El cine: La Casa Rosada, una película que reconstruye la memoria sobre el conflicto armado en Perú

Cinema: La Casa Rosada, a film that reconstructs the memory of the armed conflict in Peru

O cinema: La Casa Rosada, um filme que reconstrói a memória do conflito armado no Peru

Boris Enrique Peña Morales

Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, Perú

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María Cecibel Cisneros Vega

Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, Perú

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Recibido: 04-03-2021
Aceptado: 01-05-2021

 

 

Introducción

En los años 1980 al 2000, los peruanos vivieron un periodo de conflicto armado interno, donde las Fuerzas Armadas y miembros del Partido Comunista Peruano, Sendero Luminoso, vulneraron los derechos humanos; siendo Ayacucho la región más golpeada del Perú. Según el informe 2003 de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), el número de víctimas fatales que dejó el conflicto armado asciende a 69,280; de las cuales, el 40 % fue de la región Ayacucho, sumando el mayor número de muertos y desaparecidos. Al respecto, Degregori (2010) refiere:

 

La guerra armada inició en Ayacucho, con una pequeña organización regional denominada Sendero Luminoso, teniendo en sus filas a profesores, estudiantes universitarios y maestros rurales; sin embargo, tiempo después ese pequeño grupo se convirtió en el movimiento armado más importante de la historia peruana contemporánea y con seguridad el más singular surgido en América Latina en las últimas décadas denominado Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso. Para los años de 1982-1983 rápidamente se expandió en las zonas rurales ayacuchanas; por lo que el gobierno de Fernando Belaúnde encargó la lucha a las fuerzas armadas; es cuando se inicia la llamada “guerra popular” en el Perú, teniendo en 1983 al 1984 un tercio del total de víctimas mortales de todo el conflicto, la mayoría civiles. Las Fuerzas Armadas y Sendero Luminoso se ensañaron con la población civil, en especial con el campesinado indígena reprimiendo ciegamente a civiles desarmados. Desde 1985 a 1990, en el gobierno de Alán García, la situación se agravó debido a que el 32% del territorio peruano se encontraba bajo control militar, además de que la hiperinflación bordeaba el 60% mensual y la crisis económica consumía a la sociedad con la misma intensidad que los propios subversivos (págs. 90-93).

 

En el año 1991, ya en el gobierno de Alberto Fujimori, Sendero Luminoso había posicionado la frase: “el triunfo de la revolución costará un millón de muertos”. El mismo Degregori, al respecto, indica:

 

Fue una estrategia para que las Fuerzas Armadas  actuaran y produjeran un baño de sangre, para que Sendero Luminoso vuelva a surgir como el mal menor; sin embargo, las Fuerzas Armadas empezaron con la estrategia de represión selectiva, dejando atrás la represión indiscriminada, entonces la población campesina trató de organizarse en los llamados Comités de Autodefensa y de esta manera las Fuerzas Armadas lograron salir como el “mal menor” y los Comités de Autodefensa empezaron a multiplicarse en las zonas andinas y amazónicas. Es así como, Sendero Luminoso sufrió su primera derrota de quien debía ser su aliado “natural” de la revolución, el campesinado pobre (pág. 94).

 

“La casa rosada fue un predio de dos pisos ubicada en jirón Los Rosales 236, Urbanización Los Jardines-Ayacucho, donde los detenidos por las Fuerzas Armadas eran trasladados, para someterlos a torturas y obtener alguna confesión” (Valdez, 2017). Había golpes, baños eléctricos e inmersiones en agua a cargo de personal del Ejército y de los agentes de la Policía de Investigaciones; fue, sin duda, uno de los escenarios de torturas, violaciones y masacres. Testimonios de algunas personas que estuvieron en aquel recinto explican que había dos ambientes: una celda y un confesionario o sala de tortura. La película La Casa Rosada, dirigida y producida por el cineasta ayacuchano Palito Ortega Matute, basó su trama cinematográfica en la historia de vida protagonizada por un profesor universitario que fue detenido y llevado al mencionado predio. El film tiene una duración de 102 minutos, se enmarca dentro del género drama y suspenso; se estrenó póstumamente, en cine cerrado, el tres de mayo de 2018; trabaja la construcción de la memoria a través de la representación del pasado de la violencia política y la vulneración a los derechos humanos a partir de los recuerdos y de la experiencia vivida por el mismo productor. Bustamante y Luna, mencionan que:

 

Las culturas tradicionalmente orales y no escritas, como la andina y la amazónica, parecen haber encontrado en el lenguaje audiovisual un vehículo expresivo ideal por lo que no es casual que las producciones de cine se hayan desarrollado con mayor énfasis en la zona andina (2014, pág. 190).

