Construyendo un mundo nuevo

Hugo Blanco Galdós

 

Veamos el mundo actual

El planeta está gobernado por las grandes empresas llamadas transnacionales o multinacionales, porque están constituidas por capitales de varios países, principalmente del norte. El país económicamente más poderoso es Estados Unidos. En segundo lugar está China, donde gobierna el Partido Comunista, que de comunista sólo tiene el nombre, puesto que los funcionarios del partido y del estado son quienes manejan en provecho propio los grandes capitales. Otros países con poderosos capitalistas son los europeos y Japón.

Latinoamérica y otras zonas pobres del mundo están relegadas a producir materia prima que sea aprovechada por los países ricos. Esto se llama economía extractivista. Nuestra economía, que debería estar dedicada a lo que nuestros pueblos necesitan, está orientada a servir los intereses de las grandes empresas transnacionales. El interés de ellas es ganar la mayor cantidad de dinero posible en el menor tiempo posible.

No les importa si para eso destruyen la naturaleza y aplastan a la humanidad.

Pero no siempre fue así

Para entender cómo llegamos a esto, veamos cómo estaba organizada la humanidad en sus albores. Veremos entonces que algo de eso queda en los pueblos indígenas, por eso se nos llama también “originarios” o “primitivos”.

¿Cómo era la humanidad originaria?

Vivía en colectividades, no había jefes, todos decidían lo que debían hacer. En el lenguaje actual diríamos que eran “sociedades democráticas”.

Mucho de eso queda en los pueblos indígenas, están agrupados en comunidades y en algunas partes se conserva más la democracia que en otras.

El principio de “todos mandamos” renace inclusive en sectores no indígenas como el “15M” en España, “Ocupa Wall Street” en EE UU y los jóvenes peruanos que triunfaron en la lucha contra una ley discriminatoria anti juvenil.


Imagen 1. https://enlinea.pe

Existía gran solidaridad.

Hay un término sudafricano, “Ubuntu”, que no es fácil traducirlo en el lenguaje moderno. Algunos intentos son: “Una persona con ubuntu es abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazada cuando otras son capaces y son buenas en algo, porque está segura de sí misma, ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que decrece cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos”.

O “soy lo que soy debido a lo que todos somos”. También: “un concepto africano tradicional que encarna el valor y la expresión del sentimiento del dolor ajeno como si fuera el propio”. “Soy porque ustedes son”. “Una persona se hace humana a través de las otras personas”, o “Una persona es persona en razón de las otras personas”.

En la sociedad primitiva había profundo amor y respeto por la madre naturaleza. Se entendía que somos hijos de ella, que sin ella no sobreviviríamos. Eso heredamos los pueblos indígenas, nos indigna el fuerte ataque del gran capital contra ella por la avidez de ganancias y luchamos para defenderla. Ese ataque no indigna sólo a los pueblos indígenas, pues sectores no indígenas cada vez mayores también lo repudian. Por eso crece el respeto por dichos pueblos. Cada vez más personas no indígenas apoyan y participan en nuestra lucha. Usan el término “Pachamama” que es Madre Tierra en quechua.

El dinero no es la vida. Como antes no existía dinero, en los pueblos indígenas es mucho menor que fuera de ellos la avidez por él. Por supuesto que la gente quiere bienestar: tener vivienda, comida, ropa, diversiones, alegría, descanso, compañía, relaciones sociales. Pero en general, el indígena comprende que el bienestar no depende de tener mucho dinero.

Avance de la civilización

Ese mundo original, democrático y solidario se fue debilitando con el avance de la civilización. La sociedad fue pasando de la horizontalidad a la verticalidad, surgieron quienes mandaban sobre otros, en algunos casos los sacerdotes que conversaban con la divinidad o los jefes de la guerra. Surgieron las sociedades de castas y luego las de clases sociales.

Por supuesto que la civilización trajo cosas positivas, pero junto con ellas vino lo negativo: La desigualdad, las jerarquías, los que debían trabajar para otros que no trabajaban.

En América surgieron sociedades de castas. Los invasores europeos encontraron a aztecas e incas. Precisamente por el debilitamiento de la solidaridad producida por la desigualdad, fueron más fácilmente aplastados que los pueblos libres.

