Vino, chicha y sacrilegio[1]

Juan José García Miranda

Universidad Autónoma del Perú

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“Sepan cuantas estas relaciones lean preparado por mí, presbítero, maestre de campo y bachiller en teología, que iluminado y en nombre de la Santísima Trinidad creadora del Universo Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo; al amparo del Señor Cautivo de Ayabaca, del Señor de Huamantanga, del Cristo del Costado de Santa Cruz de Caxamarca, el Cristo de la Santísima Cruz de Motupe que en los principios llegaron al puerto de Paita de Alta Mar, que eran custro hermanos como los ‘Hermanos Ayar’ que dieron nacimiento al pueblo; del Cristo Cautivo de Monsefú que salió de la Mar en caballito de Totora como Naylamp para dar vida a los Llampayec;  y, como Manqo Qhapaq y Mama Oqllo que Salieron del Lago Titicaca en territorio de los Qollas, para dar vida al Tawa-Inti-Suyo; la intercesión y la intermediación de la Veneradísima Virgen de las Mercedes, patrona de Paita; yo, Juan Pérez de Bocablanca y con el apoyo de inquisidor Pedro de Arriana y actuando como amanuense Fray Baltazar de Compagnon, convocado por el Obispo de Lima, en el Cónclave llevado a efecto en la Ciudad de los Reyes, para instruir a los clérigos, vicarios, párrocos, misioneros, canónicos y diáconos en el Ritual, formulario e institución de Curas para administrar a los naturales de este reyno, los santos sacramentos del Bautismo, Confirmación, Eucaristía y Viático, penitencia, extremaunción y Matrimonio, con advertencias muy necesarias, preparado por mandato deste Obispado, en mi condición de Bachiller y teólogo de la Santa Madre Iglesia, erudito en la identificación de las idolatrías e idólatras para la cristianización y orientación de la evangelización en la lengua del castellano, del quechua y del aymara y el conocimiento profundo de los modos de las formas de vida de los naturales, doy cuenta de lo obrado para esclarecer si hubo sacrilegio en la celebración de la Santa Misa en la festividad del día de Todos Los Santos, del Año 1596, en la Doctrina y Parroquia de San Miguel de Piura, que probablemente habría sido fundado en 1532 y que por el clima inhóspito del primer asentamiento, Monte de los Padres, el asedio del Pirata Cavendish, la bravura de los Pacamoros y la actitud cautelosa de los nativos tallanes, vicús, ayawacas, huancabambas, chacha, chachapuyas, wari-ingas, la ubicación de la recién fundada ciudad había sido cambiado de  lugar en varias oportunidades desde Tangarará a orillas del ríoChira, primero a Mórrope, luego a Colán donde dícese que se había fundado la primera Capilla, después a Buena Esperanza de Paita, y finalmente en 1588 a la ubicación definitiva en la ciudad de San Miguel de Piura a orillas del rio del mismo nombre puesto en honor al Arcangel San Miguel, donde ejercía como doctrinero, vicario y párroco el reverendo padre dominico Fray Pedro de Pedregal y Risco”.

 

Así inició, el Bachiller, su informe porque en el cónclave de sacerdotes clérigos, religiosos de las ordenes de Santo Domingo, San Francisco de Asís, San Francisco de Paula, Betlemitas, Jesuitas, Agustinos, Mercedarios y párrocos y vicarios del Virreinato del Perú, en Lima, se había determinado llevar adelante una exhaustiva investigación que resuelva la valía de la Misa celebrada el 1 de noviembre de 1596, la situación de Fray Pedro de Pedregal y Risco y de su Sacristán el indígena tallán Anselmo Upyachiwa, casado con doña Fortunata Zamorano originaria wanka y con residencia cerca de las lagunas del territorio alteño de los Wari-Ingas.