 

Teniendo en cuenta la problemática descrita y siendo el cine el arte que nos ayuda a recrear un determinado tiempo y momento, además a entender los códigos culturales, las diversas formas de conducta y hechos históricos, vimos por conveniente analizar la producción cinematográfica desarrollada por Ortega Matute. Así, la investigación centró su análisis en la reconstrucción de la memoria de la población ayacuchana a través de los testimonios de las víctimas que vivieron el conflicto armado a través de la proyección de la película La Casa Rosada.

 

Revisión de la literatura

La memoria

La memoria, comprendida por Ricoeur “es la representación del pasado, de la realidad anterior, por lo que indica que la imagen es el fenómeno de la presencia de una cosa ausente, quedando implícita la referencia al pasado”  (2000, pág. 22). La memoria existe al pasar el tiempo, debido a que tiene una fecha y no puede repetirse; por lo que, generalmente, no conserva de manera correcta el recuerdo y puede tener errores. Sin embargo, siempre existe la experiencia de lo que uno escuchó, sintió y pensó; en general, de lo que se vivió y causó una fuerte impresión. Ricoeur al respecto también indica que: “no tenemos nada mejor que la memoria para significar que algo tuvo lugar, sucedió, ocurrió antes de que declaremos que nos acordamos de ello […] el testimonio constituye la estructura fundamental de transición entre la memoria y la historia” (Ibíd., pág. 41). En tanto el recuerdo se constituye tan solo como la lectura de una representación, permitiéndonos retroceder en la vida pasada, buscando en ella alguna imagen.

Por su parte Del Pino dice que: “la memoria es un proceso constante de significación de la experiencia de la violencia y de la represión” (2017, pág. 121) debido a que se habla de memoria únicamente después de una violencia o dictadura, pues la gente recuerda las experiencias vividas. Es necesario precisar, que las experiencias de violencia siguen presentes en la vida de los peruanos; por lo que la violencia sociopolítica marcó un antes y un después; también, marcó la memoria y la identidad de los pueblos, debido a que fue muy dolorosa.

La memoria es la reconstrucción de una serie de recuerdos que ayudan a reconocer un hecho que se vivió o un lugar donde se estuvo anteriormente que se pueden expresar individual o colectivamente (Halbwachs, 1995). La memoria se transmite de generación en generación y de manera oral. Las personas recuerdan conjuntamente por medio de la invención de prácticas, celebraciones de eventos que conmemoran el pasado.

 

Cine y memoria

Los medios de comunicación aportan en la construcción no solo de la memoria sino de la imagen tanto de uno mismo como también del alrededor; porque brindan nuevos recursos.  

 

La narración dentro de los audiovisuales también ayuda a la construcción de la memoria. Para generar una memoria se requiere una reconstrucción del evento, persona o lugar, lo que se tiene son fragmentos del pasado que solamente pueden constituirse como memoria gracias a los esquemas que nos otorgan de manera colectiva en el presente, los individuos con los que interactuamos y los medios que utilizamos (Erll, 2010 citado en Dettleff, 2018, pág. 187).

 

La memoria social se da cuando un determinado grupo posee una memoria cultural, que se define por la popularización de la historia, específicamente por la historia contada a través del cine y la televisión; pues estos medios crean espacios que ayudan a vincular el pasado y construir un recuerdo (Baer, 2006).