En Europa surgieron las sociedades de clases: La clase esclavista era dueña de personas que trabajaban para ella, el dueño podía hacer con el esclavo lo que quisiera. Luego surgió la sociedad feudal, que consistió en que el señor feudal, dueño de un territorio cultivable, daba pequeñas parcelas a los campesinos para que ellos trabajen para sí y en pago debían trabajar gratuitamente para el señor feudal. Después vino la sociedad capitalista o burguesa, en que los obreros, por un salario miserable deben trabajar para el dueño de la fábrica.

La invasión europea de América se realizó cuando Europa estaba en tránsito del feudalismo al capitalismo. Extrajeron el oro y la plata de este continente, lo cual era una acción capitalista. En el campo instituyeron el método feudal para el trabajo de la tierra.

Levantamientos de los oprimidos

Contra la monarquía gobernante en Francia, representante de los señores feudales, se levantó el pueblo oprimido en 1789, sin embargo, quien tomó el poder no fue la mayoría de los oprimidos, sino la burguesía.

Ahí comenzó en el mundo el dominio de la clase burguesa en nombre del pueblo. Dicen que gobierna el pueblo, que ese pueblo elije a sus gobernantes y que éstos sirven al pueblo. En realidad las elecciones son manipuladas por la clase capitalista gobernante, la burguesía. En la mayor parte de América Latina ese proceso se inició con la llamada “guerra de la independencia” en la que por la lucha de los pueblos, fueron expulsados del gobierno los representantes de la monarquía española.


Imagen 2. http://ntd.la

Sólo cambiamos de amo. En el Perú teóricamente somos independientes desde 1821, aunque en la práctica pasamos a ser colonia económica de Inglaterra. Con el debilitamiento de ese imperio debido a las dos guerras mundiales, pasamos —igual que los otros países— a ser colonias económicas de EE UU y ahora somos colonia de las grandes empresas transnacionales.

En Rusia hubo una revolución de los pobres contra la burguesía, entraron a gobernar comités llamados “soviets”, de obreros, campesinos y soldados (los soldados eran muy oprimidos, los mandaban descalzos a morir en la guerra). Desgraciadamente, después de la muerte del dirigente revolucionario Lenin, entró a gobernar Stalin, quien inició la sustitución del gobierno de todos los oprimidos, por el gobierno de los dirigentes privilegiados que constituyeron una élite burocrática. Mató a muchos revolucionarios que se opusieron a esta transformación.

Posteriormente hubo revoluciones anticapitalistas en Yugoslavia,

China y Vietnam, desgraciadamente en todas ellas quienes dirigieron, desde el principio se constituyeron en burocracias gobernantes. Esos países volvieron al capitalismo, incluso Cuba ya inició ese camino.

De estos ejemplos debemos aprender que los dirigentes no deben mandar, que quien mande sea el pueblo organizado, que los elegidos por él para cumplir funciones sociales obedezcan el mandato de las bases, que no haya reelección de funcionarios. Eso nos enseñan los principios zapatistas de mandar obedeciendo… practiquémoslo. ¡No más burocracias!

El imperialismo

El mundo del capitalismo es el mundo de la competencia. Los capitalistas son enemigos entre sí. Por supuesto, cuando ven amenazados sus intereses por la rebelión de los oprimidos, se unen contra éstos, pero lo permanente es la rivalidad. Derivado de esto, una etapa avanzada del capitalismo devino en el surgimiento del imperialismo, en que un país capitalista predomina sobre los otros. La competencia entre imperialismos produjo las dos guerras mundiales.

Como manifestamos, la burguesía gobernante dice que es el pueblo quien elige sus gobiernos, por eso los denomina “democráticos”.

Como, según ellos, los gobiernos son representantes de los pueblos, ellos deben ocuparse de proveer —con el dinero del pueblo— los servicios públicos: salud, educación, electricidad, agua y alcantarillado, limpieza, correo, etc. Sin embargo, esto está cambiando aceleradamente, todo eso está pasando a ser negocio de empresas privadas. A esto se llama “neoliberalismo”, que opina que el estado es incapaz y está muy bien que los servicios públicos pasen a ser negocio privado de las compañías.

A ese cambio denominan “privatización”. Como dijimos, a las grandes empresas y al capitalismo en general, lo único que les interesa es cómo ganar más dinero en el menor tiempo posible, no les importa que las necesidades populares sean eficientemente cubiertas. Otra característica del neoliberalismo es la globalización de la economía, que consiste en la soberanía mundial de las grandes empresas transnacionales sin importar los intereses particulares de los diferentes países, sino solamente la avidez de ganancias del gran capital. Estamos viviendo la etapa neoliberal del imperialismo y es contra eso que debemos enfrentarnos.


