El periodismo político: su representación en el cine anglosajón y en el cine peruano

Political journalism: its representation in Anglo-Saxon cinema and in Peruvian cinema

Jornalismo político: sua representação no cinema de Anglo-saxão e no cinema peruano

José Ventocilla Maestre

Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú

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Recibido: 14-08-2020
Aceptado: 08-09-2020

 

 

Introducción

Hemos revisado las películas anglosajonas Bang Bang Club (2010) de Steven Silver, sobre fotorreporteros en Sudáfrica; Truth (2015) de James Valderbilt, sobre la presidencia de George W. Bush; y Shock and Awe (2017) de Rob Reiner, sobre la invasión a Irak en 2003. Y las películas peruanas Reportaje a la muerte (1993) de Danny Gavidia, sobre el motín penal de 1984; Tinta Roja (2000) de Francisco Lombardi, sobre la prensa sensacionalista; y F-27 (2014) de Willi Combe, sobre el accidente del avión de deportistas.

Comparamos cada trío de películas, en un análisis interdisciplinario del contenido de los filmes, a partir de tres criterios: el tipo de periodismo representado, el contexto y referentes políticos, y la propuesta cívica o ética a partir de indicadores concretos. En este análisis de contenido, tenemos el objetivo general: de analizar el arquetipo del periodismo político y la representación de la profesión periodística política en la cinematografía de los países de habla inglesa de la última década, como modelo para el cine peruano. Y tres objetivos específicos:

  1. Identificar el arquetipo del periodismo político.
  2. Describir los estudios sobre el periodismo político representado en tres películas de habla inglesa: la canadiense The Bang Bang Club (2010) y las norteamericanas Truth (2015) y Shock and Awe (2017).
  3. Analizar la problemática del cine peruano frente al cine político, presente en sus tres únicas películas sobre el tema: en Reportaje a la muerte (1993), Tinta Roja (2000) y F-27 (2014).

En este estudio de contenido, crítico y comparativo, se trata de determinar conceptualmente el arquetipo del periodismo político; identificar los modelos de representación del periodismo político en el cine anglosajón de la última década; y perfilar la problemática de las películas peruanas sobre tema periodístico político.

De esa manera tenemos una hipótesis provisional: las películas anglosajonas sobre periodismo político desde el 2010 han construido una representación comprometida y madura de la profesión ante la problemática de la democracia y la libertad de expresión, pese al predominio de un cine conservador y racista; y el modelo anglosajón de construcción cinematográfica sobre el periodismo político puede sin embargo ser cotejable y aplicable al cine peruano en su casi inexistente representación de referente sobre libertad de prensa y la libertad de expresión.

Consideramos que esta investigación está justificada, porque analiza el tema del periodismo político en el cine internacional último, en sus arquetipos y estereotipos, y ello puede ser utilizado, por oposición y equiparable, como un modelo aplicable a nuestro país ante la pertinencia de dicha representación en nuestro cine que ha tocado muy poco el tema.

Ello es importante ante la necesidad de un periodismo político comprometido y maduro, siendo el nuestro un país colonizado y dependiente, además de subdesarrollado; tanto como el cine peruano también es colonizado y dependiente de modelos extranjeros. Por ello creemos que es pertinente identificar la visión que otros países tienen de una profesión fundamental para la democracia y el progresismo, como es el periodismo político.

En cuanto al periodismo, Aguinaga (1980) es uno de los primeros teóricos que planteó la construcción de un paradigma del periodismo como profesión homologable a las ciencias exactas, al menos en la realidad española, proponiendo un arquetipo del profesional de la información. La idea se desarrolló en los medios junto al periodismo internacional, y los autores García y García (2000) analizan el ejercicio de la profesión en todos los medios de comunicación modernos, incluidos los digitales. Al mismo tiempo, Ortega y Humanes (2000) estudian la profesión desde la sociología, planteando el perfil útil del periodista para las sociedades modernas, como parte del estrato social medio extremo que ocupan los periodistas.

En cuanto al cine, desde sus orígenes, es considerado, a partir del esfuerzo reflexivo de la crítica de cine (Villaurrutia, 1970), no solo es un arte y una industria sino también un espacio de reflexión sobre el pasado (Romaguera & Riambau, 1983). Esto luego fue teorizado con la idea del cine como reflejo de la sociedad que produce dicho cine (Sorlin, 1985). Y el cine es considerado también una proyección de la realidad social y política de un país, por lo que aplicando el método contextual relacionar un producto fílmico con su época de creación (Rollins, 1987).

Además, el cine, como toda imagen cultural, desarrolla un reflejo que según Chartier (1992) no es directo, sino que es una representación del pasado, una “reconstrucción”. Por tanto, el cine logra no solo un reflejo sino sobre todo una representación cultural, ideológica, al ser un vehículo de propaganda, además una herramienta política (Caparrós, 1995), y por tanto un documento (Bachs, 1995).

