Ciudad de sospechosos: crimen en la Ciudad de México 1900-1931[1]

 

El texto de Pablo Piccato tiene como orígen su tesis doctoral, (1997) Universidad de Texas, publicada en el año 2001 por la Universidad de Duke, Carolina del Norte, y traducido al español por Lucía Rayas, con apoyo de una beca del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, y publicado en 2010 por el CIESAS. Así, casí 10 años después de su publicación original, el público hispano recibe un texto que reflexiona sobre el crimen[2] y su castigo desde una perspectiva histórica donde los preceptos teóricos generalizantes y  las nociones vagas del sentido común son puestos a prueba por un detallado trabajo de archivo.

La finalidad del texto es “revisar asertos simplistas y convencionales que postulan a la criminalidad como una enfermedad o desequilibrio de la sociedad.” (p. 334)  y analizarle desde sus representaciones, jurídicas y sociales, prácticas  cotidianas y sus consecuencias. De este modo, el texto restaura “el significado político de las interacciones sociales cotidianas y los conflictos con el Estado” (p. 35) centrados en el muy partícular mundo de la criminalidad. El argumento central es que no solamente se puede explícar al delito y su sanción desde una perspectiva jurídica, y para el caso partícular desde los preceptos teóricos de la antropología criminal y la ingeniería social, sino más bien se le debe enfocar como un producto cultural, donde los dictados de la política criminal se entre cruzan con una resistencia popular como fenómeno paralelo. En “pocas palabras, la historia de la criminalidad en la ciudad debe explicarse en la intersección de la política y las prácticas cotidianas.” (p. 326)

El autor selecciona una temporalidad de trabajo marcada por el cambio de siglo y la publicación del  nuevo código penal de 1931, sin embargo el texto hace un particular énfasis en el estudio del porfiariato. Para indagar las representaciones sociales respecto al delito, Piccato recurre a textos generados por antopólogos criminales, especialmente Carlos Roumagnac, crónicas diversas y una copiosa hemerografia. Las prácticas de los delincuentes y sus captores son recuperadas a partir del análisis del archivo del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, albergado en el Archivo General de la Nación, pues tales documentos proporcionan  datos clave sobre el funcionamiento del sistema judicial, además de registrar las narrativas generadas por acusados y víctimas. Las consecuencias del delito son observadas a partir de la hemerografía disponible, y  en algunas situaciones el autor expone, con mediano detalle, casos ejemplares de crímenes (el chalequero, la tragedia de la calle amargura, la banda del carro gris, etc.) que ilustran temáticas específicas desarrolladas a lo largo del texto.


Como primer punto Pablo Piccato sitúa un escenario marcada por el conflicto. Muestra la  impoluta y ordenada ciudad de la vieja élite porfiriana (Santa María la Ribera, Román Condesa, etc.), dotada de servicios y en plena sintonía con la  pregonada modernidad cosmopolita, en oposición con las hacinadas y desordenadas colonias del centro, norte (Guerrero, La Bolsa y Peralvillo) y oriente (Santa Anita, Obrera, Merced, etc.) de la ciudad de México. La interacción entre individuos de los grupos territoriales fue necesaria en la medida en que los sectores pudientes requerían de los bienes y servicios que sólo los grupos marginales podían dotar; mientras estos últimos en el ejercicio de sus labores, generalmente en espacios públicos o  domésticos, fueron estigmatizados por su procedencia social, tanto por sus demandantes como por el sistema penal en su conjunto, en especial bajo su figura policial. Los contactos entre ambos sectores se incrementaron bajo el impacto del crecimiento económico y del incremento de la movilidad, en especial con el tranvía, generando así una nueva situación demográfica que a inicios del siglo XX delineó la composición social de la ciudad de México.

