México y los exilios

Reseña de los libros Yankelevich, Pablo, Ráfagas de un exilio. Argentinos en México, 1974-1983, México: Colmex 2009; y Yankelevich, Pablo y Katya Somohano (comps.), El refugio en México. Entre la historia y los desafíos contemporáneos, México: Bonilla Artigas, 2011

 

En materia de solidaridad internacional, México emerge en la historia latinoamericana del siglo XX como el paradigma del refugio a exiliados políticos. Esta presencia de la política mexicana, como sociedad receptora y de apoyo a extranjeros que huyeron por motivos políticos, se consolida con la protección brindada a los republicanos españoles durante la década de 1930 y adquiere una mayor visibilidad a partir de la recepción de una significativa oleada de latinoamericanos amenazados por la violencia estatal de las últimas dictaduras militares implementadas en la región en las décadas del setenta y ochenta. En este sentido, México ha obtenido una amplia atención por parte de la comunidad académica preocupada por indagar en la problemática del exilio político y los libros de reciente edición, que aquí se presentan, ofrecen nuevos interrogantes para su abordaje.

El refugio en México y Ráfagas de un exilio contribuyen a una comprensión integrada de la problemática del refugio y del exilio profundizando en su complejidad histórica así como en las repercusiones que tiene hasta hoy. La primera obra, ofrece un puente de reflexión y balance con respecto a los alcances, potencialidades y límites de las políticas migratorias mexicanas en materia de asilo mientras que, la segunda obra, ahonda en las experiencias que trascienden el espacio del Estado mexicano para comprender, desde múltiples dimensiones, el devenir del encuentro que se construyó entre la sociedad mexicana y la comunidad argentina exiliada en ese país.

El refugio en México es el fruto de un seminario realizado en el año 2010 a cargo de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) inspirado en la necesidad de discutir y revisar algunas de las dificultades más significativas con las que debe lidiar  el gobierno mexicano en materia de refugio para el futuro. El libro brinda distintas perspectivas acerca de la trayectoria y el porvenir de las políticas asumidas por México, particularmente desde el arribo de los republicanos españoles al país hasta 1999 cuando concluye oficialmente el retorno colectivo de los guatemaltecos, éxodo que arribó a  México desde principios de 1980 como consecuencia de una extensa y violenta guerra civil. Aunque en el libro se retoman algunas de las situaciones acontecidas recientemente con respecto a los refugiados haitianos y colombianos, las principales líneas de discusión se concentran alrededor del caso guatemalteco, que impulsó en 1980 la creación de la COMAR y alertó sobre la necesidad de modificar y reestructurar una serie de reglamentaciones contenidas en la Ley General de Población. En este sentido, el libro expone también algunas de las inquietudes incorporadas por la COMAR en la propuesta de Ley sobre Refugiados y Protección Complementaria que fue presentada, discutida y aprobada en diciembre de 2010 por el Congreso de la Unión de México.


Para presentar la compilación de El refugio en México, se distinguen a grandes rasgos, dos puentes que ofrece para el abordaje del asilo y refugio como política estatal y diplomática del gobierno mexicano: en primer lugar, una mirada histórica, centrada en las prácticas tradicionales de solidaridad de México y en los balances acerca de lo aprendido en materia migratoria sobre todo a partir del caso guatemalteco; y, en segundo lugar, una perspectiva orientada a los nuevos interrogantes y desafíos con respecto a problemas recientes que emergen para la protección humanitaria, tanto a nivel de los marcos jurídicos establecidos como de las prácticas humanitarias efectivas.

En el primero de estos puentes, el histórico, se ubican las reflexiones de cuatro artículos que recorren desde diferentes puntos de partida la historia de México como país de refugio. Estos trabajos dan cuenta de las potencialidades que ha demostrado tener México para la protección de aquellas personas que arribaron al país huyendo por razones políticas, pero también destacan las contradicciones que constituyeron a la política del gobierno mexicano. Fernando Serrano Migallón transita sobre el problema del asilo en México enfatizado en los aspectos jurídicos y políticos que convierten la figura del asilo en un derecho susceptible de ser ejercido por cualquier ente soberano para preservar la integridad de una persona amenazada por razones políticas y cuya vigencia debe mantenerse aunque actualmente exista un clima de mayor estabilidad social en América latina. Clara Lida repasa los aspectos principales en materia de asilo con respecto al caso español, estableciendo una interesante comparación entre México y Francia como lugares de refugio. La autora expone cómo en México se inició la consolidación de una ética política que acogió a los exiliados españoles, mientras que el gobierno francés no mostró una apertura solidaria pese a su reconocida trayectoria de asilo. Esta ética política se vuelve un punto de tensión en el trabajo de Pablo Yankelevich pues presenta esta trayectoria de asilo con una cara bifronte, como una ambigüedad constitutiva entre un México que integró a miles de extranjeros exiliados a la vez que reprimió y excluyó a sus ciudadanos mexicanos por razones políticas cercanas a las que impulsaron el exilio de quienes arribaron al país. Con respecto a los balances de esta trayectoria histórica de la figura del asilo en México, se encuentra una reflexión pragmática de la mano de Luis Ortiz Monasterio, que recupera la experiencia de trabajo que significó para el Estado mexicano el aluvión de exiliados recibidos sobre todo desde 1980 con la crisis política y social vivida en El Salvador y en Guatemala. El artículo se dedica a evaluar cómo estos éxodos obtuvieron una respuesta de amparo institucional fuerte y organizada por parte del gobierno mexicano, capaz de alcanzar un seguimiento atento a las necesidades vitales y jurídicas de estas personas refugiadas y extendiendo la protección hasta el momento del retorno.