Por su parte, Ferro (1995) reflexiona acerca de la “capacidad única que tiene el cine para crear arquetipos perdurables en el imaginario colectivo”; la especial naturaleza del cine como plasmación que acerca al cine más a la vida real que otras manifestaciones; es a esa cualidad a la que alude Ferro cuando dice que “actualidad o ficción, la realidad que el cine ofrece en imagen resulta ‘auténtica’”.

En este sentido, el cine ha representado todos los principales fenómenos sociales, económicos, culturales y también políticos. Por supuesto, también el periodismo, que es considerado un subgénero cinematográfico además clasificable (Felipe & Sánchez Navarro, 2000). A partir de este criterio, se ha relacionado el cine con el tema del periodismo, primero de manera descriptiva y general (Tosantos, 2004). Y al analizar el cine norteamericano sobre periodistas, vemos que se sobredimensiona al periodista, concluyendo que ha construido sobre todo estereotipos abstractos no realistas que van desde la caricatura hasta la épica heroica (Bezunartea, y otros, 2010). Por último, se debe prestar atención sobre el periodismo sensacionalista bien reflejado en el cine, enfrentado al arquetipo del periodista comprometido, al lado de la falta de estudios sobre el periodismo coaccionado de las sociedades más actuales (García Arias, 2016).

Lamentablemente, en el cine peruano casi no ha se ha hecho cine sobre sus periodistas, solo los filmes Reportaje a la muerte (1993), Tinta Roja (2000) y F-27 (2014). Los dos primeros han sido analizados en un estudio académico (Bedoya, 2009). El ultimo, solo un breve comentario en la prensa diaria, de manera incompleta e insuficiente.

Por lo tanto, el objetivo general de nuestra investigación fue analizar el arquetipo del periodismo político y la representación de la profesión periodística política en la cinematografía de los países de habla inglesa de la última década. La investigación partió entonces de la premisa que el film, imagen o no de la realidad, documento o ficción, intriga o mera invención, es capaz de lograr una representación de una determinada realidad que es así comunicada.

 

El periodismo en el cine

Generalmente, el cine sobre el tema periodístico es, más que anglosajón, específicamente estadounidense, un cine que ha desarrollado dicho tema tal vez con mayor amplitud, pero no necesariamente a profundidad (Felipe & Sánchez Navarro, 2000, pág. 123).

Es en Estados Unidos, cuna de la prensa amarilla, donde surgió este subgénero cinematográfico, para promover y defender cierta idea burguesa de la libertad de prensa.

Creemos que el periodismo es argumento fílmico, subgénero dramático y también fuente de arquetipos. Además de que se mezcla con fenómenos como la pugna electoral en los medios de comunicación y el poder del periodismo de investigación. La industria estadounidense de cine siempre ha reflejado la actividad, real o simbólica, de la prensa.

Como subgénero, ha pasado por variaciones y readaptaciones, reflejo de los contextos sociales: periodismo femenino, el poder de la TV, la guerra fría. De Felipe y Sánchez-Navarro (2000) han realizado una extensa clasificación de este subgénero.

En función del tono dramático del film, un buen ejemplo es Primera plana (Wilder, 1974), sobre la prensa escrita comercial; mientras que, en función del contexto histórico, el mejor ejemplo es Todos los hombres del presidente (Pakula,1976), sobre el régimen corrupto de Nixon. En función del eje principal de la trama, tenemos filmes como La barrera invisible (Kazan, 1947), sobre el antisemitismo, o como subtrama en Sin perdón (Eastwood, 1992) sobre el western como mito falso del racismo estadounidense.

En función de su adscripción genérica, algunos géneros son mejores que otros a integrar el tema del periodismo: el periodismo bélico en Tres reyes (Russell, 1999), acerca de la agresión imperialista a Irak en 1991, o el periodismo de espionaje en el clásico Enviado especial (Hitchcock, 1940) sobre el fascismo. También podemos añadir en función de la especialidad del periodista: las ramas del periodismo permiten estereotipos y prototipos:

El cinismo del crítico teatral, la vehemencia del corresponsal de guerra, el agrio carácter del director del diario, el narcisismo del presentador televisivo, la audacia del cronista de sucesos o el gusto por las apuestas del periodista deportivo (Felipe & Sánchez Navarro, 2000, pág. 126).

 

Así, tenemos desde el periodista de sociedad en Sucedió una noche (Capra, 1934) hasta el periodista de política en Ciudadano Bob Roberts (Robbins, 1992) y el de sucesos en El ojo público (Franklin, 1992). Un tema aparte son las películas sobre periodismo en función de las connotaciones ideológicas de la propia trama: esto se refiere al contexto ideológico determinado que pone a prueba el compromiso social y político del periodista.

Este tipo de reflexión puede afectar al medio, como en el tema del poder de la prensa en Todos los hombres del presidente (Pakula, 1976), el poder de las corporaciones en El dilema (Mann, 1999), el sensacionalismo en Asesinos por naturaleza (Stone, 1996), y la libertad de prensa en El año que vivimos en peligro (Weir, 1982).