Es en esta interacción de sectores dónde se desarrolló el delito, marcado este último por una construcción social del mismo que identificaba a su actor con los sectores sociales marginales y que se nombró de manera genérica como ratero. El discurso oficial del Estado frente al delito estuvo marcado por las lecturas propias del derecho y de la antropología criminal, esta última sostenía que el delincuente o criminal correspondía con ciertos rasgos atávicos (extensión de maxilares, diámetro de orbitales, etc.), sin embargo en la práctica  la acción de los agentes de la ley se orientó mucho más por su saber práctico y por sus nociones de sentido común que por los postulados teóricos de  Cesare Lombrosso y Raffaele Garofalo.

La presencia de rateros en las colonias de la élite porfiriana fue contenida por el servicio policial, mientras que  en las colonias marginales, frente a la ausencia de policías, el delito se contuvo desde la propia población; Piccato muestra como en las vecindades los principales interesados en la prevención del delito eran los porteros. Por otro lado, el autor expone como la comisión de delitos entre miembros de las clases tuvo un significado distintos para lo opinión pública. Un crimen pasional entre miembros de la clase alta se interpretaba como una acción “romántica” donde el varón amaba hasta la muerte, mientras que el mismo delito en sectores marginales se entendía como una muestra de  “bajos instintos”.  Los crímenes cometidos por mujeres contra hombres recibieron particular atención, pues estos mostraban la insubordinación femenina frente a la dominación de género.

Un punto donde el autor hace especial énfasis es en las lesiones, y en algunos casos homicidios, entre sectores marginales. Sostiene que parte importante de estos se realizaron en defensa del honor. A partir del análisis de informes sobre juicios encontró una regularidad que le permite suponer que las lesiones eran en defensa del honor, estos enfrentamientos cumplían con normas establecidas, similares a los duelos, donde los contrincantes se enfrentaban a cuchillo limpio, en un lugar público ajeno al alance del servicio policial y con la presencia de un público espectador.

El texto da nota de los cambios  en el comportamiento criminal registrados tras el advenimiento de la Revolución. La proliferación de delitos cometidos con armas de fuego, la introducción de automóviles, la inestabilidad política y el  contubernio entre delincuentes y autoridades modificaron los patrones de actuación criminal. Un caso clave en la comprensión de esta nueva modalidad es el caso de la banda del carro gris.

Pero no sólo se dio un cambio en el comportamiento criminal, sino también en las lecturas oficiales frente al mismo. Se empezó a dejar de lado las lecturas de la antropología criminal y se empezaron a sustituir por interpretaciones de corte sociológico sobre el delito, donde el criminal ya no era un desviado por naturaleza, antes bien éste era un producto del desarrollo desigual de la sociedad.

Las nuevas lecturas sobre el delito suscitaron cambios a nivel legislación. Para 1931 se editó un nuevo código penal sus sustiyó al de 1971. Los más interesados en él no fueron los juristas, sino los reos que veían  en el surgimiento del nuevo régimen una posibilidad de mejora de sus condiciones materiales a partir de la organización.

El aporte de Pablo Piccato es su extenso trabajo documental que le permite cuestionar supuestos simplistas. Para él, el estudio del delito no sólo se debe realizar con áridos marcos teóricos, sino en la intersección entre la política y las prácticas cotidianas que dan vida al fenómeno delictivo. Como juicio personal, creo que el principal defecto del texto es lo desproporcionado del mismo, pues presta particular importancia al porfiariato, siendo que cronológicamente el período de trabajo es mucho mayor.

 


Notas:

[1] Pablo Piccato, Ciudad de sospechosos: crimen en la Ciudad de México 1900-1931, CIESAS-Publicaciones de la casa chata, México, 2010, 394 pp.

[2] Se considera a crímen y delito como sinónimas.

 

[div2 class="highlight1"]Cómo citar este artículo:

DÍAZ ROMÁN, Mario Pavel, (2012) “Piccato, Pablo, Ciudad de sospechosos: crimen en la Ciudad de México 1900-1931”, Pacarina del Sur [En línea], año 3, núm. 11, abril-junio, 2012. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Viernes, 29 de Marzo de 2024.
. Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=450&catid=12[/div2]