Trabajo por cuenta propia en Cuba: Importancia, límites y consecuencias

Self-employment in Cuba: Importance, limits and consequences

Auto-emprego em Cuba: importância, limites e consequências

Zulema B. Escalante Lara

Artículo recibido: 25-03-2013; aceptado: 01-04-2013

Introducción

El interés en el trabajo por cuenta propia radica en que forma parte de las nuevas medidas económicas contenidas en el proyecto de lineamientos, aprobadas  y propuestas como alternativas a la apertura al capitalismo en Cuba, pero sobre todo como actividad que permite observar cambios dentro de la sociedad cubana, ya que esta es tanto impulsada desde la sociedad como incentivada por el Estado.

El proyecto de lineamientos  mantiene al Estado en el centro del manejo económico en articulación con formas no estatales de organización de la producción: las cooperativas y el trabajo por cuenta propia. Por tal medio, se intenta revitalizar el trabajo como medio de contribución para la sociedad,  principalmente y como medio para la satisfacción de necesidades de la población.

El proceso de “descentralización”, tal como es nombrado en el proyecto de lineamientos, contiene una lógica centrada en la sociedad y no en los individuos, pues las actividades por cuenta propia no se ubican en la lógica del emprendimiento para que el individuo “progrese”, sino en que un individuo preste un servicio para la sociedad y de él perciba un ingreso. Por tanto, la legalización de nuevas actividades por cuenta propia se desarrolló tanto en la década del noventa, como en la actualidad desde este horizonte.  La estrategia planteada desde el gobierno en torno al trabajo no estatal y más específicamente al por cuenta propia, se dirige a ampliarlo partiendo del objetivo primordial que es combatir y reducir las plantillas infladas y modificar la estructura del empleo, fundamentalmente para impulsar “la necesidad de trabajar”.

En el debate se encuentran reflexiones que indican que los lineamientos en materia de empleo y salarios no contribuyen realmente a mejorar la economía de la isla, sino que en ellos se encuentran una serie de limitaciones que debieran ser modificadas.

En este nuevo panorama son interesantes distintos niveles en el análisis. En primer lugar, se podría observar la forma en que se ha transformado el control del Estado sobre la economía. En segundo lugar, la articulación del manejo de la economía entre el Estado y la sociedad. Además, esa articulación es interesante en tanto está regida por códigos no solamente legales sino también por aquellos contenidos en el proyecto revolucionario. En este sentido, por ejemplo, el trabajo por cuenta propia fue justificado en la década de los noventa como una actividad que beneficiaba a la sociedad, es decir en los marcos de los mismos códigos.

 

El Periodo Especial, florecimiento del cuentapropismo

El trabajo por cuenta propia es definido como “todas aquellas actividades desarrolladas por agentes económicos, fuera de los dos sectores sociales fundamentales de la economía socialista, el estatal y el cooperativo (…) estaría dentro de lo que es el sector privado, aunque sólo constituye una parte de éste, dado que en la sociedad cubana opera también el mixto, resultado de asociaciones entre el capital extranjero y estatal nacional, el campesinado individual, entre otras figuras privadas que no son cuentapropistas (Pérez, Oberto, González, et. al., 2003: 2).

            El trabajador por cuenta propia, es un sujeto con una fuerza significativa en Cuba, que se caracteriza por su relación directa con propiedad, con la cual obtiene una condición diferente a la de otros trabajadores, pues se ubica en otro nivel de la estructura socioeconómica y tiene la posibilidad de obtener mayores ingresos tanto en pesos cubanos como en divisas.  Las actividades que puede realizar se concentran en dos grandes áreas: servicios y alimentación y es en ellas donde se ha realizado la “ampliación” o  autorización de nuevas actividades durante veinte años. 

            Este sector ha tenido una fuerte expansión desde la década de 1990 y se ha convertido en una fuente principal de ingresos para miles de personas. En una investigación desarrollada por el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas se señala que a lo largo del proceso revolucionario se trató de eliminar, en una primera etapa, el trabajo por cuenta propia y fue casi erradicado, sin embargo, la actividad privada siguió existiendo y el sector era estrictamente controlado por el Estado y, en muchos casos, identificado con la población involucrada con la economía sumergida, aunque también existían actividades privadas que se mantuvieron después del 1959, que no necesariamente se relacionaban con ella. En la última década del siglo XX, el impulso del trabajo por cuenta propia en Cuba surgió como una respuesta eficaz para el gobierno cubano ante la inminente ola de actividades sumergidas y el desempleo, así como frente a la necesidad de otorgar alternativas a la población para  aumentar sus ingresos y estimular el consumo en el incipiente mercado de divisas.