También puede afectar a los protagonistas: el periodista vocacional en The Paper (Howard, 1994), el periodista como conciencia crítica en Grita libertad (Attenborough, 1987), el periodista manipulador en Héroe por accidente (Frears, 1992), el periodista estrella en La hoguera de las vanidades (de Palma, 1990), el periodista testigo de la guerra de liberación nicaragüense en Bajo fuego (Spottiswoode, 1983), y el periodista extraordinariamente corrupto en L.A. Confidential (Hanson, 1997).

En las referencias anteriores, en la bibliografía y hemerografía consultadas, hallamos que la película que probablemente refleje mejor el papel del periodismo en la sociedad, es Todos los hombres del presidente (1976).

De Felipe y Sánchez-Navarro (2000, págs. 127-132) hacen, tras esas funciones arriba citadas, una lista de 42 películas, sin analizarlas, donde colocan todas las producidas hasta ese año. Pese a ser una lista con casi 20 años de antigüedad, hallamos que las principales son:

  • The Front Page (1931) de Lewis Milestone, adaptación de la obra teatral escrita por el experiodista Ben Hecht, luego famoso guionista, y que tuvo tres versiones posteriores: Luna nueva (1940), The Front Page (1974), y Switching Channels(1988) que nos lleva al mundo del noticiero de TV.
  • Sucedió una noche (1934) de Frank Capra, sobre gente de clase alta, víctima de la llamada prensa del corazón. Este director hizo luego Deeds Goes to Town (1936) y Meet John Doe (1941), donde también critica s los reporteros sensacionalistas y sin escrúpulos.
  • Foreign Correspondant (1940) de Hitchcock, donde un corresponsal norteamericano se enfrenta a los espías nazis y advierte de la caída de Europa.
  • Citizen Kane (1941), de Orson Welles, clásico sobre el magnate William Hearst, inventor de la prensa amarilla.
  • Gentleman’s Agreement (1947) de Elia Kazan, sobre un periodista que se hace pasar por judío para escribir un reportaje de denuncia sobre el antisemitismo.
  • Eva al desnudo (1950) de Joseph Mankiewicz, sobre un periodista intelectual que describe con frialdad y objetividad los planes de los periodistas que son prisioneros de la fiebre del éxito.
  • Más dura será la caída (1956) de Mark Robson, con Humphrey Bogart, como un cínico periodista testigo del submundo del boxeo.
  • Chantaje en Broadway (1957) de Alexander Mackendrick, con un genial guion de Clifford Odets, que critica la gran ambición de un despótico columnista de teatro, un tipo de periodista.
  • Un rostro en la multitud (1957) de Elia Kazan, duro melodrama sobre la fama mediática, y que se adelantó a los estudios sobre la TV.
  • Tempestad sobre Washington (1962) de Otto Preminger, un tratado sobre la intriga política, y los periodistas como marionetas de los políticos.
  • The Paralax View (1974) de Alan Pakula, sobre un periodista asesinado al desvelar la conspiración que un grupo político de ultraderecha.
  • Todos los hombres el presidente (1976) de Alan Pakula, fervorosa reconstrucción del caso Watergate a través de los periodistas Bernstein y Woodward.
  • Network (1976) de Sydney Lumet. Se muestra el mundo de la televisión. El director de esta película denuncia la manipulación de la información televisiva hecha para conseguir audiencia a toda costa.
  • El año que vivimos en peligro (1982) de Peter Weir, sobre un periodista australiano enviado a Indonesiay que asiste al final de la dictadura de ese país.
  • Bajo fuego (1983) de Roger Spottiswoode, sobre tres corresponsales enviados a Nicaragua y que son testigos de la revolución sandinista.
  • Los gritos del silencio (1984) de Roland Joffé. Sobre los periodistas testigos de las atrocidades de la guerra civil en Camboya.
  • Salvador (1986) de Oliver Stone. Un periodista bohemio busca aventuras en El Salvador y recupera la dignidad profesional al descubrir la intervención de Estados Unidos en la guerra civil de ese país.
  • Grita Libertad (1987) de Richard Attenborough. Sobre un hecho real, el caso del director de un periódico sudafricano, desinteresado en la política, pero que hace amistad con el activista negro Steve Biko. Tras la muerte de Biko, se niega a creer la versión oficial e investiga la realidad del racismo y el apartheid.
  • La hoguera de las vanidades (1990) de Brian de Palma, sobre lacaída de un agente de bolsa desde la perspectiva del periodista estrella que la ha provocado.
  • Bob Roberts (1992) de Tim Robbins. Un periodista investiga los trapos sucios de un cantante country candidato al Senado que enamoró a la prensa. Los seguidores del político finalmente matan al periodista.
  • Héroe (1992) de Stephen Frears, reflexión sobre los medios audiovisuales como mecanismos de creación de mitos, a partir del caso de una periodista es salvada de un accidente por un anónimo.
  • Natural Born Killer (1996) de Oliver Stone. Un periodista sin escrúpulos estimula la enloquecida carrera homicida dedos jóvenes asesinos.
  • Wag the Dog (1997) de Barry Levinson. Un productor de cine y un asesor político hacen una compleja operación de desinformación para desviar la atención de la opinión pública de un escándalo sexual del presidente.
  • A. Confidencial (1997) de Curtis Hanson. Un periodista, conocedor del submundo delictivo como de la clase alta de la ciudad, es árbitro, juez informal y confidente de la policía en busca siempre de su propio beneficio.
  • Tres reyes (1999) de David Russell. Solo al final de esta película se entiende el mensaje sobre una periodista que confirma los métodos militares de desinformación, en la primera guerra retransmitida vía satélite en directo, la denominada guerra del Golfo.
  • The Insider (1999) de Michael Mann, sobre el hecho real de un empleado de una empresa tabaquera que denunció a las compañías del sector mediante la interesada y, finalmente, comprometida ayuda de un afamado periodista.

