La mirada del Paraguay disidente en la prensa patriota y otras fuentes (1810-1814)

Adriana Dora Oger y Daniel Omar De Lucia

 

 

 

A Nico Robledo por una amistad desinteresada

 

De la colonia a la revolución antecedentes de un conflicto

Excede en mucho los límites de este trabajo analizar las tensiones interregionales entre Buenos Aires y Asunción desde el largo y agitado pasado colonial. Nos limitaremos a señalar las líneas generales sobre la que se recostaron estas contradicciones y conflictos.

A partir de 1700 la centralización borbónica marcó una creciente dependencia de Paraguay en relación al Río de La Plata. Sobre este trasfondo se desarrollaron los levantamientos comuneros de 1717-1735. La creación del virreinato del Río de La Plata en 1776 y el Auto de Libre Internación (1778) consagró definitivamente la dependencia de Asunción en relación a Buenos Aires. La creación de la Intendencia del Paraguay en 1782 no modificó sustancialmente el cuadro (Acevedo, 1996, pp. 13-48).

A fines del siglo XVIII Paraguay era una provincia mediterránea con una base económica diversificada (yerba, tabaco, algodón, madera, cueros) que le permitía ocupar un espacio importante en distintos circuitos coloniales pero con serias dificultades para vincularse de manera directa con el circuito Atlántico a través del puerto de Buenos Aires. Su élite económica y política estaba formada por una clase de medianos hacendados y estancieros y círculos de comerciantes integrados por nativos, algunos porteños y muchos peninsulares. Estos últimos tenían fuerte presencia en la módica burocracia colonial del gobierno de la Intendencia y en el Cabildo asunceño. Alejada de los grandes centros políticos del imperio español en América del Sur Asunción careció de un ámbito ilustrado de debate de ideas como los que asomaban en otras ciudades del virreinato en vísperas de 1800. Las invasiones inglesas de 1806 y 1807 repercutieron de manera lateral en el Paraguay que debió movilizar tropas de sus milicias locales. Al producirse la crisis del imperio español en 1808 sus ecos terminaron llegando a Asunción. Al igual que en Buenos Aires, en Montevideo y en el Alto Perú se formó en Paraguay una fracción partidaria de la coronación de la infanta Carlota Joaquina, como regente de estos reinos. También en esos años se entablaron vínculos epistolares entre notables asuncenos y futuros líderes patriotas porteños. Desde 1809 circulaban panfletos e impresos clandestinos en la capital de la Intendencia del Paraguay (Areces, 2010, pp. 49-70). 

 

Paraguay y la revolución de mayo

El establecimiento de una Junta patriótica en Buenos Aires en mayo de 1810 marcó el comienzo de una serie de re alineamientos en el marcó regional que involucra ron también al Paraguay. Los partidarios de la solución regentista en Montevideo y en Córdoba (círculo liderado por el ex virrey Santiago de Liniers) tendieron sus lazos hacia Asunción encontrando eco en el intendente gobernador Velazco y los peninsulares asunceños. Eco qué, en cambio, no encontrarían los enviados del poder patriota. En junio la Primera Junta había comisionado Paraná arriba al coronel Espíndola para conseguir la adhesión de las ciudades ribereñas al nuevo orden. Bien recibido en Santa Fe y Corrientes fue detenido en Asunción por el gobernador Velazco. Espíndola logró fugarse y volvió a Buenos Aires donde informó, erróneamente, al gobierno patriota de la existencia en Paraguay de un fuerte partido favorable a reconocer a la Junta porteña. En el Cabildo abierto de Asunción del 24 de julio de 1810 debatieron una fracción identificada con posiciones regentistas, otra pequeña fracción partidaria de reconocer la Junta patriota y un importante grupo de criollos paraguayos que recelaba a la vez del viejo orden realista y del nuevo poder criollo de Buenos Aires. El regentismo logró imponerse porque la fracción localista no había logrado consolidar sus posiciones y prefirieron conservar el vínculo, cada vez más incierto, con la metrópoli lejana antes que la sujeción a la metrópoli directa. Pero pese al triunfo regentista en el Cabildo abierto del 24 de julio de 1810 se hicieron presentes las posiciones independentistas y republicanas más audaces por la voz de Gaspar Rodríguez de Francia, futuro dictador del Paraguay independiente (Brezzo, 2013, pp. 134-157).

Como consecuencia lógica de las resoluciones del Cabildo abierto del 24 de julio las relaciones entre Buenos Aires y Asunción comenzaron a enrarecerse. El 30 de julio Velazco convocó a un alistamiento general de milicias. El 3 de agosto la Primera Junta de Buenos Aires decide cortar las comunicaciones entre Montevideo y Asunción. El 11 de agosto por medio de una circular enviada a los comandantes de distintas plazas mesopotámicas ordena el bloqueo total de la Intendencia situada al norte del Paraná. El 18 de agosto Velazco y el cabildo reafirman su oposición a enviar un diputado al congreso general de los pueblos del virreinato. En septiembre se denunció públicamente en Asunción la existencia de una fracción porteñista que realizaba trabajos con vistas a montar una conspiración. Velazco envió una fuerza expedicionaria que ocupó la Candelaria (Misiones) y embarcaciones que tomaron posiciones frente a la costa de Corrientes. En octubre varios vecinos asunceños partidarios de reconocer a la junta patriota fueron encarcelados. La Primera Junta ya había decidido separar a las Misiones de la jurisdicción asuncena. El 22 de septiembre se instruyó a Belgrano, a cargo de una expedición previamente destinada a la Banda Oriental, para que prepare su ejército para marchar al Paraguay. El 20 de octubre la columna enviada río arriba salió de Buenos Aires (Beruti, 2001, p. 150). Es conocido el derrotero de la expedición al Paraguay; el engrosamiento de su fuerza con contingentes correntinos y misioneros; el decreto de emancipación de los naturales de las Misiones; la liberación de la Candelaria; el cruce del Paraná y el triunfo de Campichuelo (19 de diciembre); la estrategia paraguaya de la tierra arrasada y las derrotas de Paraguarí (19 de enero de 1811) y Tacuarí (9 de marzo de 1811). ¿Cómo reflejó la prensa oficial porteña toda esta situación de acontecimientos que fueron ganando en entidad a medida que los hechos se precipitaron?

 

La prensa porteña y el conflicto armado con el Paraguay (1810-1811)

En el segundo semestre de 1810, contrastando con la creciente tensión verificable entre Buenos Aires y Asunción desde julio, el tema de Paraguay apenas apareció en algunas pocas y aisladas referencias en la prensa oficial porteña. Recién el 11 de octubre la Gaceta reprodujo una larga proclama sobre la conspiración de Liniers en donde se aludía a la posibilidad de que el gobernador de Paraguay, en complicidad con el realismo montevideano y alto peruano, procediera a ocupar militarmente la provincia de Santa Fe (Gaceta de Buenos Aires, 10 de octubre de 1810, p. 303). Unos días después se vuelve sobre el tema de la hostilidad de Velazco a la Junta (Gaceta de Buenos Aires, 25 de octubre de 1810, p. 325). El 18 de noviembre se menciona el arribo de Belgrano a San Nicolás para ponerse al frente de las tropas acantonadas pero no se menciona que su destino es Paraguay. El 20 de noviembre se reproduce una nota del gobernador de Corrientes, fechada el 2 del mismo mes, donde se informa de los donativos y reclutamientos de hombres en distintos pueblos de criollos e indios misioneros pero sin mencionar la tensión con el Paraguay que era un hecho desde hacía dos meses (Gaceta de Buenos Aires, 20 de noviembre de 1810, Parte del Excmo. Sr. general D. Manuel Belgrano a la junta, pp. 73-74).

El 2 de enero de 1811 la Gaceta de Buenos Aires informa sobre el triunfo militar de Campichuelo producido catorce días antes. El órgano revolucionario evalúa la importancia de este triunfo comparándolo con la victoria de las fuerzas patriotas en Suipacha (Alto Perú) el 7 de noviembre de 1810. Sigue una proclama del general Belgrano dirigida a los soldados de su ejército. En ella se le recuerda a las tropas patriotas que su misión es libertar a los habitantes de “la Banda septentrional del Paraná” sometida a la tiranía de una minoría de facciosos usurpadores de la autoridad de Fernando VII. Para eso hay que hacer que los paraguayos y misioneros aprecien la diferencia existente entre realistas y patriotas. 

Soldados, no desmintáis el concepto que tantos años conserváis, y haced que estos pueblos os deban el uso de sus derechos: arrancadles las cadenas, y haceos dignos de la patria a quien servis, y del infeliz rey al que aclamáis. (Gaceta de Buenos Aires, 2 de enero de 1811, Proclama del general al ejército de operaciones en el norte, p. 54)

 

A la proclama le sigue la reproducción del parte oficial de Belgrano sobre la batalla. En este documento Belgrano se manifiesta satisfecho con el desempeño de sus subordinados y dice que siente que ellos han asumido la idea de que se estaba llevando adelante una guerra de liberación. Acorde con un criterio adoptado por el poder patriota desde un primer momento Belgrano denomina a los realistas “insurgentes” contra la autoridad legítima. Después de describir distintos aspectos estratégicos del combate entre ambos ejércitos termina afirmando que muchos naturales se suman a diario a las filas revolucionarias (Gaceta de Buenos Aires, 20 de noviembre de 1810, Parte del Excmo. Sr. general D. Manuel Belgrano a la Junta, pp. 54-56). El 31 de enero la Gaceta de Buenos Aires publica un parte de guerra de Belgrano (fechado el 7 de enero) dando cuenta de una escaramuza con un destacamento realista en la localidad paraguaya de La Tranquera (Gaceta de Buenos Aires, 31 de enero de 1811, Parte del Excmo. sr. general D. Manuel Belgrano a la Junta, pp. 525-526). Le sigue otro oficio fechado el 11 de enero en el cual Belgrano describe la guerra psicológica que los realistas han comenzado a llevar adelante contra los patriotas. El comandante de la expedición auxiliar relata que los naturales de los pueblos de la costa del Paraná huyen a los montes. Rancheríos y parajes se han encontrado deshabitados. Los realistas hacen correr el rumor de que las fuerzas patriotas saquean estas poblaciones. Belgrano destaca que en algunos lugares se han llevado alhajas y reliquias de las iglesias haciendo lo que la propaganda realista le atribuía a los revolucionarios. El comandante patriota dice que ha indemnizado con el doble del valor de las pérdidas a los Cabildos de dichas poblaciones. Concluye diciendo que a medida que avanza por el camino del Tebiquary el vecino no aparece. Belgrano dice estar seguro que los realistas están fortificando Asunción. Finalmente comenta que las lluvias y el anegamiento del terreno le impiden avanzar tan rápido como quisiera (Gaceta de Buenos Aires, 31 de enero de 1811, Otro oficio del Excmo. sr. general D. Manuel Belgrano a la Junta, pp. 526-528).

