Notas para una historia de la medicina occidental y la población indígena en el Perú [1]

Notes for a history of Western medicine and indigenous people in Peru

Notas sobre a história da medicina ocidental e os povos indígenas no Peru

Gustavo Aliaga Rodríguez [2]

RECIBIDO: 12-12-2013 ACEPTADO: 30-12-2013

 

“Las Indias sin indios no vale nada”[3]

Poco después de la fundación de Lima (1535), el conquistador Francisco Pizarro crea el primer servicio o Casa Enfermería (1538) ubicada en la calle la Rinconada de Santo Domingo, dirigido a las personas de bajos recursos.Este servicio tomaría el nombre de Hospital San Andrés (1551) para la atención de españoles y criollos convirtiéndose en el primer hospital de Sudamérica.(Olaechea, 1933)

En 1541, el Rey Carlos V expide una Cédula Real que ordena la fundación de hospitales en pueblos de españoles y de indios; así mismo prohíbe que los indios de tierras frías sean llevados a las tierras calientes y viceversa porque la diferencia de climas es perjudicial para su salud y su vida. (Bustios, 2002: 86)

Fray Jerónimo de Loayza,primer Arzobispo de Lima, fundó el Real Hospital de Nuestra Señora de Santa Ana (1549) para la atención de la población indígena, le seguirán; el Hospital de Santa María de la Caridad (1563) dirigido a las mujeres pobres; el Hospital de Niños Huérfanos y Expósitos (1598); el Hospital San Bartolomé (1646) para personas negras y el Hospital de Santo Toribio del Cercado (1648) también para indígenas que se fusionaría, en 1650, con el de Santa Ana. (Turza, 2001)

La fundación de estos y otros centros hospitalarios no obedecía solo a razones paternalistas y humanitarias; sobre todo, fueron razones económicas y políticas. La significativa pérdida de la fuerza de trabajo indígena por las secuelas de la conquista (guerras, enfermedades, esclavitud, masacres, explotación y hambruna) perjudicó los intereses de los conquistadores y de la Corona Española, que se vieron en la necesidad de reemplazarlos, por lo menos en las haciendas costeñas, con esclavos traídos del África.

Los hospitales además de ser espacios obligatorios de conversión cristiana, eran auténticos “instrumentos de control social, ideológico e incluso político” (Campos, 2001: 598).Cumplieron una función de acuerdo a las necesidades de consolidación política y económica del nuevo régimen, comparable a la de otras instituciones españolas como las encomiendas, instituidas en 1503,cuyos abusos fueron denunciados por algunos frailes dominicos.[4]

El fin de control social por parte de los hospitales descalifica sus estrategias en la salud (uso de la lengua nativa, asistencia de curadores indígenas, tratamiento con yerbas medicinales, etc.) de “adecuaciones interculturales” porque el término de interculturalidad en el sentido político-social implica conceptos, definiciones y discursos que se concretan en la ética y en las ideas de ciudadana de la sociedad post moderna; sin embargo, como extensión dilatada del uso se ha impuesto bajo el nombre de interculturalidad “de hecho”.

Tanto en el Real Hospital de Santa Ana para la población indígena como en el de San Bartolomé para los esclavos negros y horros, las comidas se preparaban respetando los hábitos y las costumbres de los pacientes; para los indígenas predominaban los productos autóctonos (maíz, quinua y papas) y para la gente de color, las carnes y las legumbres.[5]

Frontis actual del otrora Hospital San Andrés ubicadoen el Jirón Huallaga846. En el lado derecho superior se muestra la capilla y en el inferior el patio utilizado como loquería. Perú, Arte, Patrimonio. San Andrés: Historia antigua y recién del primer hospital peruano.
Frontis actual del otrora Hospital San Andrés ubicadoen el Jirón Huallaga846. En el lado derecho superior se muestra la capilla y en el inferior el patio utilizado como loquería. Perú, Arte, Patrimonio. San Andrés: Historia antigua y recién del primer hospital peruano.
http://patrimoniando.blogspot.mx/2011/07/san-andres-historia-antigua-y-recien.html

Otras ciudades importantes del Virreinato del Perú fundaron sendos hospitales: en Trujillo, el hospital SanSebastián en 1551 (de la orden juandediana); en el Cuzco, el hospital de San Lázaro en 1555, el de Nuestra Señora de los Remedios en 1556 y el del Espíritu Santo en 1581; el de Huamanga en 1556 y el de Arequipa en 1559.[6]

El hospital en la sociedad colonial era una institución de asistencia a los pobres; pero al mismo tiempo, de separación y exclusión. Hasta el siglo XVIII, el paciente del hospital no era el enfermo al que se debía de curar sino el pobre, el desvalido o el indefenso que por su condición de enfermo se convertía en un “instrumento” de purificación para quien lo cuidaba y para la institución.

