Lienzos de piedra revelan un gran árbol por dentro[1]

Fanny Flora Campillo Illanes

 

Cuando vi la primera pintura rupestre, hace ya muchos años, se sembró
en mí una semilla, germinó, y ahora traigo un árbol dentro.

Enrique Hambleton

 

“Es una tarde gris y amenazante, cae una llovizna tupida y pertinaz. Mi mula de muchos años camina con pasos lentos sobre el terreno resbaloso y accidentado… El desierto está empapado; los cardones y cirios gotean, complacidos de su buena fortuna. Por la mañana entré a una cueva con pinturas que nadie conocía.”[2]

Enrique Hambleton, fotógrafo y explorador mexicano presenta en Lienzos de Piedra, Pintura rupestre en la península de Baja California, el fruto de “cuarenta años de exploración… cinco mil kilómetros en mula y doce mil caminando entre cuatro sierras”,[3] la ardua labor de localización y catalogación de los sitios bajacalifornianos de arte rupestre.

Hambleton nos hace partícipes de su asombro y admiración ante el rico lenguaje pictórico desarrollado por los primeros pobladores de la península: “Cuando llegué, me asomé; fui sorprendido por unas figuras humanas con los brazos en alto. Habían sido pintadas con elegancia sobre el techo del refugio, con tonos ocre y negro, y las acompañaban algunos venados y liebres…”[4]

A través de la lente y la sensibilidad exquisita de Hambleton, de la singular manera de captar la luz y el instante, nos devela la magnificencia del muralismo prehistórico americano en toda su fastuosidad. Es su obra un impacto visual que nos acerca al conocimiento y comprensión del enorme patrimonio cultural que posee la península de Baja California. La fotografía de Enrique Hambleton articula el escenario natural de cuevas, oquedades y cañadas, de imágenes extraordinarias que nos llevan a la conciencia y a la necesidad de resguardar el legado de los pueblos recolectores y cazadores de áridoamerica, mágicos tlacuilos, como denomina Miguel León-Portilla a los más tempranos pintores nacidos en México[5], que plasmaron en roca, monumentales obras que datan más de nueve mil años de antigüedad.

El trabajo de registro fotográfico es intenso y minucioso, no carente de la estética que brinda su comprensión, pasión y compromiso, mediante miles de fotografías, notas y centenas de prácticas de campo, que describen y documentan los hallazgos. “Tomo muchas fotografías, no sólo de las pinturas, sino del abrigo y lo que contiene, al igual que del entorno”.[6]

Como conservacionista, Enrique Hambleton ha participado en numerosas iniciativas relacionadas a la preservación del patrimonio cultural y natural de la Península de Baja California desde hace más de 30 años, Es miembro y fundador de diferentes organizaciones de la sociedad civil del noroeste de México, en las que ha colaborado a fin de dar a conocer el arte rupestre y crear conciencia entre la población local para su protección. Es importante rememorar su participación en la fundación del Museo Regional de Antropología e Historia de La Paz, B. C. S. en mayo de 1981. Asimismo, como reconocido experto en arte rupestre, contribuyó a que se declarara la Sierra de San Francisco, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993. En cuya área ha localizado más de 300 sitios arqueológicos de gran importancia. En varias galerías de piedra, realizó estudios y hallazgos que permiten suponer que en algunas de las cuevas y zonas de la región se encontraron habitadas por grupos humanos desde hace alrededor de 10 mil años.

La preocupación de Hambleton por el resguardo de esas frágiles e invaluables manifestaciones de nuestro pasado, es patente desde las primeras páginas: “Tendré que ubicar este sitio en mi mapa de la zona y me siento incómodo al hacerlo. Si no le digo a nadie de su existencia, entonces no estoy cumpliendo uno de los propósitos fundamentales de mi proyecto. Si doy a conocer el sitio, es seguro que vendrán a verlo primero unos cuantos, después más, con motivos y propósitos no siempre deseables. La excitación y el privilegio del descubrimiento son innegables, intensos pero efímeros; dan lugar al dilema preocupante de qué hacer”.[7]

Lienzos de Piedra, además de ofrecer un cuidadoso catálogo de magníficas imágenes fotográficas, brinda información detallada acerca del estilo empleado por aquellos muralistas primigenios, las particularidades de las figuras, los diseños simbólico-geométricos, así como información acerca de los pigmentos y técnicas utilizados en pinturas y petrograbados, describiendo la localización y antigüedad.

Las sierras de San Borja, San Juan, San Francisco y Guadalupe se encuentran en la parte central de la península de Baja California, conformando la zona de mayor presencia de arte rupestre, principalmente en la tradición de Gran Mural.