El segundo puente que establece el libro, vinculado a las expectativas y los desafíos, se propone alumbrar algunas de las dimensiones de lo que aún queda por hacer con respecto a esta problemática. Aquí se pueden ubicar los trabajos de Katya Somohano y de Ernesto Rodríguez Chávez que ofrecen un diálogo enriquecedor entre los avances de la política nacional mexicana para consolidar la figura del refugio y los compromisos internacionales actualmente establecidos en materia de derechos humanos. En particular, Somohano detalla los propósitos de carácter humanitario que constituyen los contenidos de la iniciativa de Ley sobre Refugio y Protección Complementaria. El proyecto, aprobado unos meses después de realizado este seminario de la COMAR, profundiza el marco jurídico para la protección de las personas desplazadas ofreciendo una definición más integral del refugiado que contempla dimensiones antes no consideradas como motivos de persecución -como el género-, a la vez que insta a consolidar institucionalmente una serie de procedimientos y herramientas para proteger a quienes busquen refugio en México desde el mismo momento de su llegada. En las nuevas puertas que abre esta iniciativa de Ley, Rodríguez Chávez expone algunos de los  desafíos a los que deberá atender el gobierno mexicano con respecto a las nuevas tendencias migratorias del refugio en México y que se refieren principalmente a la significativa cantidad de personas y unidades familiares que arriban desde nuevos y diversos orígenes nacionales y por causas distintas a las políticas, como por ejemplo, los haitianos. El autor destaca el modo en que las normativas internacionales y las decisiones de protección basadas en la solidaridad nacional convergen en la actualidad mexicana, aminorando el defasaje que había entre ambos universos de acción por lo menos hasta 1990.

En el marco de esta trayectoria de solidaridad y asilo del gobierno mexicano, Pablo Yankelevich propone, en Ráfagas de un exilio, un abordaje que integra esta dimensión política de acogida con otros elementos culturales y sociales para comprender la  experiencia del exilio de los argentinos que debieron abandonar su país durante la década de 1970. El libro logra transmitir la complejidad de esta experiencia exiliar específica, a partir de distintas fuentes de investigación que han sido interpeladas y trabajadas por el autor minuciosamente, estableciendo un provechoso diálogo entre las herramientas cualitativas y cuantitativas. Entre las primeras, se incorporan las fuentes orales recuperadas en el Archivo de la Palabra de la Facultad de Filosofía y Letras y de la Universidad Nacional Autónoma de México y entrevistas realizadas por el autor al  personal a cargo de la cancillería mexicana y argentina durante la dictadura militar. La tarea de revisión cualitativa se vio fortalecida con la integración de una serie de datos estadísticos que le permitieron reconstruir el perfil sociodemográfico de los argentinos exiliados en México. Pese a las dificultades para obtener una cifra exacta de los argentinos que allí arribaron, debido a las mismas características del exilio político y a que la mayoría ingresó como turista, el autor obtiene una aproximación referencial a partir de los registros del Instituto Nacional de Migración de México, que le permite distinguir distintos momentos de la corriente migratoria e identificar que la comunidad argentina en México crece abruptamente en un 350% entre 1970 y 1980. Por otra parte, se subrayan las notorias diferencias en las figuras de asilo otorgadas a los argentinos, destacando que entre 1974 y 1983 esta comunidad contaba con 115 asilados frente a los 800 chilenos y los 400 uruguayos protegidos por la misma figura. A su vez, en la composición del perfil sociodemográfico se detalla que la mayoría de los argentinos ingresados entre 1974 y 1983 eran jóvenes, provenientes de la clase media, profesionales, académicos y estudiantes que se incorporaron principalmente al sector público –en universidades e institutos de educación superior- favorecidos por la política migratoria mexicana que alentaba el arribo de personas con una alta calificación.


Con respecto al desarrollo de la trayectoria de refugio del gobierno mexicano que se expuso sobre El Refugio en México, Yankelevich logra reconstruir en uno de los capítulos de Ráfagas de un exilio, los dilemas con los que convivió la diplomacia mexicana en Buenos Aires y los esfuerzos que dedicó para enfrentar el poder de la corporación militar desde 1974 en adelante. Este capítulo se convierte en una de las piezas más detalladas y complejas que ahonda en los conflictos que debieron resolver los funcionarios mexicanos de la embajada en Argentina, así como en las estrategias que pudieron desarrollar –a veces exitosamente- a fin de alcanzar los salvoconductos necesarios para proteger la vida de Héctor Cámpora y Abal Medina, importantes personajes de la política argentina que se encontraban refugiados en la embajada y que,  de acuerdo con Yankelevich, “fueron rehenes de la dictadura militar, pero también de la debilidad de una institución del derecho interamericano que dotaba a México de muy pocos elementos para pelear el caso en el terreno jurídico” (2009: 114). En consonancia con las reflexiones que desarrolla en la obra anterior y como mirada integral del exilio argentino en México, el autor recorre a partir de los documentos diplomáticos de la embajada y la cancillería, las coyunturas políticas a las que debieron enfrentarse estratégicamente los funcionarios mexicanos para otorgar los asilos sin llevar el conflicto a la arena internacional.