En febrero de 1811 la Gaceta de Buenos Aires debió encarar la tarea de informar sobre los primeros reveses del ejército de Belgrano. Las primeras informaciones al respecto dan cuenta de que, como solía pasar con las guerras en los distintos frentes, en particular si se trataba de lugares no tan alejados geográficamente, ya corrían rumores en Buenos Aires sobre lo que estaba pasando en el frente. El 4 de febrero la reproducción de los documentos enviados desde el frente del Paraguay en la Gaceta de Buenos Aires es precedida por el siguiente acápite:

Deseando satisfacer la curiosidad del público, sobre los últimos acontecimientos en nuestro ejército del norte, y prevenir las equivocaciones que puedan desfigurarlos; ha parecido conveniente dar al público con toda anticipación el oficio, que acaba de recibirse del Excmo. Sr. D. Manuel Belgrano. (Gaceta de Buenos Aires, 4 de febrero de 1811, S/ T, p. 69)

 

A continuación, se reproduce un Oficio de Belgrano del que se asegura que había llegado la noche anterior a manos del gobierno patriota. En dicho oficio, fechado en Yuqueri el 19 de enero, Belgrano minimiza su derrota en Paraguarí, pero reconoce que debió abandonar la zona anegadiza donde se desarrolló el combate. Arenga a sus soldados recordando los triunfos en el Alto Perú y dice que confía que los paraguayos se den cuenta a la larga de su error por querer seguir conservando “las cadenas”. El oficio es seguido por una nota al píe del redactor de la Gaceta que refiere un incidente supuestamente acaecido en el frente del Paraguay. Según la Gaceta de Buenos Aires el chasque que trajo los partes de Belgrano a Buenos Aires contó que un granadero se había presentado ante el comandante del ejército patriota vestido con el uniforme del gobernador Velazco. Este había perseguido a Velazco que para poder escapar había abandonado su uniforme. El granadero patriota había baleado a Velazco pero no había podido rematarlo al ser este rescatado por unos miñones. Concluye la nota al píe con el siguiente comentario:

 

El sujeto a que refiere este suceso afirma de positivo, que el mismo toco con sus manos dicho uniforme que traía puesto el granadero, y que oyó al general celebrar este hecho a presencia de la tropa como señal cierta de la victoria.” (Gaceta de Buenos Aires, 4 de febrero de 1811, Oficio recibido por la Excma. Junta en la noche de anteayer de febrero del Sr. general del ejército del Paraguay, p. 69)

 

En la Gaceta Extraordinaria del 12 de febrero se reproduce un nuevo oficio de Belgrano fechado el 24 de enero en Tebiquary. Menciona, extendiéndose en el tema, el incidente de Velazco y su huida poco decorosa y luego hace un balance sobre la situación política en Paraguay en donde reconoce lo que se venía negando hasta entonces. Belgrano sostiene que “todos los individuos de la sociedad paraguaya eran enemigos de nuestra causa…” (Gaceta de Buenos Aires, 12 de febrero de 1811, Copia del oficio dirigido a esta Excma. Junta por el señor general del Ejército del Paraguay D. Manuel Belgrano, p. 74).

De la misma manera reconoce que toda la propaganda que se ha realizado para la causa patriota con gacetas y proclamas han hecho un efecto nulo en los pobladores del país. Concluye reafirmando la necesidad de “… decretar la conquista del Paraguay, para que S.M., el Sr. Fernando VII no lo pierda” (Gaceta de Buenos Aires, 12 de febrero de 1811, Copia del oficio dirigido a esta Excma. Junta por el señor general del Ejército del Paraguay D. Manuel Belgrano, p. 74). Pese a reconocer que el derrotero de las armas patriotas en Paraguay tiene más posibilidades de prosperar por el lado de una guerra de conquista que de una guerra de liberación, el anterior oficio es seguido por una Proclama a los paraguayos en donde se retoma el lenguaje del llamado fraterno a sumarse al campo patriota rompiendo con los opresores realistas. No obstante, este llamado a sumarse al campo revolucionario va acompañado de algunos alicientes extras:

 

Nobles paraguayos, paisanos míos: el ejército de Buenos Ayres no ha tenido otro objeto en su venida, que el de libertarlos de la opresión en que estáis, que elijas vuestro diputado para el congreso, y mientras quitaros el servicio inicuo de las milicias, y poner un comercio franco de vuestras producciones inclusa la del tabaco; y ya he dado principio a extinguir gabelas, prohibiendo que en el paso del Tebiquari se cobren derecho por el pasage, ni entrada de ganados a vuestra provincia; pero con dolor he sabido por vuestros compatriotas, que están padeciendo a causa de aspirar por su libertad, que el gobernador Velazco, con los europeos, o como les llamais, matuchos, os tienen engañados, y os conducen a los estragos de la guerra civil por su interés particular, para dividir estos hermosos países, y que nuestro desgracaido rey el Sr. D. Fernando VII los pierda sujetándolos al yugo de fierro de los franceses, al que ya está sujeta toda la España, patria de esos hombres desnaturalizados, quienes por premio del lugar que le hemos dado entre nosotros nos quieren envolver en fuego, sangre, y muerte, abrid los ojos, creed que el exercito es de amigos y paisanos vuestros, que tienen la misma religión el mismo Rey Fernando, unas mismas leyes y un mismo idioma; no os quejéis después, si permaneciendo en vuestra obstinación, para que os sujeten a las desgracias que ya experimentais esos hombres malvados que os han chupado vuestro sudor y sangre el exercito hace su deber para que estos dominios del amado Rey Fernando, cuyas armas hasta ahora han mantenido con honor y gloria, y mantendrá, a pesar de lo que os digan los inicuos matuchos, tenéis la desgracia de ver vertida vuestra sangre, la de vuestros padres, hermanos, amigos, y paisanos.”(Gaceta de Buenos Aires, 12 de febrero de 1811, Proclama, pp. 74-75. Subrayado mío)

 

La proclama era seguida por una carta escrita por José Arboleya, capellán del ejército patriota en el Paraguay a un vecino de Tebiquary ofreciendo otra versión tranquilizadora y redactada en un tono coloquial de la derrota de Paraguarí buscando minimizar el revés patriota, resaltando la superioridad numérica realista, las fuertes pérdidas de estos últimos y volviendo a relatar la huida de Velazco del campo de batalla (Gaceta de Buenos Aires, 25 de enero de 1811, Copia de carta escrita por el padre capellán del exercito del Paraguay D. Juan José Arboleya, a D. Joaquín Correa y Morales de Tebiquari, pp. 75-76). Sin duda la Proclama de Belgrano en la Gaceta de Buenos Aires del 12 de febrero comienza a marcar un punto de inflexión en la política del poder patriota frente al Paraguay y sus demandas económicas. Un mes después las gacetas del 7 y 14 de marzo dan a conocer sendas órdenes de la Junta Grande por la cual se libera la introducción de todo tipo de artículos de Paraguay en Buenos Aires, por el solo pago de la alcabala y la comunicación a la real renta de tabacos. (Fechado el 21 de febrero de 1811) (Gaceta de Buenos Aires, 7 de marzo de 1811, Orden de la Junta, p. 585). Una segunda orden hace extensiva la anterior disposición a todo el virreinato (8 de marzo de 1811) (Gaceta de Buenos Aires, 14 de marzo de 1811, Orden de la Junta, p. 597).