El pobre, como tal, necesitaba asistencia material, recibir consuelo, auxilio y los últimos sacramentos; además, como portador de enfermedades y propagador de éstas debía ser separado y excluido porque era peligroso. El personal hospitalario (religioso o laico) no estaba orientado a curar al enfermo sino a conseguir su propia salvación, a través de la caridad y la misericordia. La institución salvaba el alma del pobre solo en el momento de la muerte. (Foucault, 1978: 22)

 

La oficialización de la medicina occidental

Junto con Francisco Pizarro y Diego de Almagro, llegaron al Perú dos hábiles cirujanos, Jerónimo Enríquez y Bachiller Marín muy “hábiles para las heridas” y con mucha “gracia para curar”. (Cabieses, 1982: 240-1).

En 1537, don Hernando de Sepúlveda, arquiatra de Pizarro, fue nombrado protomédico sustituto por el cabildo de Lima. El primer protomédico peruano fue don Francisco Bermejo y Roldán, natural de Lima, en 1692. (Zavala, 2010: 152)

En 1570, se instituyó en Lima el Real Tribunal del Protomedicato que tenía por finalidad “garantizar el correcto ejercicio de la medicina [otorgaba el título de médico], el funcionamiento de boticas, combatir el empirismo, clasificar las plantas y hierbas medicinales, escribir la historia natural del Perú y absolver consultas del gobierno sobre el clima, enfermedades existentes, higiene y salud pública en general.” (MINSA, 2013)

Entre 1572 y 1574, el virrey Francisco de Toledo dictó algunas ordenanzas sobre higiene y salud pública: los alcaldes debían cuidar la limpieza de las calles y de las casas, se castigaba al indio o india que vendía a sus hijas para mancebas, los indios debían dormir en barbacoas, aquel indio que se encuentre enfermo todo el año o la mayor parte de él quedaba exonerado del tributo con cargo a la caja comunal y que se cobre a los indios un tomín de plata para el hospital. (Jaramillo, 1928: 100)[7]

El nivel de la medicina prehispánica fue similar al de la española que vino con la conquista, ambas tenían un efecto placebo en sus prácticas curativas; pero la medicina aborigen contaba con una mayor provisión de plantas medicinales. (Alarcón, [et al], 2006)

A pesar de que las plantas nativas fueron aprovechadas por los españoles para restablecer su salud y, muchas de ellas, llevadas a España como el caso de la quinina, los hospitales fundados en el Perú no emplearon curadores nativos; por lo menos, oficialmente como sí ocurrió en el virreinato de México, donde se dio una plena y abierta participación de los médicos indígenas en los hospitales para indios.

Fray Alonso de Molina, el estudioso de la lengua náhualt del siglo XVI, señala en sus ordenanzas traducidas del latín por León-Portilla:

Y se necesita que sean preguntados los sabios verdaderos, los que experimentalmente conocen las yerbas, no los embaucadores, los que miran [adivina] en el agua, aquellos que son servidores del demonio. Pero un muy gran servicio de los cofrades será que hagan entrar al hospital a los titici médicos, pero que entren los que son tlamantinime, sabios verdaderos […] Sólo estos allá vivirán [en el hospital] los que son sabios verdaderos, los que conocen por experiencia las yerbas…. (León-Portilla, 1990: 223)

En los escritos sobre medicina virreinal del médico e historiador peruano Juan B. Lastres se cita el libro “Milicia Indiana” (1599) del Capitán español Bernardo de Vargas Machuca, donde se hace referencia al empleo de la experiencia de los indios herbolarios en los ejércitos españoles junto con la de los cirujanos españoles, para curar las heridas y envenenamientos de los soldados. (Lastres, 1981: 82)

En la sociedad virreinal del siglo XVI, el acceso a la carrera medica estaba reservado para quienes podían demostrar su “limpieza de sangre”; es decir, ser español o descendiente legítimo de españoles por ambas líneas; en cambio, la labor quirúrgica la cual no era muy bien considerada recaía entre los mestizos y pardos, entre los que destacaron los cirujanos mulatos José Manuel Valdés, José Manuel Dávalos y José María Moreno.[8]

