La faceta periodística de José María Arguedas[1]

The jornalistic facet of José María Arguedas

A faceta jornalística da José María Arguedas

Urbano Muñoz Ruiz[2]

Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, Perú

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Recibido: 03-03-2021
Aceptado: 10-04-2021

 

 

Introducción

José María Arguedas tuvo una importante labor en el periodismo, como ensayista y crítico de cultura. Sobre esta faceta arguediana se ha escrito muy poco.

     Lienhard (2012) analizó las publicaciones arguedianas de las décadas de 1930 y 1940 e identificó la labor de un Arguedas “etnógrafo-periodista”, desplegada en forma paralela a su experiencia docente en Sicuani y en colegios de Lima (donde laboró también como funcionario del Ministerio de Educación). La producción de Arguedas publicada en medios masivos y científicos en las décadas de 1950 y 1960, es visto como propio de alguien con formación de etnólogo y que tiene un propósito ensayístico asociado a pretensiones científicas y teóricas.

Muñoz (2019) exploró la dimensión comunicacional del pensamiento arguediano e identificó un propósito comunicacional recurrente: que la población de Lima sepa que el Perú es mucho más que Lima y que existen en el país pueblos como los quechuas, cargados de historia, de vitalidad, sufrimiento y esperanza. Arguedas, a través de sus obras escritas reveló su insatisfacción respecto al comportamiento de los grandes medios masivos de difusión limeños, que tendían a presentar visiones falsas de la sierra peruana y reproducir la exclusión y el racismo seculares.

Este estudio responde a la cuestión: ¿cuáles son las características de la faceta periodística de José María Arguedas? Los objetivos son: 1) determinar la foja de servicios periodísticos de Arguedas; 2) analizar los inicios de la relación de Arguedas con los medios periodísticos; 3) determinar las etapas de su faceta periodística; 4) determinar el formato periodístico que más trabajó y; 5) describir las características del estilo manejado por José María Arguedas en sus escritos periodísticos.

 

Material y métodos

El corpus de estudio son las obras de corte antropológico y cultural de Arguedas,[3] tesis y otros estudios sobre la producción periodística arguediana. Para el acopio de información se usó la técnica del análisis documental y sus instrumentos: formulario de análisis documental y etiquetado de segmentos de datos. El tratamiento de la información acopiada implicó el uso de del método hermenéutico y su técnica: lectura crítica e interpretativa haciendo referencias al contexto sociocultural.

 

Foja de servicios periodísticos de Arguedas

1928: Publica en la revista Antorcha (año 1, núm. 1, 1 de junio), una “proclama a sus compañeros de colegio”; las composiciones “En el día de la madre”, “La mujer”, “Crítica”, y el poema “Ríe y canta”. En el núm. 2 (16 de junio), la composición “El amor a la Patria”. Y en el núm. 3 (4 de julio), la composición “Fantasía”.

Publica en el diario La Voz de Huancayo (9 de junio) la composición “Las señoritas Basurto”. Y en la revista Inti (Huancayo, año 1, núm. 1, septiembre) el artículo de opinión “¡La raza será grande!”.

1936: Publica en la revista Palabra. En defensa de la cultura. Órgano de los alumnos de la Facultad de Letras de la UNMSM (núm. 1, septiembre) el reportaje “Cómo viven los mineros en Cerro de Pasco”. En el núm. 2 (octubre) las notas “Curt Lange hace labor peruanista en Montevideo”, “Moisés Vivanco, buen intérprete de la música nacional”, “Federico García Lorca”; y la reseña “BASE, Revista ecuatoriana de Cultura”. Y en el núm. 3 (noviembre-diciembre) la crónica “Francisco Gómez Negrón y el valor de la música indígena” y la nota “Josefa Rosanska”.

1937: Publica en la revista Palabra (núm. 4, abril) las crónicas “Festival Pan-Americano de Música de Cámara”, “Conferencia cultural en la comunidad de Masma”; y la reseña “El tercer tomo del Boletín Latinoamericano de Música”.

1938: Publica en la revista Hoz y martillo (Lima, primera quincena de octubre), con el seudónimo de Pedro Tierra, el ensayo “César Vallejo, el más grande poeta del Perú”.

Publica en el diario La Prensa (Buenos Aires, 27 de noviembre) el ensayo “Simbolismo y poesía de dos canciones populares quechuas”.

1939: Publica en el diario La Verdad de Sicuani, Cuzco (16 de abril) el ensayo “Origen y sentido de la música popular mestiza”. El 23 de julio,[4] el informe “Trabajos y aspiraciones del Colegio Nacional Mateo Pumaccahua de Sicuani”. Y el 30 de noviembre,[5] el ensayo “Gabriel Aragón, poeta popular e intérprete del pueblo andino”.

Publica en el diario La Prensa (Buenos Aires, 24 de septiembre) el ensayo “Entre el kechwa y el castellano. La angustia del mestizo”. Y el 17 de diciembre, el ensayo “Los doce meses. Un capítulo de Guaman Poma de Ayala. Versión de las frases kechwas e interpretación del estilo”.

1940: Publica en la revista Pumaccahua de Sicuani, Cuzco (enero), el editorial “Pumaccahua” y el informe “La vida del pueblo indio y mestizo”.

Publica en el diario La Prensa (Buenos Aires, 21 de enero) la crónica “Los rezadores”. El 17 de marzo, el ensayo “El charango”. El 18 de agosto, el ensayo “La Canción Popular Mestiza en el Perú. Su valor documental y poético”. El 25 de agosto, el ensayo “La Canción Popular Mestiza en el Perú. Su valor documental y poético. Kilko Waraka. Gabriel Aragón. Cantos populares”. El 20 de octubre, la crónica “Fiesta de Tinta”. Y el 22 de diciembre, el ensayo “La cerámica popular india en el Perú”.

Publica en la revista Huamanga (Ayacucho, año VI, núm. 30, 25 de abril) la reseña “Las tribus de Ankcu Wallock de Víctor Navarro del Águila”.

Publica en la revista Romance (México, vol. 1, 1 de junio) el ensayo “La aurora de la canción popular mestiza”.

Publica en Educación. Revista de Pedagogía (México, núm. IV, junio)[6] el ensayo “El Wayno y el problema del idioma en el mestizo”.

1941: Publica en el diario La Prensa (Buenos Aires, 12 de enero) el ensayo “La feria”. El 23 de febrero, el ensayo “La Canción Popular Mestiza en el Perú. Su valor documental y poético”. El 2 de marzo, el ensayo “Ritos de la siembra”. El 27 de abril, la crónica “Carnaval de Namora”. El 15 de julio, el ensayo “La Fiesta de la Cruz. Danza de los “sijllas”. El 27 de julio, el ensayo “Ritos de la cosecha”. El 29 de julio, el ensayo “La Fiesta de la Cruz. La Cruz de Pampas y la danza de los “majeños”. El 14 de septiembre, el ensayo “Ritos del matrimonio entre los indígenas del Perú”. El 19 de octubre, el ensayo “El nuevo sentido histórico del Cuzco”. Y el 9 de noviembre, el ensayo “El varayok`, eje de la vida civil del ayllu”.

Publica en el diario El Comercio (Cuzco, 14 de enero) la carta “Vindicación del poeta Audaz del Castillo”.

Publica en el diario La Noche (28 de mayo)[7] el artículo de opinión “Carta-protesta al señor César Falcón”.

Publica en el diario La Verdad (26 de junio) el informe “Por el Día del Indio. Concurso literario promovido en el Colegio Mateo Pumaccahua”. Y el 19 de octubre, la nota “Página Literaria”.

1942: Publica en el diario La Prensa (Buenos Aires, 11 de enero) el ensayo “El “Tasa Tiachiy”: fiesta civil del ayllu”. El 15 de febrero,[8] el ensayo “El Carnaval de Tambobamba”. El 21 de junio, el ensayo “Los wayak`, guardianes de los trigales”. Y el 30 de agosto, el ensayo “El valor documental de la Fiesta del Señor de la Caña. Las danzas andinas”.

Publica en el diario La Verdad (4 de junio) “Una carta, mejor una admonición, del eminente Maestro José María Arguedas”.[9]

1943: Publica en el diario La Prensa (Buenos Aires, 28 de marzo) el ensayo “La danza de los sicuris”. Y el 5 de diciembre, el ensayo “El layk`a (brujo)”.

1944: Publica en Historia. Revista de Cultura (núm. 6, enero-junio)[10] el ensayo “Un método para el caso lingüístico del indio peruano”.

Publica en el diario La Prensa (Buenos Aires, 19 de noviembre) el artículo de opinión “En defensa del Folklore musical andino”.

1945: Publica en Historia. Revista de Cultura (núm. 10, abril-julio) el ensayo “Notas para el estudio de las fuentes indígenas del arte peruano. El valor documental y poético de los himnos religiosos quechuas”.

Publica en el diario La Prensa (Buenos Aires, 28 de enero) el ensayo “La muerte y los funerales”.

1946: Publica en el diario La Prensa (Buenos Aires, 3 de marzo) “Dos canciones kechwas”.

1947: Publica en el diario La Prensa (Buenos Aires) “Dos canciones quechuas”.[11] El 18 de septiembre, la carta “Rectificación a una publicación de La Tribuna”.

Publica en la revista Educación (vol. 2, núm. 8, marzo-abril) el informe “Experiencias Educacionales. “Mi primer amor”. Relatos de alumnos del Colegio Nacional Ntra. Sra. de Guadalupe. Notas acerca de la enseñanza de composición castellana y del grave problema de la educación del adolescente en los Colegios Nacionales de Lima”.

Publica en Las Moradas. Revista de las Artes y las Letras (vol. I, núm. 2, julio-agosto) la reseña “Dos cuentos quechuas”.[12]

Publica en la revista Educador Peruano (año 1, núm. 3, septiembre) el ensayo “Síntesis de la historia de la cultura en el Perú. Las culturas preincaicas”.

1948: Publica en el diario La Prensa (Buenos Aires, 6 de junio)[13] el ensayo “Acerca del intenso significado de dos voces quechuas”

Publica en la revista Mar del Sur (Lima, núm. 1, sept.-oct.) el ensayo “La literatura quechua en el Perú. La literatura erudita”.

1950: Publica en la revista Mar del Sur (Lima, núm. 9, enero-febrero) el ensayo “La novela y el problema de la expresión literaria en el Perú”. En Mar del Sur (año III, núm. 9, enero-febrero) la reseña “Tradición. Revista peruana de cultura”.