En el contexto del Periodo Especial, dentro de la larga serie de reformas económicas la más importante para resolver los problemas de desempleo fue la promulgación del Decreto Ley No. 141 en el año de 1993, referente a la autorización del trabajo por Cuenta Propia, en el que se determinaba las actividades que podían realizarse, se establecía qué sectores de las población podían ejercerlas y los requisitos indispensables para hacerlo. Para  entonces se permitieron 55 actividades por cuenta propia, que estaban restringidas para los profesionales  ya que ellos tenían asegurado el empleo, y se trataba de evitar la subutilización del trabajo profesional. No obstante,  el 8 de septiembre del año 1995 se autorizó su integración, siempre y cuando la actividad por cuenta propia no interfiriera en su actividad profesional y no se practicara la misma dentro del cuentapropismo (CEPAL, 508). En el año 1995, también se aprobó la elaboración y venta de alimentos y bebidas, con lo cual se abrieron lugares con distintos tamaños y características. Así se autorizaron 117 actividades relacionadas sobre todo con los servicios de transporte, reparación de vivienda, vinculadas a la agricultura y aquellas para la ayuda familiar. Posteriormente, en el año de 1996, se amplió el cuentapropismo en la Resolución Conjunta No. 1 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y del Ministerio de Finanzas y Precios sobre el ejercicio del Trabajo por Cuenta Propia, en donde se definieron el número de actividades autorizadas y el objetivo central de su impulso: “(...)  complementar la actividad estatal de bienes y prestación de servicios útiles a la población. Representa para los que lo ejercen una vía de incrementar sus ingresos personales, además, constituye una alternativa más de empleo; para el presupuesto estatal significa un aporte, por vía del cobro de los correspondientes tributos.” (op. cit. 5).

En el año 1997 se promulgó también un importante decreto que permitía el arriendo de viviendas, habitaciones o espacios, hecho que respondió a la difícil situación sobre la vivienda  en la ciudad de La Habana, además de constituirse en una alternativa para captar las divisas del turismo.

En el año 2010 con la Reforma Laboral, el trabajo por cuenta propia se convirtió en central en el impulso de la modificación de la estructura del empleo. En una primera etapa se desvincularon del trabajo estatal a 465 mil personas, quienes deberán emplearse en el sector no estatal, donde se encuentran los cuentapropistas; o en las cooperativas agrícolas, a las cuales, dentro de los planes de reforma, se sumarían las cooperativas urbanas. En este sentido, la estructura del empleo no estatal no se constituye solo por individuos o familias que laboran por cuenta propia, sino por cooperativas con carácter comunitario. 

En términos cuantitativos, en el marco del Periodo Especial, el trabajo por cuenta propia se elevó desde 1% en el año 1988  hasta llegar al 19.3% en el año de 1994 de los trabajadores. Anteriormente, el porcentaje más alto se ubicó en el 2.8% con respecto al total de la PEA en el año 1970 y en el año 1981. A pesar de estos datos oficiales, la CEPAL seguía estimando el trabajo por cuenta propia para el año de 1994 en 4.3% de la PEA.

En la presente década, el trabajo por cuenta propia se mantuvo sobre los 150 mil trabajadores, llegando a los 170 mil en el año 2005. En el año 2011 en este sector se encuentran empleadas 309 728 personas y según datos oficiales, antes del año 2010, había 87 889 cuentapropistas registrados (Vidal y Pérez, 2011: 3).

 

Cuentapropismo, su importancia social

Desde el inicio del Periodo Especial, el cuentapropismo ha adquirido mucha relevancia debido a que el Estado no tenía la posibilidad de cubrir diversas necesidades de la población, las cuales se han transformado durante dos décadas. El auge o desaparición de algunas de ellas ha configurado el sector y definido la incorporación de la población en él. Un estudio cualitativo sobre su evolución permitiría comprender la importancia social que ha adquirido en los últimos 23 años.

En el año 2003 las personas que se dedicaban al trabajo por cuenta propia básicamente tenían como funciones “producir, prestar o comercializar bienes y servicios por los que obtienen ingresos más o menos aceptables; se distinguen por su vínculo directo con la pequeña producción o los servicios privados urbanos”. Además este sector estaba configurado principalmente por la población de desvinculados al trabajo estatal, jubilados y amas de casa, pero los trabajadores estatales ya formaban parte de él  (Pérez,  2003: 10). Las actividades principales, desde entonces, se han vinculado con la ayuda familiar y la producción de alimentos, el arriendo de viviendas y el transporte.