El curanderismo indígena se desarrolló de manera paralela y secreta al de la medicina oficial española, sobre todo, en la población aborigen donde tenía arraigo. Estas prácticas, basadas en concepciones mágico-religiosas, fueron combatidas por el clero y el poder político, a través de feroces persecuciones. (Alarcón, G. [et al], 2006: 49)

En 1621, el jesuita Pablo Joseph de Arriaga publicó un estudio sobre la extirpación de idolatrías entre los indígenas del Perú, condenando el alcoholismo, la danza, los sacrificios en los rituales y el curanderismo: “los Indios Hechiceros, ministros de Idolatría, por ningún modo curarán a los enfermos; por quanto la experiencia ha ensenado, que cuando curan hacen idolatrar porque conocen las virtudes de las yerbas, examinará el Cura de este pueblo el modo con que curan sea ageno a toda superstición.” (Arriaga, 1920: 38)

La persecución de idolatrías no diferenció la relación que existía en el mundo andino entre medicina y religión, algunos curadores y curadoras fueron acusados y ejecutados por brujería y hechicería, perdiéndose una invalorable gama de saberes y procedimientos diagnósticos y curativos.

La medicina indígena prohibida y secreta fue invadida, poco a poco, por los elementos mágicos del África y de la religión cristiana, de este sincretismo cultural, nació una medicina que tuvo que adaptarsecon una realidad basada en la represión y luego durante la república tuvo que convivir bajo eldominio del modelo médico hegemónico.

La medicina española de la conquista mantenía la influencia hipocrática, galénica y árabe. Los textos médicos que circulaban durante el siglo XVI en la reciente fundada ciudad de Lima fueron la Articella de Galeno, el Canon de Avicena, los escritos de Albucasis y el NonusAlmansoris de Razés. (Cabieses, 1982: 242)

Fue esta misma medicina la que se enseñaba en las escuelas prácticas de los Hospitales Mayores y la que empezó a enseñarse en la Universidad de San Marcos que había sido fundada en 1551 gracias a la iniciativa de las autoridades de la colonia y de los frailes dominicos.[9]

La educación universitaria se caracterizó por ser profundamente conservadora y religiosa llena de prejuicios, sofismas y preocupaciones metafísicas; dado su carácter escolástico, la educación médica quedó anclada e incapacitada de absorber y difundir los adelantos que se iban sucediendo en Europa. (Diaz, 1996: 18)

La condición escolástica se mantuvo hasta fines del siglo XVIII, cuando Hipólito Unanue y Pavón inició una auténtica reforma y modernización de la educación médica con la creación del Anfiteatro Anatómico (1792) y de las Conferencias Clínicas (1794); más tarde, con el apoyo del virrey Fernando de Abascal se inauguró oficialmenteel Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Fernando (1811)que reunió a ambos gremios de profesionales (médicos y cirujanos). La primera sede del Colegio estuvo junto al antiguo Hospital de San Andrés. (Salaverry, 2006: 123)[10]

Estatua deDon Hipólito Unanue en la entrada de la Facultad de Medicinade la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Estatua deDon Hipólito Unanue en la entrada de la Facultad de Medicinade la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
http://www.unmsm.edu.pe/?id=1311

Suprimido el Protomedicato en 1848 por el gobierno de Ramón Castilla y reemplazado por la Junta Directiva de la Facultad de Medicina, el doctor Cayetano Heredia, director del Colegio Médico, inicia una profunda reforma institucional que va a dar lugar a la fundación de la actual Facultad de Medicina de San Fernando (1856) convirtiéndose en su primer decano. (Salaverry, 2001: 251)[11]

 

Modelos de la salud pública

Mientras el ejercicio médico estuvo en manos de quienes profesaban las ideas religiosas, mágicas y empíricas conservó su visión integradora y holística, cuando pasó a manos de quienes profesaban el método científico se logró entender algunas constantes verificables, controlables y predecibles de la biología y fisiología humana; pero “se perdió al enfermo mismo al centrar la atención en los órganos y los tejidos […] la comprensión de las relaciones interpersonales, la consideración del hombre detrás del caso clínico y del caso clínico en función del hombre.” (Seguín, 1988: 17)

Este cambio de paradigma se inicia en la segunda mitad del siglo XIX con los grandes descubrimientos científicosque reforzarían el modelo biologista en las ciencias médicas en detrimento del sociobiológico; en nuestro país, este cambio se acentuó durante el paso al siglo XX, tras el fatídico episodio de la Guerra con Chile y la necesidad de reconstruir el estado peruano.[12]

En 1903, se creó la Dirección de Salubridad adscrita al Ministerio de Fomento para contrarrestar las consecuencias de diversas epidemias como la peste bubónica que afectaba las principales ciudades de la costa norte del Perú, a los que se sumaba los casos de malaria y tuberculosis en la costa centro y sur, también la presencia del bocio, la uta y las epidemias de tifus y viruela en la sierra, así como los brotes epidémicos de anquilostomiasis y paludismo en la selva.