El cine es un material necesario para el análisis de la realidad puesto que cumple una función social importante, teniendo en cuenta su doble naturaleza, objetiva y subjetiva debido a que está elaborado por el espíritu humano. Morin señala: “El cine es considerado como un espejo de la realidad, porque representa en las imágenes valores sociológicos, construyendo un espacio y tiempo” (1972, pág. 127).

Muchas veces, el cine está cargado de un sinfín de emociones; de esa manera, se llega a los espectadores, quienes tienen un papel activo, generando procesos y dinámicas sociales sorprendentes, a través de los sentimientos. Por ello, muchos cineastas se liberaron del concepto de no poder representar el genocidio en sus producciones.

Para Morin “El cine refleja necesariamente las realidades prácticas e imaginarias, es decir, también las necesidades, las comunicaciones y los problemas de la individualidad humana y fijaciones fetichistas de nuestra vida individual y colectiva” (Morin,1972, pág. 188). Los sentimientos del espectador son tan activos como la del cineasta; por lo que la proyección del cine hace que el espectador se conecte con el mensaje y la representación de la película para que recuerde o construya una acción cualquiera. El espectador se aproxima y asimila la realidad, sustituye las imágenes por la de ellos mismos; por lo que el cine no solo representa la realidad, sino también lo imaginario. “El filme representa y al mismo tiempo significa, eleva lo real, lo irreal, el presente, lo vivido, el recuerdo, el sueño, al mismo nivel mental común. (…) Hay imágenes históricas, pero el cine no es reflejo de la historia” (Morin, 1972, pág. 234), sin embargo, las imágenes se adecúan a las dimensiones mentales del espectador, alineándolo al mundo actual.

El cine no es nada sin sus espectadores, pues “refleja la realidad (…), pero al mismo tiempo sabemos que lo objetivo está despojado de subjetividad y que ningún fantasma va a turbar la mirada que fija a nivel de lo real” (Morin, 1972, pág. 16). Pueda que las imágenes de las películas presenten todas las características de la vida real; sin embargo, contienen un valor subjetivo y la verdad objetiva; es decir, la realidad se enriquece con la imagen y la imagen con la realidad. Las imágenes en el cine resucitan cualidades propias de la imagen mental, es decir del recuerdo. El cine está cargado de una cualidad muy importante que es el tiempo reencontrado; dicho de otro modo, del recuerdo. Por lo que se crea un sentimiento en el interior de cada espectador, se hace afectivo y por lo tanto mágico; fundamental e instintiva necesidad de crear imágenes que vivan la realidad que se remonta hasta Adán (Morin, 1972, pag. 16).

El cine es un medio de comunicación bastante poderoso; debido a que, a través de la imagen, llega al individuo y a la sociedad, estableciendo un contacto directo y transmitiendo mensajes connotativos de la realidad actual o anterior, de la cultura o sociedad donde habitan o de otras culturas lejanas (Morales, 2017). Es así que el cine constituye un medio de comunicación fundamental en la sociedad, porque cumple la función de informar, entretener, evadir y construir o deconstruir estereotipos, mitos, ideas, prejuicios, memorias, entre otros.  

 “Las obras cinematográficas constituyen un espacio donde los espectadores pueden repensar y reflexionar sobre su propia vida, contribuyendo las identidades individuales y colectivas” (Almacellas 2004 citado en Morales, 2017, pág. 29); asimismo, el cine puede construir imágenes patriarcales y machistas desde la perspectiva de género. Con lo mencionado anteriormente, también podemos referir que el cine puede construir memorias individuales y colectivas sobre un hecho pasado.

El cine, como medio de comunicación social: “ayuda a configurar ciertos patrones de conducta tanto individuales como colectivos; además es un proceso comunicativo que ocurre dentro de un contexto sociocultural determinado, influyendo de sobremanera a la hora de construir las actitudes personales o sociales. El cine cumple dos funciones primordiales de socialización; a través de las imágenes, nos muestran las diversas culturas a fin de interpretar el mundo y da legitimación o justificación a creencias, actos o ideas. Así también es un medio educativo importante dentro de la sociedad, por su capacidad de recrear realidades o fantasías (mundos imaginarios); por lo que, en cualquier parte del mundo, las personas de diferentes culturas pueden disfrutar las mismas historias e identificarse con los personajes” (Pardo, 2001).