            El cuentapropismo, en su diversidad, se constituye por actividades que pueden ser clasificadas como actividades familiares que se trasladan al espacio público: saber cocinar, arreglar ropa, cuidar niños, limpieza y arreglo de casas para su arriendo. Todas ellas han sido desarrolladas tradicionalmente por las mujeres. En la asignación de roles sociales, aún se mantienen claras diferencias entre las actividades que les pertenecen a las mujeres de aquellas que les pertenecen a los hombres. En el primer grupo,  se autorizan las actividades de costurera y peluquera, por ejemplo; en el segundo, zapatero o fontanero, asignadas a hombres. Un estudio más detallado sobre esto podría ayudar a confirmar como se mantienen los roles familiares tradicionales en el cuentapropismo. Otro elemento central es que al ser unidades domésticas de producción las que impulsan tales labores, se consolidan las formas del hacer y del deber ser en el espacio público. Esta característica permite pensar que el cuentapropismo es un espacio de consolidación de redes sociales que funcionan como circuito de consumo, pues quienes compran los productos o servicios pueden ser vecinos, amigos, compadres. Además, a partir de actividad-espacio-unidad de producción, se pueden estar ejerciendo no solo actividades por cuenta propia formales, sino también informales.

            En cuanto al espacio donde se desarrollan, es posible realizar una distinción, entre aquellos cuentapropistas que trabajan en contextos barriales turísticos y no turísticos. Las actividades pueden estar relacionadas con el turismo directamente, como en el caso de servicios de hospedaje o con servicios cotidianos para la población cubana, como el relacionado con la alimentación, cuidado de niños, etc. El umbral, sin embargo, en la venta de alimentos entre ser un servicio para turistas o para cubanos es muy reducido en aquellos barrios turísticos.

            Los cuentapropistas han tenido éxito debido a que una gran parte de la población necesita de sus servicios. Algunos especialistas apuntan que la participación de la población es generalizada ya que una buena parte de las actividades dan respuestas a demandas acumuladas y la población ve en estas ofertas la solución a sus problemas, a menor precio y con mejor calidad en productos y los servicios ofertados.

            El cuentapropismo, el puertapropismo, la informalidad y las vinculaciones entre ellos,  se convirtieron en fuentes de ingresos para un sector de la población; en algunos casos, permiten la generación de redes sociales por medio de las cuales se comercializan productos conseguidos por medio de mecanismos como la compra legal de productos, el contrabando, el desvío de empresas estatales o se ofrecen servicios diversos, como la peluquería o la renta de habitaciones o casas de manera ilegal, etc.

            En relación con lo anterior hay al menos dos visiones que permitirían la lectura de la importancia social del cuentapropismo. La primera, desde los códigos de la revolución socialista, por parte de las autoridades revolucionarias, militantes del partido y representantes en la Asamblea del Poder Popular; y la segunda, desde la cotidianidad de la población, que ha encontrado en estas actividades desde un ingreso complementario hasta uno principal; como un espacio donde se constituyen valores diferentes en la relación al trabajo, a la labor propia y hacia la sociedad, donde se redirigen la importancia del trabajo hacia intereses más particulares. Por ello, más allá de la mirada instrumental sobre el trabajo por cuenta propia, este es un espacio donde confluyen intereses y visiones diferentes sobre el trabajo y su utilidad social.

En este sentido la transformación del trabajo, su importancia y valor para la sociedad cubana se modificó a partir de las reformas económicas de la década del noventa, de la liberalización del dólar, el ingreso de empresas trasnacionales dedicadas a los servicios y la legalización de actividades por cuenta propia.

 

El proyecto de lineamientos y el trabajo por cuenta propia

El contexto de los lineamientos para la política económica y social sancionada tras el VI Congreso del Partido Comunista Cubano, corresponde  a un episodio de crisis interna del país que se ha visto intensificada por la crisis a nivel global, la cual ha significado una pérdida de ingresos para la isla, producto de la variación de precios de las importaciones, del sobreendeudamiento y de problemas internos como la baja eficiencia productiva y el crecimiento acelerado de la población cubana. Uno de los mayores problemas de la economía cubana es el déficit en la balanza de pagos, hecho que ha influido en las decisiones sobre la apertura económica y la transformación de la economía de carácter planificado y centralizado.