1951: Publica en el diario La Prensa (Lima, 18 de febrero) el ensayo “La ciudad de La Paz, una visión general y un símbolo”.

Publica en el diario La Crónica (Lima, 12 de agosto) la crónica “El aciago destino de “K´orilazo” Gómez Negrón”.

Publica en la revista Trilce (Lima, año I, núm. 2) el ensayo “Incorporación del toro a la cultura indígena”.

1952: Publica en la revista América Indígena (México, vol. XII, núm. 2) el ensayo “El complejo cultural en el Perú y el Primer Congreso de Peruanistas”.

Publica en la revista Caretas (Lima, núm. 53, julio) el artículo de opinión “En la polémica de un vestido opina el indigenista José María Arguedas”.

Publica en Letras Peruanas. Revista de humanidades (Lima, año II, núm. 8, octubre) el ensayo “Lo autóctono y lo occidental en el estilo de los dramas coloniales quechuas”.

1953: Publica en el diario La Prensa (Lima, 15 de abril) la carta “Sobre Folklore-El caso Ima Sumac”. El 23 de septiembre, el ensayo “La Sierra en el proceso de la Cultura Peruana”.

Publica en el diario El Comercio (9 de junio), la carta “Sobre la próxima presentación del drama Ollantay”.

Publica en la revista Folklore Americano (Lima, año I, núm. 1, noviembre) el informe “La primera semana del folklore americano”, el ensayo “Folklore del valle del Mantaro. Provincias de Jauja y Concepción” y las reseñas “Tradición, Revista Peruana de Cultura”, “Perú indígena. Órgano del Instituto Indigenista Peruano”.

Publica en la revista Sur (Lima, núm. 3) el “Ensayo de Interpretación Histórico-cultural del Cuzco”.

1954: Publica en la revista Panorama (Lima, año I, núm. 1, abril-mayo) el artículo de opinión “La música folklórica y popular en el Perú”.

Publica en el Suplemento Dominical del diario El Comercio (13 de junio) el ensayo “La Marinera, las academias y lo criollo”. En el diario El Comercio (18 de julio) el artículo de opinión “El folklore y las academias”, y el 5 de diciembre, la nota “Una canción quechua de Anta”.

Publica en el diario La Crónica (Lima, 30 de agosto) la crónica “Isidro Motta Obregón, un cantante huaylas”.

Publica en la revista Folklore Americano (Lima, año II, núm. 2, octubre) el informe “El Congreso Internacional de Folklore de San Pablo”, la nota “Sétima Conferencia Internacional de Música Folklórica” y las reseñas “Artículos sobre cultura folk”, “La música tradicional española en México”.

Publica en la Revista del Instituto Americano del Arte (Lima, vol. II, núm. 7, octubre) la reseña “Revista del Instituto Americano del Arte”.

Publica en el Boletín del Instituto de Folklore (Caracas, núms. 1-5, septiembre) la reseña “Boletín del Instituto de Folklore”.

1955: Publica en la revista Idea (Lima, año VI, núm. 24, abril-junio) la nota “Un admirable poeta quechua, aún no revelado”.

Publica en Suplemento Extraordinario del diario El Comercio (28 de julio) la nota “Danzas del Perú”. Y en Dominical (18 de agosto) la reseña “La poesía quechua actual”.

Publica en el diario La Nación (Lima, 28 de agosto) la “Carta al director de La Nación”.

Publica en la revista Letras Peruanas (Lima, año IV, núm. 12, agosto) la “Carta sobre “La Batalla” y la reseña “Taki Parwa y la poesía quechua de la República”.

1956: Publica en Dominical del diario El Comercio (17 de junio) la reseña “El libro Canto de amor y el fanatismo indígena”. En Suplemento Extraordinario (28 de julio) el artículo de opinión “La realidad actual del indio”. En el diario El Comercio (21 de octubre) la nota “Sobre el libro Canto de amor del Padre Lira”. Y en Dominical (18 de noviembre) el reportaje “Andahuaylinos, alemanes y amueshas (Un pequeño derrotero para la República)”.

Publica en la revista Folklore Americano (año IV, núm. 4) diciembre, la reseña “Archivos peruanos de folklore” y el ensayo “José Sabogal y las artes populares en el Perú”.[14]

Publica en la revista Fanal (Lima, vol. XII, núm. 46) el informe “Industrias populares en el Valle del Mantaro”.

Publica en la Revista del Museo Nacional (Lima, tomo XXV) el estudio etnográfico “Puquío. Una cultura en proceso de cambio”.

1957: Publica en la Revista del Museo Nacional (Lima, tomo XXV) el estudio etnográfico “Evolución de las comunidades indígenas. El Valle del Mantaro y la ciudad de Huancayo: un caso de fusión de culturas no perturbadas por la acción de las instituciones de origen colonial”.[15]

Se publica en el diario La Prensa (Lima, 17 de marzo) la entrevista tipo encuesta “Prosiguiendo nuestra campaña en torno al problema editorial en el Perú: Nueve preguntas a nuestros escritores”.[16] El 12 de junio publica el artículo de opinión “Celebraciones del Inti Raymi” y el ensayo “Sobre la poesía quechua”. Y el 30 de octubre, el informe “El estado actual de las reconstrucciones en el Cuzco”.

Publica en la revista Américas (Washington, vol. 9, núm. 9) el 21 de octubre, el ensayo “Canciones quechuas”.

Publica en la revista Idea (año VIII, núm. 32, julio-agosto) las notas “Mito y cuento en Simbilá” y “Mito y cuento en Simbilá”.

Publica en Dominical del diario El Comercio (17 de noviembre) la reseña “Películas de gesta”.

1958: Publica en la Revista del Museo Nacional (Lima, tomo XXVII) el estudio etnográfico “Notas elementales sobre el arte popular religioso y la cultura mestiza de Huamanga”.

Publica en el diario La Prensa (Lima, 2 de junio) el ensayo “La naturaleza de España y la Conquista”. El 6 de junio, la crónica “Puentes de España y del Perú”. El 4 de diciembre, el ensayo “¿Una novela sobre las barriadas? I”. Y el 23 de diciembre, el ensayo “¿Una novela sobre las barriadas? II”.

Publica en Dominical del diario El Comercio (7 de diciembre) el ensayo “París y la Patria”.

1959: Publica en la revista Cuadernos de Antropología (UNMSM, vol. II, núm. 1) el ensayo “Cambio de cultura en las comunidades económicamente fuertes”.

Publica en la revista La Rama Florida (Lima) la nota “Ijmacha. Canción quechua anónima”.

Publica en Dominical del diario El Comercio (19 de abril) el ensayo “Fomentar o dirigir las artes populares”. El 8 de noviembre, el ensayo “La sociología y la reforma de la educación secundaria”. Y el 22 de noviembre, el ensayo “Sociología y educación secundaria”.

1960: Publica en la revista Idea (Lima, núm. 43, abril-junio) el ensayo “Perú y Argentina”.

Publica en Dominical del diario El Comercio (8 de mayo) el ensayo “Reflexiones peruanas sobre un narrador mexicano”. El 12 de junio, el ensayo “Una responsabilidad del Ministerio de Educación y de la Universidad”. Y el 10 de julio, la nota “Inevitable respuesta”.

Se publica en la Gazeta de Lima (año II, núm. 11, junio, julio y agosto) la entrevista “Discusión de la narración peruana”.[17]

1961: Publica en la revista Folklore Americano (año VIII-II, núm. 8-9) la reseña “Una teoría para el Folklore Americano”. En Folklore Americano (año VIII-IX, núm. 8-9) el conjunto de cuentos “Cuentos religioso-mágicos quechuas de Lucanamarca” y el ensayo “La canción mexicana. Ensayo de clasificación y antología”.

Publica en Dominical del diario El Comercio (2 de julio) la nota “Homenaje a William C. Townsend”. Y el 1 de octubre, el ensayo “Un narrador para un nuevo mundo”.

Publica en la revista Idea (Lima, año XII, núm. 48-49, julio-diciembre) el ensayo “La soledad cósmica en la poesía quechua”.

Publica en el diario Expreso (24 de octubre) el artículo de opinión “El Perú y las barriadas”.

Publica en la Revista del Museo Nacional (Lima, tomo XXX) la “Bibliografía de los treinta tomos de la Revista del Museo Nacional”.

1962: Publica en Dominical del diario El Comercio (25 de febrero) el ensayo “Imagen de América Latina”. El 3 de junio, el ensayo “Notas sobre el folklore peruano”. El 24 de junio, el ensayo “El monstruoso contrasentido”. El 8 de julio, el ensayo “Apuntes sobre folklore peruano”. El 12 de agosto, el ensayo “Los señores y los indios”. El 7 de octubre, el artículo de opinión “No destruyamos el Perú amado”. El 30 de diciembre, el ensayo “Del retablo mágico al retablo mercantil”. Y en el diario El Comercio (11 de agosto) el ensayo “Embajada folklórica de Puno”.

Da una alocución por Radio Nacional del Perú, en abril,[18] con motivo de la premiación del Concurso “Mariano Melgar”.

Publica en el diario Expreso (19 de diciembre) el artículo de opinión “La caída del Ángel”.

1963: Publica en la Revista Peruana de Cultura (año 1, II-VI) el informe “Dos importantes proyectos de la Comisión Técnica Asesora de Folklore”.

Publica en la revista Humboldt (Berlín, número especial dedicado al “Primer coloquio de escritores iberoamericanos y alemanes”) la nota “Poesía quechua”.

Publica en la Revista del Museo Nacional (Lima, tomo XXXII) el estudio etnográfico “Las comunidades de Castilla y del Perú. Estructura del grupo”.[19]

Publica en Dominical del diario El Comercio (14 de abril) el artículo de opinión “Concursos folklóricos. Una iniciativa de Radio Nacional”. El 5 de mayo, el artículo de opinión “El Berioska, el Ballet Mejicano y la Embajada Puneña”. El 19 de mayo, el ensayo “La Lira Paucina”. El 29 de diciembre, el informe “Educación y Lingüística. Conclusiones fundamentales de una Mesa Redonda de especialistas”. En el diario El Comercio, el 5 de junio, la “Carta sobre folklore”. El 9 de junio, la “Carta del doctor José María Arguedas”. Y el 9 de junio, la “Carta a los jóvenes estudiantes a propósito de la muerte de Javier Heraud”.[20]

Publica en el diario Expreso (1 de mayo) el artículo de opinión “Un paso en defensa del Folklore Nacional”. El 23 de septiembre, el artículo de opinión “¿En otra misión?”. El 29 de septiembre, el artículo de opinión “Antihumana chicha”. Y el 8 de octubre, el artículo de opinión “La misma chicha”.