 

2

 

En efecto, luego de haberse enterado que había cometido un sacrilegio, muy desesperado, Fray Pedro de Pedregal y Risco, natural de Sevilla, España, emulando a San Francisco de Asís, se había dado ochocientos azotes, esa mañana, aumentando sus pesares por el pecado que había cometido al celebrar la Santa Misa del día de Todos Los Santos. Desde entonces, cada mañana, cuando los rayos del sol aparecían por la pequeñesísisima ventana de su alcoba, Fray Pedro, rezaba de rodillas el rosario y no tenía con quien confesarse porque él, era el único Cura de la zona y solo podía hacer el acto de contrición en silencio ante Dios Todopoderoso y rogaba la intermediación de la Santísima Virgen de las Mercedes para que entendiera y comprenda que había cometido tamaño sacrilegio por cumplir con la Iglesia. Con esta pesadumbre, cambió su modo de vida y se hincaba cabizbajo y de rodillas implorando al Cristo Cautivo de Ayabaca, al Cristo de Huamantanga, el Cristo Cautivo de Monsefú o al Cristo del Costado de Santa Cruz de Cajamarca, que luego de llegar a Piura por el puerto de Paita se encaminaron hacia Lima por distintos caminos y que en su intento uno se quedó en Jaén, otro en Ayabaca, otro en Caxamarca, y en Motupe Lambayeque. Cada Cristo, por distintos caminos, debía llegar a la Ciudad de los Reyes en Lima para cristianizar a los naturales, infieles, gentiles y paganos, “destos reynos”, empero la providencia hizo que se quedaran en la ruta para ser advocados como patrones en tales pueblos.

Así Fray Pedro de Pedregal y Risco había trocado su rostro de bondad, el de la palabra dulce, de la alegría y de la sonrisa ancha con la que trataba y se comunicaba con los feligreses indígenas ayawankus, chacha, kañari, penachies, tallanes, tumpis, vicus, wari-ingas y otros habitantes naturales del norte del Tawa-Inti-Suyo de diversos orígenes y lenguas, “de todos los climas y todos los sentimientos” como señalan las voces kuna de Abya-Yala; tampoco conciliaba el sueño y muy perturbado soñaba en las noches que estaba ante el señor que con indignación le miraba de reojo señalándole con el dedo índice de la mano izquierda como a un vil pecador.

Antes de la festividad de Todos los Santos, cumplía sus funciones con tanto esfuerzo y dedicación había logrado que Naylamp, venido desde Alta Mar con cuarenta doncellas, hubiera sido convertido en el Señor Nazareno Cautivo de Monsefú y que la Virgen de las Mercedes sea ungida como patrona de Paita.

Empero, desde aquella ocasión, Fray Pedro de Pedregal y Risco no podía llevar adelante su labor evangelizadora, con el ánimo de siempre, para ganar almas y tributarios para la consolidación, vigencia y mantenimiento de la Santa Iglesia Católica, apostólica y romana que los Reyes desde la corona de España y el Papa desde Roma le habían encomendado.

En ese trance, surgió una luz esperanzadora porque, el Obispado de Lima, le convoca con urgencia junto a los demás vicarios de Cristo del Virreinato, a la ciudad de los reyes para un cónclave eclesial que afianzaría la evangelización en territorio de las “indias”. El sacerdote se encaminó hacia la ciudad de los Reyes y peregrinó por la serranía durante dos meses desde Piura a Lima, para evitar el asedio de los piratas por la ruta marina. Fray Pedro de Pedregal y Risco, anduvo por la ruta seguida por el soldado español Barrientos que huyendo de Pizarro desde Cajamarca, haciéndose paqo indígena, se dirigió hacia el Sur hasta la Capitanía de Santiago de Chile pasando por Yauyos de Lima, dejando junto con los naturales, en cada Cerro habitado por un Wamani o Jirka su ofrenda y, por si acaso, también, una Cruz rústica de madera, que posteriormente los conquistadores españoles encontraban y decían que era una seña que Cristo había llegado antes que ellos a estos lugares. Por ese camino, Fray Pedro, guiándose por las cruces que el soldado Barrientos dejaba junto a las apachetas llegó a territorio de las Yauyos y de allá bajó hacia la ciudad de los Reyes, Lima por las riberas del río Lurín, pasando por Pachaqamaq, para participar en el cónclave religioso para mejorar la evangelización de los naturales y, sobre todo, para confesar su pecado sacrílego.

 

3

 

En Lima, Fray Pedro de Pedregal y Risco, recorre sus calles y visita todos los templos y conventos para hincarse ante Dios y pedir perdón y establecer la estrategia para confesar su pecado de ofensa sacrílega que había cometido en Piura al celebrar la Misa, y del que habían pasado ya dos larguísimos años.