 

En esta lista, hallamos a su vez que el periodista se presenta en el cine con tres enfoques: el propio periodismo en el cine, el cine con el periodismo como trama o subtrama, y las películas sobre la prensa escrita como institución. Y las referencias utilizadas confirman que la película más famosa sobre el tema es Todos los hombres el presidente (1976) de Alan Pakula, sobre el papel de la prensa en contra de la corrupción política.

Sin embargo, hemos hallado que esta película se hizo además porque su director Alan Pakula ya había ensayado el tema dos años antes en su película anterior, The Paralax View (1974) donde con menos recursos retrata la ficción de un periodista asesinado al develar la conspiración para un golpe de Estado de un grupo político de ultraderecha estadounidense (Tosantos, 2004).

En el siguiente capítulo, definimos el periodismo en su género específicamente político, que analizamos en su representación cinematográfica.

 

El contexto político

Siendo el periodismo la difusión de la información en medios masivos (Aguinaga, 1980), tiene una función eminentemente social. Existe por tanto un paradigma del periodismo como profesión homologable a las ciencias exactas, en cuanto a que tiene normas y pautas marcadas por el interés cívico y la democracia (ídem.).

En el periodismo internacional, existe un modelo: el periodista como investigador y divulgador de lo investigado, y como profesional de la información que utiliza los medios masivos (García & García, 2000). Pero también es un sujeto social, es decir está inmerso en una dinámica de interrelaciones marcadas por intereses específicos (Ortega & Humanes, 2000).

El periodista debe entonces tener un perfil adecuado para las sociedades modernas, como parte del estrato social concreto que ocupa y que define su desempeño. En cuando al periodismo político, es aquel que:

investiga y divulga en medios de comunicación institucionales, los hechos referidos al gobierno y administración del Estado, y del aparato de poder del sector social legalmente constituido como gestor de autoridad (Ortega & Humanes, 2000).

 

Por tanto, es una especialidad o área dentro de la profesión periodística en general, un subgénero de la prensa, un espacio laboral. Y en todos los países del mundo se relaciona con la libertad de prensa y la libertad de expresión. Su importancia en las democracias es, pues, fundamental.

En el caso de las tres películas anglosajonas analizadas en esta investigación, la primera tiene como contexto el Apartheid en Sudáfrica, y las otras dos el gobierno de George W. Bush y su errática administración, que llevó a constantes denuncias y escándalos acerca de su idoneidad como gobernante.

En cuanto a la relación entre periodismo, política y cine, García Arias (2016) encuentra en la historia de los tres campos, una periodificación:

  • Una etapa de nacimiento, donde el periodismo es sensacionalista, no le interesa el poder político ni los poderes fácticos, y el periodista es antihéroe bohemio y socialmente inútil: eso lo vemos sobre todo en las películas El Gran carnaval (1951) de Billy Wilder, y sobre todo en La Dolce Vita (1960) de Federico Fellini.
  • Una Edad de Oro, donde el periodismo es comprometido, le interesa el poder político, se preocupa de la ciudadanía frente a los poderes fácticos y es un defensor frente a los abusos del poder: esto se ve sobre todo en la ya muy citada Todos los hombres del presidente (1976) y en Los gritos del silencio (1984) de Roland Joffé.
  • Una etapa de auténtico declive, donde el periodismo está coaccionado por los grandes intereses políticos, y el periodista como defensor social está en extinción: eso lo vemos en las películas El dilema (1999) de Michael Mann, y en la reciente Spotlight(2015) de Tom MacCarthy.

 

Precisamente las tres películas anglosajonas analizadas en el siguiente resultado, se hallan cronológicamente en esta última etapa de interrelación periodismo-política-cine. Con una notable excepción.

 

Tres casos en el cine anglosajón

Utilizamos en este artículo el término “anglosajón” porque la primera de las tres películas no es norteamericana sino canadiense-sudafricana. Por tanto, también pudimos haber utilizado el término “anglófono”.