1964: Publica en el diario El Comercio (31 de enero) el artículo de opinión “El conjunto folklórico infantil de Paucartambo”. En Dominical (8 de marzo) el ensayo “Raza, geografía y cultura en el Perú”. El 7 de junio, el informe “La reorganización de los museos de la República”. El 19 de julio, el artículo “Danzas y cantos del Perú y no ballet folklórico”. El 1 de agosto, el artículo “Música y danzas del Perú”. El 30 de agosto, el artículo “Las palabras de José María Arguedas”. Y el 4 de octubre, el informe “México: Los museos y la historia del hombre”.

Publica en la revista Cultura y Pueblo (Lima, año 1, núm. 1, enero-marzo) los ensayos “La cultura y el pueblo en el Perú”, “La sierra y nuestra civilización” y “¿Qué es el folklore? (I)”. En el núm. 2 (abril-junio) la columna “Nuestra Literatura”; y los ensayos “¿Qué es el folklore? (II)”, “Relaciones entre la geografía, raza, la economía y las costumbres en nuestro país”. En el núm. 3 (julio-septiembre) el ensayo “¿Qué es el folklore? La literatura oral. El cuento (III)”. En el núm. 4 (Oct.-Dic.) el ensayo “¿Qué es el folklore? Estudio del cuento (IV)”.

Publica en el diario Expreso (29 de febrero) el artículo de opinión “Municipio y cultura en Lima (I)”. El 1 de marzo, el artículo “Municipio y cultura en Lima (II)”. El 12 de abril, la reseña “La Sinfónica y el Grupo “Histrión” en Huancayo”. El 24 de abril, el artículo “La Sinfónica y el Grupo “La Patria”. Y el 9 de diciembre, la crónica “Pedro Lastra y Santiago de Chile”.

Publica en la Revista Peruana de Cultura, Órgano de la Comisión Nacional de Cultura (Lima, núm. 3, octubre) el ensayo “De `Taki Parwa´ a `Taki Ruru´”.

1965: Publica en la Revista Histórica (Lima, tomo XXVIII) el ensayo “El mestizaje en la literatura oral”.

Publica en Separata de la revista Folklore Americano (Lima, año XIII, núm. 13) el informe “Breves selecciones de insultos quechuas”.

Publica en la revista Historia y Cultura. Órgano del Museo Nacional de Historia (Lima, vol. I, núm. 1) el editorial “Nota Preliminar”.

Publica en Dominical del diario El Comercio (28 de febrero) la crónica “La piedra de Sayhuite en el Palacio de Gobierno”. El 21 de marzo, el informe “Coloquio de escritores en Génova”. Y el 8 de agosto, el artículo de opinión “La agonía del Museo Nacional de Antropología y Arqueología”. En el diario El Comercio (14 de julio) la nota “Sebastián Salazar Bondy”. El 12 de octubre, la crónica “New York y Quito”. El 5 de noviembre, la crónica “Danzas de Puno a México”. Y el 7 de noviembre, el informe “Dos importantes coloquios internacionales sobre problemas históricos y sociales del Perú y América”.

Publica en la revista Cultura y Pueblo (Lima, año 11, núm. 6, abril-junio) el ensayo “¿Qué ese el folklore? Estudio de los cuentos. Método de análisis (V)”.

1966: Publica en la revista Marcha (Montevideo, vol. XXVII, núm. 1299, abril) la crónica “Estados Unidos: ¿Un gigante de qué?”.

Se publica en el diario El Comercio (4 de marzo) la carta “José María Arguedas agradece a nuestro diario sus campañas”. El 21 de febrero, la crónica “Más sobre Premio del Concurso Folklórico”. El 17 de abril, el artículo de opinión “La política Cultural del Estado y la crisis de los Museos”. El 4 de julio, una carta de José María Arguedas sobre la guitarra y los indios. El 17 de julio, el artículo de opinión “Indios y guitarras”. En Dominical (26 de junio) la reseña “Raúl García Zárate, un intérprete de la música completa de Ayacucho”; y el 10 de julio, la reseña “Nosotros los maestros bilingües”.

Publica en la revista Historia y Cultura del Museo Nacional de Historia (Lima) la “Nota de introducción”.

Publica en el boletín informativo Gaceta Sanmarquina (UNMSM, núm. 29, octubre) el discurso con motivo de la entrega del Doctor Honoris Causa a John Murra.

1967: Publica en la revista Cuadernos de Folklore (UNALM, núm. 1) los ensayos “Lo popular y lo folklórico” y “La difusión de la música folklórica andina. Clasificación de un catálogo de discos”.[21]

Publica en Dominical del diario El Comercio (29 de enero) el ensayo “Navidad y Huaylas, de lo mágico a lo nacional”. El 12 de marzo, la crónica “Puno, otra capital del Perú”. El 3 de diciembre, la crónica “Guimaraes Rosa: “Yo no le tengo miedo a nadie”. Y el 31 de diciembre, la reseña “Rodolfo Holzmann y la música peruana”.

Publica en la revista Rukanas (Lima, año 1, núm. 1) el artículo de opinión “Los tres niveles en los cantos de Puquío”.

Publica en la revista Amaru (Lima, núm. 3, julio-septiembre) el ensayo[22] “Mitos quechuas post-hispánicos”.

1968: Publica en Dominical del diario El Comercio (30 de junio) el artículo de opinión “De lo mágico a lo popular, del vínculo local al nacional”.

Se publica en la revista Amaru (núm. 6, abril-junio) la nota “En el trigésimo aniversario de la muerte de Vallejo”.[23] Y en el núm. 8 (octubre-diciembre) la reseña “Acerca de una valiosísima colección de cuentos quechuas”.

Se publica en la revista Oiga (Lima, núm. 529, 20 de septiembre) la “Carta a Paco Igartua”.

1969: Publica en Dominical del diario El Comercio (febrero) el artículo de opinión “La colección Alicia Bustamante y la Universidad”. El 16 de noviembre, la nota “Homenaje a Carlos Cueto”. El 7 de diciembre, el artículo de opinión “Salvación del arte popular”.

Se publica en la revista Oiga (Lima, núm. 313, 28 de febrero) la “Carta de José María Arguedas a los profesores y alumnos de la Universidad Nacional Agraria”. En el núm. 333 (julio) el artículo de opinión “El Ejército Peruano”. Y en el núm. 353 (diciembre) la carta “Publicar fuentes”.

 

Los inicios de la relación de Arguedas con los medios periodísticos

Arguedas comenzó a relacionarse con los medios periodísticos en 1928, cuando tenía 17 años y estudiaba el tercer año de Media en el colegio Santa Isabel de Huancayo. Publicó por primera vez sus escritos, en Antorcha (una revista que fundó con sus compañeros de estudio), en el diario La Voz de Huancayo y la revista Inti. Fueron nueve los escritos publicados: siete en Antorcha, uno en La Voz de Huancayo y uno en Inti (Arguedas, 1983).

El contexto estuvo marcado por una serie de dificultades que aquel año enfrentó el Santa Isabel, dificultades originadas por la política reeleccionista de Leguía. En el primer semestre se cambió tres directores (Guillermo Urrelo, Juan Franco y Nemesio Rodríguez), debido a la proximidad de las elecciones y el afán del gobierno por asegurar en la dirección del colegio más influyente de Huancayo a gente de su absoluta confianza. Esta situación motivó la activa participación de Arguedas y varios compañeros en reiteradas protestas estudiantiles; incluso Arguedas se rebeló contra su profesor de castellano, quien solicitó su expulsión (Pinilla, 2012).

Estos hechos no se explicitan en los escritos publicados, pero resuenan en uno de ellos, la “Proclama”. Arguedas lo elaboró en su condición de vicepresidente de la Junta Directiva de la Federación Estudiantil Isabelina (FEI). El contenido del texto se configura a partir de un dato actual: la nominación de los delegados del colegio y la subsecuente elección del cuerpo directivo de la FEI en un contexto difícil, y entonces el alumno Arguedas habla de la importancia de la lucha que conduce al éxito e invoca a la unidad de sus compañeros para defenderse de una amenaza que se cierne sobre ellos: “Defendámonos cuando llegue el momento en que algún poder quiere hacernos un mal, enderecemos lo que está torcido y no dejemos que ni por un momento nos quiten la luz”. Invoca también a la persistencia: “Cuidado con retroceder ante el rasguño de la primera espina”, “a fin de que la Federación trabaje por el futuro de Santa Isabel” (Arguedas, 2012a, págs. 103-105).

Su condición de dirigente estudiantil y el hecho de que publicó de golpe siete escritos en Antorcha hablan del rol protagónico de Arguedas en el Santa Isabel de Huancayo.

 

Ello se explica considerando algunos presupuestos: en 1928, tenía una experiencia nada usual en personas de su edad debido a sus viajes por numerosos pueblos de Ayacucho, Apurímac y Huancavelica, acompañando a su padre; había estudiado en varios centros educativos, incluyendo el colegio “San Luis Gonzaga” de Ica, donde el año anterior cursó el segundo año de Media; y poseía una predisposición a la escritura de textos narrativos, por lo cual incluso, según uno de sus testimonios, en Huancayo escribió una novela “como de 600 páginas” que desapareció en manos de la policía (Arguedas, 2012a).

Fotografía de José María Arguedas (a los 17 años), tomada en Huancayo en 1928
Imagen 1. Fotografía de José María Arguedas (a los 17 años), tomada en Huancayo en 1928.
Fuente: www.saw-as-iray.com

 

Etapas de la faceta periodística de Arguedas

Se ha identificado tres etapas en el itinerario periodístico arguediano: los inicios (1928), el reporterismo universitario (1936-1937) y el periodismo cultural (1938-1969).

       La etapa de los inicios (1928) se asocia a sus escritos juveniles publicados en medios locales de la ciudad de Huancayo.

 

Tabla 1: Medio y frecuencia de producción periodística de José María Arguedas en los inicios

Año

Diario

Revista de difusión masiva

Revista de difusión institucional

1928

La Voz de Huancayo (1)

Inti, Huancayo (1)

Antorcha, Huancayo (7)

Total

1 (1)

1 (1)

1 (7)

Fuente: Elaboración propia.

 

       Se observa en la tabla que Arguedas publicó en dos medios de difusión masiva: el diario La Voz de Huancayo y la revista Inti. Son apenas dos artículos, pero indican la existencia, en su autor, de un propósito comunicacional de llevar determinados mensajes a un público masivo.