“El cine es considerado como un objeto de estudio histórico, como representación sociológica e histórica, debido a que refleja y representa la realidad del tiempo pasado, de acontecimientos ya ocurridos muchos años atrás” (Rueda, 2004, pág. 428). En ese sentido, es preciso indicar que el contenido del cine no necesariamente es fiel a una realidad sociológica o histórica; sin embargo, su contenido puede plantear una representación social del pasado o del presente.

 

Metodología

El enfoque que guio el estudio fue cualitativo, a la luz del método interpretativo, propio de las Ciencias Sociales, con un diseño hermenéutico. Los informantes fueron 30 ciudadanos mayores de 45 años que vivieron el proceso de violencia política en Perú. Los datos fueron obtenidos a través de las entrevistas y los grupos focales. La investigación se enmarcó rigurosamente al proceso que sigue el círculo hermenéutico, como un diseño de investigación de las Ciencias Sociales, debido a que el problema se planteó a partir de los conocimientos y conceptos previos. Seguidamente, se procedió con el recojo de información a través de las entrevistas y grupos focales, realizados a víctimas del conflicto armado interno después de proyectar la película La Casa Rosada. Además, se realizó una observación rigurosa, para posteriormente interpretar las acciones y expresiones de los sujetos intervinientes, los mismos que confirmaron el planteamiento previo, creando nuevos y adecuados conceptos sobre la reconstrucción de la memoria; en este proceso, se juntaron las ideas previas con los libros leídos, para luego elaborar el informe final.

 

Resultados y discusión

Cine y reconstrucción de la memoria

El film la “Casa Rosada” reconstruye el recuerdo de un conflicto armado bastante doloroso y terrorífico. Las imágenes de la película contextualizan la realidad y a través de ellas las víctimas recuerdan sus propias experiencias La reconstrucción del recuerdo se da en las personas que han vivido la violencia sociopolítica de los años 1980 al 2000, generando sentimientos de dolor, tristeza y angustia.

 

Prácticamente, en esos tiempos, era natural ver muertos y había enfrentamientos. Inclusive yo me recuerdo, cuando asaltaron la cárcel –yo estuve en mi casa–, era de noche, empezaron a reventar dinamitas, balas y, al día siguiente, salí a la calle; había muertos tirados ahí en el suelo. Así era, una tristeza esas épocas.[1]

 

Degregori señala: “las Fuerzas Armadas y Sendero Luminoso se ensañaron con la población civil, reprimiendo ciegamente a civiles desarmados, pues muchas personas eran detenidas y asesinadas sin culpa alguna” (2010, pág. 40).

 

Mi esposo trabajaba en la Radio Transmisión, era una radio del Estado. Durante esos años, empezó la violencia política y los miembros del grupo Sendero Luminoso le amenazaron, volaron la radio donde trabajaba y le dejaron un mensaje que decía: “así vas a morir, telefonista chupamedias”. Por eso nos escapamos aquí a la ciudad. Como mi esposo no tenía trabajo, buscó y se metió a trabajar como profesor, y ahí los militares le asesinaron cuando iba a cumplir recién un mes de trabajo. Por eso sufro y me pregunto: Si mi esposo trabajaba para el Estado, ¿Por qué lo asesinaron las mismas personas del Estado?[2]

 

La representación del conflicto armado interno en la película La Casa Rosada se convierte en un medio que ayuda a reconstruir los hechos vividos en los años 1980 al 2000 por parte de las víctimas de la violencia política. “Las experiencias de violencia siguen presentes en las vidas y memorias de las personas” (Del Pino, 2017, pág. 132). Así, el recuerdo se reconstruye de manera tan presente en la memoria de las víctimas como si aún lo estuvieran viviendo o como si fuera ayer, abriendo heridas lacerantes; debido a que, después de ver la película, recuerdan los mínimos detalles de los hechos, como la agresividad de los militares cuando ingresaban a sus domicilios, la violencia y el maltrato que ejercían, la captura a sus familiares, las violaciones sexuales a niños y mujeres, el color de ropa que vestían sus familiares desaparecidos, la hora y el lugar de los hechos, la desesperación, el dolor, la esperanza de encontrarlos vivos, entre otros detalles. Debemos aclarar que estos recuerdos crecen en la mente de las personas, incorporando otros elementos, debido a que la verdadera historia tiende a desaparecer poco a poco con el paso del tiempo.