El cónclave religioso daría luz sobre la situación de la idolatría y de las maneras de evitarlas en el ámbito del obispado de Lima que abarcaba desde Quito hasta Buenos Aires y que estaban conectados por los mismos caminos que habían mandado construir los ingas con la fuerza de los ayllus confederados que después construyeron los templos, cabildos y locales públicos mediante la mita y desde donde la aristocracia y los clérigos administraban los pueblos de lo que antes fuera el Tawa-Inti-Suyo.

Fray Pedro, buscaba la manera de contactarse directamente con el Obispo, pero, por azar del destino, conoce por casualidad al Reverendo Padre Fray Juan Pérez de Bocablanca, erudito en los dogmas, de las ciencias y la filosofía de la Iglesia y “destos reynos”, quien caminaba con la cabeza gacha y brillante rezando el Santo Rosario por la calle adyacente a la catedral con dirección hacia el Convento de San Francisco de Asís, mientras extendiendo oblicuamente al costado la mano derecha avanzaba lentamente para que los feligreses de sotana y laicos, a su paso, besaran en genuflexión el anillo con la imagen de Jesucristo, puesto en el dedo cordial. Al verlo, el sacerdote Pedregal y Risco, lo saludó, besó la Cruz del anillo y le dijo que procedía de Piura la calurosa ciudad y que había llegado a Lima para contar sus experiencias evangelizadoras porque allá la Santa Iglesia Católica había logrado evangelizar a los indígenas y que necesitaría de sus consejos, así como debía confiarle en oración sus preocupaciones eclesiales y personales. El ilustrado sacerdote le mostró su anuencia y beneplácito y que en el curso de estos días conversarían porque en esos momentos se encontraba más preocupado por la elaboración de la metodología para identificar la idolatría que expondría a los curas durante el cónclave.

Los días del cónclave eclesial, la ciudad toda estaba atenta a los oficios religiosos, a los visitantes del interior y llegados del viejo mundo, a las peregrinaciones por las calles haciendo plegarias en filas de a dos los sacerdotes para trasladarse de un templo a otro para escuchar y recibir las instrucciones sobre las maneras de evangelización de los infieles preparados por el Reverendo Pérez de Bocablanca; mientras las campanas de los templos repicaban a las seis de la mañana, diez de la mañana, medio día, tres de la tarde, seis de la tarde y medianoche anunciando los horarios de las oraciones, ritos, confesiones y oficios religiosos que se desarrollaban en reuniones públicas y también secretas programadas para los días del cónclave. Algunos pobladores, criollos, españoles, indígenas y negros aprovecharon esta ocasión para cumplir con los preceptos de la Iglesia cuando formalizaban matrimonios, se bautizaban y comulgaban para mostrar su conversión del estado de gentiles a cristianos, aun cuando clandestinamente entregaban sus ofrendas en las wakas de la ciudad, principalmente en Pachaqamaq.

Es en una de estas ocasiones cuando, Fray Pedro, se sinceró ante el Bachiller Bocablanca explicándole las causas de la angustia que le embargaba y por la manera como conversaba y trataba el asunto le pareció que el erudito ya estaba enterado del caso. No obstante, el Bachiller, lo tomó como algo importante y conversó con el Obispo de Lima, quien, de inmediato, convocó a la jerarquía más alta de la Curia de la Iglesia para hacerles conocer la noticia de lo acontecido en Piura y, luego de varias horas de debates teológicos, dispusieron se lleve adelante una investigación severa y exhaustiva del caso para determinar si aquella Misa había sido llevada a cabo dentro de los marcos de la liturgia eclesial o de los marcos sacrílegos.

La Curia del Obispado de Lima determinó que el erudito de la teología Bachiller y Presbítero Juan Pérez de Bocablanca secundado por el inquisidor de idolatrías Pedro José de Arriana, puedan hacer las investigaciones sumarias y haga llegar las conclusiones de tales indagaciones al señor Obispo para que la Curia inquisidora determinara las sanciones a los causantes e implicados si hubiera ha lugar.

 

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El Bachiller, Pérez de Bocablanca con el maestre de Campo José de Arriana, se encaminaron durante quince días hacia Piura a donde llegaron por Vapor al puerto de Paita y de ahí a San Miguel de Piura. Donde entrevistaron al Sacristán don Anselmo y su compañera doña Fortunata, acerca de las circunstancias que precedieron a la celebración de la Misa por Todos Los Santos y también al sacerdote Fray Pedro de Pedregal y Risco, quien detalló insitu lo acontecido con minuciosidad.