El film The Bang Bang Club (2010) es un drama biográfico, registra hechos reales, que fue escrito en guion y dirigido por la misma persona, el sudafricano Steven Silver. La película fue financiada por empresas canadienses.

Además, registra un hecho famoso en el mundo del periodismo: el duro trabajo del famoso grupo periodístico de ese nombre, el Bang Bang Club, formado por los fotoperiodistas sudafricanos Marinovich, Oosterbroek, João Silva y sobre todo Kevin Carter. Los cuatro realizaron, en los violentos barrios marginales de Sudáfrica segregados por el Apartheid, una peligrosa labor desde 1990, cuando Nelson Mandela fue liberado, hasta las elecciones de 1994.

Silver adaptó el libro coescrito por Marinovich y Silva, y muestra el periodismo gráfico, pero sobre todo la vida del errático y pesimista Carter, conocido por sus fotografías sobre las matanzas raciales en Sudáfrica, pero sobre todo por la fotografía de la niña sudanesa desmayada al lado de un buitre, en las hambrunas de Sudán.

El director escogió este tema porque es parte de la historia de su país, pero sobre todo porque el libro en que se basó recoge una labor periodística distinta a la del cine clásico referido en el capítulo anterior.

Eran periodistas jóvenes, sin cultura política, ávidos de aventura y, en el caso de Carter, además sin referentes sociales ni madurez emocional. El caso de la fotografía de la niña -que no murió, como informó el resto de la prensa sensacionalista neoliberal- causó depresiones en Carter, que además era toxicómano, y finalmente causó su suicidio.

The Bang Bang Club (2010) del sudafricano Steven Silver
The Bang Bang Club (2010) del sudafricano Steven Silver

Imagen 1. The Bang Bang Club (2010) del sudafricano Steven Silver.
El periodismo del Apartheid en tiempos de desencanto periodístico.
https://en.wikipedia.org/wiki/The_Bang_Bang_Club_(film)

Los verdaderos miembros del Bang Bang Club
Los verdaderos miembros del Bang Bang Club

Imagen 2. Los verdaderos miembros del Bang Bang Club.
Kevin Carter, símbolo del desencanto, segundo por la derecha.
https://lidakarina.wordpress.com/2018/02/27/the-bang-bang-club

Es decir, un periodista de la tercera etapa descrita por García Arias (2016): declive de la profesión, coacción de los poderes facticos, desinterés social, globalización neoliberal, y extinción incluso literal en este caso.

La segunda película es la estadounidense Truth (2015), un drama político -a diferencia de la anterior que no es política- escrito y dirigido por James Vanderbilt, además es su opera prima como director de cine.

El guion se basa en las memorias de la controvertida periodista y productora de noticias Mary Mapes, tituladas Truth and Duty. Similar a la anterior es una película basada en hechos reales, pero mucho más complejos.

Esta película, muy intrincada y madura, presenta simultáneamente dos procesos periodísticos: la toma de contacto de la ambiciosa y polémica Mary Mapes con los famosos documentos Killian, que pretendían cuestionar el pasado de George W. Bush; y los últimos días del veterano y extraordinario presentador de noticias Dan Rather. Ambos trabajaban en la agencia de noticias CBS, de conocida tendencia liberal. Específicamente, en el programa 60 minutes. Meses antes de las elecciones presidenciales de 2004, el equipo de Mapes buscaba evidencias sobre el trato especial que obtuvo Bush Jr. en el ejército.

Los registros de Bush en la Fuerza Aérea se perdieron o alteraron, quien supuestamente tuvo una pésima aptitud física, y el equipo periodístico halla un supuesto testigo cuyos documentos o documentos Killian se toman como prueba. Mapes hace la nota y el veterano Dan Rather lee el reportaje resultante en público, ante todo el país.

Luego empieza a desmoronarse el informe, Mapes y Rather son cuestionados, y los documentos que utilizaron también. Algunas fuentes indicaron que eran falsificaciones. La radio, los bloggers y otros medios periodísticos -el Washington Post y la propia CBS- amplificaron el caso y lo cuestionaron; y finalmente el testigo admitió que había mentido acerca de dónde los había obtenido.

Tras el escándalo, Mapes, su equipo y Rather, todos conocidos liberales y demócratas opuestos al republicano Bush padre e hijo, se enfrentan a la acusación de tener un sesgo político liberal. Uno por uno, deben hacer frente a una institución muy respetada en Estados Unidos, el panel de revisión interna de la prensa, para determinar si el sesgo político fue un factor en el informe que se hizo para desacreditar a Bush.