Imagen 3. © Emma Gasco. http://cronicasdelestallido.net/

Ataques de las empresas transnacionales a la naturaleza

Por su voracidad de dinero, las empresas atacan en diversas formas a la naturaleza.

Por ejemplo:

  1. El calentamiento global, producido por la emisión de gases de efecto invernadero: La tierra recibe el calor del sol, se queda con una parte y devuelve el resto al espacio. Existen gases (anhídrido carbónico CO2, metano CH4 y óxidos de nitrógeno NOx) que son llamados de “efecto invernadero” porque impiden que la tierra devuelva el calor que debiera. Así, la atmósfera se vuelve más caliente. Dichos gases son emitidos por los autos, aviones, fábricas y otras instalaciones de las empresas.

Eso da ganancias al gran capital, que prefiere ganar más dinero aunque eso lleve a la extinción de la humanidad. El calentamiento causa el derretimiento de los cascos polares y de la nieve de las cordilleras, lo que produce afectación a la flora y fauna. La nieve de las cordilleras, con su derretimiento natural, nutre subterráneamente manantiales que desembocan en ríos. Por el derretimiento acelerado de los nevados están desapareciendo manantiales y los ríos son cada vez menos caudalosos; esto es un ataque a la flora, a la fauna, a la población humana, a la agricultura y a la ganadería. Además, sube el nivel de los océanos, provoca huracanes, inundaciones, sequías. Los inviernos son más fríos, los veranos más cálidos. En la reunión COP21, en París, donde debía acordarse la rebaja de la emisión de gases, no se acordó nada, solo buenos deseos.

  1. Minería a cielo abierto. Antes se hallaba una veta, se extraía el metal, se fundía y usaba, no dañaba a nadie. Luego se usó el mercurio que es nocivo. Ahora ya no hay vetas, explosionan cuatro toneladas de roca y lavan la arena resultante con mucha agua con cianuro para obtener un gramo de oro. El agua es inutilizada para el consumo humano, para la agricultura y la ganadería. Esto es malo en cualquier parte y es criminal en las cabeceras de cuenca, de donde baja el agua subterráneamente para brotar en muchos manantiales a diferentes alturas y formar ríos. Ese es el caso de las amenazas del proyecto minero Conga en el Perú y en Kimsacocha en Ecuador.
  2. Extracción de hidrocarburos (petróleo y gas). Envenenan las aguas, como sucede en la Amazonía peruana donde poblaciones selváticas se quedan sin peces, además de sus efectos en el calentamiento global.
  3. Deforestación. Para la extracción de madera o hacer plantaciones.

Es un ataque a toda la humanidad, pues los árboles absorben el anhídrido carbónico, gas de efecto invernadero. Además, es un ataque a la flora y la fauna de selvas y bosques.

  1. Agroindustria. Mata el suelo cultivable debido al monocultivo, en lugar de la rotación de cultivos (un año una especie y al año siguiente otra) y los cultivos asociados (varias especies en una parcela) imitando a la naturaleza y conservando la fertilidad practicadas por la agricultura familiar. Además, la agroindustria usa agroquímicos en abundancia: fertilizantes, insecticidas, herbicidas. Esto asesina la biodiversidad y envenena a los trabajadores y al vecindario de la zona. Así se está depredando gran parte de Argentina, Brasil, Paraguay y otros países, para cultivar biocombustibles (alimentos para autos): caña de azúcar, soya transgénica, palma aceitera, etc. La agroindustria de alimentos produce otro ataque a la humanidad: Cultiva transgénicos, OGM (organismos genéticamente modificados) cuya inocuidad no ha sido comprobada. Uno de sus objetivos es que los alimentos puedan ser transportados a grandes distancias sin podrirse. Los alimentos se trasladan antes de madurar y se los hace madurar artificialmente. Construyen vías rápidas de comunicación, lo que malogra el medio ambiente y daña a las poblaciones.

El transporte terrestre o aéreo al usar mucho combustible malogra el medio ambiente y contribuye al calentamiento global.


Imagen 4. http://www.galeon.com/

  1. Fracking. Los adelantos de la ciencia y la técnica no están al servicio de la humanidad, son pagados por el gran capital para aumentar su ganancia, atacando más al medio ambiente. Es el caso de la fracturación hidráulica. Consiste en inyectar agua con sustancias químicas a las aguas subterráneas para extraer gas y petróleo. Debe perforarse como promedio 2 500 metros verticalmente y otro tanto horizontalmente.