El Bachiller Bocablanca con el padre José de Arriana, recogieron la información suficiente para conocer las circunstancias, previas, durante y posteriores a la celebración de la Misa de aquel 1 de noviembre de 1596, para determinar las responsabilidades del caso, tanto de la población, del entorno de la Parroquia, del mismo sacerdote y del sacristán.

La Comisión en aproximadamente diez días de intenso trabajo de recolección de información se internaron en los claustros de la Iglesia para analizar la información reunida y sacar sus conclusiones para que con esa relación pueda la Curia jerárquica de la Iglesia en Lima, tomar las medidas correspondientes.

Para establecer si hubo o no sacrilegio; y, si los hubo, identificar a los causantes y desentrañar las circunstancias en las que se produjera. La comisión especial, debía hacer una indagación profunda acerca de los tipos de bebidas que tradicionalmente se consumían en Piura en las faenas agropecuarias, en las celebraciones festivas, la vida cotidiana y ocasiones extraordinarias como en los velatorios de difuntos, las mingas y otros acontecimientos inesperados.

Para este efecto consultaron a los expertos en la preparación de la chicha y entrevistando a los más afamados conductores de chicherías del norte del país y entre ellos a la familia Chafloque de Monsefú de Lambayeque y las expendedoras de la chicha en potos limpios, bajo la sombra de frondosos algarrobos de Piura, y de lo que en Huarocondo del Cusco había recogido el reverendo y que como señal ponías banderas y ramos de flores en las puertas y lugares visibles de los lugares de expendio, para ser fácilmente identificados por los consumidores. Todos ellos les dieron información suficiente para emitir sus apreciaciones teológico-científicas, en aras de la vedad eclesial.

Tras estas indagaciones emitieron su informe final, elaborado con mucha paciencia, buscando sea sustentado objetivamente con datos concretos, comprobables en la vida cotidiana y espiritualmente meditadas de acuerdo a lo mandado por la Iglesia para el oficio de los rituales eclesiásticos, con la que la Curia sancionara lo acontecido en Piura, aquel 1 de noviembre de 1596.

 

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“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, con anuencia del Justo Juez que se venera en la Iglesia de Santo Domingo de Guamanga, el señor de la Sentencia de la Iglesia Catedral del Cusco, el abogado de las causas imposibles San Judas Tadeo; y en fiel cumplimiento del mandato dispuesto por la Curia de la Jerarquía más alta del Obispado de la Ciudad de los Reyes, Lima, los que suscribimos presbítero y maestre de Campo Juan de Arriana y Bachiller Juan Pérez de Bocablanca, tras hacer cumplido las indicaciones, recomendaciones, el auxilio de la razón, y basados en la verdad que deviene del examen minucioso de lo acontecido en la ciudad de San Miguel de Piura, el 1 de noviembre de 1596, hacemos llegar a vuesas mercedes la relación informe de lo actuado en aras de la verdad e iluminados por los mandatos de Nuestra Santa Madre Iglesia, en los términos siguientes y subsiguientes:

 

Por Cuanto:

Primero, El párroco y vicario de la Iglesia de San Miguel de Piura, Fray Pedro Pedregal y Risco, celebró la Santa Misa el uno de noviembre de 1596, utilizando en el Acto de la consagración del Pan y del Vino que representan al cuerpo y Sangre de Jesucristo Nuestro Señor, chicha morada aclarada, a falta del Vino de Misa que había mandado traer desde La Rioja, España, porque habíase agotado por causas que se ha investigado para esta ocasión;

Segundo, La reserva de Vino que con tanto celo se guardaba en la Sacristía había sido ingerida, clandestinamente, por el Sacristán de Origen Tallán Anselmo Upyachiwa y su compañera Dña. Fortunata Zamorano, por tentación del diablo, que le curioseó a probar la bebida sagrada y no dejarlo hasta acabar la última gota de la única botella que había en ella;

Tercero. El Párroco, Fray Pedregay y Risco, sin conocer lo señalado en el acápite anterior, ofició la misa el uno de noviembre de 1596, y cuando se disponía a la Consagración del Pan y el Vino, se dio cuenta que el Sacristán maliciosamente le había alcanzado Chicha en vez de vino para la consagración, tratando de ocultar su pecado y el de su compañera;

