la memoria, de igual manera, lo que siempre se repite en otros lugares y contextos. No nos referimos a las personas comunes y corrientes, por ser obvio. Más bien pensamos en gente que se reclama ser ateo. En individuos que se proclaman librepensadores. El tópico en discordia ya no es la religión-Dios. El tema es la identidad. Reiteremos. Hablemos de los izquierdistas y hasta de los que se autotitulan comunistas. Para ellos es inconcebible existir sin identidad. La religión-Dios de los clásicos creyentes se ha metamorfoseado en la vida, el sentimiento, de los mencionados, en el nuevo mito llamado identidad. La idea de sentirse simple y llanamente un habitante de este planeta. Un ciudadano del mundo no tiene cabida en su razonar y menos en su sentimiento.

Para los nombrados, la no pertenencia a algo, el no estar cerca de alguien, el no apoyarse en este u otro fetiche, conscientemente, los desquicia. Se sienten desamparados como bebés recién nacidos. Si de identidad se trata, no les es suficiente tener la condición humana. Por el contrario, tienen la imperiosa necesidad de apoyarse en la patria, en el país, en la nación, en la región, en la tierra, en la cultura, en la religión, en el idioma, en la “raza”, en la sangre, en las raíces.

Les es imposible comprender que este mundo es su todo. Que esta Tierra es su eterna morada. Que el cielo es su techo y el piso es su cama. Como lo había predicho Diógenes de Sinope (412-323), en este mundo, mal o bien, estamos en un permanente hacerse y deshacerse. En un permanente intercambio entre el ser y el no-ser, al mismo tiempo. La humanidad es un proceso sin comienzo preciso, sin fin predicho. Nada extraordinario le ocurrirá fuera de este mundo. Excepto, naturalmente, la muerte. Ella está allí siempre lozana. Esa doncella es la fiel amante de todo mortal. La desgracia de las desgracias sería que ella les abandone. Garantizado. Lo dicho nunca ocurrirá. A estos librepensadores, ateos, amantes del fetiche de la identidad, no hay manera de hacerles comprender lo que Christian Grabbe (1801-1836), hace un siglo y medio atrás escribió: “Por cierto que no podemos caernos de este mundo: henos aquí de una vez por todas.” (Grabbe, 2012: 26)

Todo lo mencionado, en la última parte del escrito, nos lleva a afirmar, una vez más, que la vida humana debe descansar en la razón y moverse en la emoción. La ciencia y la fantasía deben condicionarse mutuamente. Allí está la clave del ser, del existir, del hacerse y del rehacerse histórico-social, del presente y del futuro político-cultural. Ésta es la conclusión final a la que arriba, una vez más, un ciudadano del mundo después de una visita al país de los arios.[10]

 

Notas:

[1] Julio Roldán (1952) es sociólogo y Doctor en filosofía. Roldán fue docente en varias universidades en el Perú y en Alemania. En los últimos años ha publicado trabajos de investigación de carácter histórico-político y filosófico-literario como: Perú: Mito y realidad (1986), Gonzalo, el mito. (1990), Las dos caras del continente americano y otros ensayos (2002), América Latina. Democracia y transición a comienzos del tercer milenio (2005), Weimar. Tres momentos en el desarrollo político-filosófico en Alemania (2007). Viejas historias vueltas a contar (2009). Crónica de un trotamundo (2009). Latinoamérica. La mentalidad colonial y otros ensayos (2010), Hijas de la guerra (2012). La ciudadanía mundial (2014). Julio Roldán nació en Perú y vive desde el año 1993 en Alemania, en condición de asilado político. Contácto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

[2] Friedrich Nietzsche tomó el nombre de este profeta, también se le llama Zaratustra, y puso como título al libro más conocido de él. Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie, fue publicado en el año 1883.

[3] En esta ciudad se desarrolla gran parte de la temática de la novela El médico del autor estadounidense Noah Gordon (1926-). Ella tiene en el aspirante a médico, después médico, Rob Cole, como personaje central. Mucha gente en Occidente, en estas últimas décadas, sabe de la existencia de esta metrópoli por el escrito y la película que se ha hecho en base a ella.