Truth (2015) de James Vanderbilt
Truth (2015) de James Vanderbilt

Imagen 3. Truth (2015) de James Vanderbilt. Extraordinario drama sobre los límites de la militancia política entre los periodistas políticos.
https://international-club-shenyang.org/ics-events/2019-events/october-2019-movie-and-coffee-truth/

Los verdaderos Dan Rather y Mary Mapes
Los verdaderos Dan Rather y Mary Mapes

Imagen 4. Los verdaderos Dan Rather y Mary Mapes.
La segunda arruinó su carrera al actuar contra Bush.
https://pagesix.com/2015/10/22/the-truth-about-dan-rather-and-mary-mapes

Mapes se defiende y presenta la evidencia desde su punto de vista. Pero después de la audiencia, tanto Mapes como su equipo son despedidos, mientras Rather al retirarse de la empresa hace su última transmisión, citando el problema de la ética, el coraje político y la verdad periodística.

En esta película, el periodista como defensor de la sociedad, como investigador acucioso y crítico de todos los poderes fácticos, es derrotado por el sistema institucional y por los mecanismos neoliberales de control de los medios. Ahora son periodistas coactados por la “gobernabilidad”, por el orden político.

Es decir, también es el periodismo, esta vez político, pero igualmente en la tercera etapa descrita por García Arias (2016): declive de la profesión, coacción de los poderes facticos, desinterés social, y esta vez conservadurismo, y extinción en este caso, no literal; pero el famoso periodista Rather renuncia por límite de edad.

Así, con un contenido casi histórico, toda una época de la prensa liberal norteamericana culmina de esa manera. En la actualidad Mapes ya ni siquiera es periodista de TV.

La tercera película anglosajona es la norteamericana Shock and Awe (2017) del veterano y renombrado director Rob Reiner. Es un solvente y muy crítico drama periodístico y político hecho a partir del guion de Joey Hartstone. El film no es muy conocido porque, a pesar de que fue estrenado en Europa en 2017, no llegó a las salas del continente americano porque pasó directamente al canal de cable DirecTV Cinema el 2018, antes de tener un estreno muy limitado en salas.

El film es una durísima crítica a unos acontecimientos ya muy estudiados: la campaña que hizo el gobierno de George W. Bush para preparar la invasión de Iraq del 2003, a partir de la denuncia internacional y muy bien orquestada de que el gobierno de Saddam Hussein poseía armas de destrucción masiva.

Ese año, ya en plena globalización neoliberal, todo el sistema periodístico e informativo de Estados Unidos y del mundo, aceptaban el argumento de las armas escondidas como razón suficiente para ir a la guerra. Y en todo el espectro del periodismo político norteamericano -que así es muy bien representado en la pantalla- solo una agencia de noticias es escéptica ante los argumentos del gobierno.

Esta agencia de noticias, llamada Knight Ridder, cuestionó de esta manera las declaraciones oficiales a partir solamente de la investigación, el escepticismo natural de los liberales y demócratas ante las inconsistencias del gobierno, y al cruce de información y fuentes. Pero, sobre todo, esta película muestra a todo el periodismo norteamericano en la etapa de declive y disolución propio de la decadencia del modelo estadounidense, y coaccionado en este caso por el conservadurismo militarista del gobierno.

Shock and Awe (2017) de Rob Reiner
Shock and Awe (2017) de Rob Reiner

Imagen 5. Shock and Awe (2017) de Rob Reiner. El periodismo político más crítico.
https://www.amazon.com/-/es/Woody-Harrelson/dp/B07F37YQXR

Los verdaderos periodistas de la agencia Knight Ridder
Los verdaderos periodistas de la agencia Knight Ridder

Imagen 6. Los verdaderos periodistas de la agencia Knight Ridder.
La única que dudó de la justificación de la guerra.
https://www.huffpost.com/entry/the-reporting-team-that-g_n_91981

Esto ocurre, porque en la película algunos periodistas son despedidos, pese a haber sido el único grupo periodístico que dudó de la política oficial de su país. Muestra que, en esa coyuntura, ya no había espíritu crítico en la prensa estadounidense.

Por tanto, el periodismo es presentado, en los tres casos, como coaccionado y acrítico, aventurero pero despolitizado. El cine es más crítico al denunciar este proceso de decadencia de la prensa crítica y consciente de su función social.

 

El caso del cine peruano

La primera película peruana que analizamos sobre el tema es Reportaje a la muerte (1993) de Danny Gavidia. Se inspiraba en un caso absolutamente real, el motín en el penal El Sexto, ubicado en la ciudad capital y ocurrido en 1984, durante el penúltimo año del segundo gobierno de Belaunde. La película ganó el primer premio en el Festival de Nuevo Cine Latinoamericano en Cuba, y por cierto fue nominada al Oscar a mejor película extranjera.

Ya en el mismo año 1984, hubo un debate acerca de la cobertura que hizo la televisión, y sobre todo acerca del hecho de que dicho motín, muy sangriento (Marín, 2003), fue la primera transmisión en vivo de la TV peruana y probablemente, estas imágenes que toda la audiencia vio, causó una mayor violencia al provocar los instintos de espectacularización de los propios reos amotinados (De la Cruz, 2015).