Cuarto. En vista de que en estos reynos, el cultivo de vino aún no se ha expandido de La Viñaque en Huamanga y por consiguiente no había uva para producir Vino, la Comisión inquisidora designada por la curia nos hemos propuesto hacer un examen de los procesos y procedimientos que se utilizan para la preparación y elaboración de la bebida llamada Chicha que en estos lares se consume, a fin de determinar las diferencias, semejanzas y equivalencias de los tipos de Chicha que se producen en estas tierras con las de vino de uva, llegando a identificar que existen variedad de formas de preparación por la materia prima principal; los ingredientes secundarios; los procesos; las formas y los grados de fermentación que nos alcanzaron los expertos y los productores; y lo destinado para los consumidores, niños o adultos; llegando a visualizar los tipos siguientes de Vino, perdón, de Chicha:

- Chicha de maíz, que se prepara usando los granos en germinación, que luego es secado al sol y a la sombra y que le dan por nombre de Sora y Jora y por eso el Rio Chicha es llamado también Río Sora, Río Jora en territorio de los Soras en Pampachiri. Es la chicha de Jora y que en la lengua de los naturales se llama, según los casos, Aqa, Aqha, Upi. Empero, las denominaciones varían también por el color y se llama Yuraq aqa, cuando la sora es de maíz blanco, qellu aqa, cuando es de maíz amarillo, kulli aqa cuando la chicha es de maíz morado;

 

- Asimismo, se prepara chicha de kinuwa, kañiwa, kiwicha y se denominan como Kinuwa, kañiwa o kiwicha aqa respectivamente;

- Otro asimismo, que existe chicha elaborado del fruto del molle, árbol mus difundido en estos lares y que un virrey llevó a México donde se difundió con el nombre de Pirul como es conocido allá. El fruto es remojado en agua hervida y luego fermentado es ingerido como refresco y como licor según el tiempo de maduración y fermentación que tengan. Esta chicha tiene la propiedad de limpia riñón y por eso es considerado, por los naturales, como medicina y pareciera que es así;

- Otro si, decimos, que existe una especie vegetal denominada yuca o mandioca propia de los valles calientes, del que los naturales preparan el llamado Masato que se prepara mascando la pulpa de la raíz de la planta y luego reunirlo en un recipiente de madera y se la guarda en recipientes de arcilla llamados urpu hasta que fermente y luego las beben como bebida de a diario y la más maduras durante las fiestas del pueblo, cuando llegan los viajeros visitantes, cuando hay cambio de luna, no sin antes ofrendar en su condición de paganos e idólatras a los Apus y Wamanis locales;

- Otro si, decimos, quenestos reynos existe el maní, llamado en otros reynos cacahuate, inchi y cuyos frutos son tostados, molidos, hervidos, y fermentado que sirve para preparar la chicha blanca y que los españoles que gustan desta bebida le han venido a llamar “tostada” por su sabor muy agradable;

- Otro si decimos, también, que hay chicha preparada de varios cereales, granos y frutos y según estos y la cantidad de ingredientes son denominados “siete semillas”, kinuwa con kañiwa, etcétera, y son muy difundidas sobre todo en la sierra central del Perú, cuando los indios idólatras hacen sus pagos a los cerros que ellos llaman Apu, Wamani, Jirka, Achachi, Achachila, según los pueblos;

- Otro, decimos que existe una chicha que es muy consumida por las mujeres que han dado a Luz que se prepara con sora o jora, kañiwa, maíz a medio moler, pinkupinku y otros para que puedan tener abundancia de leche para dar de mamar a sus wawitas recién nacidas y a este tipo de chicha le llaman taka;

- Asimismo, según el tiempo de maduración destas bebidas, las denominaciones varían. Se llama Ñawin, la chicha recién hervida; upi aqa dícecele a la chicha fresca que en otros se les llama mosto; upitu a la chicha fermentada de kinuwa y kiwicha  y a las sobras que quedan en los recipientes consumido está el Qoncho, que es utilizado como fermento para el cuajo usado para la elaboración de los quesos y quesillos;

