Figuras e ideas

Ramón Emeterio Betances: 1848, Lares y Toussaint L´Ouverture

Según Carlos Rama en su La independencia de las Antillas y Ramón Emeterio Betances no existen trabajos que indaguen o exploren la relación existente entre el inspirador del Grito de Lares y la revolución haitiana de 1804, destacando que Betances vivió parte de su exilio permanente en la primera República Negra de la historia y mantuvo una amistad y colaboración estrecha con personajes fundamentales para el pensamiento haitiano de finales del siglo XIX. A continuación realizaremos una primera aproximación sobre la estancia de Betances en Haití en 1869 y expondremos el análisis de la revolución de independencia de Haití en 1804 realizado por Betances en polémica con el abolicionista norteamericano Wendel Phillips.

Las batallas de un caballero (neo) liberal de fina estampa

[inset image="images/stories/pacarina/0029.jpg" imgwidth="185" side="left" title="" width="185"][/inset]Desde principios de los años setenta, el escritor peruano Mario Vargas Llosa realiza la titánica tarea de defender la causa neoliberal en su país y en el mundo hispánico en general. Él asume que su labor como emisor de una ideología y sus intervenciones políticas como intelectual prestigiado, son indispensables para construir una opinión pública favorable a su causa, debido a la ausencia o ineptitud de los políticos locales quienes tendrían que desarrollar esa tarea y a la indiferencia de las instancias internacionales que tendrían la capacidad de intervenir de manera más activa y coherente en los procesos nacionales para impedir que los países latinoamericanos queden a merced de los caudillos populistas, demagogos y corruptos. Más que analizar los soportes teóricos de su discurso o su carácter contradictorio, mostraré la sistematicidad con que ha desarrollado tu tarea de ideólogo del neoliberalismo, que no formula ideas o interpretaciones originales sino que digiere para los legos argumentos técnicos, filosóficos o de las ciencias sociales sobre realidades complejas, las vuelve comprensibles y coherentes en textos ligeros y las pone a disposición del gran público o de un sector medianamente instruido, para ser retomadas por otros que las difundirán ahora sí masivamente, a través de la radio y la televisión.

JacoboHurwitz: semblanza de un revolucionario latinoamericano

[inset image="images/stories/pacarina/0028.jpg" imgwidth="300" side="left" title="" width="300"][/inset]Nacido en Lima, el 24 de enero de 1901, Jacobo Hurwitz fue el penúltimo hijo (de un total de once) de una pareja de judíos inmigrantes de origen alemán que se conoció y casó en la capital peruana. Su padre, además de haber sido masón, participó en la Guerra de Secesión norteamericana en el bando perteneciente a los estados norteños de la Unión y, una vez establecido en Perú, a mediados de la década del ’70 del siglo XIX, se convirtió en dirigente de la comunidad judía local, contribuyendo a la creación de la Sociedad de Beneficencia Israelita y del cementerio comunitario de Lima. Durante esta época, su principal ocupación económica estuvo dada por la adquisición y venta de semillas.

Abordar el problema del Socialismo desde una concepción construida en la tercera década del siglo XX pareciera presentarse hoy como algo desactualizado. Tanto por el tiempo transcurrido como por las condiciones históricas en que se produjo. Pues no fue precisamente en una sociedad de gran desarrollo capitalista ni tampoco de un avance significativo de las luchas sociales y revolucionarias. Tampoco de un gran debate sobre presupuestos teóricos Marxistas y Socialistas. Sin embargo la actualidad del discurso filosófico y político de Mariátegui se manifiesta en que, a pesar de ello, sus propuestas teóricas e ideológicas, elaboradas desde las enseñanzas que producía una sociedad como la peruana, a partir de sus peculiares características, puede asociarse o relacionarse con países y sociedades que vivieron procesos similares, y puede inscribirse en la lucha por la realización de una utopía en su sentido más positivo