Estos crudos acontecimientos sí están reflejados en la película que Gavidia filmó en 1992 y se estrenó el año siguiente, ambas fechas durante la coyuntura del régimen de Fujimori. En la película, una periodista venezolana y un camarógrafo peruano cubren el motín, y descubren que la transmisión de la TV les da protagonismo a los reos, y por cierto los hace sentirse actores de una película; cuando logran cortar la transmisión luego de muchos reclamos, ya es muy tarde y la policía ha reprimido el motín. Por lo tanto, es una película a medias entre acción carcelaria y drama sentimental con poca denuncia social (Bedoya, 2009, pág. 219).

Entonces, los periodistas representan a los reporteros de noticias policiales, y no al periodismo político. Pero hay una crítica a la televisión, y se refleja en enfrentamiento entre ambos medios masivos: prensa escrita vs TV. La película registra de manera correcta el escándalo de la desmedida cobertura televisiva. Tomamos en cuenta esta película por ser la primera en mostrar al periodismo sensacionalista, pero no a través de los reporteros -personajes positivos- sino en el papel de la TV.

Reportaje a la muerte (1992) de Danny Gavidia
Reportaje a la muerte (1992) de Danny Gavidia

Imagen 7. Reportaje a la muerte (1992) de Danny Gavidia.
Un intento de crítica a la televisión.
https://www.amazon.com/-/es/Diego-Bertie/dp/B004OU91I4

Las verdaderas escenas vistas en la TV peruana
Las verdaderas escenas vistas en la TV peruana

Imagen 8. Las verdaderas escenas vistas en la TV peruana.
https://www.facebook.com/rincondehistoriaperuana/posts/2054246974615832/

La segunda película peruana que analizamos es Tinta Roja (2000), una película hispano-peruana, es decir con financiación española, pero dirigida por el peruano Francisco Lombardi. Se basó a su vez en una novela homónima del chileno Alberto Fuguet, y tanto la novela como la película están dedicadas a Mario Vargas Llosa. El film ganó en el Festival de Cine de La Habana, y a mejor actor en el Festival de San Sebastián (España) y en el Festival de Cartagena (Colombia).

La película se filmó el último año del régimen fujimorista, y se estrenó durante el tránsito de la dictadura a la democracia, por lo que fue muy oportuna su crítica a la prensa sensacionalista.

Tinta Roja (2000) de Francisco Lombardi
Tinta Roja (2000) de Francisco Lombardi

Imagen 9. Tinta Roja (2000) de Francisco Lombardi. Fujimorismo y prensa chicha.
https://www.filmaffinity.com/pe/film587618.html

En el film, Alfonso, recién graduado en periodismo, quiere ser escritor, por lo que debe hacer prácticas en un diario. Lo logra en el diario sensacionalista El Clamor, donde se integra a la sección de crónica roja, es decir asesinatos, delitos y corrupción. Conoce al silencioso fotógrafo, al veterano ‘Van Gogh’ y a Faúndez, su alcohólico y desencantado jefe.

En este sentido, es una crítica directa a la peor prensa que tuvo el Perú durante el fujimorismo, aunque otra vez es prensa escrita, los llamados diarios chicha. De tal forma, fue mérito del director cambiar el contexto chileno de la obra de base por la coyuntura peruana, cuando existía una prensa de bajísima calidad. ¿Hay aquí periodismo político?

Hay escenas donde se expresa que las noticias escandalosas y sangrientas son necesarias precisamente por el contexto político, se entiende que es en los tiempos del fujimorismo; y la película se exhibe en un año donde es necesario denunciar los delitos de dicho régimen (Bedoya, 2009, pág. 229). Por tanto, el contenido político está implícito.

Sin embargo, no hay ninguna referencia a una prensa específicamente política, ni la que estaba a favor o en contra del régimen. Pero muestra el funcionamiento y los objetivos claros de la prensa sensacionalista en general, en tanto que de esta manera era funcional al fujimorismo.

La tercera película peruana de nuestro análisis es F-27 (2014) de Willi Combe, filmada y estrenada en una coyuntura muy diferente a las dos anteriores, habiendo pasado los regímenes de Alejandro Toledo y Alan García, y viviéndose el régimen de Ollanta Humala.

Hace una reconstrucción elemental, en tono menor y con muchas imperfecciones, de un hecho real, la tragedia del equipo de futbol Alianza Lima, de diciembre de 1987, cuando el avión de la Marina de Guerra, que traía a jugadores, técnicos y aficionados desde Pucallpa a Lima se accidentó estrellándose en el mar.

En ese accidente murieron todos excepto el piloto. De esta base parte la película, donde tras el accidente el piloto Rigoberto Vilar no declara oportunamente a la prensa y desaparece durante mucho tiempo. 27 años después, unos pescadores hallan en una cueva marina en Ventanilla los restos de un cuerpo que se considera es de uno de los muertos del accidente. Los medios de comunicación empiezan a especular y renace así la leyenda. Un periodista, Morán, empieza a investigar, pero encuentra una serie de obstáculos.