Esto contamina aguas subterráneas que han de ser bebidas por mucha gente. Además, provoca sismos. Una de las principales víctimas es la población de EE UU.

  1. Otros ataques:

Hay infinidad de ataques, cada día aumenta su número y su peligrosidad, mencionemos algunos: Extracción de petróleo submarino que envenenó el golfo de México. La prospección de ese petróleo que mata delfines con el ruido. La formación de islas de plástico más grandes que Francia en el océano. Contaminación de los arrecifes de coral que mata también a otras especies marinas. El envenenamiento del mar. La energía atómica “para fines pacíficos” que produjo la tragedia de Fukushima. La geoingeniería, que es la manipulación del clima. La nanotecnología que manipula los átomos.

Ataques directos a la humanidad

Hacen guerras como en Irak, Afganistán y Libia para oprimir más a esos pueblos y favorecer a compañías que fabrican armas. En África provocan guerras internas apoyando a jefes guerreristas al servicio de un país imperial o de una empresa.

Extinción de la humanidad o del gobierno de las empresas transnacionales

Como el objetivo del gran capital es obtener más ganancias, y para ello ataca en forma creciente a la naturaleza, produciendo la extinción de especies vegetales y animales, dentro de menos de un siglo, también la especie humana se extinguirá. Afortunadamente hay otra posibilidad: que la colectividad humana en su conjunto desplace el gobierno del mundo por las grandes empresas y sea ella quien se autogobierne. A esto llamamos la construcción de otro mundo posible.

Construyamos otro mundo

Desde que comenzó la opresión y la desigualdad hubo rebelión contra ellas. Espartaco o Túpac Amaru son muestras de ello. A veces el enemigo, tácticamente, retrocede. Otras veces se apodera de nuestras consignas y las distorsiona. Hemos mostrado que la burguesía se apropió de la rebelión popular contra la monarquía y en nombre del pueblo instauró la república del capital y la llamó “democracia”. La fuerza de los de arriba es que tienen en sus manos el estado, el gobierno, con todo el aparato represivo. La fuerza de los actuales opresores es el dinero, con el que compran todo: gobierno, parlamento, poder judicial, fiscales, policía, ejército y medios de comunicación.

La fuerza de los de abajo es que somos más. Si nos organizamos y unimos, triunfaremos. Aprendamos de las luchas del pasado ¿Por qué fueron derrotadas? Muchas de ellas triunfaron, pero luego los burócratas se apoderaron del triunfo para erigirse en nuevos opresores. Rusia, China o Vietnam, donde el pueblo pobre triunfó, por la degeneración de los dirigentes ahora son países capitalistas, los nuevos capitalistas son los anteriores dirigentes. Eso nos enseña que la fuerza que triunfó, la colectividad, debe gobernarse a sí misma, no debe entregar su triunfo a un dirigente o un grupo. Eso lo aprendieron muy bien los indígenas zapatistas, que aplican los principios de “mandar obedeciendo”. La que manda es la Asamblea, los elegidos para cumplir funciones obedecen.

No eligen una persona, sino un grupo de hombres y mujeres. Luego lo reemplazan por otro grupo, no hay reelección. Ningún elegido gana un solo centavo pues si le pagaran se esforzaría para que le paguen más.


Imagen 5. http://www.cric-colombia.org

Debemos aprender de las luchas del pasado y del presente, nos enseñan mucho, pero no debemos copiarlas, pues cada época es diferente, cada país también, como lo son las regiones en cada país (Por esa razón los zapatistas nos dicen: “¡Por favor, no nos copien!”). Hay generalidades válidas, por ejemplo, que el capitalismo gobernante no va a permitir que el pueblo oprimido llegue al poder por medio de elecciones. Dejan que participe en las elecciones, muestran eso como señal de que las elecciones son democráticas, permiten que una minoría de izquierda llegue al parlamento, pero por supuesto tienen la garantía de que el poder ejecutivo y la mayoría parlamentaria estén en manos de ellos.

A veces, cuando ven el peligro de insurrección, permiten que lleguen gobiernos “progresistas”, que recortan algunos privilegios del gran capital, pero mantienen lo fundamental del sistema. Luego, como no se puede hacer una revolución a medias y el capital les sabotea, estos gobiernos se desprestigian y vuelven los representantes del gran capital, como sucedió en Argentina, está a mitad de camino en Venezuela y también sucederá en Ecuador y Bolivia.