Las anteriores medidas de la Junta coinciden temporalmente con la debacle final de la expedición al Paraguay. Belgrano fue derrotado en Tacuarí el 9 de marzo de 1811. La Gaceta de Buenos Aires del 1 de abril reconoce la derrota en un extenso editorial cuidadosamente redactado. Luego de insistir en que los panfletos y rumores provenientes del campo realista siempre inflan los reveses patriotas el editorial comienza a analizar el contexto en el cual se produjo la derrota de las armas porteñas Paraná arriba. Se reconoce una derrota ante fuerzas muy superiores, pero se insiste en que la “providencia” sigue favoreciendo la causa patriota y ayudándola a superar este revés como pasó con otros. Concretamente, en alusión a las negociaciones de Belgrano con el general paraguayo Cabañas, la “providencia” ha permitido que una derrota militar se convirtiera en algo bastante parecido a una victoria política:

 

Nuestro exercito pues destinado al auxilio, y reunión del Paraguay ha sido contrarrestado por las muy superiores fuerzas de nuestros hermanos; y se ha retirado gustoso para evitar mayor efusión de sangre, pero dexando impreso en todos el justo concepto de su valor en el acto mismo de retirarse. El ha aprovechado un momento de buena disposición para transar, y negociar amigablemente la conformidad de aquella provincia, que era nuestro intento principal. (Gaceta de Buenos Aires, 1 de abril de 1811, p. 112)

 

A continuación del editorial de la Gaceta de Buenos Aires se reproduce un oficio de Belgrano, fechado el 11 de marzo en Itapúa, con una descripción detallada del combate de Tacuarí. Luego describe sus conversaciones con Cabañas que derivaron en un clima de mayor distensión entre ambos bandos. Belgrano insiste en que el diálogo con el general paraguayo sirvió para rebatir las calumnias realistas hacia los porteños. Sostiene, incluso, que del lado paraguayo hubo una aceptación tácita de la pertenencia a un campo común con los patriotas. El oficio de Belgrano es seguido por una serie de notas cruzadas entre éste y Cabañas durante las negociaciones para la retirada del ejército patriota. Entre estas notas se destacan las proposiciones de Belgrano a Cabañas para que sirvieran de base para un futuro acercamiento entre Buenos Aires y Asunción:

El prólogo del escrito de Belgrano invoca su carácter de representante de la Junta de Buenos Aires y vuelve a pretextar de sus buenas intenciones respecto a Paraguay. La expedición auxiliar solo buscaba que los paraguayos recuperarán sus derechos y nombrasen un diputado para el futuro Congreso de los Pueblos para resolver los problemas de la monarquía española por si esta se perdía definitivamente en Europa. De la misma manera afirmaba que la intención de la Junta era concederle un nuevo régimen liberal al comercio de Paraguay, incluyendo el tabaco. Por otro lado, el deseo de la junta siempre había sido evitar el derramamiento de sangre. El articulado de la propuesta incluye una declaración de paz duradera y comercio franco y liberal para todos los frutos de Paraguay, incluyendo el tabaco (art 1); se dice que la falta de unión se debe al desconocimiento paraguayo de la situación en España y de la aceptación de las demás provincias de la autoridad de la Junta porteña con la sola excepción de Montevideo. Invita que junto a un diputado paraguayo al congreso vayan tres o cuatro individuos de la provincia a Buenos Aires a informarse mejor de la situación en España (art. 2); luego de elegir su diputado la ciudad de Asunción deberá nombrar una Junta subalterna según el reglamento del 10 de febrero aparecido en la Gaceta de Buenos Aires del 14 de febrero de 1811. El presidente de la Junta debería ser Velazco (art. 3); propone devolver a sus dueños el ganado y caballos expropiado a vecinos paraguayos (art. 4); Pide que no haya represalias para las familias paraguayas que habían acampado junto al ejército patriota (art. 5); pide la devolución de los prisioneros patriotas de Paraguarí y sus armas que serán usadas para defender la costa del Río de La Plata como entrada a toda la región (art. 6); pide la libertad del parlamentario Ignacio Warnes (art 7) y; pide libertad para los paraguayos presos por simpatizar con la junta porteña (Gaceta de Buenos Aires, 1 de abril de 1811, Proposiciones hechas por el Sr. General D. Manuel Belgrano al Sr. Comandante D. Manuel Cabañas, pp. 117-118). El memorial anterior es seguido de un oficio de Belgrano a la Junta Grande en donde dice que está esperando la respuesta de Cabañas y describe a este:

 

Este hombre angelical, y digno de la estimación de la patria, está empeñado en concluir la guerra civil, y hace los mayores esfuerzos para conseguir sus justos intentos; al aprobarle el gobernador. Velazco su conducta le dice, que son conformes sus intenciones, y que él es el gobernador de Paraguay, como ya se lo ha expuesto tantas veces, confiando todo en el” (Gaceta de Buenos Aires, 1 de abril de 1811, Parte segundo del Sr. General D. Manuel Belgrano a la Excma. Junta, p. 119)

 

La Gaceta de Buenos Aires del 1 de abril concluye con la reproducción de varias notas intercambiadas entre Belgrano y Cabañas y alguna del general patriota Machain dirigida a su comandante. En ellas Belgrano vuelve a pretextar las buenas intenciones de Buenos Aires para con el Paraguay. Luego describe las operaciones patriotas en relación al conflicto con los realistas de Montevideo. Las notas incluyen elementos que intentan describir un clima de distensión entre ambos ejércitos y los intercambios de presentes y otras muestras de voluntad entre ambos comandantes. Las respuestas de Cabañas a Belgrano tienen el mismo tono. No obstante en un momento se desliza un comentario que deja entrever un cierto malestar ante el tono triunfalista con que Belgrano describe los episodios en la guerra del este: “Sobre lo que me dice de los sucesos de la frontera de Montevideo, y de la fuerza de la capital, y que subyugara todas las provincias, inclusa la del Paraguay, me atribuyo un no sé qué de amenaza, que no quiero oír, y yo no lo quiero para eso, ni para eso lo quiero preservar sino para mucho bien” (Gaceta de Buenos Aires, 1 de abril de 1811,Contestación del comandante Cabañas a nuestro general, p. 121). En la contestación final de Belgrano a Cabañas se aclara que la descripción de los triunfos porteños en las orillas del río Uruguay no había tenido ninguna intención intimidatoria (Gaceta de Buenos Aires, 1 de abril de 1811, Última contestación de nuestro general al comandante Manuel Cabañas, (3), pp. 121-122). Con este cruce de notas concluye el tratamiento por parte de la Gaceta de Buenos Aires sobre las últimas etapas de la frustrada expedición del Paraguay. La estrategia de los redactores de la Gaceta de Buenos Aires puede resumirse de la siguiente manera: apoyándose en los documentos provenientes del propio campo y en una selección de las notas del comandante paraguayo a Belgrano se buscó minimizar la derrota militar, así como resaltar que las negociaciones posteriores habrían concluido con algo muy parecido a una victoria política para el campo patriota.

 En parte esto era cierto. Los generales paraguayos que habían negociado con Belgrano, con notoria autonomía en relación a las directivas del gobernador realista Velazco, entendieron que el triunfo militar sobre el ejército porteño le confería a las milicias nativas un espacio político que alteraba los equilibrios políticos establecidos hacía un año luego del Cabildo abierto que había votado jurar fidelidad al consejo de regencia. El movimiento paraguayo de fines de mayo y comienzos de junio de 1811 deponiendo a Velazco y poniendo fin al alineamiento de Paraguay con las fuerzas regentistas en América del sur, abriría una nueva etapa en las relaciones entre Asunción y Buenos Aires.

 

El Paraguay patriota y autonomista

El 15 de abril de 1811 la Gaceta de Buenos Aires informaba sobre los sucesos del 5 y el 6 de abril en Buenos Aires que concluyeron con el fortalecimiento del grupo saavedrista así como una serie de medidas destinadas a eliminar del seno del gobierno patriota a los hombres que habían estado cercanos a la política del secretario de la Primera Junta Mariano Moreno. El petitorio presentado por la multitud movilizada por los alcaldes de barrio incluye en su punto 13 el reclamo de que Manuel Belgrano baje a Buenos Aires para rendir cuenta de su desempeño como comandante de la expedición del Paraguay. Como se sabe Belgrano, más afortunado que Castelli al que se le pidió rendición de cuentas por su desempeñó como auditor de guerra en el Alto Perú, sorteó favorablemente estas requisitorias.

Mientras tanto el tema del Paraguay volverá a aparecer un mes después en las páginas del órgano oficial ligado a noticias sobre la más omnipresente situación militar en la Banda Oriental. El 29 de mayo un largo artículo de la Gaceta de Buenos Aires desmiente rumores realistas sobre la guerra al este del río Uruguay. Sostiene que la expedición porteña derrotada en lo militar triunfó en el plano político haciendo ver a los paraguayos lo equivocado de su alineamiento con los realistas. Luego da cuenta de las primeras noticias que llegaron a Buenos Aires sobre el movimiento anti regentista de mayo (extraordinario del 26 de mayo proveniente de Corrientes):

 

Cinco mil hombres al mando de Yegros, o Cabañas estarán hoy sobre Asunción del Paraguay, para donde se dirigen después de cerrados todos los caminos, y cortadas las retiradas a todos los enemigos interiores, que pudieran profugar pues reconquistada la ciudad de Corrientes de poder de los europeos que la ocupaban, presos estos, y remitidos con el auxilio de trece buques armados, que se tomaron tambien por los patriotas del mando de D. Blas José de Roxas levantada en masa nuestra campaña, que impedirá su internación a Montevideo; y tomados los demás campos del Paraguay por el mismo exercito que avanza, no les queda otro arbitrio que entregarse a recibir la ley de sus generales, y dexar aquel feliz pueblo en el pleno goce de sus derechos, que se le tenían usurpados”. (Gaceta de Buenos Aires, 29 de mayo de 1811, S/T, p. 586.)