Como vemos, el tema daba para una película de investigación y con referentes en el pasado, lo que permitiría un drama periodístico y hasta criminal. Incluso se insinúa que la Marina de Guerra del Perú tuvo algo que ver en el accidente. “Pero, aunque hay mucha pasión en el tema, lo que si hay es poco cine, solo estereotipos de villano, héroe periodista, mujer científica” (El Comercio, 7 de diciembre de 2014).

F-27 (2014) de Willi Combe
F-27 (2014) de Willi Combe

Imagen 10. F-27 (2014) de Willi Combe.
La ausencia de un verdadero periodismo social o político.
https://www.filmaffinity.com/pe/film230955.html

Lo interesante es el final de la película: aparece el piloto, ya encanecido, y decide declarar la verdad -que a la fecha se desconocía cuál era- ante la prensa. Es decir, la verdad de la noticia no es resultado de una investigación, no es mérito de la prensa, sino solo de la decisión del piloto. La prensa no juega ningún papel meritorio. Se menciona a los medios de comunicación masivos, no necesariamente informáticos, especulando sobre el accidente. No es una crítica, tampoco una defensa.

De esta manera, hay una lectura contemporánea, en el sentido de intento de puesta al día de la importancia del periodismo, aunque insuficiente. En el primer caso los reporteros de prensa escrita critican a la TV peruana, en el segundo se critica a la prensa escrita sensacionalista o amarilla, y en el tercero incluso se plantea que el caso se esclarece por decisión de un piloto, no por el trabajo de los periodistas.

En ninguno de los tres casos, hay una visión del periodismo político o del periodismo en general realizando investigaciones a nivel político. No hay referencias directas ni al gobierno de Belaunde ni al de Fujimori. Es decir, aun el periodismo y mucho menos el tratamiento de lo político no es bien reflejado en el incipiente y dependiente cine peruano.

 

Conclusiones

Las películas observadas nos muestran que el cine anglosajón ha representado siempre el periodismo, siempre con intencionalidad, que puede o no ser ideológica. Las películas revisadas intentan construir un paradigma del periodista como alguien con responsabilidad social o política o ideológica de algún tipo, y aun lastradas por cierto didactismo, muestran lo vital que es para la democracia.

En este sentido, el cine casi desde sus orígenes ha desarrollado una representación del periodismo como modelo, símbolo, arquetipo positivo o negativo.

En las tres películas de habla inglesa analizadas existe una peculiar representación del periodismo político. Hay varios arquetipos, que giran en torno a la responsabilidad de la prensa política, y constituyen una representación comprometida y madura de la profesión ante la problemática de la democracia y la libertad de expresión.

Sin embargo, en el cine peruano hay insuficiencias reales y aproximaciones a medio camino. Frente al tema político en general y al periodismo político, muestra una representación insuficiente. El modelo de arquetipos del cine anglosajón es aplicable al cine peruano, e incluso un modelo al menos en este rubro, por su casi inexistente representación de referente sobre libertad de prensa y la libertad de expresión. Al menos en este rubro, el cine anglosajón es eficiente y útil, en sus arquetipos y estereotipos, y ello puede ser utilizado, por oposición, como un modelo aplicable a nuestro país ante la pertinencia de dicha representación en nuestro cine peruano que ha tocado muy poco en tema, excepto en los tres filmes peruanos analizados.

El cine, y no solo el específicamente político o de tema periodístico, es un reflejo de la sociedad que produce dicho cine. Se convierte en un reflejo ideológico y además en un vehículo de propaganda, además de una herramienta política, y por lo tanto también toda película es un documento. Pero este reflejo no es directo, es una representación del pasado, una “reconstrucción”. Por lo tanto, aplicando el método del análisis del contenido representado, se pueden hallar los vínculos entre los productos fílmicos con su época de creación.

En todo país, el cine propone lecturas sobre las realidades actuales de sus instituciones. Al hacer esto, los directores de cine intentan ilustrar, educar o transmitir un mensaje, casi siempre de resolución de conflictos de las sociedades de donde esos cineastas emergen, y a las cuales le ofrecen sus productos finales, sus películas. En un contexto político concreto, el del mundo globalizado enfrentado al neoliberalismo, reestructuran la historia que transita la prensa política.

En el caso de las películas vistas, tenemos textos visuales referidos a la prensa, pero que constituyen además una relectura del tema del poder político. El análisis de los filmes anglosajones sobre periodismo nos muestra que constituyen un documento que debe ser objeto de futuras investigaciones.

Entonces, como el cine es un espacio idóneo de investigación, se recomiendan talleres de cine sobre temática política, sobre medios de comunicación y sobre cine peruano en general; además de talleres de análisis cinematográfico y cursos o talleres de apreciación de cine.

 

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Cómo citar este artículo:

VENTOCILLA MAESTRE, José, (2021) “El periodismo político: su representación en el cine anglosajón y en el cine peruano”, Pacarina del Sur [En línea], año 12, núm. 45, octubre-diciembre, 2020. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Jueves, 28 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1932&catid=17