Esto no significa que no debemos participar en elecciones, a veces es correcto hacerlo, aprovechar las expectativas populares de escuchar planteamientos políticos. Precisamente debemos aprovechar la campaña para decir la verdad sobre cómo debiera estar organizada la sociedad.

Mostrar que la economía está al servicio de las grandes empresas y cómo debiera organizarse en beneficio de la población. Que el orden público no debe estar en manos de la policía corrupta y sirviente de las transnacionales, sino debe estar constituida por miembros elegidos desde abajo y revocables por el pueblo, lo mismo que los jueces y los fiscales. Que las empresas gobernantes no van a permitir que el pueblo oprimido tome el poder en sus manos y que sólo la lucha de los de abajo cambiará la situación.

Pongo como ejemplo algo que hice cuando fui candidato a la Asamblea Constituyente: Había un espacio de TV gratuito para los candidatos. Me tocó ir luego de que el gobierno ordenó un alza de precios en los productos de primera necesidad y la central obrera decretó una paralización de protesta. En la TV denuncié la actitud del gobierno y me pregunté “¿Cómo combatir ese ataque? ¿Votando por mí? ¡No! ¡Esto no se arregla con las elecciones, se confronta con la lucha social! ¡Voten por cualquiera pero todos debemos estar como un solo puño en el paro para hacer que sea exitoso!”. A las pocas horas me apresaron y en un avión militar me enviaron junto a otros luchadores a un cuartel antisubversivo en Argentina. Fui el candidato de la izquierda más votado.

Si no usamos la campaña para señalar que solamente la lucha social cambiará al país, le hacemos juego al engaño de los poderosos, nos convertimos en “la izquierda que la derecha necesita”. Ahora en Latinoamérica las luchas populares son principalmente contra el extractivismo como economía impuesta por las grandes empresas. Otras son contra el asesinato de combatientes y contra la criminalización de la protesta.

Hay desafíos a los gobiernos impuestos por el gran capital: en Guerrero, México, la policía comunitaria armada. En el Cauca, Colombia, la Guardia Indígena, en el norte peruano las rondas campesinas. En Cherán, México, han sido expulsados los partidos políticos del sistema y la población elije al Concejo Mayor de Gobierno Comunal, compuesto por 12 personas; ellos nombran la policía municipal que cuida del orden público y vigila el ingreso al municipio. En los momentos que escribo esto, el pueblo de Haití está en las calles exigiendo la salida del presidente, entre las fuerzas represivas están las tropas enviadas por los gobiernos “progresistas” de Bolivia y Ecuador. En Perú trabajamos para que las luchas se enlacen entre sí, comenzando por regiones, por un objetivo común como las luchas anti-mineras. Esperamos que logren coordinarse a nivel nacional.

Por otra parte, está bien enlazarnos internacionalmente entre activistas como lo estamos haciendo en Pueblos en Camino. Aprendemos y enseñamos mutuamente. No debemos desdeñar a quienes no participan en estas luchas pero trabajan por construir otra sociedad contra las imposiciones del gran capital: Quienes cultivan productos alimenticios ecológicos y coordinan con organizaciones de consumidores. Practicantes de medicina alternativa contra la imposición de los grandes laboratorios. Practicantes de la educación alternativa. Los “custodios de semillas” que en rechazo a las semillas transgénicas y a la privatización de las semillas, coleccionan diversas variedades de distintas especies, las canjean, las distribuyen y las difunden. Quienes crean monedas locales para el intercambio de bienes y servicios y no para atesorar.

(El Túmin es una moneda local alternativa creada el 2010 en el estado mexicano de Veracruz basada en el sistema de trueque y que no cuenta con respaldo del Banco de México. Se sustenta en el truque y el valor sobre los artículos o servicios lo otorgan los productores y no un banco central).

Los obreros que toman la fábrica en sus manos y distribuyen las ganancias entre todos ellos, tienen el apoyo de la sociedad que les rodea y ellos también la apoyan.

Como dicen los zapatistas:

“No se trata de tomar el poder, sino de construirlo”

 

Cómo citar este artículo:

BLANCO GALDÓS, Hugo, (2018) “Construyendo un mundo nuevo”, Pacarina del Sur [En línea], año 9, núm. 36, julio-septiembre, 2018. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Viernes, 29 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1641&catid=15