 

A estas noticias siguen una serie de documentos provenientes de las autoridades patriotas de Corrientes y Santa Fe con más información sobre los acontecimientos paraguayos. Estos documentos incluyen información sobre la ocupación de Corrientes por fuerzas enviadas por Velazco en abril y su posterior recuperación con la captura de 13 embarcaciones enemigas (Gaceta de Buenos Aires, 29 de mayo de 1811, Parte que da el Alcalde ordinario de 1 voto de la ciudad de Corrientes de su reconquista en el día 16 del presente mes de mayo por el comandante de armas D. Blas José de Roxas, y operaciones dispuestas contra los enemigos del Paraguay, p. 587). El órgano oficial celebra la incorporación de la Intendencia del Paraguay al campo patriota y cree ver en este el próximo desmoronamiento del campo regentista en esta parte de América del sur. En el mismo número se incluye un repudio al realista Elío por no permitir el canje de los prisioneros patriotas de Paraguarí y Tacuarí remitidos por Velazco a Montevideo. Se cierra el número con una intimidación de la Junta Grande a Elío sobre el particular (Gaceta de Buenos Aires, 25 de mayo de 1811, pp. 589-600). En las ediciones de la Gaceta de Buenos Aires del 6 y el 13 de junio se incluyen noticias frescas sobre Paragua. Se informa a los lectores de la Gaceta de Buenos Aires que los líderes patriotas han encarcelado a Velazco y a emisarios portugueses ante los cuales Velazco había jurado fidelidad a la princesa Carlota Joaquina. Una carta de un “patriota paraguayo” sostiene que tropas brasileñas habían incluso ingresado al territorio paraguayo con la complicidad de Velazco. Estos hechos son los que habían precipitado la rebelión de los jefes militares criollos. Concluye la carta informando del establecimiento de una Junta integrada por Cabañas, Pedro Caballero, Gamarra, Fernando Caballero y Gaspar de Francia (Gaceta de Buenos Aires, 13 de junio de 1811, Últimas noticias del Paraguay, pp. 767-768).

El resto del mes de junio la Gaceta de Buenos Aires informará en varias ocasiones sobre las negociaciones para el intercambio de los prisioneros del Paraguay con las autoridades realistas de Montevideo. En el número del 20 de junio se da a conocer por medio del intercambio de notas entre ambos ejércitos que el canje se había llevado a cabo (Gaceta de Buenos Aires, 18 de junio de 1811; Cange de los heridos por prisioneros del Paraguay, pp. 584-585). En el mismo número se informa del cambio de notas diplomáticas con la corte de Río de Janeiro a raíz de los recientes sucesos paraguayos. La Gaceta descuenta que la corte portuguesa no tiene intenciones de inmiscuirse en el Paraguay y descuenta que cualquier malentendido que se pudiera haber deslizado en el pasado solo se debía a las maquinaciones de Velazco y su pandilla. A continuación, se incluía una nota del gobierno patriota a la corte de Río de Janeiro en donde se explicaba que la expedición militar al Paraguay había sido necesaria para desalojar a los facciosos realistas que usurparon un poder ilegítimo (Gaceta de Buenos Aires, 20 de junio de 1811, Contestación, pp. 778-780). Un mes después, el 30 de julio, el órgano oficial reproducía una extensa carta de la Junta Grande a la corte portuguesa en donde se hacía una revisión general del conflicto con Montevideo y Asunción desde 1810. Utilizando un cuidado lenguaje diplomático se hace notar a Río de Janeiro lo equivocado que sería aliarse al Montevideo realista luego del triunfo patriota en Paraguay y la reciente derrota de los realistas de la Banda Oriental en Las Piedras (18/5) que había derivado en el sitio de Montevideo por las fuerzas criollas (Gaceta de Buenos Aires, 7 de julio de 1811, Carta escrita a la corte de Brasil con ocasión de haberse conmovido la provincia del Paraguay, pp. 640-643).

Unos días antes la Gaceta de Buenos Aires reprodujo un extenso Manifiesto de la nueva Junta paraguaya fechado en Ñeembucú el 14 de junio y dirigido al teniente gobernador de Corrientes. En este manifiesto se explicaban las causas que llevaron al relevamiento de Velazco en el movimiento de mayo-junio. Se reseñan minuciosamente los conciliábulos de Velazco y el agente Carlos Genovés, jefe de una fracción de asunceños pro portugueses, para entregar la provincia a los lusitanos. Luego de calificar de “insectos” a los cabecillas de la entente realista-lusitana se constata que la situación está bajo el control de la nueva Junta. Dice que ya se ha comunicado la instalación del nuevo gobierno a los comandantes lusitanos de la frontera paraguaya y que se piensa que los portugueses respetaran de ahora en más la frontera. A los mismos se la ha informado también la fidelidad de la Junta a Fernando VII y el convencimiento de que se lograra el entendimiento cabal con la Junta de Buenos Aires. La Junta de Asunción se propone mantener buenas relaciones con todos los gobiernos existentes en el espacio del imperio español. Advierten no obstante que si alguien pretende meter las narices en su territorio se defenderán con uñas y dientes. El Manifiesto sigue haciendo una reseña crítica de la política separatista de Velazco y el cabildo de Asunción. Se alude que el involucramiento de la Intendencia en una guerra regional fue nefasto para el comercio local. Se alude a la pérdida de 100.000 pesos para la hacienda y que a consecuencia de eso las milicias se encontraban impagas. El no haber querido negociar con Buenos Aires el envió de un representante paraguayo a Buenos Aires también es evaluado como un error:

[…] y sin querer reducirse a enviar sus diputados al congreso general de las provincias, con el objeto de formar una asociación justa, racional, fundada en la equidad, y en los mayores principios del derecho natural, que son comunes a todos, y que no hay motivo para creerse, que hayan de abandonar, u olvidarse por un pueblo tan ilustrado, y generoso como el de Buenos Ayres, ha sido una conducta imprudente opuesta a la prosperidad de la provincia, y común felicidad de sus naturales, y dirigidas más bien para sus fines particulares. (Gaceta de Buenos Aires, 7 de julio de 1811, Manifiesto del nuevo gobierno militar y político de la ciudad y provincia del Paraguay, publicado por bando en su distrito, pp. 604-605).

 

Al promediar el año 1811 la posición de Buenos Aires de cara al flanco oriental de su territorio parece consolidada. Los realistas están sitiados en Montevideo y el paso del Paraguay al campo patriota interrumpe sus comunicaciones con el Alto Perú. El nuevo poder criollo en Asunción se muestra dispuesto a dialogar con la ex capital virreinal. Pero negras nubes se dibujan en el horizonte. Poco a poco llegaron las noticias de las derrotas de los ejércitos patriotas en el Alto Perú y de la invasión lusitana a la Banda Oriental.

 

La misión Belgrano-Echeverria

En los primeros días de agosto de 1811 la Junta Grande envía en misión al Paraguay a Manuel Belgrano acompañado del jurisconsulto Vicente Echeverria. Luego de arduas negociaciones se arribó a la firma de un tratado entre Asunción y Buenos Aires el 12 de octubre. Para esa fecha la Junta Grande ya no estaba en el poder y había sido sustituida por el Primer Triunvirato en el movimiento del 26 de septiembre de ese año. Las noticias sobre el trabajo de los enviados diplomáticos solo se verán reflejadas en la página de la Gaceta para octubre de ese año, en los días previos a la firma del tratado. Pero a lo largo de todo el mes anterior a la firma del tratado los problemas del Paraguay no estuvieron ausentes de las páginas del órgano ministerial. El 5 de septiembre el órgano gubernamental patriota reproduce en sus páginas un oficio de la Junta paraguaya dirigido a la Junta Grande. En dicho oficio comunica oficialmente su instalación y expresa su voluntad de establecer negociaciones con miras a establecer algún tipo de colaboración mutua con la Junta porteña (Gaceta de Buenos Aires, 5 de septiembre de 1811, Oficio de la junta provisional del Paraguay, en que da parte a la capital de su instalación, y unión de los vínculos más estrechos, e indisolubles, que exige el interés general en defensa común de la libertad civil de la América, que tan dignamente se sostiene, pp. 913-918). La posibilidad de alguna alianza o modus vivendi entre Buenos Aires y Asunción cobraba una nueva dimensión luego de la invasión lusitana en la Banda Oriental en auxilio de los realistas montevideanos. Sugestivamente el día 26 de septiembre la Gaceta de Buenos Aires pública el extracto de dos cartas que habían aparecido en L Ambigu diario publicado en Londres por el exiliado francés Jean Gabriel Peltier. Ambas cartas son reflexiones sobre los derechos de la infanta portuguesa Carlota Joaquina al trono de los dominios españoles del sur americano. A través de un largo comentario los redactores del órgano de la Junta patriota rebaten los argumentos a favor de los derechos dinásticos de la media hermana de Fernando VII y luego denuncian los planes expansionistas lusitanos rechazando la pretensión portuguesa de que los límites naturales de Brasil serían el Plata y el Paraná. Para los redactores del diario porteño el límite natural, por lo menos en la parte de la frontera que limita con Paraguay, era el Marañón. A continuación, el comentario de la Gaceta de Buenos Aires comienza a analizar el perfil geográfico de la Intendencia del Paraguay resaltando sus potencialidades económicas:

 

Paraguay, que comprende la mayor parte de estos territorios, es al mismo tiempo el país más poblado, y el más rico, tanto en animales como vegetales, de todas las provincias que componen el virreinato del Río de La Plata. Su comercio con Buenos Ayres, y Montevideo cada día se hace más considerable; y es preciso convenir que estas ciudades y las demás cercanas, dependen enteramente de este país, y de las islas situadas sobre el Paraná, y el Uruguay, para la leña, y para las maderas de construcción de sus edificios, y navíos. El Río Paraná (navegable desde mucha distancia del punto en el que desagua en el de la Plata) es el canal de comunicación para el comercio entre el Paraguay, y las provincias meridionales; y sería indudablemente el medio de enlazar estas provincias de un modo más íntimo, y ventajoso con las importantes provincias del Tucumán, de Salta, de Jujuy, y de Chaco, pues están atravesadas por varios arroyos que vienen a designar un poco más arriba en el río mencionado, y son también navegables. Es, pues, de grande importancia para los españoles, que nadie pueda disputarles, o impedirles la navegación de este río. (Gaceta de Buenos Aires, 26 de septiembre de 1811, S/T. p. 600)

 

Reseñas semejantes sobre la geografía económica de distintas regiones de América del sur habían aparecido entre fines de 1810 y comienzos de 1811 en el periódico de temas económicos y científicos El Correo de Comercio fundado por Manuel Belgrano. En enero de 1811 cuando su fundador estaba combatiendo en Paraguay en las páginas de dicha publicación se hablaba de la deficiente información que se disponía sobre la geografía de las distintas regiones de América del Sur y sus posibilidades económicas. Se ponía como ejemplo que en un tratado geográfico británico se hablaba de: “Nuestra Señora de Buenos Aires capital del Paraguay” (Correo de Comercio, 18 de enero de 1811, Los editores, pp. 357-359). Meses después este interés por la geografía económica del Paraguay y sus proyecciones de tipo geo político conservaban una importancia difícil de exagerar. En esos días una iniciativa diplomática del primer triunvirato perseguía llegar a algún tipo de acuerdo político con la nueva Junta paraguaya en vías de una alianza contra los realistas y sus aliados.