            La modificación del trabajo no estatal es uno de los aspectos más discutidos sobre la actualización del modelo económico. Es necesario, para seguir en el análisis del tema, aclarar que en términos reales las medidas económicas se están dirigiendo a la actualización y no al impulso de reformas económicas que configuren un nuevo modelo. Las funciones del Estado se mantienen en el control de la economía y no en la creación de un mercado de libre competencia en donde cada persona tenga la posibilidad legal de producir, vender o comprar cualquier producto. En ese sentido, la ampliación del trabajo no estatal tiene la finalidad de ampliar el mercado de trabajo para satisfacer necesidades de la población, pero dentro de un modelo de funcionamiento de la economía que posibilita recaudar al Estado a través de los impuestos, el aporte de este sector a la sociedad, lo cual permite sostener que el trabajo sea el medio para satisfacer las necesidades de la sociedad y de las personas. En otro nivel, la modificación más importante es la entrega de tierras estatales en usufructo a entidades y a personas, lo cual se dirige a resolver el problema de la importación de alimentos mediante la producción nacional de las cooperativas.

            El objetivo central que mueve al desarrollo de estas medidas señala que el modelo y la empresa estatal socialista, así como los inversores extranjeros, los pequeños agricultores, los cooperativistas, los trabajadores por cuenta propia, los usufructuarios y los arrendatarios, deben contribuir a mejorar la eficiencia de la economía del país y se limita la concentración de la propiedad dentro del sector no estatal de la economía, como medida reguladora de la profundización de desigualdades. 

            La decisión de parte del gobierno cubano de ampliar el trabajo por cuenta propia, pero además de colocarlo como un elemento importante en el proyecto de lineamientos se puede explicar a partir de la incidencia de diversos factores. Primero, los cambios de la estructura de la población cubana de acuerdo a la edad laboral,  ya que el crecimiento en la edad laboral hasta el 2002 y su posterior decrecimiento, así como el incremento en la postlaboral “pone de manifiesto la necesidad de prestar especial atención a las políticas socioeconómicas dirigidas a lograr una mayor incorporación de la población a la actividad económica, y un incremento sostenido de la productividad del trabajo” (ONE, 2008: 23-24). En este sentido, el incremento de la población en edad laboral establece una necesidad de crear esas nuevas formas de organización de la producción que, desde mi perspectiva, surgen desde la sociedad y son reguladas por el Estado. En el proyecto de lineamientos cobra importancia la transformación en la estructura de la población de acuerdo a la edad laboral porque dentro de la política social, en el ítem de seguridad social, se señala que se tiene que: “Disminuir la participación relativa del Presupuesto del Estado en el financiamiento de la seguridad social, la que continuará creciendo a partir del incremento del número de personas jubiladas, por lo que es necesario seguir extendiendo la contribución de los trabajadores del sector estatal y la aplicación de regímenes especiales de contribución en el sector no estatal” (Proyecto de Lineamientos, 2011, 21). El crecimiento de la población  jubilada requiere del aporte de los trabajadores para mantener el financiamiento de la seguridad social; por ello, es necesario que las personas en edad laboral tengan vinculación con el sector estatal o no estatal, de manera que asegurar el empleo para el proyecto revolucionario es relevante en ese sentido. De esta forma, se establece la relación con el  ítem empleos y salarios., cuyo objetivo es la modificación de la estructura del empleo por medio de la reducción de las “plantillas infladas” y la ampliación del trabajo no estatal. De esta manera el  gobierno reconoce la necesidad de visibilizar el problema del desempleo que está cubierto por “las plantillas infladas” y restructurar el empleo para, a través de la ampliación del trabajo por cuenta propia, generar nuevas formas  de empleo regulado por un régimen tributario. En este sentido, hay dos dimensiones que son fundamentales en la lectura sobre el tema: asegurar el empleo para la población y asegurar, a través del régimen tributario, el aporte de los trabajadores para mantener la seguridad social.

