a ironía y el humor ofrecen un cuadro sin desperdicio de la crisis de las relaciones interamericanas en el escenario global. Oscar Ugarteche, prestigiado analista de la crisis hegemónica del capitalismo, en magistral síntesis, afirma: “Se decía de Estados Unidos que si le daba un estornudo, al mundo le daba pulmonía. La verdad es que la pulmonía de Estados Unidos le dio unos estornudos a América del Sur, agripó a la Cuenca del Caribe y, tras un breve dolor de cabeza, dejó a Asia intacta. En cambio, a las economías más maduras y articuladas entre sí les transmitió la pulmonía en pleno, primero al sistema financiero, luego al productivo y, tras los ajustes, al consumo y al gasto público.”

En el escenario latinoamericano, la crisis fue amenguada por el señuelo de su crecimiento en democracia, generando malestar en las capas medias y sectores subalternos por sus costos y orientaciones. Se tiene la certeza de que los servicios educativos y culturales -también los de salud– se mantienen a la baja y que las instituciones que cautelan la llamada “seguridad democrática” y la administración de justicia, siguen siendo represivos, corruptos e injustos. Los gobiernos de la mayoría de nuestros países, han incluido la educación y la cultura en sus agendas en función de los intereses corporativos y mercantiles. La precarización de la educación pública y del patrimonio cultural, continúan generando desigualdad y descontento, al igual que los celebrados sistemas de seguridad y control social que tienden a criminalizar a jóvenes, indígenas y movimientos sociales.

Un renacimiento del movimiento estudiantil e intelectual emerge en algunos de nuestros países, consciente de los agravios gubernamentales, a tal punto que amplios sectores de la sociedad civil les han brindado su adhesión y solidaridad. Los estudiantes chilenos han salido a las calles para rechazar las medidas del gobierno de Piñera que incentivan el lucro y la desigualdad educativa, y demandan, en palabras de Camila Vallejo, su dirigente: “mayor aumento del gasto social para la educación pública, una reestructuración integral del sistema de becas y ayudas estudiantiles y una mayor democratización de las instituciones tanto en su acceso como en su funcionamiento para considerar la participación de estudiantes y funcionarios". En México, muchos intelectuales y estudiantes, más allá de los medios académicos, han hecho suya la frase de orden del “Ya no más sangre”, y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad ha salido a las calles protestando contra la guerra del gobierno. Su líder, Javier de Sicilia, ha dicho : La guerra contra el narcotráfico es una manifestación de políticas y acuerdos internacionales que sitúan a México como el campo de batalla donde a los pobres de este país y Centroamérica les toca pagar una alta cuota de vidas humanas para que las drogas lleguen a su destino y consoliden grandes negocios. Frente a este escenario el Estado ha optado por una estrategia militar para enfrentar al crimen organizado y la protesta social privilegiando un proceso de militarización intensivo y extensivo de la seguridad pública no sólo por el amplio despliegue de las fuerzas militares en territorio nacional sino también por la creciente presencia de los mandos castrenses en la dirección de la policía civil.

Se puede discutir la conducción del movimiento, no su expresión del hartazgo popular. Los intelectuales y estudiantes ya saben que –al igual que otros sectores–, no son inmunes a los excesos de militares y sicarios, tampoco sus familias ni las Universidades. La generación ni-ni –ni estudian y ni trabajan– sigue siendo la principal víctima de la violencia ejercida por los poderes fácticos en México.

El crimen organizado no es ajeno al curso de las contiendas electorales en el hemisferio. La derrota presidencial de la mafia fujimorista por estrecho margen electoral, en un país en que el cartel de Sinaloa controla el 70 por ciento de la producción de cocaína, es una noticia alentadora, aunque se tengan que librar en el corto plazo, nuevas lides parlamentarias y extraparlamentarias. Ollanta Humala se inscribe, a pesar de sus vacilaciones y debilidades, en la corriente populista de Chávez, Lula, Morales, Correa, Mujica y Lugo. Las poblaciones regionales que le dieron su voto, le demandarán el cumplimiento de las promesas electorales de combatir la corrupción y la impunidad, mejorar los salarios e incrementar el gasto público en los servicios educativos, de salud y atención a sectores secularmente excluidos.

Otras sombras y luces son signadas por las iniciativas y los proyectos geopolíticos. A Los Estados Unidos le afecta más la emergencia de otras redes y espacios multilaterales (MERCOSUR, ALBA, UNASUR), preocupándole más que la llamada Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), la cual desfallece coyunturalmente. La crisis económica y política que agobia tanto a España y Portugal, en vísperas de la realización de su XXI cumbre en la capital del Paraguay, dará pobres resultados. En cambio, la postergación del evento constitutivo de la CELAC, considerando las adhesiones recibidas, sigue siendo viable y prometedora.

La Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) bajo su ideario fascista y neoliberal se ha movilizado a destiempo para minar el camino de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), que ha puesto en cuestión la legitimidad y la existencia de la OEA. El “Bloque” del Pacífico, con la finalización del mandato de Alan García, ya no tendrá un aliado seguro en el Perú para apuntalar los intereses norteamericanos de sus respectivos TLC. La reciente adhesión de Costa Rica no altera el balance negativo sobre el futuro del “Bloque”. El “Bloque” ha obviado que en la cuenca del Pacífico, la correlación de fuerzas se inclina hacia Asia, en particular hacia China. En el Pacífico, se cultivan las principales contradicciones y antagonismos del mundo multipolar. Asistimos a una enconada disputa extractiva, comercial, naviera, portuaria e isleña: los recursos biodiversos, combustibles, minerales raros (samario, tulio, erbio, cerio, itrio, lantano, europio y neodimio).

La principal potencia del Norte, a pesar de los reveses sufridos, no escatima esfuerzos por recuperar su presencia en la región, vía la USAID y sus programas que articulan significativas mallas de ONGs dedicadas a la educación política, derechos humanos y reproductivos, seguridad y desarrollo sustentable. En México, la organización Vital Voices Global Partnership, fundada por Hillary Clinton, ha convocado a la construcción de la Red de Mujeres Empresarias de América Latina y el Caribe. Mucho más alarmante es la injerencia creciente de Visión Mundial, la mayor ONG global fundada en 1950 para cumplir un papel activo en el curso de la Guerra Fría. Su Oficina Regional para América Latina y el Caribe ha participado en la 41° Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), dedicada a temas de seguridad continental. Felizmente, la sociedad civil de Nuestra América no puede ser reducida a la suma de sus ONG’s, cualesquiera sean sus signos y posicionamientos. Tal como señalaría el poeta César Vallejo, tengamos confianza “en el anteojo, no en el ojo /en la escalera, nunca en el peldaño, […] en el cauce, jamás en la corriente…”

 

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