El 3 de octubre la Gaceta da a conocer informes de los comisionados del gobierno porteño a Asunción (Belgrano y Echeverría). El tono del editorial del órgano oficial porteño no puede ser más optimista. Se habla de: “La inalterable alianza, y, unión, que ha principiado a establecerse tan felizmente entre nosotros, y los valerosos paraguayos… (Gaceta de Buenos Aires, 3 de octubre de 1811, Provincia del Paraguay Buenos Ayres 3 de octubre de 1811, p. 965). Este editorial es seguido de sendas notas de Belgrano y Echeverría fechadas en Itati el 23 de septiembre y por un oficio de la Junta paraguaya, fechada el 18 de septiembre, en donde se dice que se recibiría con el mayor interés a los enviados porteños (Gaceta de Buenos Aires, 3 de octubre de 1811, Oficio de los diputados a nuestro gobierno, pp. 695-696). A continuación sigue la reproducción de un extenso bando de la Junta Guaraní a la población de su jurisdicción. El bando, fechado en Asunción el 14 de septiembre, tiene un fuerte tono conciliador y en pos de la unión entre ambos pueblos. Se afirma que Asunción apuesta firmemente al entendimiento con Buenos Aires y que se reconoce en un campo común con la Junta porteña a la vez que considera que los enemigos de la Junta de la ex capital virreinal son considerados por Asunción como sus enemigos. Continúa afirmando que de parte de Buenos Aires también existe la mejor buena voluntad para iniciar una nueva etapa en las relaciones entre ambas capitales. Dice que Buenos Aires ha dado explicaciones satisfactorias en relación con la expedición militar que envió contra Paraguay y sus intenciones reales. De la misma manera se afirma que Buenos Aires ha asegurado no tener intenciones hegemonistas sobre los demás pueblos del virreinato y que el congreso convocado por el gobierno porteño apunta a ser un cónclave en que todos los pueblos se expresan en un pie de igualdad. Incluso Buenos Aires estaría dispuesto a reconocer la autonomía asunceña con sus particularidades:

 

De aquí mismo concluye, que, aunque deseaba eficazmente, que el diputado de esta ciudad de la Asunción fuera a tomar parte en el gobierno provisorio; pero que si no obstante si era la voluntad de la provincia gobernarse por sí misma, y con independencia de la Junta Provisional de Buenos Aires, no se opondría a ello con tal que estuviéramos unidos o, y abracemos (SIC) de conformidad para defendernos de qualquiera agresión exterior, combinando nuestras fuerzas según lo exigan la necesidad, y la conveniencia general. Nos ofrece tambien una generosa y liberal transacción por medio de sus representantes enviados cerca de esta Junta con respecto a las haciendas de las factorías, y ramo de sisa, y arbitrios aplicados a esta provincia; haciendo últimamente presente, que en orden a la condición de ratificarse por ésta el régimen que se dispusiese en el congreso general, no se hallaba la Junta de Buenos Ayres autorizada para sancionar este punto, por no deber preceptuar el congreso general, ni prevenir su deliberaciones; y que en esta conformidad podía esta provincia dar a sus diputados las instrucciones que estimase convenientes, como lo habían hecho las demás que lo tenían nombrado; respecto a que en el propio supremo congreso debía ventilarse la question, si las leyes establecidas por los diputados de los pueblos, deban, o no ratificarse por ellos mismos en sus asambleas. (Gaceta de Buenos Aires, 3 de octubre de 1811, Bando Publicado en Asunción del Paraguay. LA JUNTA SUPERIOR GUBERNATIVA DE ESTAS PROVINCIAS: A TODOS SUS HABITANTES, pp. 966-970. En mayúsculas en el original)

 

De esta manera la Junta paraguaya, sin dejar de hacer reserva de sus aspiraciones autonomistas, se dirigía a los habitantes de la Intendencia expresando un fuerte optimismo de poder llegar a una convivencia aceptable con Buenos Aires sobre la base de la común pertenencia al campo patriota y de un vínculo político de tipo confederal. En este clima se llegó a la firma del tratado firmado el 12 de octubre de 1811 y suscripto por los miembros de la Junta paraguaya y los enviados de la Junta porteña (Belgrano y Vicente Echeverria). El 8 de noviembre del mismo año la Gaceta de Buenos Aires reproducía el texto del tratado seguido de una nota de la Junta paraguaya explicando el sentido que le atribuyen al acuerdo alcanzado. El preámbulo del acuerdo invoca como punto de partida del presente acuerdo a “La revolución gloriosa con que recuperamos nuestra dignidad primitiva…” haciendo alusión al movimiento paraguayo de mayo de 1811. La caída del poder realista en Paraguay abrió la puerta para que Asunción y Buenos Aires limaran asperezas y establecieran las bases de una unión respetuosa de la personalidad de los pueblos y basada en el interés común. El primer punto del acuerdo reconoce la necesidad de auxiliar a Paraguay ante una posible invasión portuguesa razón por el cual se acuerda que el tabaco existente en la Real Hacienda de Asunción se venda según lo establezca la Junta paraguaya y para que lo recaudado sirva para apoyar el posible esfuerzo bélico (art. 1); también se establece que las sisas y arbitrios sobre la yerba que se cobraban en Buenos Aires pasen a cobrarse en Asunción (art. 2); se declaran abolidas las alcabalas que se cobraban en Buenos Aires para los artículos paraguayos exportados al Río de La Plata así como no se cobrarían más en Buenos Aires alcabala alguna para los productos exportados al Paraguay (art. 3); se deja para la reunión del congreso general el fijar los límites precisos de Paraguay en relación con la jurisdicción de Buenos Aires (art. 4); se aclara que Paraguay retiene su “independencia” en relación a la Junta de Buenos Aires y se define la relación entre ambas capitales como de confederación orientada a la alianza ofensiva y defensiva y la cooperación fraterna en tiempos de paz (art 5.) El manifiesto de la Junta paraguaya que sigue al texto del acuerdo se muestra satisfecho por el acuerdo alcanzado. Define la relación entre ambos gobiernos como una alianza basada en la defensa de la libertad común y orientada a una relación fraterna que conduzca a que los naturales de Buenos Aires sean considerados como ciudadanos en Paraguay y los paraguayos como ciudadanos en Buenos Aires (La Gaceta de Buenos Aires, 8 de noviembre de 1811, Paraguay. Manifiesto de los tratados de unión y confederación que aquella provincia pública, para consolidar el gran sistema de nuestra regeneración política con esta capital y sus aliados, pp. 5-7).

 Con el acuerdo de octubre de 1811 se cerraba toda una etapa de las relaciones entre Buenos Aires y Asunción iniciada con la ruptura del orden colonial en la capital virreinal en mayo de 1811. Sin duda el tratado era más que satisfactorio para las aspiraciones paraguayas. Buenos Aires reconocía la autonomía y cuasi independencia de hecho de Asunción, renunciaba a tomar medidas que perjudicaran su comercio a la vez que comprometía su concurso militar ante una eventual invasión portuguesa. Ante una situación geopolítica desfavorable (pérdida del Alto Perú, invasión portuguesa a la Banda Oriental, victorias del gobierno gaditano en la Península) la política del Primer Triunvirato apuntó a una situación de compromiso en el flanco oriental del ex virreinato. El acuerdo de amistad y cooperación con Asunción precedió en un mes el Tratado de Pacificación (20 de noviembre) firmado por el Triunvirato con el gobierno realista de Montevideo y que implicaba el abandono de la causa patriota en la campaña de la Banda Oriental a cambio del retiro de las tropas portuguesas (De Lucia, 2012, p. 11). En poco más de un año la evolución del proceso político y militar en el Río de La Plata terminaría convirtiendo a la amistad y alianza entre Asunción y Buenos Aires en un recuerdo.

 

Entre dos misiones

Durante el año 1812 se abrió una nueva etapa de las relaciones entre Buenos Aires con el Paraguay. Luego del acuerdo con Asunción de octubre de 1811 el Triunvirato centro más su atención en los problemas políticos y militares de otros frentes. Especialmente por la evolución de las relaciones con el gobierno realista de Montevideo. Pero pronto se pondría en evidencia que luego del acuerdo alcanzado entre ambos gobiernos seguían en pie muchos puntos oscuros y cuestiones no resueltas en la relación entre Paraguay y Buenos Aires. Durante todo el año de 1812 las cuestiones referentes al Paraguay tuvieron poca presencia en las páginas de la Gaceta de Buenos Aires. El 31 de enero el órgano oficial del gobierno porteño reproducía un oficio del Primer Triunvirato, fechado el 12 del mismo mes, y dirigido al gobierno montevideano llamando la atención sobre las pretensiones expansionistas portuguesas. En dicho oficio se reclamaba al gobierno regentista de la Banda Oriental, con el cual todavía se conservaba buenas relaciones, que contribuye a la defensa del territorio español frente a los avances lusitanos. El oficio del Triunvirato recordaba que las pretensiones portuguesas también incluían supuestos derechos sobre la provincia del Paraguay (Gaceta de Buenos Aires, 31 de enero de 1812, Oficio del superior gobierno al general de Montevideo, pp. 86-88). La Gaceta de Buenos Aires se volverá a ocupar de los problemas paraguayos recién el 4 de septiembre cuando en sus páginas se reproduzca un reglamento del Triunvirato sobre los derechos de introducción del tabaco del Paraguay sustituyendo las normas de la extinguida Renta del Tabaco. El texto del reglamento era seguido por un comentario que señalaba los beneficios de la abolición del estanco oficial sobre el tabaco. La liberación del comercio del rubro benefició al cosechero liberándolo del dogal monopólico y al consumidor que ahora recibe el producto a un precio más barato (Gaceta de Buenos Aires, 4 de septiembre de 1812, Relaciones interiores, p. 87).