Enrique Hambleton ha logrado, después de cuatro décadas de estudio apasionado e investigación constante, una escrupulosa visión, propia de un artista plástico. En el libro muestra de manera clara y excepcional esta innegable magia y misterio de los mensajes encerrados en la roca: “Entre más los contemplo, menos sé. Lo que sí sé es que la fuerza elocuente que proyectan no se han diluido en años de contemplación. La firmeza de los trazos confirman su talento, dedicación y fe. A veces pienso que he llegado a reconocer la mano de un mismo maestro en distintos sitios esparcidos en la inmensidad serrana. Reconozco su habilidad y su lenguaje en la forma que dio a la cabeza del venado o a las alas del ave”.[8]

El Gran Mural es un estilo pictórico paleolítico, considerado por los expertos como uno de los más grandes del mundo. Las figuras de gran tamaño y siempre coloridas esencialmente, en negro, blanco, rojo, amarillo y café. Tonos que se obtenían de minerales finamente pulverizados y aglutinados con agua, sangre, grasa animal o extractos vegetales.

Las figuras más comunes son los seres humanos y los ciervos, además de una variedad significativa de otros animales, como conejos, liebres, borregos cimarrones, aves, peces, serpientes, tortugas e incluso ballenas.

“Recostado en el suelo de tierra seca, mezclada con la ceniza de incontables hogueras, contemplo las imágenes del techo. Son diez: están bien conservadas y tienen innegables características del estilo Gran Mural. Las figuras humanas están de frente y con los brazos en alto, los cuerpos abultados, amorfos y estáticos; las figura de animales están de perfil, bellas y dinámicas.”[9]

Algunas representaciones de humanos y animales son esencialmente siluetas sin detalles dentro de sus contornos, se utilizan patrones geométricos, flechas, rayas o bandas de diferentes colores.

La sobreposición de pinturas más recientes en el tiempo, es bastante común. Algunos murales parecen poner de manifiesto la composición intencional con múltiples imágenes pero, en muchos casos, los elementos sugieren haber sido pintados por separado, sin tener en cuenta a otros cercanos o subyacentes.

“El lienzo sagrado estaba abierto a todos. Sus aportaciones hablan, a pesar de las limitaciones, de una organización y de una compleja dinámica social”.[10]

La península de Baja California es un sitio extraordinario, que permite o niega la incursión del hombre en su mar y en su desierto, un sitio que elige a sus habitantes y, tal vez por eso, sigue siendo un paraíso misteriosamente conservado.

“Empieza a nublarse y un viento fresco corre por la cañada, anunciando lluvia. Aquí son escasas; a veces pasan años sin que caiga una sola gota… Emprendo el descenso rápidamente hasta donde deje la mula… La cañada reverbera con los truenos aún distantes, mientras camino pensando en lo que he visto y su significado”.[11]

Lienzos de Piedra, es un libro que muestra el paraíso que es el desierto de Baja California, en particular para artistas visuales, sin embargo ¿cuántos se han dedicado a estudiar y revelar el gran misterio que encierra ese maravilloso universo? Espacio frágil, de sueños y metáforas, de ideas y pensamientos, de historias infinitas, sin tiempo; donde humanos ancestrales, desde la prehistoria, caminan de manera pausada a lo largo de más de 250 kilómetros de pintura rupestre y que, gracias a Enrique Hambleton, tenemos “una llave de acceso a un mundo delicado donde uno debe pisar suavemente y con respeto”.[12]


Notas:

[1] Hambleton, Enrique, Lienzos de Piedra, Pintura rupestre en la península de Baja California. Hong Kong, China. 2010, INAH, CONACULTA. 192 pp.

[2] Hambleton, Enrique. Lienzos de Piedra…, p. 31.

[4] Hambleton, Op. Cit. p. 35

[5] Sic. p. 19

[6] Hambleton, Op. Cit. pp.39

[7] Hambleton, Op. Cit. p.39

[8] Hambleton. Op. Cit. p.26

[9] Hambleton. Op. Cit. p.35

[10] Hambleton. Op. Cit. p.27

[11] Hambleton. Op. Cit. p.39

[12] Crosby, Harry W., Las pinturas repestres de Baja California: descubriendo los grandes murales de un pueblo desconocido. San Diego, Cal., Sunblet Publications, 1997.

 

Cómo citar este artículo:

CAMPILLO ILLANES, Fanny Flora, (2013) “Lienzos de piedra revelan un gran árbol por dentro”, Pacarina del Sur [En línea], año 4, núm. 14, enero-marzo, 2013. ISSN: 2007-2309. Consultado el

Consultado el Jueves, 28 de Marzo de 2024.
. Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.comindex.php?option=com_content&view=article&id=636&catid=12