 

A mí me hace recordar. Tengo una inmensa tristeza. Así era pues esa época, no podías comer bien, sentarte bien, estar tranquila. Esas imágenes me hacen recordar a esa época, era igualito, es verdad eso, no es mentira. En nuestros pueblos, era peor; allá por Los Morocuchos[3], las personas desaparecían, los militares llegaban con su helicóptero y ahí a mí también me pegaban.[4]

 

El recuerdo de las víctimas a partir de la primera escena de la película es principalmente la captura, desaparición o asesinato de sus seres queridos, muchos de ellos se encontraban en medio del “fuego cruzado”. De esta manera, se va reconstruyendo el pasado, lo que Del Pino (2017) llama “la memoria emic”, la cual nace a partir de la memoria interna de las mismas personas que experimentaron el conflicto armado interno, transmitiendo y reconstruyendo a través de las imágenes.

La película La Casa Rosada se convierte en una representación de la memoria, debido a que ayuda a recordar a las víctimas a través de hechos desgarradores, abriendo heridas; muy lejos del olvido de todo el país y en especial del pueblo ayacuchano. Las escenas ayudan a la construcción de una memoria a partir del discurso de los personajes en la película. Las víctimas recuerdan cada una de las palabras mencionadas por los militares al momento de la captura de sus seres queridos: “Terroristas”, “Tú también eres madre de terrorista”, “Tú eres terruco[5]”, “Eres una hija de terrorista”, “Eres una terruquita[6]”; así como las expresiones suplicantes que expresaban en esos momentos, como: “Mi hijo no es terrorista”, ¿por qué se lo llevan?, “Yo no soy terrorista”, “Suéltenlo, por favor”.

 

Me causa tristeza, miedo. Viendo la película, para mí, es como retornar, decir: Wau, así era aquella vez, así sufrimos, así lloramos, así nos aterrorizamos. Donde vaya nunca voy a olvidar esta herida en mi interior.[7]

 

Los testimonios de las víctimas y el retorno a ese pasado surgen a partir de las emociones y sentimientos que las imágenes provocan en ellos; identificándose inmediatamente y activando su memoria para significar que esa violencia tuvo lugar, sucedió, ocurrió antes que declaren que se acordaron de ello. Entendiendo así que “el testimonio constituye la estructura fundamental de transición entre la memoria y la historia” (Ricoeur, 2000, pág. 110). La conexión con las imágenes es profunda, las víctimas reviven circunstancias similares a estas escenas; como señala entre lágrimas un entrevistado.

 

Prácticamente, al ver esto, yo me he recordado todo, todos esos años lo que he visto (…) Inclusive cuando hacían redadas, así igualito era. Los carros nos llevaban. A veces, entraban a las casas, sacaban y se llevaban a la gente. Igualito como estoy viendo acá. Igualito lo que en esos años he visto, así era.[8]

 

Es así que el espectador se aproxima y asimila esa realidad, sustituye las imágenes por la de ellos mismos; por lo que el cine no solo representa la realidad sino también el imaginario.

 

Una negociante, quien iba a mi pueblo, a Chuschi[9], había llegado. Me encontré con ella y me dice que: A tu papá y a tu mamá los han matado, han dinamitado la casa; no sé si estará vivo tu papá; no sé si estará viva tu mamá; tus hermanos, no sé. Todos sus animalitos se lo han llevado. En ese momento yo…, no sé, la verdad, me recuerdo, a mi parecer que está en mi sueño. Y, al ver esta película, yo pienso, seguramente así los habrán maltratado a mis padres, justo estoy viendo cómo le maltrataron a un inocente, inclusive sus hijos lo buscan. Yo también, ¡cuántas veces he tratado por lo menos de encontrar siquiera algo de sus restos! Por lo menos para sepultarlos. Pero, hasta el momento, nada. ¿Cuántas personas han muerto? Eran asesinados.[10]