Esta escasa presencia de las cuestiones referentes a las relaciones con el Paraguay en la Gaceta no refleja, ni remotamente, la complejidad y magnitud de la evolución de las relaciones entre ambas capitales a lo largo de 1812. Siendo en este caso notorio el contraste entre el testimonio que nos brinda la correspondencia diplomática entre la Junta Paraguaya y el Triunvirato porteño con lo dado a conocer por el órgano oficial del gobierno patriota de la ex capital virreinal. Desde fines de 1811 al primer trimestre del siguiente año las relaciones entre ambos gobiernos tuvieron un tono amistoso. Desde comienzos de 1812 la correspondencia porteña a Asunción comienza a llamar la atención sobre ciertos indicios del incumplimiento del tratado de pacificación del 20 de noviembre de 1811 por parte del gobierno montevideano. De la misma manera se llama la atención de los manejos portugueses en la campaña oriental. El gobierno de Buenos Aires comenzará a solicitar a Asunción el envío de tropas para apoyar al ejército de operaciones de Artigas y para la defensa de un eventual ataque realista a Buenos Aires. Asunción se negara en términos corteses aludiendo a la necesidad de garantizar prioritariamente la defensa de su propio territorio ante la posibilidad de un ataque lusitano y por la acción de los corsarios montevideanos. Esta polémica irá ganando en intensidad y para mediados de año se comenzará a plantear en términos menos amables. Reflejando, de manera indirecta, no sólo la tensión por la diferencia puntual del tema que se discute, sino del problema más serio aun de cómo cada uno de los gobiernos entiende las obligaciones recíprocas del pacto de octubre del año anterior. En agosto todavía Asunción felicita en términos entusiastas a Buenos Aires por el desbaratamiento de la conspiración de Álzaga y alaba la mano dura aplicada con los realistas residuales. Sendas notas de la Junta paraguaya le informan al Triunvirato como en Asunción también se ha logrado neutralizar cualquier posibilidad de una asonada de los nostálgicos del regentismo como se puede ver en el Oficio del Secretario de la junta al triunvirato en respuesta al del 3 de julio con fecha del 19 de agosto de 1812 (Vargas Peña, 1945, pp. 190) y en el Oficio de la junta al triunvirato para la captura del prófugo Jaime Ferrer y otras averiguaciones del 21 de agosto de 1812 (Vargas Peña, 1945, p. 192). En un gesto de buena voluntad, el Triunvirato envía un cargamento de armas al Paraguay. Pero esto no mejora las relaciones. En el segundo semestre del año se renuevan los pedidos porteños para el apoyo militar a Artigas y para el envío de un contingente paraguayo a Buenos Aires. La respuesta paraguaya es invariable: necesitamos esos recursos para la defensa de nuestro propio territorio. Pero en los meses siguientes el entredicho comenzará a exceder el marco de la correspondencia diplomática. Asunción comenzará a quejarse de distintas medidas del gobierno porteño que considera como muestras de hostilidad, de desconfianza política y, aun también, de una larvada guerra económica. Entre las medidas que se cuestionan están el cierre temporal de algunos puertos litoraleños (Rosario, La Bajada, San Pedro) para los barcos paraguayos. También la requisa de cargamentos de yerbas y embarcaciones y el establecimiento de los derechos sobre el tabaco en septiembre al que Asunción evaluaba de manera bastante distinta al comentario que en la Gaceta acompañó la publicación del texto del decreto. Por el lado de Buenos Aires las notas del Triunvirato denuncian el apresamiento de algunos agentes del gobierno de Asunción a los que se creé liados en contubernio con los realistas montevideanos como se puede ver en el Oficio del triunvirato a la junta con quejas en relación a los pedidos de explicaciones del 8 de julio de 1812 (Vargas, 1945, pp. 175-177). 

El cambio de gobierno producido en Buenos Aires luego del movimiento cívico-militar del 8 de octubre acentuó aún más la línea dura de la diplomacia porteña. En noviembre la Junta paraguaya reclamaba en un tono muy fuerte por la devolución de los cargamentos y barcos requisados y por la modificación de los nuevos derechos sobre el tabaco. El Triunvirato responde que Paraguay no tiene derecho a quejarse porque no ha cumplido con sus obligaciones derivadas del acuerdo de octubre de 1811 (Borrador de la respuesta del triunvirato a la junta respecto a las armas mencionadas en el oficio del 19 de agosto 1812 /21 de septiembre de 1812 en Vargas, 1945, p. 197). Para está altura la estrategia diplomática del Triunvirato pasó a priorizar la presión sobre Asunción para el envió a un diputado paraguayo al futuro congreso de los pueblos del virreinato a reunirse en Buenos Aires. Asunción mostraba evidentes reticencias ante esta medida que hubiera implicado reconocer la supremacía del gobierno de Buenos Aires y un gesto de compromiso para una futura integración plena del Paraguay al nuevo ordenamiento constitucional con que se buscaba unificar a todos los pueblos del ex virreinato. La diplomacia porteña ofrecerá, de manera indirecta, la revisión de las requisas y derechos sobre el tabaco, a cambio de que Asunción aceptase participar del congreso de los pueblos. Asunción evitará comprometerse en ese sentido insistiendo que una medida así tendría que ser aprobada por una Asamblea electa por el pueblo de la provincia (Oficio de la junta la triunvirato respecto al impuesto al tabaco y envió de diputados, contestando sus imputaciones del 27 de enero de 19813 en Vargas, 1945, pp. 213-215). Este tira y afloje caracterizará al tono de la correspondencia entre ambos gobiernos hasta comienzos de 1813.

La ausencia, no casual desde ya, de todas estas discusiones en el órgano oficial del gobierno porteño, se derivó en su tratamiento puntual y coyuntural en otro periódico ligado al proceso revolucionario. Nos referimos al Grito del Sud, redactado por Bernardo de Monteagudo y órgano oficioso de la Sociedad Patriótica que reunía a los elementos radicalizados de la oposición jacobina a la política conciliadora con el campo realista llevada adelante por el Primer Triunvirato. Días después que en la Gaceta se publicará el decreto de derechos sobre el tabaco paraguayo el Grito se ocupará de las relaciones con Asunción. En su número del 29 de septiembre el Grito del Sud reprodujo la arenga pronunciada durante la fundación de la filial cordobesa de la Sociedad Patriótica por un patriota de la ciudad mediterránea. En dicha alocución se incluyó un extenso y desusado comentario sobre la situación política en Asunción. Refiriéndose a los manejos de los realistas para hostigar a la causa patriota en todo lugar en el que podían hacerlo el orador dijo

ciudadanos: no duermen nuestros enemigos; no pierden ocasión, ni dexan de emplear arbitrio que pueda hacer una mengua a nuestro crédito, y a nuestras glorias. Mis corresponsales de la Asunción del Paraguay me aseguran que varios sujetos sensatos de aquella capital están persuadidos contra nuestras intenciones, porque se les ha escrito desde Buenos Ayres que nosotros tenemos miras de conquista sobre aquella provincia, que la consideramos como rival de nuestra dicha; en tal caso he creído yo suplicar a la sociedad que publique sobre tan grave negocio su opinión, y que deshaga esta impostura que pudiera acarreamos muchos males, y el peor de todos la división de ánimos entre pueblos a quienes unen tantas relaciones. (Grito del Sud, 29 de septiembre de 1812, Arenga, p. 94)

 

El orador patriota sostuvo que los instigadores de estos infundios se empecinan en recordarle a los paraguayos la expedición auxiliar dirigida por Belgrano atribuyéndole móviles de conquista en pos de la subordinación de Asunción a Buenos Aires. Luego, para desmentir dicho aserto, recuerda el rol de los ejércitos patriotas como liberadores de los pueblos del interior. Fiel a la concepción jacobina de la centralización del poder en función revolucionaria el orador cordobés se pronuncia por la unidad militar, política y económica del campo patriota como único camino para vencer a las fuerzas contrarrevolucionarias. Volviendo a la situación en Asunción dice:

 

La de Paraguay no tiene enemigos que temer sino en el caso de que nosotros fuésemos vencidos; con que ella no tiene necesidad, ni es interés suyo el guardar ese sistema de unidad que tanto importa a las provincias: a nosotros tampoco nos perjudica su independencia, porque para uno u otro auxilio que podrá prestarnos, bastan las relaciones de amistad y de común conveniencia que nos unen.

En el congreso general todos los pueblos serán árbitros para fixar la forma de gobierno baxo el qual quieren ser regidos y libres entonces de los peligros que ahora tenemos que vencer se podrá concertar el sistema que dicten las circunstancias.