       ¿Cuál fue ese propósito? El de realizarse y hacerse conocido como escritor socialmente comprometido.

       Su predisposición a escribir textos narrativos se evidenció en 1925. Se sabe que en las vacaciones de ese año, al finalizar la Primaria en el colegio Miguel Grau de Abancay, Arguedas trabajó en un trapiche de la hacienda El Triunfo, propiedad de un pariente, donde se lesionó y estuvo a punto de perder la mano derecha. Tiempo después, dijo en uno de sus testimonios que durante la convalecencia descubrió la literatura a través de las novelas de Víctor Hugo y esa lectura le produjo tal emoción que tenía que dejar el libro para salir al campo a respirar a pleno pulmón, y hasta se aprendió de memoria la larga carta de Mario a Cosette, en Los Miserables. Así comenzó a interiorizar el modelo de escritor, también el modelo de amor romántico de Víctor Hugo que encajaba con los principios cristianos predicados en el colegio, con un énfasis en el ideal de mujer virginal (Pinilla, 2012).

       Según Pinilla (2012), en 1928, Arguedas ya maduraba su proyecto de escritor, por eso citó en sus escritos a González Prada, José Santos Chocano y Aguirre Morales; siguió “devorando” las obras de Víctor Hugo; leyó también a Rubén Darío, a Rodó –Ariel y Motivos de Prometeo–, textos en los que, siguiendo a Hugo y Rousseau, despotricó contra el utilitarismo. Y presentaba un interés por apropiarse de la figura del escritor comprometido con su sociedad (del escritor o poeta “encargado de las almas” que perfilaba Rodó, cuyo paradigma era Víctor Hugo) y que paralelamente Arguedas realizaba lecturas “más serias”, pues citó textos de Haya de la Torre (del que apreciaba los escritos ensalzando a Sandino y la revolución Indoamericana) y de Mariátegui, a quien desde Huancayo seguía con entusiasmo a través de la revista Amauta.

 

Mariátegui orienta su especial sensibilidad con respecto a la plástica y a otras manifestaciones artísticas y ordena sus sentimientos frente a la desigualdad, asociándolos a valores de justicia social. Su mensaje impregnó de un carácter heroico el proyecto de escritor de Arguedas pues lo invitaba a asumirlo como una misión destinada a un narrador –aún inexistente pero esperado ansiosamente- llamado a desempeñar en ese campo una labor similar a la de César Vallejo en la poesía: inaugurar el ciclo de la narrativa auténticamente peruana. La autenticidad exigía, para Mariátegui, que el narrador poseyera un profundo conocimiento de la realidad social andina. Arguedas estaba convencido de poseer tales condiciones y otras más, y es en base a ellas que termina de modelar los objetivos fundamentales de su proyecto de escritor (Pinilla, 2012, pág. 22).

 

El análisis de los escritos juveniles de Arguedas permite hacer estas deducciones. Ellos presentan muchas preocupaciones en estado incipiente y que años después serán recurrentes en el itinerario periodístico arguediano. Particularmente, observamos dos preocupaciones, bien nítidas: la demanda de la autenticidad en oposición a la imitación en un continente y en un país como América y el Perú, tan ricos por su diversidad, y la búsqueda de la reivindicación de la cultura andina, asociada a los términos “indio” e “indoamericano”.[24]  Léase estos extractos:

 

Oh, hombres peregrinos… ¡hombres autómatas, inconscientes imitadores de otros!, ¿queréis que yo os muestre la felicidad que tanto buscáis? Está muy cerca de vosotros... América es ahora Americana; antes no, era Europea… En trescientos años el indoamericano se ha encontrado y se defiende…. ¡Americanos!, el indio que fue autómata de sus “actos”, puede hoy en día salir de las estepas e ir a contemplar el mar desde sus orillas (Arguedas, 2012a, págs. 107, 120).

 

La etapa del Arguedas reportero universitario (1936-1937) se evidencia en sus publicaciones en la revista Palabra. En defensa de la cultura.

 

Tabla 2: Medio y frecuencia de producción de
José María Arguedas como reportero universitario

Año

Diario

Revista de difusión masiva

1936

-

Palabra, Lima (7)

1937

-

Palabra, Lima (3)

Total

 

1 (10)

Fuente: Elaboración propia.

 

La tabla muestra que en esta etapa fueron diez las publicaciones de Arguedas y en un solo medio de difusión. En cantidad, no hubo avance en comparación a la etapa de los inicios. El avance se dio en la calidad de los trabajos: fueron mejor elaborados y con arreglo a la técnica periodística, con sus reglas bien definidas (claridad, precisión y concisión) (Orbegozo, 2000), además de que el medio en que se publicaron era limeño, por lo tanto con mayor impacto que uno de provincias, lo que se explica por ser el Perú un país centralista.

Para una comprensión de esta etapa, hay que considerar algunos datos antecedentes. Según Forgues (1995), a inicios de 1929, en las vacaciones de verano, Arguedas visitó a sus tíos José Manuel Perea y Zoila Peñafiel en la hacienda de Viseca, y comenzó a escribir, en un cuaderno escolar, el ensayo “Indio” y un cuento sobre los abusos de los gamonales en la región. Indicio de la evolución de su proyecto de escritor, por lo cual indudablemente le urgía para su realización un instrumento tan eficaz como el periodismo, verdadero almácigo de escritores (Bonet, 1968).

Dos años después, en 1931, ingresó a la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) para estudiar Educación. Pero sus estudios se vieron interrumpidos en 1932. Este año fue difícil para el país: se produjo un intento fallido de asesinar al presidente de la república (Sánchez Cerro) y el gobierno reaccionó con una violenta represión contra apristas y comunistas, que desembocó en el fusilamiento de ocho marineros en el Callao, el aplastamiento del levantamiento aprista en Trujillo (con el saldo de miles de muertos) y el receso de San Marcos. El receso duró hasta 1935.

En 1936, Arguedas fue elegido delegado del tercer año ante el Centro Federado de la Facultad de Letras y fundó junto con Alberto Tauro del Pino, Augusto Tamayo Vargas, José Alvarado Sánchez y Emilio Champion, escritores de la misma generación, la revista Palabra. En defensa de la cultura. Órgano de difusión de los alumnos de la Facultad de Letras de la UNMSM. Hasta entonces, Arguedas ya había desarrollado una parte de su itinerario literario, publicando cuentos: “Warma Kuyay” (1933),[25] “Los comuneros de Akola”, “Los comuneros de UtejPampa”, “K’ellk’ataj-pampa”, “El Vengativo” (1934),[26] el libro de cuentos Agua (1935).[27]

San Marcos fue un ambiente que estimuló a Arguedas en su proyecto de escritor y estudioso de la cultura andina. Esto último se evidenció en su asistencia a un curso de Antropología en la Facultad de Ciencias Biológicas, Físicas y Matemáticas, y en un viaje que hizo con el poeta Manuel Moreno Jimeno al valle del Mantaro, donde confirmó sus intuiciones sobre la poderosa presencia de lo andino definiendo el proceso de modernización en esa región (Pinilla, 2012).

Fuera de la universidad, había espacios del ambiente cultural limeño, como la Peña Pancho Fierro, que fue igualmente estimulante. Con José Ortiz Reyes, Emilio Adolfo Westphalen y otros escritores amigos, Arguedas asistía a esta Peña dirigida por las hermanas Alicia y Celia Bustamante. El escritor se casó con Celia tres años más tarde.

En 1937, mientras escribía para la revista Palabra, solía asistir a tertulias con periodistas donde se discutía sobre el socialismo, pero al parecer no estaba del todo satisfecho. En una carta de este año a su hermano Arístides le confesó:

 

Yo estoy cansado de la vida de ciudad; además odio profundamente la vida intelectual que estoy llevando; yo no quiero ser de ninguna manera un intelectual; muy pronto me largaré por ahí, a vivir, a vivir ciertamente la vida del pueblo. Después escribiré, escribiré con sangre; no por profesión (Cit. en Pinilla, 2012, pág. 24).

 

Terminó sus estudios de Educación ese mismo año, pero pronto fue encarcelado en el penal El Sexto, por protestar ante la visita del general fascista italiano Camarotta a San Marcos.[28]

       ¿Cuáles fueron las motivaciones de Arguedas para hacer periodismo? ¿Ellas tuvieron que ver con su proyecto de escritor comprometido, con una orientación política hacia el socialismo, inspirado sobre todo por Mariátegui, como muchos jóvenes universitarios de su generación?

       Sus creaciones literarias y textos periodísticos tuvieron, sin duda, esa motivación principal. Por eso realizó su viaje a Cerro de Pasco en 1937 y escribió su primer reportaje “Cómo viven los mineros en Cerro de Pasco”, dando cuenta de las condiciones infrahumanas en que vivían los mineros. Viajó en automóvil, recorrió la ciudad y alrededores, conversó con algunos obreros (le preguntaron: “¿Vienes de parte del gobierno, señor? ¿Vas a hablar por los obreros?”, “No. Voy a hablar, pero no soy del gobierno. Escribo en libros, en revistas”, respondió) (Arguedas, 2012a, págs. 121-130). Arguedas logró ingresar a una casa y entrevistó a la esposa de un minero. Hizo su trabajo con la meticulosidad y la sensibilidad que se espera de un buen periodista.

       Al analizar las publicaciones periodísticas arguedianas de esta etapa, se encuentra sus preocupaciones e intereses por la autenticidad (en oposición a la imitación) y la reivindicación de la cultura andina, especificada en una línea de interés: el estudio y la promoción del folclor musical andino y de sus intérpretes.

       Así, en la nota “Moisés Vivanco, buen intérprete de la música nacional”, Arguedas pide que Vivanco no haga tangos, ni rancheras, ni valses híbridos, sosteniendo que “nuestra música, nuestros “aires serranos” son mil veces mejores que toda esa música “para baile”. Y en la crónica “Francisco Gómez Negrón y el valor de la música indígena” escribe:

 

La música india no es ese sonsonete triste que hemos escuchado siempre en malos discos… La música indígena es esa que tocan y cantan Gómez Negrón, Moisés Vivanco y algunos más en Lima. Música que sabe expresar con fuerza todas las emociones, todos los sentimientos (Arguedas, 2012a, pág. 137).