Ampliando la mirada sobre la dimensión política de esta experiencia de exilio, el libro profundiza en la composición ideológica de los grupos de argentinos en México y en la forma en que las diversas tendencias políticas de la izquierda argentina se reeditaron en el exilio mexicano. Al respecto, se reconstruyen las tensiones vividas por las dos comunidades políticas más representativas del exilio argentino: el Comité de Solidaridad con el Pueblo Argentino (COSPA) vinculado a la guerrilla y la Casa Argentina de Solidaridad (CAS) que núcleo a un amplio universo de argentinos con adscripciones políticas disímiles. Se exponen las importantes fracturas que sufrió el COSPA a la vez que la CAS crecía, no sólo en términos cuantitativos sino en visibilidad de sus tareas intelectuales, culturales y de denuncia internacional de la dictadura argentina. El autor muestra cómo ambas comunidades marcaron la agenda de las discusiones en el exilio, especialmente en materia de derechos humanos aunque la unidad entre ambos sectores haya sido siempre muy frágil.

La prensa mexicana y sus vínculos con el exilio argentino también forman parte de Ráfagas de un exilio. En esta línea, se indaga en las noticias periodísticas publicadas por los argentinos exiliados en los diarios mexicanos, los cuales enfatizaron desde mediados de 1974 en el acontecer de la política y la violencia en Argentina. Esta atención por parte del periodismo mexicano se intensificó con la presencia en México de Rodolfo Puiggrós, quien fue rector de la Universidad Nacional de Buenos Aires e intelectual de la izquierda peronista, incorporado como columnista del diario mexicano El Día. Luego del golpe militar de 1976, la prensa mexicana integró un significativo contingente de exiliados que habían arribado al país, la mayoría de ellos eran jóvenes sin antecedentes laborales y un pequeño grupo tenía una formación profesional avanzada en los medios de comunicación. El autor expone cómo esta confluencia de los exiliados argentinos con la creciente atención que los analistas mexicanos y latinoamericanos ya tenían puesta en el Cono Sur coadyuvó a instalar en la agenda del periodismo nacional al movimiento de las Madres de Plaza de Mayo, el problema de los desaparecidos, la Guerra de Malvinas y el futuro retorno al país, entre otros asuntos. Se recorren también las páginas de la revista Controversia editada por los miembros de la CAS para construir un espacio de compromiso con la denuncia internacional y de reflexión política y social.

A partir de las fuentes orales, Yankelevich se sumerge aún más en la particularidad del exilio argentino en México, indagando en las distintas memorias de los protagonistas de esta experiencia con las que construye un paisaje de dimensiones culturales y sociales que entretejen el recuerdo sobre esos años. El autor interroga las  subjetividades de esas memorias, recorriendo las emociones, expectativas, crisis y reflexiones que alimentaron el tiempo del exilio, así como las redes de solidaridad que favorecieron los primeros lugares de alojamiento y empleo y los vínculos con la sociedad mexicana. En este sentido, ofrece un mapa de las sensaciones contradictorias que vivieron los argentinos frente a una sociedad multicultural como la mexicana, a la vez que recupera algunos de los elementos más significativos para comprender la convivencia que desarrollaron con otros exiliados latinoamericanos, chilenos y uruguayos en particular. Finalmente, en el libro se aborda el cierre de la etapa exiliar, interrogándose acerca del regreso al país de origen y las esperanzas y los temores que moldearon el retorno para los argentinos que decidieron volver. Asimismo, en el surgimiento del apelativo argenmex, el autor destaca la consolidación de una identidad híbrida asumida en los primeros tiempos del retorno, en la cual pervive la memoria de la experiencia del exilio y sobre todo, de México como país de refugio y solidaridad.

Para concluir, cabe destacar de ambas obras el trabajo colectivo dedicado a  profundizar en el estudio y las discusiones acerca del exilio en México y, en especial, su contribución a desnaturalizar el carácter solidario de este país con el propósito de interrogarse, en cambio, por las formas políticas, jurídicas y cotidianas que dicha solidaridad adquirió históricamente, por los aciertos, debilidades y contradicciones que ha manifestado así como por las experiencias subjetivas que contribuyó a moldear. Estos trabajos asientan entonces importantes bases para la formulación de nuevos interrogantes sobre el fenómeno del exilio, invitando a una ampliación e integración de otros niveles y dimensiones para su estudio.

 


[1] IdICHS/Conicet