 

Todos, en alguna medida, unos más que otros, recuerdan los hechos vividos en los tiempos de violencia; por lo que existirá en ellos el temor de volver a ese pasado de horror, masacre, dolor; en ese proceso de recordar y olvidar, construirán los sitios históricos de la memoria (Del Pino, 2017). En ese sentido, La Casa Rosada confirma la credibilidad de los hechos con los testimonios de las víctimas; pues, en su totalidad, identifican escenas y recuerdan experiencias propias que, en suma, ayudan a la reconstrucción de una memoria sobre el conflicto armado interno vivido en nuestro país en los años de 1980 al 2000. La memoria también se reconstruye en torno a la persecución de los docentes.

 

Haber visto la película (…) Sí, así era, pues, lo que pasaba en Huamanga. Eso era así, los profesores estaban como que más amenazados porque ellos, de alguna manera, estaban en contacto con los estudiantes y como que eran más vulnerables, sean culpables o no. Hasta por la nada, a los profesores siempre han detenido… muchos profesores en la zona de Cangallo[11], así han desaparecido. ¿Cuántos profesores? ¿Cuántos docentes han desaparecido? La película sí refleja ¡cómo la violencia se ha vivido!, cómo era que las personas teníamos que tener autorización para caminar por todas partes y la lista malvada, (…) la lista negra existía. La película sí refleja la tristeza, la violencia, esos años de terror que uno vivió.[12]

 

El recuerdo se centra en la estigmatización de los ayacuchanos y más aún en los docentes sindicados como terroristas y capturados, asesinados o desaparecidos, como el profesor Adrián, protagonista del film. Las víctimas entrevistadas recuerdan a los miles y miles de inocentes que fueron torturados, desaparecidos o asesinados durante el conflicto armado interno, describiendo con suma exactitud el momento en que se llevaron a sus seres queridos por quienes buscan justicia.

Las víctimas tienen presente el recuerdo sobre la violencia política, que nos provee de una amplia pluralidad de acontecimientos y representaciones de la realidad; la misma que se consolida como una construcción mental compartida por todas las víctimas de manera colectiva. El proceso de reconstrucción de la memoria se da a través de las emociones que se generan en los entrevistados; las víctimas recuerdan el dolor y la desesperación con que veían a los muertos regados en las calles de la ciudad; tienen grabado en su memoria hechos dramáticos. Por eso, la película La Casa Rosada representa un material comunicacional e histórico valioso, pese a contener una carga subjetiva, dependiendo de la experiencia que les tocó vivir.

Los hechos que revela la película La Casa Rosada reflejan gran parte de los casos típicos de secuestro, tortura y muchos casos de ejecución extrajudicial que se recogen en los testimonios de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, se identificó 138 casos de secuestrados que gran parte fueron trasladados a la Casa Rosada donde los sometieron a torturas, ejecución extrajudicial y en menor medida la libertad, bajo determinadas condiciones e intimidación de que no cuenten nada de lo que pasó.

 

Conclusiones

Las experiencias de violencia siguen presentes en las vidas y memorias de las personas; por lo que la violencia sociopolítica marcó un antes y un después en el Perú; así como también marcó la memoria y la identidad de los pueblos debido a que fue muy dolorosa.

La película La Casa Rosada aporta a la reconstrucción de una memoria dolorosa y dramática sobre el conflicto armado interno. Las víctimas corroboraron, contrastaron y recordaron a través de las escenas las experiencias y los hechos traumáticos que ellos vivieron.

Las personas que vieron la película La Casa Rosada se identifican y rememoran paso a paso sus propias experiencias, asimismo se reencuentran con el pasado y reconstruyen una memoria sobre la captura, desaparición o asesinato de sus seres queridos, el estereotipo de “terroristas”, las torturas y violación a los derechos humanos cometidos por las Fuerzas Armadas y miembros del Partido Comunista Peruano, Sendero Luminoso.