 

 

       Asimismo, se encuentra una nueva preocupación: el tratamiento del proletariado minero y sus problemas, evidente en el reportaje “Cómo viven los mineros en Cerro de Paso”, y que, según lo ha hecho notar Lienhard (2012), por su tonalidad rebelde, se vincula al cuento “Agua” y anticipa el advenimiento de la novela Todas las sangres, publicada tres décadas más tarde.

       La última y la más prolongada etapa en el itinerario periodístico arguediano, el periodismo cultural (1938-1969), se inició tras la liberación del escritor de su confinamiento en El Sexto y se desarrolló paralelamente a sus labores de literato, docente (de educación básica y educación superior), funcionario del Ministerio de Educación y antropólogo estudioso de la realidad cultural peruana, hasta su muerte.

Fotografía de Arguedas y sus amigos del Centro Musical Andino de Huancayo, captada en 1954 por el músico y fotógrafo Teófilo Hinostroza
Imagen 2. Fotografía de Arguedas y sus amigos del Centro Musical Andino de Huancayo, captada en 1954 por el músico y fotógrafo Teófilo Hinostroza.
Fuente: Archivo Zoila Hinostroza.

 

Tabla 3. Medio y frecuencia de producción de José María Arguedas como periodista cultural

Año

Diario

Revista de difusión masiva

Revista especializada

1938

La Prensa, Buenos Aires (1)

Hoz y martillo, Lima (1)

-

1939

La Verdad, Sicuani (3)

La Prensa, Buenos Aires (2)

-

-

1940

La Prensa, Buenos Aires (6)

Pumaccahua, Sicuani (2)

Huamanga, Ayacucho (1)

Romance, México (1)

Educación, México (1)

1941

La Prensa, Buenos Aires (10)

El Comercio, Cuzco (1)

La Noche, Lima (1)

La Verdad, Sicuani (2)

-

-

1942

La Prensa, Buenos Aires (4)

La Verdad, Sicuani (1)

-

-

1943

La Prensa, Buenos Aires (2)

-

-

1944

La Prensa, Buenos Aires (1)

 

Historia, Lima (1)

1945

La Prensa, Buenos Aires (1)

 

Historia, Lima (1)

1946

La Prensa, Buenos Aires (1)

-

-

1947

La Prensa, Buenos Aires (2)

 

Las Moradas, Lima (1)

Educación, Lima (1)

Educador Peruano, Lima (1)

1948

La Prensa, Buenos Aires (1)

 

Mar del Sur, Lima (1)

1950

-

-

Mar del Sur, Lima (2)

1951

La Prensa, Lima (1)

La Crónica, Lima (1)

 

Trilce, Lima (1)

1952

-

Caretas, Lima (1)

América Indígena, México (1)

Letras Peruanas, Lima (1)

1953

La Prensa, Lima (2)

El Comercio, Lima (1)

 

Folklore Americano, Lima (4)

Sur, de Lima (1)

1954

El Comercio, Lima (3)

La Crónica, Lima (1)

Panorama, Lima (1)

 

Folklore Americano, Lima (4)

Rev. Inst. Americ. del Arte, Lima (1)

Boletín del Inst. de Folklore, Lima (4)

1955

El Comercio, Lima (2)

La Nación, Lima (1)

Idea, Lima (1)

Letras Peruanas, Lima (2)

1956

El Comercio, Lima (4)

 

-

Folklore Americano, Lima (2)

Fanal, Lima (1)

Rev. del Museo Nacional, Lima (1)

1957

La Prensa, Lima (4)

El Comercio, Lima (1)

Américas, de Washington (1) Idea, Lima (2)

Rev. del Museo Nacional, Lima (1)

1958

La Prensa, Lima (4)

El Comercio, Lima (1)

-

Rev. del Museo Nacional, Lima (1)

1959

El Comercio, Lima (3)

-

Cuadernos de Antropología, Lima (1)

La Rama Florida, Lima (1)

1960

El Comercio, Lima (3)

Idea, Lima (1)

Gazeta de Lima, Lima (1)

1961

El Comercio, Lima (2)

Expreso, Lima (1)

Idea, Lima (1)

Folklore Americano, Lima (3)

Rev. del Museo Nacional, Lima (1)

1962

El Comercio, Lima (8)

Expreso, Lima (1)

-

-

1963

El Comercio, Lima (7)

Expreso, Lima (4)

-

Rev. Peruana de Cultura, de Lima (1)

Humboldt, de Berlín (1)

Rev. del Museo Nacional, Lima (1)

1964

El Comercio, Lima (7)

Expreso, Lima (5)

-

Cultura y Pueblo, de Lima (9)

Rev. Peruana de Cultura, Lima (1)

1965

El Comercio, Lima (7)

 

-

Revista Histórica, Lima (1)

Folklore Americano, Lima (1)

Historia y Cultura, Lima (1)

Cultura y Pueblo, Lima (1)

1966

El Comercio, Lima (7)

Marcha, Montevideo (1)

Historia y Cultura, Lima (1)

Gaceta Sanmarquina, Lima (1)

1967

El Comercio, Lima (4)

Rukanas, Lima (1)

Cuadernos de Folklore, Lima (2)

Amaru, Lima (1)

1968

El Comercio, Lima (1)

Oiga, Lima (1)

Amaru, Lima (2)

1969

El Comercio, Lima (3)

Oiga, Lima (3)

-

Total

8 (128)

11 (19)

26 (65)

 

En la tabla no aparece el año de 1949, pues Arguedas no publicó en medios periodísticos ya que ese año fue cesado de su trabajo en el Ministerio de Educación. Esto fue un efecto de la campaña desatada en su contra desde 1947 por el diario aprista La Tribuna por considerársele comunista. Su situación económica se agravó tras su despido (Pinilla, 2012).

Los medios que muestra la tabla son ocho diarios (uno extranjero, seis capitalinos, uno de provincia), 11 revistas de difusión masiva (tres extranjeros, seis capitalinos, dos de provincia) y 26 revistas especializadas (tres extranjeros, 23 capitalinos). En total 45 medios, la mayoría de Lima, seguidos en orden de importancia por medios extranjeros.

Un solo diario extranjero, La Prensa, de Buenos Aires, aparece en la tabla, pero lo significativo es que este medio publicó 31 textos de Arguedas (por encima de los 17 que le publicó El Comercio, de Lima, el segundo periódico que publicó más a Arguedas), y fue el primero en acoger las producciones del escritor, desde 1938, mientras que los diarios de Lima comenzaron a publicarle los artículos varios años más tarde: La Prensa y La Crónica (desde 1951), El Comercio (desde 1953), Expreso (desde 1961), cuando Arguedas ya tenía un prestigio ganado como literato y estudioso de la cultura andina.

El ensayo “Simbolismo y poesía de dos canciones populares quechuas” fue el primer texto que Arguedas publicó en La Prensa, de Buenos Aires, en 1938. Los dos años siguientes, ya como docente en el colegio Pumacahua de Sicuani, Arguedas siguió colaborando para el diario, siempre trabajando temas del folclor andino. No era todavía un antropólogo profesional, pero estuvo embarcado en hacer etnografías de las comunidades quechuas de su entorno y sobre eso publicó. Es decir, fue un periodista etnógrafo (Lienhard, 2012), un tipo de periodista que no se limita a trabajar sobre la actualidad noticiosa, sino que investiga con la acuciosidad de un científico social temas “inactuales” como el folclor, pero que en lo profundo encierran detalles poco conocidos por el gran público.

 En los siete años posteriores, ya radicando en Lima, Arguedas no dejó de colaborar para el medio argentino, siempre en la misma línea de asuntos: el mundo cultural andino cada vez más ampliado, pues ya no solo daba cuenta del tema en los departamentos del centro sur peruano, sino que fue realizando sus indagaciones en departamentos de otras regiones, como el que le permitió elaborar su crónica sobre el carnaval de Namora (Cajamarca) en 1941. Diez años colaboró para La Prensa, de Buenos Aires, y por su intermediación, tuvo tempranamente un impacto internacional en la medida en que fue leído en más de un país.

La relación de Arguedas con las revistas especializadas, que en términos generales fueron los medios donde más publicó, comenzó en 1940. Ese año asistió invitado al Congreso Indigenista Interamericano de Pátzcuaro, en México, y publicó en Educación, revista de Pedagogía, el ensayo “El Wayno y el problema del idioma en el mestizo”.

Otro detalle observado en la tabla 3 es la concentración de sus publicaciones en las revistas especializadas a partir de 1947. Ello debe relacionarse con su trabajo intenso en los campos del estudio de la cultura andina y la promoción de los valores del folclor andino. Recuérdese que un año antes, comenzó sus estudios en el Instituto de Etnología y Arqueología de San Marcos, recientemente creado por el Dr. Luis E. Valcárcel. Y en 1947, fue nombrado Conservador General de Folklore, en el Ministerio de Educación, desde donde inició una gran labor de recopilación de expresiones artísticas de la tradición andina y formó un gran archivo.[29]

También en 1947, integró una comisión investigadora sobre la muerte del estudiante Heriberto Avellaneda Beltrán como consecuencia de los movimientos estudiantiles en el colegio “Nuestra Señora de Guadalupe”. Poco después el diario aprista La Tribuna lo “denunció” como comunista (Arguedas, 1983).

Los años posteriores en la vida de Arguedas fueron de la misma intensidad. Así, en 1948, fue secretario del Comité Interamericano de Folklore y publicó estudios sobre literatura quechua, mientras desplegaba su labor de promotor del folclor musical andino. Siguió de cerca a los mejores intérpretes andinos en los coliseos de Lima, en las fiestas patronales de las asociaciones de migrantes en Lima.

Montoya (2012) recuerda que Arguedas fue el gestor para que ese año el ancashino Jacinto Palacios grabase el primer disco de música folklórica y para que los músicos, danzantes y cantantes andinos obtuvieran un carnet de artista, ofrecido por la Casa de la Cultura luego de exámenes serios ante un jurado compuesto por él, Josafat Roel Pineda y Jaime Guardia.

 

Un sencillo carnet de artista folklórico fue el primer reconocimiento oficial en un país en el que los indígenas fueron estructuralmente excluidos desde el 28 de julio de 1821, día de la independencia supuestamente nacional, pero solo criolla. Esta contribución de José María Arguedas para afirmar la autoestima de los intérpretes es, en mi opinión, uno de los elementos claves para entender su posterior conversión en héroe cultural (Montoya, 2012, pág. 81).