Las nuevas formas de organización productiva (trabajo por cuenta propia, cooperativas) estarían dando respuesta a los problemas del desempleo y subempleo estatal, reconocidos por el gobierno con la declaración de Raúl Castro, en 2010, de la existencia de un millón de trabajadores excedentes y la posterior desvinculación laboral (en 2011) de aproximadamente quinientos mil de ellos.  La vinculación entre esta medida y el trabajo por cuenta propia dentro del proyecto de lineamientos, resulta evidente en tanto que la aprobación de nuevas actividades permitiría atraer a aquellos trabajadores desvinculados del Estado hacia las nuevas formas de trabajo no estatal. En la relación trabajadores excedentes desvinculados del empleo estatal-trabajo por cuenta propia, uno de los problemas es que los trabajadores profesionales se dirigen a actividades sin mayor calificación, pero probablemente con un mayor nivel de ingreso. Además, según datos oficiales, los trabajadores que actualmente se han registrado como por cuenta propia no forman parte de esta ola de despidos, sino que son personas que no tenían ningún vínculo laboral. Esto es significativo, ya que entonces habría que preguntarse a través de qué medios los desvinculados están generando ingresos para su subsistencia y la de sus familias. Una respuesta puede hallarse en la creación de pequeñas actividades informales, o en la recepción de remesas. Ambas vías de ingreso desafían el optimismo en torno al cuentapropismo y desvían el valor social del trabajo establecido en los lineamientos, hacia el valor del trabajo en términos mucho más personales y familiares.

La ampliación de trabajo por cuenta propia, ha sido relevante para los jóvenes y actualmente 73 118 de ellos se han incorporado al sector no estatal, según datos oficiales. Debido a que el Estado es el principal empleador de la población joven y se enfrenta  a la desvinculación laboral “voluntaria” o la inserción de los jóvenes en trabajos ilegales o informales, trata de atender este problema con el proyecto de lineamientos ya que en él se intenta otorgar mayor valor al trabajo, incentivar el trabajo por cuenta propia e incrementar los salarios. Respecto a los factores que inciden en la desvinculación laboral juvenil, tales como la diversidad en las fuentes de ingreso y “el disfrute de la seguridad social y de los subsidios alimentarios estatales”, las medidas resultan relevantes pues se dirigen a “estimular la necesidad de trabajar” al combatir tratamientos paternalistas y plantillas infladas en el empleo estatal. Sin embargo, uno de los mayores problemas a los que se han enfrentado los jóvenes es a la experiencia en “la creación y gestión de formas de empleo no estatal”, debido a factores relacionados con la escasa capacitación para gestionar y la formación profesional que los prepara para insertarse en empleo estatal (Campos Carrera citado en López y Muñoz, 2011). El valor que los jóvenes asignan el trabajo es significativo para su inserción en actividades formales o informales, en la medida que los ingresos satisfagan sus intereses personales y familiares, desde mi perspectiva, se dirigirán a una forma u otra. La poca experiencia en la gestión podría tener como consecuencias la inserción en actividades muy precarias y transitorias y el interés por la obtención de ingresos de manera inmediata, podría desarrollar el desinterés en una participación más activa en la creación de formas no estatales de producción, anulando el objetivo de la gestión eficiente.

Las principales críticas respecto a las medidas económicas se dirigen al control de la economía por parte del Estado el que coloca variadas restricciones para el trabajo no estatal, que terminan imposibilitando su real impacto en la economía, tal como se advertía  en años anteriores. Por ejemplo, el tema del régimen impositivo ha sido objeto de discusión debido a la importancia que cobra para el Estado en la recaudación y en la regulación de otras formas no estatales, como el trabajo por cuenta propia, pero también en las consecuencias que genera para las “microempresas”. Al respecto, para Ritter (2000:145-148) y en relación con el tema de la eficiencia señalado en los acuerdos sobre los lineamientos, “desde la perspectiva de la eficiencia en el uso de los recursos, el régimen impositivo restringe el ingreso de empresas nuevas al sector y empuja a algunas al cierre o a la clandestinidad, con lo que eleva los precios y reduce la producción, el empleo y la generación de ingresos”. En este sentido, uno de los principales problemas se encuentra en el marco regulatorio de 1997, desde el cual surgen diversas críticas que afectan a la economía nacional: prohibición de intermediarios, del trabajo por cuenta propia a profesionales, de la venta a todas las entidades estatales, de hacer publicidad, de contratar mano de obra fuera de la familia, de asociación entre los trabajadores por cuenta propia, de usar un lugar que no sea la casa. En la actualidad algunos de estos aspectos ya se han transformado, pero otros no. Respecto a estas prohibiciones, los acuerdos no se pronuncian en todos los puntos anteriores, pero si existe una transformación importante: para 1997 era inexistente el acceso a créditos (Decreto Ley 174), pero con las medidas económicas actuales, los trabajadores por cuenta propia tienen acceso a solicitar créditos y a abrir cuentas corrientes tanto en pesos cubanos como en pesos convertibles. Para la CEPAL (2011), la apertura de créditos es positiva en tanto que “la posibilidad de solicitar préstamos por montos superiores a 3.000 pesos cubanos, límite establecido antes de este decreto para las personas naturales, hace pensar que el crecimiento económico en 2012 será más dinámico”. Para Vidal y Pérez (2011) la apertura de créditos tiene como problema principal que “el sistema financiero tiene problemas de liquidez y las dos monedas nacionales tienen limitaciones de convertibilidad en divisas.  Aunque no hay datos disponibles, todo parece indicar que las remesas están constituyendo una de las fuentes principales de capital para los nuevos negocios”. En este sentido, ya que al inicio de este documento me refería a las fuentes de ingreso, es importante destacar la interrelación que hay entre esas fuentes de ingreso y el trabajo por cuenta propia, lo cual no está suficientemente estudiado. En relación con los impuestos, Carmelo Mesa-Lago enfatiza en que estos son excesivos y generan un gran problema para la economía, pues en vez de “incrementar el ingreso fiscal”, con las restricciones se limita excesivamente la actividad por cuenta propia, pues se debe pagar “entre el 10 y el 40% sobre el ingreso según las ocupaciones; 25% por utilización de la fuerza de trabajo; aporte a la seguridad social 10%; 10% por ventas y 10% por uso de servicios públicos” (Mesa-Lago, 2011:13). No obstante, las limitaciones que Mesa señala como problema para la economía de la isla, tienen como sustento evitar la concentración de la riqueza, la existencia de la propiedad privada y el enriquecimiento. La regulación hacia las empresas y las cooperativas por parte del Estado se expresa en los lineamientos generales, en donde quedan establecidas sus obligaciones, restricciones y atribuciones (PCC, 2011:4-7).