¿Y habrá alguno que crea que nosotros miramos con rivalidad a la provincia del Paraguay? Ciudadanos: salvad vuestro honor, y explicad vuestros sentimientos para cubrirlo de los tiros venenosos, que le asechan. (Gaceta de Buenos Aires, 29 de septiembre de 1812, pp. 95-96)

 

El artículo, firmado por Felix Ignacio Frias, concluye diciendo que varios de los presentes en la tertulia cordobesa respondieron a la invitación del orador patriota y expresaron sus sentimientos fraternos en relación al Paraguay y demás pueblos del virreinato. El 6 de octubre el Grito reprodujo un informe de un auditor de guerra del Ejército del Perú en donde se hablaba de las posibilidades de desarrollar cultivos en distintos puntos del virreinato. En dicho informe se señalaba las posibilidades de plantar cacao en Paraguay y las Misiones (Gaceta de Buenos Aires, 6 de octubre de 1812, Dictamen del auditor general de guerra del exercito del Perú Dr. D. José Eugenio del Portillo, pp. 97-104).

Volviendo a la correspondencia diplomática entre ambos gobiernos en los primeros meses de 1813 la polémica alcanzó tonos cada vez más virulentos. Las notas de la Junta paraguaya acusan al Triunvirato de querer ahogar a Asunción por medio de una guerra aduanera y los acusan de desagradecidos y de no reconocer que sin el pase del Paraguay al campo patriota en 1811 la suerte de la causa americana en el Río de La Plata hubiera corrido serio peligro. No obstante Asunción no tensará la cuerda hacia el extremo y evitará la ruptura total con Buenos Aires. A comienzos de 1813 la situación política militar del gobierno porteño se había fortalecido notablemente. El Ejército del Norte con Belgrano a la cabeza había logrado correr a los realistas hasta los límites del Alto Perú. A fines de 1812 el triunfo del Cerrito le había entregado a los ejércitos porteños y orientales el control de la mayor parte de la Banda Oriental y había posibilitado el establecimiento del segundo sitio de Montevideo. En el Oficio de la junta al triunvirato respecto al impuesto al tabaco y envió de diputados, contestando sus imputaciones con fecha del 27 de enero de 1813 reproducido en Vargas (1945, pp. 213-215) la Junta paraguaya felicita en tono entusiasta y fraternal al triunvirato por la victoria obtenida por los granaderos de San Martín sobre los realistas en el legendario combate de San Lorenzo, además de que expresa algunas apreciaciones sobre las operaciones piratas realistas en los ríos. No obstante, este oficio no fue reproducido en la Gaceta de Buenos Aires.

La diplomacia patriota aprovecharía esta nueva situación política para lanzar una nueva ofensiva diplomática para fortalecer su situación frente a Asunción.

La misión Herrera y la ruptura definitiva de Asunción con Buenos Aires

Mientras en Buenos Aires se preparaba la reunión de la Asamblea de los pueblos del virreinato comenzó a proyectarse él envió de una misión diplomática a Asunción. El enviado sería el clérigo oriental Nicolás Herrera que había militado en las filas del realismo, siendo redactor de la Gaceta de Montevideo, para luego pasar al campo patriota. En marzo Herrera recibió el documento titulado Minuta de las instrucciones para el enviado al Paraguay Nicolás Herrera fechado el 4 de marzo de 1813, en este documento se le dan las instrucciones del gobierno porteño para su misión en Asunción. Se le recomendaba tener un tono amable y cauteloso en sus tratativas con la Junta paraguaya. Debía recordar la vigencia de los principios que habían llevado a ambas capitales a romper con el viejo orden. Recordar las distintas actitudes amigables de Buenos Aires para con Asunción. Poner hincapié en la necesidad de coordinar esfuerzos para la defensa común como argumento para convencer a Asunción a mandar un representante a la Asamblea, principal objetivó de la misión. Se le sugiere, que en vista de los recientes roces fronterizos entre Paraguay y los portugueses, Herrera sostenga que él envió de un diputado a la Asamblea de los pueblos actuaría como un disuasivo frente a Río de Janeiro frente a la posibilidad de re iniciar su agresión. Se le aconseja a Herrera no insistir mucho sobre el perfil definitivo del régimen constitucional que terminaría adoptando la Asamblea de los pueblos. Se le aclaraba que no era esa la discusión principal en el momento y que podía tener un efecto contraproducente. Si se recalca que debía resaltar que el poder político porteño respetaría la autonomía política de los representantes de los pueblos. Los triunviros autorizaban a su enviado para qué, en caso de qué Asunción se oponga tajantemente a enviar un representante a la Asamblea, trate qué por lo menos delegen un representante cerca del gobierno de Buenos Aires. Si se consigue tal cosa no debe discutirse una agenda de negociación previa. Sería mejor que esa se fije en Buenos Aires. Respecto a los reclamos paraguayos por los barcos y cargamentos capturados se le pide a Herrera que le comunique a la Junta qué hay buena disposición para devolverlos pero condicionándolo a que Asunción también flexibilice sus posiciones. En ese caso Herrera queda autorizado para viajar a Santa Fe y hacer efectiva la devolución. Ante posibles protestas paraguayas por incumplimiento de algunos puntos del convenio de 1811 Herrera está autorizado a ofrecer como moneda de cambio cierta flexibilización en los aranceles y gravámenes sobre la yerba y el tabaco condicionando esta medida a qué Asunción se comprometa a enviar un contingente militar en apoyo de la guerra en el Río de La Plata. Por último, en la se le recomienda al enviado qué si las negociaciones se prolongan contemple la posibilidad de mandar la correspondencia más delicada por “fuera de estafeta” (Minuta de las instrucciones para el enviado al Paraguay Nicolás Herrera, 4 de marzo de 1813 en Vargas, 1945, pp. 227-229).

Herrera llegó a Asunción en mayo de 1813. El inglés Robertson en sus crónicas sobre el Paraguay comenta el tono de frialdad con qué fue recibido el enviado porteño. Dice que fue alojado en una dependencia de la aduana, bajo vigilancia, y qué pasó más de una semana antes de ser recibido por alguna autoridad paraguaya. Insiste el comerciante británico qué la llegada de Herrera fue aprovechada por Gaspar de Francia para profundizar más su propaganda contra la intromisión de Buenos Aires en los asuntos paraguayos (Parish J, y W. Parish, 1988, pp. 38-39).

Mientras Herrera realiza su tarea en Asunción las páginas de la Gaceta se ocupan poco del Paraguay. En realidad, en todo el año 1813 fueron pocas las noticias relacionadas con el Paraguay qué aparecieron en el órgano ministerial. En enero había aparecido una mención lateral al Paraguay en un suelto en el que se analizaba la situación de aislamiento del gobierno realista en Lima en relación con el resto de provincias del cono sur (Gaceta de Buenos Aires, 8 de enero de 1813, Lima, pp. 185-186). En febrero se había reproducido un decreto de la Asamblea constituyente, recién inaugurada, en donde se mandaba a recopilar todo dato e información disponible sobre la población y gobierno de los pueblos de las Misiones para delimitar bien jurisdicciones con Paraguay y el Brasil portugués (Gaceta de Buenos Aires, 5 de febrero de 1813, Sesión del día 1. Decreto, pp. 201-202). El 14 de abril la Gaceta reprodujo el oficio del gobierno de Asunción que se congratulaba por el triunfo patriota en la batalla de Salta. Recién a fines de junio se publica una nota de Herrera, fechada en Asunción, invitando al gobierno paraguayo a participar en la Asamblea de los pueblos reunida en Buenos Aires (Gaceta de Buenos Aires, 30 de junio de 1813, Asumpcion del Paraguay; p. 136). Pasaran casi tres meses para que vuelva a aparecer en la Gaceta una comunicación del enviado porteño en Asunción. El 19 de septiembre aparece un comunicado, fechado el 4 del mismo en Asunción comunicando la pronta reunión del Congreso convocado por el gobierno paraguayo:

 

El enviado cerca de aquel gobierno avisa con fecha 4 de septiembre, que ya se habían expedido las convocatorias para la celebración del Congreso indicado para el 30 del mismo. Anuncia las ideas de conformidad que desplegaba aquella Provincia, y la esperanza a la que daba derecho el nuevo orden de cosas que se presenta. Es probable que las ideas del Congreso, fixaran el carácter de nuestras relaciones con aquellos fecundos climas; y que este acontecimiento nos anticipará el suspirado placer, de ver luego en el seno de la Asamblea General a todos los representantes de los Pueblos de América del Sud”. (Gaceta de Buenos Aires, 19 de septiembre de 1813, Paraguay, p. 450)

 

Él correo de Herrera incluía el pedido que se le comunicará si había victorias militares porque confiaba que tal información podría ser un elemento de ayuda en sus gestiones frente a la Junta paraguaya. Tal párrafo, discretamente, no fue reproducido en las páginas de la Gaceta de Buenos Aires. Los lectores del órgano oficial porteño no tendrán conocimiento de las reseñas sobre las sesiones del Congreso de Asunción que Nicolás Herrera le remitiría las siguientes semanas al gobierno de Buenos Aires. No se mencionara en la Gaceta de Buenos Aires las gestiones de Herrera con los paraguayos sobre el tema de los barcos secuestrados, como sí puede verse en el Oficio del triunvirato a la junta anunciando el envió de una misión y la devolución de las represas reclamadas con fecha del 20 de febrero de 1813 reproducido en Vargas (1945, p. 225), ni la notificación de Herrera a la Junta de Asunción sobre los triunfos patriotas en la Banda Oriental a través del Oficio de Herrera al Triunvirato comunicando haberse convocado el congreso con fecha del 4 de septiembre de 1813 también reproducido en Vargas (1945, pp. 246-247). Tampoco se publicaría la extensa Memoria presentada en el congreso paraguayo el 30 de septiembre enumerando las razones de porque al Paraguay le convenía incorporarse al Congreso de los pueblos celebrado en Buenos Aires. En dicha presentación, y afinando sus argumentos, Herrera citará a Washington y luego comparará la situación del Paraguay en 1813 con la del estado de Georgia y su negativa a participar en la convención constituyente norteamericana de 1787. Situación que derivo en qué este estado debiera luego reconocer una constitución en la cual sus representantes no participaron. Intentando combinar la zanahoria con el garrote Herrera hace notar que tal situación podría derivar en sanciones económicas contra el comercio paraguayo semejantes a las que la naciente confederación norteamericana le había aplicado a la rebelde Georgia. Luego interpela a los paraguayos llamándoles “compatriotas” y diciéndoles qué desechen los discursos seductores que le aconseja su no incorporación a la unión de todos los pueblos. Recuerda la necesidad de la unión como sólidamente afirmada en razones de interés superior; esto puede verse en la Memoria presentada en 1813 dl Congreso del Paraguay por el Dr. D Nicolás de Herrera. Comisionado del gobierno de Buenos Aires reproducido en Vargas (1945, pp. 252-262).