Frente a este panorama insalubre, el pensamiento médico oficial reprodujo la visión del estado nación de la oligarquía peruana señalando como causa epidémica la “degeneración racial […] y en porción insignificante, está la raza blanca, más o menos acriollada, pero un tanto impotente para hacer valer su superioridad étnica y su evidente aptitud para las funciones del modelamiento nacional”. (Paz Soldán, 1925. Citado por Mendoza [et al], 1999: 56)

La presencia de las epidemias mostraron la ineficiencia del aparato sanitario, las condiciones insanas y precarias de las ciudades y la tendencia de culpar a los más pobres y excluidos como los responsables de las enfermedades. (Cueto, 2000: 18)

El racismo científico y la eugenesia europea fue aceptada casi sin reticencias por los mismos profesionales de la salud que, en 1927, fundaron el Instituto de Medicina Social (IMS). El IMS reorientó la mentalidad del médico peruano hacia la prevención de las enfermedades y el ejercicio de las leyes sanitarias en el país.[13]

Campesinos indígenas del Cuzco (1929). Fotografía de Martín Chambi.
Campesinos indígenas del Cuzco (1929). Fotografía de Martín Chambi.
http://www.elangelcaido.org/fotografos/chambi/achambi06.html

Las campañas de vacunación han sido, en mayor número, rechazadas por la población y especialmente por las comunidades indígenas. Las razones no solo fueron culturales, había el temor a los efectos secundarios (incapacidad temporal), y a la aplicación de medidas sanitarias extremas, como la incineración o el uso de la fuerza para aplicar la vacuna.

 

La experiencia pionera del rijcharismo

En 1933, la ciudad de Puno fue el escenario de la primera experiencia en articular la medicina indígena con los métodos de la salud pública occidentales en el Perú. Este cambio cualitativo en la práctica de la salud rural se desarrolló en un contexto social de relativa paz entre los hacendados y las comunidades indígenas, la presencia de los adventistas argentinos y norteamericanos en el altiplano peruano y el indigenismo que alentó la revaloración de las culturas prehispánicas y fortaleció un nacionalismo regional y étnico en el Perú provinciano. (Cueto, 2000: 96)[14]

Este movimiento sociosanitario conocido como Rijcharismo se fundamentó en la promoción de la higiene, el respeto a los patrones culturales quechua y aymara, en la participación comunitaria y el compromiso con los curadores, parteras y líderes de las comunidades indígenas.[15]

El reconocimiento a la importante labor que venían cumpliendo los curanderos y herbolarios permitió su inclusión en la praxis sanitaria. El respeto a las creencias indígenas exigió el uso de explicaciones mágicas para aceptar la vacunación antivariólica, como que la vacuna era el remedio contra todos los males; asimismo, el uso de hierbas y emplastos para tratar algunas enfermedades y lesiones.

Manuel Núñez Butrón, fundador y líder del rijcharismo, fue originario de Puno (Samán, provincia de Azángaro); desde su niñez hasta su juventud, experimentó un profundo problema de identidad, para los indígenas era un misti y para los blancos era un indio. (Núñez, 1935: 13)

El cierre temporal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1921 y el financiamiento del comerciante italiano Serafín Firpo le dieron la oportunidad de estudiar medicina en Barcelona (España), donde permanecería por cinco años (1921-1925).