Una de las críticas más fuertes al proyecto de lineamientos sostiene que el principal problema de las medidas económicas es que no resuelven la difícil situación de la economía cubana, al no ser reformas estructurales, sino medidas que mantienen el modelo de planificación central. Los argumentos de Carmelo Mesa-Lago, se despliegan en el análisis de cuatro aspectos de los acuerdos en donde se presentan límites importantes al real impacto de estas medidas en el mejoramiento de la economía. Centralmente critica que las medidas económicas que adopta el gobierno tras el VI congreso del PCC, se enmarcan en la actualización del modelo económico, lo cual no genera cambios sustantivos  ya que se sigue conservando el papel del Estado como principal agente económico, frenando la apertura al mercado. Desde su perspectiva, si no se plantea la aplicación de un modelo con énfasis en el mercado (como el chino o el vietnamita), las medidas no darán solución a los problemas económicos históricos de la isla, como la dependencia, la baja productividad, el bloqueo económico o la dualidad monetaria. Una fuerte crítica también se dirige a la entrega de tierras en usufructo, pues el investigador sostiene que los límites son importantes pues inciden en la posibilidad de una producción que permita reducir las importaciones de alimentos, pues las personas que se dediquen al cultivo de las tierras en usufructo, se encuentran con trabas que guardan relación con la burocracia en los trámites de créditos, con el bajo rendimiento de las tierras, con la imposibilidad de los campesinos de construir casas en las tierras entregadas, por el control sobre qué producir y de los precios por parte del Estado y, finalmente porque este se adjudica para sí la venta del 70% de la producción   (Mesa-Lago, 2011: 9).

No obstante, el sentido estratégico del proyecto de lineamientos económicos es relevado por Jesús Arboleya (2011) que reconoce que las medidas están dirigidas a valorizar el trabajo, que perdió importancia con las reformas económicas de la década del noventa; "establecer su correspondencia con el nivel de vida de las personas" y con ello, centralmente estimular el "desarrollo de las fuerzas productivas". Destaca que las medidas como la descentralización del aparato productivo, la vigorización del sistema tributario, la ampliación del trabajo por cuenta propia y en cooperativas, están diseñadas para cumplir con el objetivo enunciado. La ampliación del trabajo no estatal, se tornaría fundamental como el pilar donde se concrete esta valorización.