- Ibidem, se tiene noticias certeras de que en la ciudad del Cusco, se prepara una exquisita bebida que se consume durante las fiestas del Corpus Christie junto al sabroso potaje de los viajeros y viajantes denominado Chiiri Uchu, y que se prepara cuidadosamente con fresa silvestre y cultivada además de la qora o sora para darle mejor fermento y que le llaman “frutillada” que sin su consumo no se podría alegrar al Señor de los Temblores que como anfitrión recibe con alegría a la Santísima Virgen de Belén, a San Jerónimo, a San Sebastián, a Santa Bárbara, a Sant Iago, a San Antonio, a San Blas, a San pedro, a San José, a la Virgen del Nacimiento de la Almudena, a la Virgen de los Remedios, a la Virgen Purificadora y la Virgen de la Inmaculada conocida como “La Bonita” durante estas celebraciones que se inicia con las novenas del Rosario, la víspera, el día central, la joroba, la despedida y el retorno en procesión de las imágenes a sus respectivos templos cargados por centenares de indígenas;

- Otro si decimos, que la coloración, como se ha dicho y volvemos a decir depende del color de la materia prima y de los otros ingredientes que se usa durante su elaboración. El maíz morado o Kulli Sara, la tuna morada, el fruto del ayrampo y del Tankar kichka de florecillas moradas, le dan el color morado de ligero a oscuro y que mucho se parece al vino tinto y rose de La Rioja y de los mejores viñedos de España y de los que se han adaptado y adoptado en estas tierras;

- Otro si, si, señalamos, que el residuo de la chicha, el llamado qoncho, se utiliza como fermento y como cuajo, para la elaboración del queso y cuando se esparce éste con azúcar y suero, sobre el estiércol del ganado, y, cuando con éste se abonan los campos de cultivos éstos producen con excelencia y buen sabor;

 

Quinto, aparte de los referido en síntesis, los naturales destos reynos saben utilizar muchos otros productos para la elaboración de la chicha que en fresco consumen grandes y chicos, varones y mujeres, habiendo luego otros con grados de mayor fermentación que son consumidos en ocasiones festivas; otros especiales que son consumidos durante los rituales paganos, especialmente en las fiestas destinadas al Tayta Inti,Mama Quilla, Yaku Mama y la construcción de cabildos, caminos y acequias como el Wasi Qespiy, Ñan Allichay y Yarqa Aspiy.

Sexto, la chicha que se utilizó en la misa del 1 de noviembre de 1596, fue preparada con maíz kulli, de color moderadamente morado como el vino de misa tinto y que no causa estragos a los que los beben y que, además, había sido puesto, astutamente, en la misma botella de Vino de Misa donde habían como residuo algunas gotas del Vino.

 

En consecuencia, con las debidas consideraciones de Vuestra Merced, proponemos:

  1. Con el perdón de la divina providencia, que la chicha utilizada en aquella oportunidad estaba combinada con residuos de vino, y es la chicha que se asemeja y por eso puede equipararse al vino de misa y que puede utilizarse como tal en casos de extrema urgencia, así como la extremaunción se puede aplicar a las personas cuando el paciente bautizado no haya recibido la confirmación y la comunión que son condición para conseguir los otros Sacramentos y llegar a la Gloria del Señor.
  2. El reverendo padre Fray Pedro de Pedregal y Risco, se enteró de que la bebida que usaba en la consagración recién en ese momento y que continuó oficiando la misa para no generar un ambiente desagradable entre los feligreses.
  3. Es el sacristán Anselmo Upyachiwa y secundada con su esposa Fortunata Zamorano, por la tentación del demonio que está pisando San Miguel Arcángel, quienes le han llevado al sacerdote Pedregal y Risco a cometer el sacrilegio.
  4. Y, es de necesidad muy urgente que en la Iglesia de San Miguel de Piura se incremente el número de sacerdotes para ejercer mejor la misión evangelizadora de los nativos destos reynos.

 

Es cuanto informamos a Vuesa Merced de los resultados del encargo que se nos hizo, en aras de la verdad, la sapiencia que el señor nos ha dispensado y prodigado con su benévola Majestad, salvo mejor parecer de su alta envestidura.

Lima, Ciudad de los Reyes, a treinta días del mes de diciembre del año de mil quinientos noventa y ocho.

 

José de Arriana                                               Juan Pérez de Bocablanca

 

6

 

Con el informe de los especialistas de la Comisión investigadora el Obispo tomo la determinación siguiente:

 

Vistos los informes de la Comisión el Obispado de Lima, con cargo de dar cuenta a la Curia Jerárquica del Obispado, el Obispo de la Diócesis de Lima, en nombre de la Santísima Trinidad, del Señor de los Milagros, de Santa Rosa de Lima, de Fray Martín de Porres, de San Juan Masías, de Santo Toribio de Mogrobejo, del Beato Ceferino de Namuncurá, Beata Melchorita, sanciona:

1°. Que, la Misa celebrada el 1° de noviembre de 1596 es válida por haberse oficiado adecuándose a la necesidad litúrgica de la ocasión y que el error sacrílego involuntario acometido por el Rvdo. Pedro de Pedregal y Risco, fue inducido por el susodicho Sacristán.