La sanidad europea en la que se educó Núñez Butrón pasaba por un momento de renovación. La Revolución Socialista en Rusia (1917) y el aporte teórico de Alfred Grotjahn en la Medicina Social de Alemania (1924) revaloraron los conceptos sociales como los determinantes de la salud colectiva y la adopción de nuevos términos sanitarios como promoción y comunidad. (Bustios, 2002: 258-9)

El Dr. Manuel Núñez Butrón en una campaña sanitaria contra la sífilis utilizando Salvarsan.
El Dr. Manuel Núñez Butrón en una campaña sanitaria contra la sífilis utilizando Salvarsan. Comité de Educación Médica Continua, Consejo Nacional y Colegio Médico del Perú. Dr. Manuel Núñez Butrón. Pionero de la Atención Primaria en el mundo (2011) http://alarv3.wix.com/manuelnunezbutron#!profesion/albumphotos20011=12

El objetivo de las brigadas rijcharista fue “el mejoramiento de la salud física y mental de los indígenas, declarando como enemigos al analfabetismo; al piojo, transmisor del tifus exantemático; al alcohol que bestializa; al papel sellado, elemento de la pleitomanía…” (Frisancho, 2001)

Su sentido de desarrollo, llevó al movimiento a fundar escuelas rurales rijcharys, donde se enseñaba a leer, escribir y diferentes oficios; también se implementaron bibliotecas ambulantes y espectáculos teatrales en lenguaje nativo y al aire libre.[16]

La publicación de 1935 a 1948 de la Revista Runa Soncco reflejó un deseo por integrar la cultura sanitaria andina y la salud pública occidental, a través de un tono político moderado que poco a poco fue haciéndose más crítico, reivindicativo y al final rebelde, hasta despertar la animadversión de los hacendados, abogados, comerciantes y de la propia iglesia católica.[17]

Los grupos de poder (hacendados, gamonales, funcionarios y el clero) se sintieron “atacados” por la educación que recibían los indígenas de parte de los brigadistas rijcharys, porque así perdían su ascendencia sobre ellos y, a su vez, se volvían más hábiles en reclamar sus derechos ante las autoridades.

 La Subprefectura de Juliaca prohibió seguir inaugurando nuevas escuelas rijchary; y a fines de 1937, consiguió descabezar el movimiento sanitarista a través del traslado de Núñez Butrón al departamento de Amazonas, y luego a Huancavelica.

En 1945, después de ocho años de ausencia, Núñez Butrón regresó a Juliaca; gran parte del Rijcharismo se había perdido, pero siguió adelante aunque sin los bríos iniciales. Reeditó la revista Runa Soncco y desde sus páginas continuó defendiendo los aspectos principales de su doctrina sociosanitaria.

El 7 de diciembre de 1952 Manuel Núñez Butrón, conocido como el Hatun Rijchary (El Gran Rijchary), falleció a los 52 años de su edad, víctima de la policitemia y de una complicación pulmonar; poco antes de morir, pidió que fuera enterrado en la ciudad de Arequipa con una inscripción, sobre su tumba, de la brigada rijchary.

El aporte más importante del Rijcharismo fue la creatividad y tenacidad que se plasmó en un nuevo modelo de política sanitaria acorde con la realidad geográfica, social y cultural de sus habitantes, trabajando con los recursos humanos y materiales que se tenían a la mano y no esperando soluciones de afuera.

Si bien el Movimiento Rijchari fue una estrategia sanitaria que se legitimó en el diálogo y la participación entre las diferentes comunidades indígenas, no pudo evitar el uso de medidas autoritarias como: “la ayuda policial para obligar a los indígenas a bañarse en el río y cortarse el pelo y convenció al jefe de la estación de ferrocarriles de Juliaca a exigir un certificado de vacunación antivariólica en la venta de boletos a los pasajeros indígenas” (Cueto, 2000: 124); además, del rol paternalista y casi caudillesco de Núñez Butrón.

Los pilares fundamentales de su doctrina fueron la comunicación en lengua nativa, el conocimiento de las costumbres e idiosincrasia indígenas y la amistad con los herbolarios y curanderos. Estos últimos, fueron los primeros promotores de salud considerados hoy como una experiencia pioneraen la historia de la salud pública a nivel mundial.

La integración de la cultura occidental con la indígena nunca fue del todo completa, la tensión entre las explicaciones científicas y las mágicas persistió; así como el conflicto en la articulación de procedimientos y terapias occidentales y los patrones culturales y la idiosincrasia indígenas.

Núñez Butrón fue consciente de los problemas que no se pudo superar y de las frustraciones ocasionadas por esta experiencia sociosanitaria, en una entrevista concedida a la revista Medicina Socialdice: "No estoy aún satisfecho, mi labor está trunca y apenas si se ha puesto en el camino social de la Medicina Peruana, uno de los muchísimos escalones que hay que recorrer".(La Gran Cruzada Sanitaria(1952): 13)

Para retomar este largo y arduo camino debemos recordar y tener siempre presentes las palabras en quechua con las que el Hatun Rijchari, Manuel Núñez Butrón, solía terminar sus asambleas dominicales en el patio de su casa frente a decenas de personas: "¡Rijchariychis!, ¡Rijcharisun!, ¡Rijcharisunpuni!"[18]



Notas:

[1] Este artículo es una versión ampliada de un trabajo de investigación sobre la política de salud intercultural en el Perú.