 

En 1950, Arguedas concluyó sus estudios de etnología, regresó al Ministerio de Educación del cual había cesado un año antes, pero esta vez como Jefe de la Sección Bellas Artes y Despacho. Ese año también impartió clases en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones y publicó, en la revista Mar del Sur, su ensayo “La novela y el problema de la expresión literaria en el Perú”.[30]

En 1951, fue invitado a una reunión de expertos en trabajo indígena en La Paz, Bolivia y preparó un Programa de danzas y canciones del Perú. Logró, que se presentaran por primera vez expresiones del más puro folclor andino vez en el Teatro Municipal de Lima, en el marco del Primer Congreso Internacional organizado por la UNMSM. La presentación en el Teatro Municipal fue mencionada por Arguedas con mucho orgullo, en repetidas ocasiones (Pinilla, 2012).

Luego de muchos años, en 1952, Arguedas volvió a Puquío para realizar un estudio antropológico. Viajó al valle del Mantaro para recopilar las expresiones de la cultura popular y publicó Cuentos mágico-realistas y canciones de fiestas tradicionales del valle del Mantaro. Provincias de Jauja y Concepción.[31] También viajó al Cusco para estudiar la fiesta de Inti Raymi y preparar un guion para las ceremonias. Asimismo, integró la comisión encargada de elaborar un nuevo programa para las Secciones Normales del Conservatorio Nacional y de la Escuela Nacional de Bellas Artes.

Arguedas con dos danzantes de tijeras, imagen captada en 1962 por Abraham Guillén
Imagen 3. Arguedas con dos danzantes de tijeras, imagen captada en 1962 por Abraham Guillén. Archivo Dirección de Patrimonio Inmaterial Contemporáneo, Ministerio de Cultura del Perú. Tomada del libro Arguedas: Perú infinito, de C.M. Pinilla (2011).

En 1953, fue nombrado jefe del Instituto de Estudios Etnográficos del Museo de la Cultura Peruana, asimismo secretario del Comité Interamericano de Folklore y editó la revista Folklore Americano, órgano del comité, en el que publicó varios artículos, comentarios y reseñas. El año siguiente, publicó su novela corta Diamantes y pedernales y el cuento Orovilca, y adoptó la gramática propuesta por el Congreso Indigenista de La Paz para la escritura del quechua.

Con su cuento “La muerte de los hermanos Arango” ganó el Concurso del diario El Nacional de México en 1955, el año en que publicó su traducción del poema Apu inka Atawallpaman y dio cuenta de Taki Parwa, el libro de poemas de Andrés Alencastre, que consideró la contribución más importante a la literatura quechua desde el siglo XVIII.[32]

En 1956, publicó Estudio etnográfico de la feria de Huancayo, Puquío. Una cultura en proceso de cambio y “Andahuaylinos, alemanes y amueshas (Un pequeño derrotero para la República)”,[33] su segundo reportaje, escrito con buen manejo de la técnica periodística.

En 1957, obtuvo el grado de bachiller en Etnología con su tesis “La evolución de las comunidades indígenas” (que fue publicado en la Revista del Museo Nacional), publicó el cuento “Hijo solo” y la reseña “Películas de gesta,”[34] en la cual dio cuenta de las películas documentales del “Cine Club Cuzco”, incursionando en el campo de la crítica cinematográfica.

El año siguiente, ingresó como docente a la UNMSM, ganó el Premio de Fomento a la Cultura con su tesis de bachiller, obtuvo una beca de UNESCO para realizar su tesis doctoral “La Comunidades de España y del Perú” y publicó el ensayo “¿Una novela sobre las barriadas?”,[35] en la que dio cuenta de la narrativa urbana de la década de 1950, con lo cual incursionó en el campo de la crítica literaria.

En 1959, ganó el Premio Nacional de Fomento a la Cultura Ricardo Palma con su novela Los ríos profundos, que le prodigó éxito internacional, evidenciado en comentarios elogiosos de la crítica. Arguedas comenzó a ser cada vez más solicitado para integrar jurados, emitir opiniones y realizar programas de difusión de folclor andino y arte peruano en general.

En 1960, publicó el ensayo “Reflexiones peruanas sobre un narrador mexicano”,[36] texto de crítica literaria sobre los libros El llano en llamas y Pedro Páramo, de Juan Rulfo. A este trabajo le siguió, en 1961, el ensayo “Un narrador para un nuevo mundo”,[37] donde Arguedas dio su apreciación sobre el libro de cuentos Los Inocentes de Oswaldo Reynoso.

Dos años más tarde, con su novela El Sexto, Arguedas ganó de nuevo el Premio Nacional Ricardo Palma; viajó a Berlín al Coloquio de Escritores Iberoamericanos y Alemanes; publicó “La agonía de Rasu Ñiti” y el poema “A nuestro padre creador Túpac Amaru”; ingresó como docente en la Universidad Agraria La Molina (UNALM), aunque siguió dando clases en el Departamento de Etnología de la UNMSM. También visitó por primera vez en Santiago de Chile a Lola Hoffman (la psicoterapista con quien no perdió contacto hasta su muerte) y conoció a Sybila Arredondo Ladrón de Guevara, con quién se casó cinco años más tarde.

En 1963, Arguedas obtuvo el grado de doctor en Letras por la UNMSM, recibió el Certificado de Mérito de la Fundación Faulkner por Los ríos profundos, fue condecorado con las Palmas Magisteriales, dejó la dirección del Instituto de Estudios Etnográficos del Museo de la Cultura Peruana y asumió la dirección del Museo de Antropología. Poco después fue nombrado director de la Casa de la Cultura del Perú (dependiente del Ministerio de Educación), donde creó la revista Cultura y Pueblo y el programa Teatro para el pueblo.[38]

En 1964, renunció a su puesto en la Casa de la Cultura (debido a intrigas de la burocracia), fue nombrado profesor asociado en la UNALM, asumió la dirección del Museo Nacional de Historia y publicó su tercera novela: Todas las sangres. Ese año, publicó su artículo “Municipio y cultura en Lima”,[39] donde hizo comentarios críticos sobre la televisión. Sobre este tema escribió:

 

De la televisión afirmamos que dependen, más que de la propia educación escolar, la modelación de la conducta y del alma de nuestra clase media. Que los programas que ella ofrece no sean standarizantes de la personalidad del televidente, mucho menos aquí en el Perú, donde la individualidad es tan rica (Arguedas, 2012d, pág. 543)

 

El año siguiente, editó el primer número de la revista Historia, publicó “El sueño del pongo”, asistió al “Coloquio de escritores de Génova”, viajó a Estados Unidos invitado por el Departamento de Estado para dictar conferencias en sus principales ciudades,[40] participó en el Primer Encuentro de Narradores Peruanos en Arequipa y, a su retorno, intervino en la Mesa Redonda sobre Todas las sangres organizada por el Instituto de Estudios Peruanos, donde sufrió un duro golpe emocional al recibir severas críticas de literatos y científicos sociales (Pinilla, 2012).

En 1966, en abril, Arguedas intentó suicidarse por primera vez, por ello se retiró del Museo y se dedicó a trabajar solamente en la UNALM. Después, publicó Dioses y hombres de Huarochirí (narración quechua recogida por Francisco de Ávila en el siglo XVI), y comenzó a visitar a Chimbote como parte de un estudio etnográfico sobre migrantes andinos, pero este proyecto se convirtió en literario, dando origen a la novela El zorro de arriba y el zorro de abajo, en la que introdujo a personajes mitológicos extraídos de la narración de Ávila.

En 1967, asistió al II Congreso Latinoamericano de Escritores en Guadalajara (México), al Congreso Internacional de Escritores en Chile y a un Congreso de Antropólogos en Viena (Austria); publicó Amor mundo y todos los cuentos, su tesis doctoral “Las comunidades de España y del Perú”, también numerosos artículos sobre antropología, folklore y literatura quechua. Al año siguiente, viajó a Cuba como jurado del concurso “Casa de Las Américas”, después recibió el premio “Inca Garcilaso de la Vega”.

El año de su muerte, 1969, Arguedas tuvo correspondencia con Hugo Blanco y publicó el artículo de opinión “El Ejército Peruano”,[41] donde expresó su simpatía por el gobierno del general Velasco Alvarado que venía desarrollando importantes reformas en el país. Trató de acabar El zorro de arriba y el zorro de abajo, hasta que el 28 de noviembre se disparó un balazo en la sien. Murió el 2 de diciembre, tras dejar varias cartas de despedida donde explicó los motivos de su suicidio y encargó el modo como debía ser el traslado de sus restos al cementerio.

Analizando los ensayos arguedianas de esta etapa, Lienhard (2012) escribe:

 

Si varios de los ensayos de [las décadas] del 30 y 40 [del siglo XX] aluden a las grandes transformaciones económicas y socioculturales que va experimentando el Perú serrano en aquel entonces, recién en “El complejo cultural en el Perú” (1951) Arguedas –ahora un antropólogo profesional– empieza a sistematizar sus hipótesis generales sobre la naturaleza y dinámica de tales procesos. A partir de este momento y sin dejar de redactar notas y ensayos breves sobre los tópicos más diversos, se va perfilando como un maduro investigador profesional de la etnografía, la etnología, la etnohistoria y las demás disciplinas que configuran su campo amplio y múltiple. A diferencia del joven de los años 30 y 40, caracterizado por su rebeldía de “cholo serrano”, nuestro autor habla ahora –pero sin adoptar el tono apodíctico de Mariátegui– con la autoridad de un amauta. Durante los años 50 y 60 [del siglo XX], al lado de su trabajo de antropólogo, multiplica los artículos de crítica literaria y de critica cultural; tema principal de los últimos son la incorporación de los valores nativos a la pintura o el cine (“José Sabogal y las artes populares en el Perú”, 1957; “Películas de gesta”, 1957; etc.) y la puesta en escena de lo “indígena” en los museos y los lugares de espectáculos. En los años de 1960, por fin, en unas notas como, por ejemplo, “La Caída del Ángel” “(1962), manifiesta la admiración y el optimismo que le inspira, por su combatividad, la “nueva gente”, mayormente de origen andino, que se va perfilando en las barriadas y las “invasiones” de la periferia de Lima. En algunos pronunciamientos de sus últimos años (“El indigenismo en el Perú”, hacia 1965, publicado en1970; “El ejército peruano”, 1969, etc.), Arguedas, quien nunca se había desinteresado de los procesos propiamente políticos, se atreve por fin a manifestarse como una especie de “conciencia política” del Perú.

