El 68 más 50. En el marco de la transparencia

Pancho Navarrete González

 

Recién, de una conversación que inicié por teléfono para saber de la salud y de cómo se encontraban las aventuras de mi querido amigo Ricardo Melgar, director y creador de la Pacarina del Sur, me sugirió que escribiera sobre el movimiento estudiantil de 1968 para el siguiente número de esta revista; sugerencia que despertó la pluma que tenía dormida; sin malos pensamientos, o segundas interpretaciones. Ricardo, con su generosidad siempre oportuna, me lisonjeo hace años por un escrito que realice sobre mi madre, en el marco de una narración de Peter Hankle, donde me descubrió como escritor, cosa que le agradezco, más aun, por dejarme aparecer en una publicación de gentes que tienen oficio.

Le pedí, que me reservara, el poder realmente realizarlo, primero por mis incapacidades, y después por lo grande del tema, ya que se trata de revisar los últimos 50 años, que han sido de la fregada, para unos pensadores románticos que fuimos -¿somos?-, quienes pensábamos que las cosas iban a ser más sencillas en el fin del capitalismo; estertores de muerte del neoliberalismo, los cuales apostábamos, muy ciertos de que eran inminentes.

Asimismo le solté que intentaría hacer un corte trasversal, cosa que se me ocurrió de una afortunada plática que tuve con el enciclopédico Guillermo de Tovar y de Teresa, poco antes de que partiera a donde ya solo en sueños lo alcanzamos. ¿Corte transversal, por pensar que habría que decir algo que aún ha dejado de decirse o de mencionarse, por pensar banal, insignificante o sencillamente vacío de significado para los que se apropiaron del evento, siendo los únicos autorizados a mencionarlo con “propiedad” o “conocimiento de causa?” De la forma que se apropiaron de las revoluciones o de los movimientos sociales algunos cuantos vivos, que pensaron que la inclemente rueda de la historia mencionada por Carlitos Marx, sólo servía para moler carne de los trabajadores.

En el intento de lograr la difícil tarea encomendada por el amigo, producto de una lealtad a la apreciada amistad y a la persona, además de a las “causas más nobles de lo humano”, donde ha sido el esfuerzo por permanecer, a pesar de las dificultades de vivir en los resquicios de la marginalidad, dado que los estertores de la muerte del neoliberalismo, junto con el fin de la historia, nos volvió incapaces por las diferencias de tiempos de vida, robándonos nuestra digna jubilación y pasando nuestros ahorros de trabajador institucional a las canibalescas afores, acunadas en Latinoamérica en el Chile de Pinochet. Sin que se vuelva a pensar en los albures o malos pensamientos.


Imagen 1. www.reporteindigo.com

Así me sorprendo por ubicarme por la anterior referencia ya en  1973, cuando estaba ya en camino mi segunda hija, de nombre Trilce (nombre de un poemario de Cesar Vallejo, nunca antes usado como nombre de persona) y como profesor de la aventura del CCH, donde hicimos y utilizábamos una antología de textos memorables como los de Karel Kosik, Lucien Golman,  Markus…, y otros más que ayudaban a aproximarse al pensamiento del cambio…demoliendo inclementemente al capitalismo, esto es, después del despertar que nos ubicó frontalmente como opositores al régimen opositor del ´68, antología en donde participaron algunos presos políticos del ´68, memorables en su factura o producción como Federico Emeri Ulloa, Carlos (Napoleón) Arango, Francisco González García, y otros ilustres que me olvido. Simon and Garkanfulkel´s era el marco contra el pensamiento dominante desde el exterior (USA), con la rola de la Señora Robinson,  donde el graduado, interpretado por Dustin Hofman, en 1967, mostraba la resistencia de la juventud ante la imposición del modelo de pensamiento consumista capitalista, así igual encontramos a Cat Stevens, con letras apropiadas en contra del imperialismo yanqui, de las cuales Trump diría que son fake news.

Mientras tanto florecían en México la música de protesta con peñas que se mantenían a pesar de la modas impuestas por Televisa, así el Sapo cantor; la del hijo de Alaide Foppa, la de Amilcar y Margarita y muchas otras, daban la opción del canto que protestaba con cantores populares como Oscar Chávez, Amparo Ochoa, Gabino Palomares… y tantos otros que repetían a Violeta Parra y su hermano, a Carlos Puebla, a Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Chico Buarque, que si bien acompañaron con la guitarra a Chavela Vargas o a Alfredo Zitarrosa, como Mario Sebastián y Manuel Guarneros, hijo del dueño de la imprenta donde se fraguo y mantuvo la revista Política, dirigida por Manuel Marcue Pardinas. Encuentro del pensamiento de oposición encontrando causas para fluir con su pensamiento de oposición, junto con la revista Rino posterior, que dirigió Carlos Perzabal, otro sobrino del ingeniero Marcue.