[2] Cirujano Dentista por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima-Perú). Ha seguido estudios de Salud Pública en la Escuela Nacional de Salud Pública y en el Instituto de Desarrollo de Recursos Humanos del Ministerio de Salud (MINSA). Esegresado de la Maestría en Políticas Sociales con mención en Gestión de Proyectos Sociales de la UNMSM. Becario por la Red de Macrouniversidades de América Latina y el Caribe en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de la ciudad de México DF. Contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

[3] Un dicho de la corona española durante el siglo XVI, atribuido a un clérigo según Bustios, 2002, p. 85.

[4] Cerca de la navidad de 1511, en la Isla de La Española hoy República Dominicana, el dominico español fray Antonio de Montesinos pronunció su famoso sermón en el que atacaba duramente el sistema de las encomiendas.

[5] Confróntese con los estudios de Rabí, 1999, p. 89 y Rabí, 2001, p. 86

[6] El hospital de San Sebastián de Trujillo es hoy el hospital de Belén. Para mayor detalle confróntese el excelente trabajo de Miguel Rabí, 2006.

[7] El tomín fue el impuesto indígena destinado al sostenimiento de los hospitales.

[8] José Manuel Valdés pudo graduarse de médico gracias a una solicitud del Cabildo de Lima dirigida al rey Carlos IV.

[9] Desde la fundación de la UNMSM, se dictaron de manera irregular cátedras clásicas de medicina que fueron fortalecidas en 1634.

[10] En 1808, Unanue publicó el “Quadro sinóptico…” de las ciencias para la enseñanza en el colegio San Fernando, dejando de lado las cátedras tradicionales, y orientándose a la formación de médicos humanistas. El nombre de San Fernando fue escogido en honor al rey de España Fernando VII de Borbón y al del virrey del Perú José Fernando de Abascal.

[11] El proyecto del reglamento de la Facultad de Medicina de 1856 fueuna obra colectiva en la que participaron jóvenes profesores especializados en Europa gracias a los buenos oficios de Cayetano Heredia, entre ellos, destaca el aporte de José Casimiro Ulloa.

[12] Entre los grandes descubrimientos tenemos la teoría celular de Schleiden y Schwaan (1838), el uso del óxido nitroso como anestésico por Wells (1844), la teoría de la evolución de Darwin y Wallace (1858), Virchow demuestra que toda célula procede de otra anterior (1858), Pasteur refuta la generación espontánea (1864), los reflejos condicionados de Pavlov (1889) y los rayos X por Roentgen (1895).

[13] Carlos Enrique Paz Soldán, primer director del IMS, definió los principios rectores de la institución. Confróntese, Mendoza [et al], 1999: 59 y UNMSM. (1931). Proyecto del Reglamento del Instituto de Medicina Social/Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Emp. Edit. Rímac, 21p. Este último, está en la Biblioteca Nacional del Perú.

[14] Desde 1909, los adventistas recorrieron los pueblos del altiplano peruano-boliviano haciendo de médicos y maestros, combatiendo el alcoholismo y el abuso de la coca y promoviendo la autoestima entre quienes aceptaban su credo.

[15] La palabra "rijcharismo" deriva de la voz quechua rijchariy, que significa "despierta". El término hacía alusión a la condición de “inconsciencia social” que se encontraba el indígena por la falta de educación y de salud básica.

[16] Llegaron a fundarse “por lo menos 12 escuelas directamente ligadas a la organización.” Confróntese Cueto, 2000: 118.

[17] Runa Soncco es voz quechua, significa “corazón de indio” o “aquel que ama a los indios de todo corazón”. Se editaron un total de diez números:cinco en 1935, dos en 1937, y uno en 1945,1946 y 1948.En la actualidad, solo cinco números se conservan en la Biblioteca Nacional del Perú.

[18] "¡Despierten!, ¡Despertemos!, ¡Estemos siempre despiertos!"

 

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Cómo citar este artículo:

ALIAGA RODRÍGUEZ, Gustavo, (2014) “Notas para una historia de la medicina occidental y la población indígena en el Perú”, Pacarina del Sur [En línea], año 5, núm. 18, enero-marzo, 2014. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Miércoles, 24 de Abril de 2024.

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