 

Reflexiones finales

La ampliación del trabajo por cuenta propia definitivamente debe ser comprendida en los marcos que se han señalado y como parte de un proceso iniciado con el Periodo Especial. Al menos tres niveles de análisis deben conjugarse para comprender su relevancia para la sociedad cubana: (1) político, pues desde mi perspectiva, el trabajo por cuenta propia (así como las actividades denominadas informales) han funcionado como un dispositivo para la participación de la población en el mercado mixto y el acceso al consumo que permite mantener ciertos niveles de apoyo al gobierno; (2) social, pues la apertura económica, la legalización del trabajo por cuenta propia, el proceso de cooperativización durante la década de los noventa tuvieron como consecuencia la re estratificación; además se inició un proceso de redefinición de los códigos y valores dentro de la revolución y una  presencia importante de otros valores vinculados al mercado mixto. Este tema, si bien no ha sido estudiado más detenidamente, es reconocido sobre todo en trabajos sobre la juventud cubana (Domínguez, 2005); (3) económico, pues el trabajo no estatal tiene una función para la economía nacional, que es definida como social.

            El proceso de descentralización dirigido por las autoridades de la isla es el marco en el que cobra importancia la ampliación del trabajo no estatal. El modelo de funcionamiento de la economía se sostiene en la descentralización “en la gestión empresarial del sector estatal, que coexiste con diversas formas de propiedad y organización económica”. En el modelo, el trabajo por cuenta propia tiene un sentido político pues tal como lo señalaron Julio Carranza, Luis Gutiérrez y Pedro Monreal en su propuesta para el debate de la restructuración económica en Cuba en 1997, “El objetivo del nuevo modelo es la aplicación de un sistema de relaciones entre todos los sujetos económicos de la sociedad, de manera que se perpetúe la reproducción del poder político en manos del pueblo y se logren, a la vez, desplegar los mayores potenciales de la economía sobre la base de la justicia social” (Carranza, Gutiérrez, Monreal, 1997: 151).

Establecido lo anterior, hay entonces tres elementos importantes: 1) que el trabajo por cuenta propia es parte de la actualización del modelo económico; 2) que establece el trabajo por cuenta propia como una forma de organización que beneficia a la sociedad; 3) que esta y otras formas de organización y la articulación entre ellas y el Estado entregan mayor “poder político en manos del pueblo”. Por ello, la cantidad de personas que se incorporan al trabajo por cuenta  propia, cobra importancia para el gobierno en tanto que se va consolidando el modelo de gestión no estatal de la economía. Sin embargo, tal como se señalaba anteriormente, la consolidación del modelo de gestión depende de la capacidad de gestionar de la población que ingresa al sector no estatal de la economía, del valor social del trabajo que asuma la población, de la capacidad de la informalidad para cubrir necesidades y expectativas a través de actividades que generen una mayor cantidad de ingresos para las familias; de la influencia de las remesas en el cumplimiento de las aspiraciones de la sociedad; de la construcción de redes de intercambio que no se dirijan a la producción si no a la comercialización de productos escasos; del valor del trabajo informal por sobre el valor que la sociedad le entrega al trabajo formal.

La defensa de la necesidad de las medidas económicas tiene como contraparte las preocupaciones en torno a sus consecuencias. En la transformación de la estructura social y los estudios sobre ello, es evidente aquello. Los problemas que ellas significan para el mantenimiento del modelo social también han sido reflexionados apuntando al menos dos niveles de análisis. El primero que enfatiza en las “contradicciones del modelo de regulación” y el segundo, en los problemas que este modelo presenta para el mantenimiento de una política social diseñada para otro modelo económico. (Xalma, sf.: 2-29). Según Xalma, en el modelo de funcionamiento de la economía cubana, los ingresos de la población provienen de diversas fuentes y son recaudados por el gobierno a través del consumo final en el que dependiendo de la fuente de obtención de recursos se dirigen hacia el consumo de productos de mayor precio o de menor precio, en divisas o en pesos cubanos. En este sentido, aunque para la autora el ingreso proviene de derrames, remesas, estímulos, trabajo por cuenta propia, privados, o del trabajo en pesos cubanos,  no considera el ingreso por desvío o por el mercado negro. En su esquema ubica la economía informal en el modelo económico en el lado del consumo. Desde mi perspectiva diversas prácticas económicas, que forman parte de la economía informal, son parte tanto del ingreso como del consumo de la población. En este sentido, la autora identifica “ingresos privados” y los coloca al mismo nivel de la economía informal PIE. Para ella es importante comprender cómo dentro del modelo se establecen las conexiones entre los ingresos y el consumo con el ámbito  de la producción y cuáles son los agentes y las vías de esas conexiones (Op. Cit. 5-7). Esta lectura, permite entender una clave relevante respecto al trabajo por cuenta propia: que dentro del proyecto de lineamientos, el trabajo y el trabajo por cuenta propia tienen valor en tanto que son pensados dentro de un modelo económico en donde el ingreso que se obtiene de ellos permite el aporte por parte de los trabajadores, a través del sistema tributario, para que el Estado pueda invertir en los servicios para la sociedad. Es decir, en esta lectura la autora releva la importancia del ingreso y del consumo en vinculación con el Estado y su modelo social. Los servicios que se generan en el trabajo por cuenta propia pueden ser considerados como necesarios para la población. Baste con revisar el listado que fue aprobado por el gobierno cubano, el cual se amplió después de más de 15 años de la primera ampliación durante el Periodo Especial. No es emprendimiento individual, sino la importancia colectiva de la labor lo relevante. La comprensión del trabajo por cuenta propia como un componente que forma parte del modelo económico, para sostener la política social, devela el aspecto estratégico de su ampliación y regulación en el proyecto de lineamientos.