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Cuando Fals Borda recibió la Orden Gerardo Molina, en septiembre de 2002, refiriéndose al maestro que le daba su nombre, planteó la “dualidad entre el intelectual y el político” como “problemática”, en relación con el devenir de la universidad colombiana, sujeto a vaivenes “cíclicos” de énfasis en la acción, en unos períodos, y de aislamiento de la realidad social, al convertirse en tecnócratas y apolíticos, en otros. En ese momento anunciaba la llegada de un ciclo, que superaría o sintetizaría los anteriores, expresado en la figura del “equilibrio vivencial que tenía el Maestro Molina entre el intelectual y el político”. (Fals Borda, 2003: 139) Orientación que se pondría en dirección del largo proceso acreditado por él a través de la adopción de la Investigación Acción Participativa (IAP); pues en ella se produce la confluencia de una teoría y metodología académicas con el movimiento práctico de las comunidades y de los pueblos. Si bien la investigación en este caso no obedece a un compromiso político directo con una organización política, como es la crítica que subyace al carácter problemático de esa dualidad, si lo es desde el punto de vista de los fines implícitos en ese tipo de búsquedas.

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El Amauta es un pensador de lo concreto, vale decir, un hombre que busca dar cuenta de su realidad mediante la «síntesis de múltiples determinaciones» y la «unidad de lo diverso». Pero evitemos confusiones: hay que entender la razón concreta como punto de llegada, una estación de arribo que se resiste a cualquier asalto prematuro y que requiere el constante ejercicio y refinamiento de las armas del pensamiento. Es, asimismo, el momento de retorno a la realidad, el cierre del ciclo después de recorrer los meandros de la razón abstracta de la que se han obtenido las categorías que aprehenden la esencia de los fenómenos pero no la compleja articulación de sus múltiples determinantes.

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Gamaliel Churata durante el año de 1932 inició su segundo exilio en Bolivia. El primero correspondió  a la temporada   vivida en  Potosí y la edición de Gesta Bárbara en 1917-1918.

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Las relaciones de Raya Dunayevskaya con América Latina mantenidas por un período de medio siglo tuvieron sus inicios en 1937, cuando con 27 años de edad vino a la ciudad de México a encontrase con León Trotsky y trabajar como su secretaria de idioma ruso. En aquellos tiempos, Trotsky en su forzado exilio, enfrentaba dos retos inmediatos: 1) Stalin llevaba a cabo los amañados procesos de Moscú contra el Estado Mayor de la Revolución Rusa; 2) La Guerra Civil Española se recrudecía cada vez más. Él se dispuso a responder estos retos y denunciaba las falsificaciones de las pruebas presentadas en los procesos y compartía las experiencias tanto de la Revolución Rusa como de la posterior guerra civil en relación con la revolución española en marcha.

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El Ariel de José Enrique Rodó (1871-1917), redactado tras el desenlace de la Guerra Hispano-Americana (1898) y sus múltiples resonancias en el escenario continental, fue publicado en 1900. No es novedad decir que el Ariel se proyectó por encima de las demás obras de Rodó, acaso porque gravitó con fuerza en los imaginarios de los jóvenes letrados universitarios del primer cuarto del siglo XX, por proponer nuevos símbolos para adscribir la identidad y la alteridad americanas, asociados a claves culturales del emergente relevo generacional. Tampoco es novedad recordar que a Rodó, la remitologización de los personajes Próspero, Ariel y Calibán no sólo le permitió constituir una lectura cultural de la identidad y alteridad americana y su porvenir, sino que los dos últimos le sirvieron a él mismo, como juego de máscaras en dos momentos de su vida de escritor: en 1912 en el Diario del Plata y en 1914 en El Telégrafo.

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Blanca Luz Brum (Uruguay 1905-1985) se enmarca en el periodo social e histórico de la posrevolución mexicana. Uruguaya de nacimiento, Brum fue escritora, periodista, poeta y pintora. Sin embargo, una de sus pasiones más grandes fue la política y los movimientos sociales, lo cual la llevó a involucrarse en las diversas corrientes socialistas que permearon a Latinoamérica a principios del siglo XX. Además, Brum también fue sandinista, peronista y simpatizante, al final de su vida, de Pinochet. Pero sus preferencias políticas nunca se dieron en términos medios, por el contrario, se entregó de manera casi religiosa a cada ideología, participando de manera activa y propagandística en su difusión.

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