Todo consistió en salir a la calle y protestar, y conseguir identidad con miles que protestaban igual que nosotros… la matanza de 1968, por supuesto nos aterrorizó y nos guardó escondidos por temor a la muerte que conocimos de carne y hueso en Tlatelolco el 2 de octubre y que sabíamos de su existencia, en la existencia de un Estado que quería su permanencia sin cuestionamientos y menos manifestaciones multitudinarias. El miedo sin desaparecer, nos permitió la imprudencia de marchar y volver a protestar por la libertad de los presos políticos el 10 de junio de 1971 para terminar enfrentándonos a los halcones, grupo paramilitar que reprimió la marcha con los costos que nunca se contabilizaron de muertos y heridos.

En este contexto ya se organizaba el CENAO, el origen del PMT, Partido Mexicano de los Trabajadores, que Heberto Castillo lideró junto con Valentín Campa  y Demetrio Vallejo, donde nos agrupamos algunos de los que el PCM, Partido Comunista Mexicano rechazaba por indisciplinados a las doctrinas de Stalin, como el Búho; Eduardo Valle …. Y muchos otros que los dictados y políticas del Kremlin no nos satisfacían o eran completamente ajenas.

Eran los años floridos de la solidaridad latinoamericana del gobierno, donde el exilio de Uruguay, Argentina, Chile, Brasil, precedido del de Guatemala, incluso del exilio de España, alimento el pensamiento opositor mexicano contra los imperialismos, así como nutrió a las universidades con docentes de la talla de Adolfo Sánchez Vázquez,  Luis Villoro, entre otros, y de procedencia latinoamericana, Ruy Mauro Marini, Vania Vanbirra, Theotonio dos Santos, Rafael Menjivar, René Zavaleta, Marcelo Quiroga Santa Cruz, Orlando Caputo, Ricardo Melgar Bao… entre otros.

El espacio, entre otros, que Luis Echeverría en su mandato, brindó y dejó como lugar de trabajo a parte de los presos políticos del ´68, fueron algunas de  las universidades, que como campo de cultivo de la enseñanza del marxismo, desde el bachillerato en el CCH de la UNAM hasta las universidades de los estados como la Autónoma de Guerrero, de Sinaloa,  de Chapingo, de Baja California, de Puebla, consintió el gobierno bajo la férrea vigilancia de Gutiérrez Barrios, secretario de Gobernación. Desde donde salieron y se nutrieron innumerables organizaciones en contra del sistema, aceptando la opción de ONG’s o cualquier forma que las deje funcionar legalmente, sin temor a las limitaciones de la institucionalidad de estar fuera del sistema.

En ese mismo contexto es que el movimiento guerrillero florece  primero en Chihuahua, después en Guerrero y otros espacios con la liga 23 de septiembre y la represión mediante el ejército se vuelven bajo la guerra de baja intensidad y el control espacial,  el germen de la alianza del gobierno con el narcotráfico, que institucionaliza espacios físicos de la nación para producir y distribuir la producción de mariguana y cocaína;  goma de amapola para consumo de los Estados Unidos de América.

La desgracia del aparato del estado se comienza a a producir con el desmoronamiento de acuerdos de los diferentes grupos que controlan el tráfico y la producción de enervantes, así como la crisis del modelo impuesto de control desde Estados Unidos, que necesita la libre circulación de armamento y circulación y proliferación del consumo en México. Esto coincide con el inauguración del TLC-NAFTA tratado de libre comercio, que se atora con el levantamiento zapatista del EZLN en 1994, en pleno ejercicio del programa neoliberal liderado por el presidente Carlos Salinas de Gortari.

En todo ese proceso de 50 años, se desarrollan en presencia instituciones autónomas que pretenden su existencia a pesar de las imposiciones estatales, así como buscando la legitimidad por sus trabajos en procuración de la justicia y los derechos humanos. Así comienzan a proliferar organizaciones que buscan defender a las personas de las injusticias y defenderlas del aparato del Estado, conscientes de que están contra corriente y con pocas posibilidades de lograr sus objetivos.

Por eso titulamos la participación como los ‘68 más 50 años de injusticia y falta de respeto a los derechos humanos y falta de transparencia, que comienza existir con instituciones apenas recientemente, todo lo anterior como un proceso que desencadenaron los movimientos de 1968 durante los últimos 50 años, no poca cosa.


Imagen 2. http://pecime.com.mx

 

Cómo citar este artículo:

NAVARRETE GONZÁLEZ, Pancho, (2018) “El 68 más 50. En el marco de la transparencia”, Pacarina del Sur [En línea], año 10, núm. 37, octubre-diciembre, 2018. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Jueves, 28 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=1690&catid=15