            Otra preocupación, es que estas medidas también tendrán incidencia en la transformación de la estructura socioclasista, tal como se indicó en estudios que se ocuparon de este fenómeno en la década del noventa. En este sentido, Machado (2012) indica que no han sido planteados  los posibles escenarios que se desarrollarán a partir de estas transformaciones, ni discutidas las consecuencias de la ampliación del empleo no estatal y de la aparición de distintas formas de propiedad en la estructura socioclasista.

            En mi perspectiva el paquete de medidas profundizará cambios en la sociedad cubana que han sido preocupaciones tanto del gobierno como de las ciencias sociales cubanas. La desvinculación de las personas del empleo estatal reconfigura las relaciones entre el Estado y la sociedad, y de manera más específica, entre los ex trabajadores estatales y el Estado. Al generarse esta desvinculación, la relación se restablece a través del mercado mixto para mantener el modelo social del proyecto socialista cubano. Es decir se configura una nueva relación entre Estado y cuentapropistas que está sostenida por su relación con el mercado. Al respecto, Machado destaca que los cuentapropistas tienen una relación diferente frente al Estado y las leyes, una nueva relación que se constituye a partir de la relación con respecto a sus formas de propiedad; además comparten una nueva “posición en el mercado, ante los clientes”; “posición diferente entre los demás trabajadores”; “demandas personales diferentes”. La configuración de nuevos actores, aún muy ligados al Estado, podría generar rupturas de ellos en su vínculo con el Estado al estar limitados en sus posibilidades dentro de las actividades por cuenta propia.

            Finalmente, detrás del trabajo por cuenta propia se encuentra una red de actividades informales que han sido reguladas a través de él a lo largo de los años después del Periodo Especial, en donde las formas de producir, comprar y distribuir interactúan con el cuentapropismo. La red de informalidad opera en los espacios de la producción y del consumo final, y entre los espacios de recaudación del Estado y probablemente invada a las actividades formales por cuenta propia. Si bien el registro de las actividades informales es muy incipiente y su estudio muy limitado, es importante plantear que la informalidad es una importante fuente de ingresos y funciona como una red de producción, comercio y consumo paralelo al oficial, pero probablemente imbricado en el cuentapropismo. La importancia de la informalidad es que como fuente de ingreso se vincula al trabajo por cuenta propia, primero porque durante el Periodo Especial, las iniciativas por cuenta propia podrían haber sido inicialmente informales (el caso de los paladares) y luego fueron reconocidas por el Estado.  Considero que más allá de esta obviedad, la relación trabajo por cuenta propia-informalidad debe ser estudiada para comprender la complejidad del trabajo en la Cuba de este siglo.

 

Bibliografía:

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Documentos

  • Decreto-Ley número 141 del Consejo de Estado acerca del Ejercicio del Trabajo por Cuenta Propia. Embajada de Cuba en México.
  • Resolución Conjunta número 4/95 de los ministerios de Trabajo y Seguridad Social y de Finanzas y Precios sobre Inclusiones en la Lista de Oficios y Actividades por cuenta propia vinculadas con la Gastronomía, Embajada de Cuba en México, 1995.
  • Resolución número 10/95. Autorización a Profesionales Universitarios para Ejercer Trabajos por Cuenta Propia. Embajada de Cuba en México, 1995.

 

Cómo citar este artículo:

ESCALANTE LARA, Zulema B., (2013) “Trabajo por cuenta propia en Cuba: Importancia, límites y consecuencias”, Pacarina del Sur [En línea], año 4, núm. 15, abril-junio, 2013. ISSN: 2007-2309. Consultado el

Consultado el Viernes, 29 de Marzo de 2024.
. Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=674&catid=14