Entre crónicas o notas, ensayos de fondo y rigurosos estudios científicos basados en años de investigación, el conjunto de la obra “no literaria” de Arguedas plantea, siempre, la misma pregunta básica: ¿qué papel les tocará a los indios, a los mestizos y a la cultura andina en el Perú futuro? (Lienhard, 2012, págs. 28-29).

 

En efecto, esa es la gran pregunta norteadora del pensamiento del Arguedas de las últimas décadas, siempre en intensa labor creadora. Así se le vio siempre: escribiendo, publicando, polemizando con sus detractores, organizando certámenes académicos, fomentando reconocimientos para los cultores del arte andino, dando declaraciones para la prensa sobre los temas de su dominio.

 

El formato periodístico que más trabajó Arguedas

La tabla que sigue muestra la preferencia de Arguedas en el uso de formatos periodísticos.

 

Tabla 4: Volumen de producción periodística de José María Arguedas

Etapa

Inicios

1928

Reporter. Univ.

1936 - 1937

Period. Cult.

1938 - 1969

Total

Formato

Frec.

%

Frec.

%

Frec.

%

Frec.

%

Ensayo

 

 

 

 

83

41

83

38,4

Artículo de opinión

1

12,5

 

 

30

15

31

14,3

Reseña

 

 

2

33

20

10

22

10

Nota

 

 

 

 

18

9

18

8,3

Crónica interpretativa

 

 

3

50

13

6

16

7,4

Carta

 

 

 

 

15

7,4

15

7

Informe

 

 

 

 

14

7

14

6,4

Composición escolar

7

87,5

 

 

 

 

7

3,2

Estudio etnográfico

 

 

 

 

4

2

4

2

Editorial

 

 

 

 

2

1

2

1

Entrevista

 

 

 

 

2

1

2

1

Reportaje

 

 

1

17

1

0,5

2

1

Total

8

100

6

100

202

100

216

100

Fuente: Elaboración propia.

 

Se observa que en los inicios, Arguedas usó más la composición escolar (87%) con propósito diverso (persuasivo, informativo, goce estético). En la etapa del reporterismo universitario, empleó más la crónica interpretativa (50%), que le permitió, además de contar buenas historias, ejercitar la reflexión sobre el tema tratado y con propósito diverso. En la etapa del periodismo cultural (que duró más de treinta años), usó preferentemente el ensayo (41%), formato de naturaleza interpretativa y asociado al propósito de la orientación y el goce estético. Por lo demás, en la columna del total de los formatos usados, desde 1928 hasta 1969, el 38,4% corresponde al ensayo y el 14,3% al artículo de opinión, formato asociado al propósito persuasivo. Es decir, se nota una preferencia por el uso de los formatos más racionalizados: el ensayo y el artículo de opinión.

       Con estos datos y la lectura atenta de los escritos periodísticos materia de este estudio, se llega a la conclusión de que, en su faceta de periodista, Arguedas, fue principalmente un ensayista, que escribía mayormente en revistas especializadas de manera didáctica y planteaba sus reflexiones y tesis sobre los temas de su dominio; además, un estudioso que a través de sus artículos de opinión polemizaba con sus detractores o en general planteaba sus puntos de vista, confirmando una vez más su carácter de artista pensador.

 

El estilo de José María Arguedas en sus escritos periodísticos

Hay una evolución en la forma como Arguedas escribe sus textos periodísticos, teniendo como punto de partida sus composiciones de 1928. En las líneas que siguen, se identifica y analiza sus modos de escribir, hasta determinar las características de su mejor estilo periodístico.

       Las composiciones juveniles de Arguedas son en su mayor parte textos celebratorios (por el día de la madre o el homenaje a las señoritas Basurto, por ejemplo), con encabezados que en su mayor parte no alcanzan a configurarse como titulares periodísticos.

       La prosa tiende a ser poética, con expresiones del lenguaje indirecto, figurado: “futuro azul”, “oro de sus galas”, “danzan los astros”, “un sol llamado Libertad”, “el Cristo de la libertad”, “las olas altivas roncando épico canto monstruoso”, “la selva de la vida”, “ruiseñor de las almas”, por ejemplo (Arguedas, 2012a). Se nota la impronta del romanticismo, con su obsesión por las imágenes fuertes y metáforas suntuosas (Bonet, 1968).

       El tono va de lo solemne a lo altisonante. Revela al joven rebelde que, en la búsqueda de un camino propio, se va desprendiendo de algunos giros de la elocución clásica (“hais de oír la palabra de un amigo que siente lo que vosotros sentís”, “voy a haceros ver”) y va buscando otros más realistas y directos (“Defendámonos… enderecemos lo que está torcido y no dejemos que ni por un momento nos quiten la luz”, “Unión, compañeros… es lo que pide todo proyecto de grandeza... cumplamos con lo que dijo el Cristo de la libertad y sólo así nuestras quimeras se cernirán en el horizonte de lo cierto”) (Arguedas, 2012a).  

       Los escritos de Arguedas como reportero universitario entre 1936 y 1937 están mejor elaborados, con arreglo a la técnica periodística (con sus principios: claridad, precisión y concisión). Ello se evidencia en los titulares, las entradas y en general la configuración de los formatos: nota, crónica, reseña, reportaje.

       Los titulares tienen como promedio ocho palabras y no presentan verbos; es decir, muestran un perfil más interpretativo y de opinión.

       Las entradas tienden igualmente a ser interpretativas, con una idea precisa que adelanta la conclusión del formato (“Curt Lange se fue del Perú después de haber estudiado con el más grande interés y simpatía todos nuestros problemas culturales”, “La guitarra se ha convertido en el mayor instrumento para los intérpretes de nuestro folklore musical”, “BASE es, en verdad, una excelente revista de cultura”) (Arguedas, 2012a).

       La prosa es sugerente y atractiva, sobre todo en las crónicas y el reportaje, por el uso de expresiones del lenguaje figurado, tropológico (“una lengua de pedregal blanco”, “las nubes tan altas y tan blancas; el cielo tan azul y tan grande; las lomadas tan escuetas, tan tersas; la inmensa pampa, tan silenciosa y fría,”, “el aire huele a azufre, a demonio”, “campo torturado”, “hace frío insufrible, filudo”, “incendio de alegría”, “mar de oro”…), el recurrente uso de préstamos del quechua (ischu, champa, sunchu, wayllar ischu, wachwa, pinkullu, ayarachis…), la recuperación del habla de la gente común, con sus solecismos y tono pintoresco (“ya no hay kutirimunki”, “endios animales”, “¡Qué pues!”) y una capacidad descriptiva para presentar imágenes bien logradas y contrastes sorprendentes.

       En el reportaje “Cómo viven los mineros en Cerro de Paso”, sorprende el contraste entre los paisajes serranos intocados vistos desde un automóvil en marcha y el fondo lúgubre de una mina). Y son inmejorables las imágenes del paisaje intocado (“El sol vibra en los ventisqueros, se retracta, se reproduce y vuelve al cielo; es la única alegría de la puna”) y las imágenes de la forma como trabajan y viven los mineros (“Sus caras no son blancas, ni cobrizas; no parecen ya indios ni mestizos; son de Cerro de Pasco, están morados”, “esta casa, fría y desmantelada, tiene una pobreza impresionante y miserable”), en ese laberinto de calles que es Cerro de Pasco (“pueblo de mineros de semblante triste y sin vida propia”, “donde hay que llevar todo desde muy lejos”). La fórmula adoptada por Arguedas es realista y con aliento literario.

       Las oraciones son cortas y los más de los párrafos son cortos también, mostrando riqueza lexical y propiedad lingüística. Arguedas busca la palabra precisa y justa, en castellano y en quechua. 

       La prosa es atractiva y ágil, sin dejar de ser sustanciosa, pues los textos tienen casi siempre un componente valorativo e interpretativo, asociado a la función de orientar al lector sobre la base de un buen conocimiento sobre el tema.          

       En sus escritos como periodista cultural entre 1938 y 1969, Arguedas trabaja muchos más formatos: nota, crónica interpretativa, reseña, artículo de opinión, editorial, ensayo, entrevista, informe, estudio etnográfico y reportaje. Su exigencia es similar a la de la etapa anterior, lo que le permite decantar su estilo, con algunas variaciones dependiendo del formato trabajado.

       Sus titulares y entradas siguen presentando un perfil interpretativo y de opinión. Trabaja los formatos más racionalizados (ensayo, estudio etnográfico, artículo de opinión, informe, editorial, reseña) evitando las expresiones del lenguaje figurado, las cuales más bien las reserva para la crónica, formato más emotivo (“el fuego avanza, como el viento, como el agua”, “los árboles escalan los cerros”).

       Empero, aun en el ensayo, el estudio etnográfico y el artículo de opinión, que son los más “fríos” de los formatos racionalizados, la prosa de Arguedas no deja de ser atractiva, por su información bien documentada, riqueza lexical siempre en crecimiento (gracias a las investigaciones permanentes del escritor en el campo de la literatura quechua y castellana) y la aplicación de la fórmula realista.

       La apuesta por la fórmula realista se asocia al principio estilístico de la adecuación de forma y contenido (Bonet, 1968). En el caso de los textos periodísticos de Arguedas, ello se objetiva en su tendencia a recuperar el habla de la gente común con sus defectos y giros pintorescos, pero sobre todo cuando aborda con mucho interés el mundo cultural y simbólico quechua y entonces su prosa se carga de las voces de este idioma, incluso en los casos en que los préstamos tienen equivalentes en la lengua castellana: ischu (por paja), tuya (por calandria), chuklla (por choza), mak`ta (por mozo), untu (grasa).