[4] Lo narrado en la novela de los estadounidenses Betty Mahmoody (1945-) y William Hoffer (1943-), titulada No, sin mi hija, tiene algo de base real. La verdad es que, mayormente, es una exageración, la que fue muy útil para la propaganda político-ideológica de Occidente en una coyuntura determinada en contra de Irán.

[5] Johann Wolfgang Goethe (1749-1832), en su drama Fausto, sintetiza la importancia de la práctica por sobre la teoría, cuando pone en boca de Mefistófeles estas ideas: “Mi fiel amigo, toda teoría es tan seca como verde y lozano es el árbol de la vida.” (Goethe, 1985: 76)

[6] En otras partes del mundo se ha dado esta experiencia. El más ilustrativo fue Centroamérica entre los años 70 hasta los 90 del siglo pasado. Allí los seguidores de La teología de la liberación se dieron la mano con organizaciones marxistas para hacer lucha armada.

[7] Esta conducta de los Partidos Comunistas, prosoviéticos, ha sido frecuente en muchos países del mundo. Organizaciones que no obedecían a su control eran tildados de agentes de la CIA. Con ese adjetivo saldaban las diferencias ideológico-políticas.

[8] La politóloga Eleonora Roldán Mendívil (1988-) trabaja una tesis de maestría, en ciencias políticas, que se titula Buscando el sujeto revolucionario. Foucault y la revolución iraní.

[9] Siendo este país la tercera economía capitalista más grande del mundo, se le llama el motor económico de Europa, según los datos oficiales del año 2015, cerca de 14 millones de alemanes viven en condición de pobreza. Es decir por debajo de los 925 euros mensuales considerado como la barrera mínima. De ellos, cerca de 4 millones es gente jubilada. Esto demuestra que el capitalismo, por más desarrollado y humano que se presente, no es solución para los principales males de la sociedad.

[10] Irán, como queda dicho, significa literalmente país de los arios. Sobre los orígenes, hay mucha especulación y poca fundamentación científica. Se sostiene que vinieron a esta región desde la provincia de Ariana, existente hasta hoy en el Norte de la India. De allí lo de indo-arios. De ser verdad, lo cierto es que fueron grupos mezclados, en su desarrollo se volvieron a re-mezclar, hasta llegar a la actualidad, que es una sociedad mestiza como todas las del mundo. Finalmente los términos lingüísticos no siempre expresan contenidos. Muchas veces llegan al absurdo, consecuencia de los intereses de los especialistas y los colectivos, y lo repiten sin mayor sentido o reflexión.

 

Bibliografía:

  • Adorno, Theodoro. Dialéctica de la Ilustración. Fischer Verlag (Frankfurt/Main), 1994.
  • Freud, Sigmund. El malestar de la cultura. Alianza Editorial (Madrid), 2015.
  • Gibran, Kahlil . El loco. Edimat libros (Madrid), 2001.
  • Goethe, Johann Wolfgang. Fausto. Editorial Adaf.S.A (Madrid), 1985.
  • Grabbe, Christian. Hannibal. Meisel Verlag (Berlin), 2012.
  • Habermas, Jürgen. El discurso filosófico de la modernidad. Suhrkamp Verlag (Frankfut/ Main) 1985.
  • Marx, Karl. Introducción a la filosofía del derecho de Hegel. Editorial Biblioteca Nueva. S.A., (Madrid), 2010.
  • Nietzche, Friedrich. El Anticristo. Plutón ediciones X. (Barcelona), 2013.
  • Shakespeare, William. Timon von Athen. Haffmans Verlag, (Zurich) 1993.

 

Cómo citar este artículo:

ROLDÁN, Julio, (2016) “Un ciudadano del mundo en el país de los arios”, Pacarina del Sur [En línea], año 7, núm. 27, abril-junio, 2016. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Jueves, 28 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=1301&catid=15