2° Que, en casos similares, ocasionalmente, y previo acto de contrición, puede utilizarse como vino la chicha preparada a base de sora de maíz kulli, siempre que se le dé el color de la sangre de nuestro Señor y sabor semejante al del vino de misa.

3° Que, por su falta de previsión para afrontar con coherencia cristiana estos casos, se dispone el traslado del párroco Pedro de Pedregal y Risco a la doctrina y misión de Rioja, entre los Ríos de Marañón y Guallaga, para que evangelice a los infieles de esos territorios calientes, donde aún no tienen condición humana porque estos salvajes no han recibido el santo bautismo. Allá, cuando llegaron los españoles a “estos pueblos estaban avisados de nuestra ida, nos salieron a recibir al camino por el agua, no con buena intención, quisieron traerlos de paz, y así los comenzó a hablar; pero ellos solo se rieron y hacían burla de los cristianos. El capitán enojado mandó que los tirasen con las ballestas y arcabuces y así se les hizo daño, los indios comienzan a defender su pueblo y a flecharnos, pera nuestros arcabuces y ballestas no están ociosos”, nuestros evangelizadores solamente buscaban el Paititi, el Dorado, el Tronco de Oro, la Tierra sin Males, la “ciudad de los césares” se encontró a estos que requieren en su corazón la presencia de Dios en este “valle de lágrimas”.

4°. Que, el Sacristán Anselmo Upyachiwa y su esposa Fortunata Zamorano son castigados con la excomunión y enviados al primero a la comunidad de Infierno en territorio de los Amaracaere en el confín del Obispado de Lima hasta el fin de sus días, y, a la mujer, a las calurosas tierras inhóspitas y furia de huracanes de Campeche entre Tapachula y Chetumal en México, para que no puedan verse más y procrear pecadores, por haber robado e ingerido el vino de Misa de la sacristía, destinada para la celebración de la misa los días domingo y días de guardar; y, haber engañado al sacerdote trocando el Vino con Chicha.

Amen, así sea.

 

Último

Allá, en la Amazonía, Anselmo, hasta los últimos días de su vida, iba reaprendiendo a convivir en armonía con la Naturaleza, entendiéndose con los añujes, los pawkares, las taricayas, los otorongos, las castañas, la quina, los bejucos, las pirañas de los ríos y de las qochas para, conjuntamente, con los arawak, los harakaambt, yora, nahua, y otros pueblos, reencontrase y entenderse con la Pachamama; mientras que Fortunata en el territorio de los Maya de la Península de Yucatán Circuncaribe, se reencontraba con la misma Naturaleza Madre, entre los arrecifes de coral, los manglares, los vientos, los huracanes, las tormentas, los cenotes, los manatíes, los quetzales, los rastros de los Maya, Nahua, y otros ancestros en Chichén Itzá, como Cecilio Chi… Y, juntos, Anselmo y Fortunata, como ayer, hoy y siempre, unidos umbilicalmente con la Pachamama, siguieron criando la vida en este territorio de todos los climas y todos los sentimientos: Abya-Yala.

 

Notas:

[1] Inspirado en un documento inédito de Baltazar Jaime de Compañón y Bujanda (1737-1797) expuesto por el Padre Manuel Marzal en la Pontificia Universidad Católica del Perú. En este documento se describe un incidente en la ciudad de Piura durante la colonia en el cual un cura usó chicha en vez de vino para celebrar una misa. A partir de este documento se elaboró el Tratado sobre la chicha en el Perú.

Algunos estudiosos contemporáneos sobre la chica y otros fermentos andinos son Elena Quillama de la Universidad de San Marcos y Ranulfo Cavero de la Universidad de Huamanga.

 

Cómo citar este artículo:

GARCÍA MIRANDA, Juan José, (2022) “Vino, chicha y sacrilegio”, Pacarina del Sur [En línea], año 13, núm. 48, enero-junio, 2022. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Viernes, 19 de Abril de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2056&catid=15