       Sin duda, aquí resuena algo de su gran preocupación por la búsqueda de un lenguaje literario que respondiera a su necesidad de aproximarse al “alma”, como solía decir, del mundo andino quechua (Arguedas, 2012b), con un tono cada vez más categórico, sobre todo en sus publicaciones periodística de las décadas de 1950 y 1960. Es la voz del Arguedas académico y que habla con el tono de un amauta (Lienhard, 2012).   Las conclusiones a que hemos arribado son:

  1. La foja de servicios periodísticos de Arguedas es profusa. Los textos que publicó en medios masivos comprenden desde sus escritos de estudiante de Media, en 1928, hasta sus artículos elaborados como escritor con reconocimiento internacional, en 1969, el año de su deceso. Arguedas no fue un periodista profesional, sino un colaborador de diarios y revistas, quien merced a su vocación escritural y las exigencias de los medios donde colaboraba, aprendió el estilo periodístico.
  2. Los inicios de la relación de Arguedas con los medios periodísticos datan de 1928, cuando Arguedas tenía 17 años y estudiaba el tercer año de Media en el colegio Santa Isabel de Huancayo. Fueron nueve los escritos publicados: siete en Antorcha, uno en La Voz de Huancayo y uno en Inti. El hecho de que Arguedas publicara de golpe siete escritos en Antorcha se explica considerando algunos presupuestos: en 1928, Arguedas era dirigente estudiantil, tenía una experiencia nada usual en personas de su edad debido a sus viajes por numerosos pueblos de Ayacucho, Apurímac y Huancavelica, acompañando a su padre; había estudiado en varios centros educativos, incluyendo el colegio “San Luis Gonzaga” de Ica, y poseía una predisposición a la escritura de textos narrativos.
  3. Son tres las etapas de la faceta periodística de Arguedas:
    1. los inicios, que comprende los escritos juveniles arguedianos de 1928, en los que se manifiesta precozmente, de un lado, una demanda de la autenticidad (en oposición a la imitación en un continente y en un país como América y el Perú, tan ricos por su diversidad), y de otro, la búsqueda de la reivindicación de la cultura andina, asociada a los términos “indio” e “indoamericano”.
    2. el reporterismo universitario, que comprende las publicaciones arguedianas en la revista En defensa de la cultura (1936-1937), en los que se evidencia el proyecto de Arguedas como escritor comprometido (con orientación hacia el socialismo), también sus preocupaciones e intereses por la autenticidad (en oposición a la imitación) y la reivindicación de la cultura andina (mediante el estudio y la promoción del folclor musical andino y de sus intérpretes), asimismo su preocupación por el tema del proletariado minero y sus problemas.
    3. el periodismo cultural (1938 – 1969), que se desarrolló paralelamente a las labores de Arguedas como literato, docente, funcionario del Ministerio de Educación y antropólogo estudioso de la realidad cultural peruana, etapa en la que se ve al escritor siempre en intensa labor creadora, publicando, polemizando con sus detractores, organizando certámenes académicos, fomentando reconocimientos para los cultores del arte andino, dando declaraciones para la prensa sobre los temas de su dominio.
  4. El formato periodístico que más trabajó Arguedas fue el ensayo. El escritor fue un excelente ensayista, que escribía mayormente en revistas especializadas de manera didáctica y planteaba sus reflexiones y tesis sobre los temas de su dominio; además, un estudioso que a través de sus artículos de opinión polemizaba con sus detractores o en general planteaba sus puntos de vista, confirmando una vez más su carácter de artista pensador.
  5. El mejor estilo periodístico de Arguedas se halla en su etapa de periodista cultural y se caracteriza por ser atractivo, ágil y sustancioso, resultado de su observancia de las reglas y principios de la técnica periodística (claridad, precisión y concisión) y el principio de la adecuación de forma y contenido, una exigencia estilística propia de su condición de escritor, de artista pensador.

 

Notas:

[1] Mi agradecimiento a la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga por su apoyo financiero que permitió la realización de esta investigación.

[2] Licenciado y Magíster en Comunicación Social por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Candidato a Doctor en Educación por la UNSCH. Es profesor asociado a dedicación exclusiva del Departamento Académico de Ciencias Histórico Sociales de la UNSCH. Actualmente tiene el cargo de director de la Unidad de Posgrado de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNSCH. Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

[3] Publicadas por la Editorial Horizonte: tomos del VI al XII en 2012.

[4] Nota de S.A.: “Charla transmitida por Radio Cuzco “por el literato y profesor de dicho colegio José María Arguedas”. Se refiere al colegio Nacional Mateo Pumaccahua (Arguedas, 2012a, pág. 203).

[5] Publicado también en Raqchi, el 19 de junio de 1977. Sicuani (Cuzco).

[6] Publicado también en el diario La Verdad, de Sicuani, el domingo 4 de agosto del mismo año.

[7] Publicado también en el diario La Verdad, Sicuani, el 1 de junio del mismo año.

[8] Publicado también en la revista Folklore (año 3, núm. 12, noviembre de 1944) y en El Ayllu, Cuzco (año I, núm. 1-2, junio-diciembre de 1945).

[9] Carta que José María Arguedas (JMA) dirige a Adrián Duránt González, director del diario, y por su intermedio, a sus alumnos del “Pumaccahua”, despidiéndose.

[10] Dirigido por Jorge Basadre.

[11] No se precisa la fecha. Las canciones no son las mismas publicadas el 3 de marzo del año anterior.

[12] Reseña de la colección de cuentos del Padre Lira.

[13] También publicado como parte del capítulo VI de Los ríos profundos.

[14] También publicado en el Suplemento Dominical del diario El Comercio, el 21 de abril de 1957.

[15] Tesis de bachiller en Etnología por la Facultad de Letras de la UNMSM, 1959.

[16] Resultado de la entrevista que le hizo el diario a JMA.

[17] Resultado de la entrevista que le hizo la revista a JMA.

[18] Publicado en Runa, revista del Instituto Nacional de Cultura, núm. 6, noviembre-diciembre de 1977.

[19] Extracto de la tesis doctoral de JMA.

[20] Discurso de JMA ante estudiantes de la Universidad Nacional de Ingeniería en un acto de homenaje a pocos días de la muerte del poeta Javier Heraud en Puerto Maldonado, en 1963. Fue publicado en el Suplemento El Caballo Rojo de El Diario de Marka, el 17 de mayo de 1981.

[21] En coautoría con el alumno Milton Guerrero.

[22] En coautoría con Alejandro Ortiz Rescaniére.

[23] Texto leído por JMA en un acto conmemorativo del aniversario de la muerte de Vallejo organizado por el Departamento de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional de Ingeniería.

[24] El término “indoamericano” era de uso corriente en el discurso de la izquierda latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX (Mariátegui, 1985).

[25] La primera versión de este cuento fue publicada con el título Wambra kuyay en la revista Signos (Lima, núm. 1, 3 de noviembre de 1933).

[26] “Los comuneros de Akola” (La Calle núm. 5, el 13 de abril de 1934), “Los comuneros de UtejPampa” (La Calle núm. 11, el 26 de mayo de 1934), “K’ellk’ataj-pampa” (La Prensa, suplemento dominical, 30 de noviembre de 1934), “El Vengativo” (La Prensa, suplemento dominical, 9 de diciembre de 1934).

[27] Publicado como parte de Agua. Los escoleros. Warma kuyay. Lima: CIP, 1935.

[28] Arguedas participó en la protesta porque él, como la mayoría de sus compañeros universitarios, pertenecía al Comité de Acciones para la Defensa de la República Española.

[29] Con Francisco Izquierdo Ríos realizaron una encuesta nacional entre los maestros y alumnos secundarios de diversos colegios de la costa, sierra y selva, que les permitió recopilar cuentos y leyendas folklóricas, los cuales fueron publicados en Mitos, leyendas y cuentos peruanos (Arguedas, 2012b, págs. 41-164) .

[30] Donde manifestó su posición frente a la novela en el Perú y rechazó el término “indigenista” que algunos críticos le endilgaron a Yawar Fiesta (Arguedas, 2012b).

[31] Publicado en la Revista Folklore Americano (Lima, año 1, núm. 1, noviembre de 1953).

[32] Artículo “Taki Parwa y la poesía quechua de la República”, publicado en la revista Letras Peruanas (Lima, año IV, núm. 12, agosto de 1955).

[33] En el Suplemento Dominical del diario El Comercio, el 18 de noviembre de 1956.

[34] En el Suplemento Dominical del diario El Comercio, el 17 de noviembre de 1957.

[35] Publicado en dos partes en el diario La Prensa, el 4 de diciembre y el 23 de diciembre de 1958.

[36] Publicado en el Suplemento Dominical del diario El Comercio, el 8 de mayo de 1960.

[37] Publicado en el Suplemento Dominical del diario El Comercio, el 1 de octubre de 1961.

[38] De este modo, impulsó el reconocimiento oficial a los artistas indígenas, cantantes, músicos y bailarines, con su política de puertas abiertas de los teatros Municipal y Segura para los artistas venidos de todo el país, y el restablecimiento del premio Fomento de la Cultura (Montoya, 2012).

[39] Publicado en dos partes en el diario Expreso, el 29 de febrero y el 1 de marzo de 1964.

[40] La experiencia no le causó buena impresión, escribió en su artículo “Estados Unidos: ¿Un gigante de qué?”: “Me parece que aquí en los E.U. le han puesto un límite implacable al crecimiento del espíritu, y no sólo a la gente de color. Lo siento, no lo sé explícitamente. Me parece que el buey de oro no permite sino un límite implacable a lo que llamamos espíritu. Me parece que en los E.U. es donde menos libertad tiene el hombre” (Arguedas, 2012c, pág. 223).

[41] Publicado en la revista Oiga, núm. 333, julio de 1969.

 

Referencias bibliográficas:

  • Arguedas, J. M. (1983). Obras completas, vol. 1. Ed. Horizonte.
  • _____. (2012a). Obras completas, vol VI. Ed. Horizonte.
  • _____. (2012b). Obras completas, vol. VII. Ed. Horizonte.
  • _____. (2012c). Obras completas, vol. XII. Ed. Horizonte.
  • Bonet, C. M. (1968). La técnica literaria y sus problemas. Edit. Nova.
  • Forges, R. (1995). Arguedas. Documentos inéditos. Empresa Editora Amauta.
  • Lienhard, M. (2012). José María Arguedas: una mirada antropológica. En J. M. Arguedas, Obras completas, vol. VI (págs. 25-60). Ed. Horizonte.
  • Mariátegui, J. C. (1985). Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Editorial Minerva.
  • Montoya, R. (2012). Aproximaciones a la Obra Antropológica de José María Arguedas. En J. M. Arguedas, Obras completas, vol. VI (págs. 61-99). Ed. Horizonte.
  • Muñoz, U. (2019). Pensamiento educativo y comunicacional de José María Arguedas. Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, Facultad de Ciencias Sociales.
  • Orbegozo, M. J. (2000). Periodismo. Texto de teoría y práctica. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
  • Pinilla, C. M. (2012). José María Arguedas, vida y obra. En E. Quiroz Cisneros (Ed.), Homenaje a José María Arguedas. Por el Centenario de su nacimiento (1911-2011). Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga.

 

Cómo citar este artículo:

MUÑOZ RUIZ, Urbano, (2022) “La faceta periodística de José María Arguedas”, Pacarina del Sur [En línea], año 13, núm. 48, enero-junio, 2022. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Viernes, 29 de Marzo de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2043&catid=4