La reconstrucción de la memoria sobre el conflicto armado interno genera diversos sentimientos en las víctimas. Este proceso se da de manera dolorosa y traumática, abriendo heridas, recuerdan los mínimos detalles de lo sucedido, a pesar de que creían haberlos olvidado; rememoran los hechos dolorosos como si fueran recientes.

El cine basado en hechos reales, como un medio de comunicación social, es una herramienta efectiva que ayuda a la reconstrucción de la memoria; debido a que, a través de sus imágenes, las personas recuerdan los hechos de violencia vivida durante los años de 1980 al 2000, con la esperanza de que no sigan instrumentalizando a sus muertos y desaparecidos; sino, más bien, encuentren y sancionen a los culpables. Asimismo, con la finalidad de plantearse la necesidad social y política de que no vuelva a ocurrir un hecho similar en Perú.

 

Notas:

[1] Entrevista a Víctor Núñez, víctima del conflicto armado interno, octubre de 2019.

[2] Entrevista, a Eudocia Conde Huamaní, viuda de Quispe, víctima del conflicto armado interno, octubre de 2019.

[3] Distrito de la Provincia de Cangallo, ubicado en la región Ayacucho.

[4] Entrevista a Victoria Prado Rodríguez, víctima del conflicto armado interno, septiembre de 2019.

[5] Apelativo con el cual los militares llamaban a los militantes varones de Sendero Luminoso.

[6] Apelativo con el cual los militares llamaban a las militantes mujeres de Sendero Luminoso.

[7] Entrevista a Roberta. Espinoza, víctima del conflicto armado interno, octubre de 2019.

[8] Entrevista a Víctor Núñez, víctima del conflicto armado interno, octubre de 2019.

[9] Distrito de la Provincia de Cangallo ubicado en el Departamento de Ayacucho. Lugar donde Sendero   Luminoso inicia por primera vez acciones en contra del Estado, quemando ánforas y dinamitando locales.

[10] Entrevista a Víctor Núñez, víctima del conflicto armado interno, octubre de 2019.

[11] Provincia del Departamento de Ayacucho.

[12] Entrevista a Roberta. Espinoza, víctima del conflicto armado interno, octubre de 2019.

 

Referencias bibliográficas:

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  • CVR. (2003). Informe final. Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú.
  • Degregori, C. I. (2010). Qué difícil es ser Dios. Lima: IEP Instituto de Estudios Peruanos.
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  • Dettleff, J. (2018). Representaciones de la ciudad ayacuchana en dos películas peruanas, durante el conflicto armado interno. Contratexto (30), 181-204. Obtenido de https://revistas.ulima.edu.pe/index.php/contratexto/article/view/3155/3210
  • Halbwachs, M. (1995). Memoria colectiva y memorica histórica. REIS: Revista Española de Investigaciones Sociológicas(69), 209-219. Obtenido de https://reis.cis.es/REIS/PDF/REIS_069_12.pdf
  • Morales, B. (2017). El cine como medio de comunicación social. Luces y sombras desde la perspectiva de género. Fonseca, Journal of Communication(15), 27-42. doi:https://doi.org/10.14201/fjc2017152742
  • Morin, E. (1972). El cine o el hombre imaginario. (R. G. Novales, Trad.) Paidós Ibérica.
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  • Ricoeur, P. (2000). La memoria, la historia, el olvido. (A. Neira, Trad.) Fondo de Cultura Económica.
  • Rueda, J. (2004). La representación cinematográfica una aproximación al análisis sociohistórico. Ámbitos, 427-450. Obtenido de https://www.redalyc.org/pdf/168/16801224.pdf
  • Valdez, C. (5 de septiembre de 2017). La siniestra Casa Rosada. Sucesos. Obtenido de https://sucesos.pe/la-siniestra-casa-rosada/

 

Cómo citar este artículo:

PEÑA MORALES, Boris Enrique; CISNEROS VEGA, María Cecibel, (2022) “El cine: La Casa Rosada, una película que reconstruye la memoria sobre el conflicto armado en Perú”, Pacarina del Sur [En línea], año 13, núm. 48, enero-junio, 2022. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Viernes, 29 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2054&catid=17