Las reformas neoliberales alcanzaron su clímax en Bolivia durante la primera y segunda presidencias de Gonzalo Sánchez de Lozada [1993-1997; 2002-2003], quien mediante la aprobación de la Ley de Hidrocarburos Nº 1689 en 1996 y el Decreto Nº 24806 en 1997, confirió a las empresas extranjeras plena libertad para la explotación, comercialización y apropiación del excedente de los hidrocarburos y redujo la participación del Estado a la mera recepción de regalías y tributos.