Pocos días después la correspondencia del representante porteño al Triunvirato confiesa su derrota. En una nota del 3 de octubre Herrera comunica qué no se le permitió hablar en el Congreso paraguayo, que los líderes de Asunción enviaron a las comandancias rurales panfletos demonizando las propuestas porteñas y que el único diputado qué intentó hablar a favor de la unión con Buenos Aires casi fue linchado. Herrera dice qué de ahora en más orientará su tarea para suscribir un acuerdo comercial pero que las autoridades paraguayas dilataban cualquier definición al respecto, discusión presente en el Oficio de Herrera al Triunvirato informándole que el Congreso se negó a recibirlo y a enviar diputados. Dice que propondrá un acuerdo de comercio con fecha del 3 de octubre de 1813 (Vargas, 1945, pp. 253-264).

Otro informe, titulado Oficio de Herrera al triunvirato diciendo que aviso al Ministro de las Cajas de Santa Fe la suspensión de toda ayuda económica al Paraguay con fecha del 3 de octubre de 1813 (Vargas, 1945, p. 265) se comunica que Herrera le informó al Ministro de las Cajas de Santa Fe que se suspendía toda ayuda económica al gobierno de Asunción. El día 11 le comunica al gobierno porteño del ascenso al gobierno de Francia y Yegros y pide la conformidad de Buenos Aires para sus gestiones tendientes a conseguir un tratado de amistad. Menciona también la hostilidad de los españoles europeos de Asunción para con la causa porteña. Al día siguiente envía un informe con un análisis más pormenorizado del establecimiento del nuevo gobierno del Paraguay y las características qué va adquiriendo el régimen del Consulado (Rotación de ambos cónsules, poder basado en las milicias, reunión de un congreso anual para legitimar a los cónsules, etc.). Concluye con la siguiente caracterizacion de la situación:

 

Por la relación de este decreto formará V.E. un concepto Caval del estado moral y política de esta Prov. y de las miras de absoluta independencia que animan a los que la dirigen. (Oficio de Herrera al Triunvirato sobre la forma en que se estableció el gobierno consular republicano, 12 de octubre de 1813 en Vargas, 1945, pp. 266-267)

 

En los días siguientes Herrera comunicará qué mantuvo una reunión con Francia y que este se negó a suscribir un acuerdo de amistad con Buenos Aires. Herrera remite, con fecha del 25 de octubre, un informe de los cónsules paraguayos en donde estos con un lenguaje cuidadoso dilatan una respuesta a los pedidos de ayuda militar de Buenos Aires, pero sin una negativa definitiva. No pierden ocasión de reclamar que se levanten los derechos a los artículos paraguayos en el puerto de Santa Fe ya que de esta manera se le estaría: “...quitando a los enemigos ocultos todo pretexto de exercitar su perversa influencia” (Oficio de los Cónsules Francia y Yegros al comisionado Herrera sobre la gestión de prestación de auxilios, 25 de octubre de 1813 en Vargas, 1945, pp. 270-271). En un informe del 7 de noviembre Herrera describe una reunión informal qué había mantenido hacía unos días con Francia en su casa donde este le dijo que la ayuda a Buenos Aires por el momento era imposible. El paraguayo sostuvo que “los europeos” tenían soliviantada a la opinión pública contra Buenos Aires en complicidad con algunos dirigentes paraguayos. Por eso no podía arriesgarse a dar ese paso. Igual le sugiere a Herrera qué siga presentando notas y, de paso, vuelva a insistir con que Buenos Aires derogue el impuesto al tabaco. Herrera, según le informa a sus mandantes, insistió con vehemencia que Francia debía jugarse en pos de la ayuda a Buenos Aires y le sugirió que consiguiera fondos imponiendo una contribución forzosa a los españoles europeos. El Triunvirato sabría apreciar su buena disposición. El futuro dictador contestó que eso no era posible y que si él perdía el poder Asunción se aliaría a los realistas de Montevideo. Herrera le comunicó a Francia que su misión en Asunción terminaba y que sugería qué de ahí en más las relaciones entre Asunción y Buenos Aires se hicieran a través de diputados de ambos gobiernos establecidos al efecto. Francia se inclinó por mantener correspondencia de gobierno a gobierno. Herrera le informó al Triunvirato qué en su opinión Francia es un embustero y un ignorante que se movía por odio hacía Buenos Aires y qué ha convencido a los paraguayos qué son un imperio en ciernes. Agregaba que el líder paraguayo era un megalómano que quiere gobernar Paraguay como si fuese un dictador de la Roma republicana. Este último informe de Herrera está fechado en Corrientes donde el clérigo se había trasladado luego de dar por finalizada su misión en Asunción (Informe del comisionado Herrera al triunvirato de Buenos Aires sobre la situación del Paraguay y las manifestaciones del Dr. Francia, 7 de noviembre de 1813 en Vargas, 1945, pp. 271-273).

 El Triunvirato responde al informe de Herrera, del qué se pensaba que todavía estaba en Asunción, por medio de un oficio fechado el 19 de noviembre. En dicho oficio los triunviros le dicen a su comisionado qué deducen de sus informes qué el rompimiento del Paraguay y su decisión de no integrarse en un gobierno que tuviera a Buenos Aires como capital era ya un hecho irreversible. El Triunvirato entiende qué no debe reconocerse por ahora al nuevo gobierno paraguayo. También se especula que la proclamación del Paraguay en República podría provocar alguna acción punitiva de Montevideo sobre Asunción, situación a la que habrá que estar atentos por las consecuencias políticas que podría tener. Esta situación podría reforzar los argumentos para seguir insistiendo que Asunción contribuya con mil hombres en la guerra de la Banda Oriental (Borrador de la respuesta del triunvirato a Herrera sobre sus informes y nueva gestión para el envió de 1000 hombres, 19 de noviembre de 1813, en Vargas, 1845, pp. 273-274). Un borrador de un segundo oficio redactado el día 20 sugería agregar a los argumentos anteriores las acciones punitivas de los corsarios realistas en los ríos litoraleños (Borrador de respuesta del Triunvirato a Herrera respeto de sus reflexiones y gestiones ulteriores, 20 de noviembre de 1813 en Vargas, 1945, p. 274).

Contraponiéndose a esta frondosa y densa correspondencia diplomática las páginas de la Gaceta de Buenos Aires, qué habían dejado de informar sobre Paraguay en septiembre con motivó de los informes de Herrera sobre la inminente reunión del Congreso en Asunción, recién volverá a informar sobre la situación de Paraguay el 3 de noviembre. En un suelto titulado “Paraguay” se informa, en tono de evaluación positiva, la suplantación de la anterior Junta de Gobierno por dos Cónsules Generales de la República. El editorialista del órgano del gobierno porteño calificaba a este cambio de gobierno como de la: mayor importancia, y no solo formarán una parte principal de la Historia de aquella provincia, sino qué serán un punto de interés para los políticos y curiosos de todas las naciones” (Gaceta de Buenos Aires, 3 de noviembre de 1813, Paraguay, p. 470). Luego de dar cuenta del desplazamiento del triunviro Caballero del centro del poder se informa que los dos nuevos Cónsules retienen sus cargos como brigadieres. La Gaceta de Buenos Aires dice estar en poder del plan de gobierno trazado por el Congreso paraguayo. A continuación, se transcribe parte del mismo, argumentando falta de tiempo para hacerlo en extenso:

 

1.Continuarán en el gobierno superior de la provincia solo dos ciudadanos S. Fulgencio Yegros y D. José Gaspar Francia con la denominación Cónsules de la República del Paraguay, y se les confiara la graduación y honores de Brigadieres del Exercito, de que les librara despacho firmado del Presidente actual del Congreso, Secretario y sufragantes de actuación con el sello del gobierno.

  1. Usarán como divisa la dignidad Consular el sombrero orlado con una faja azul con la escarapela tricolor de la república, y tendrán jurisdicción y autoridad en todo igual a la que ejercerán unidamente y de conformidad.

Por consequencia todas las providencias de Gobierno se expendiran firmadas por los dos”. (Gaceta de Buenos Aires, 3 de noviembre de 1813, Paraguay, p. 470. Subrayado en el original)

 

El 11 de noviembre bajo el título de Relaciones exteriores se reproducía el articulado completo del plan de gobierno presentado por Francia al Congreso paraguayo (Gaceta de Buenos Aires, 10 de noviembre de 1813, Reglamento de gobierno, pp. 475-476). De esta manera, obviando los aspectos más conflictivos qué los cambios en Asunción tenían para la relación con la ex capital virreinal, la Gaceta de Buenos Aires daba cuenta de la institucionalización definitiva del proceso revolucionario iniciado en Asunción en 1813 aceptando, tácitamente, su curso autónomo del poder porteño. En la forma implícita, y afín con el tono más beligerante qué se había adoptado en Buenos Aires desde el 8 de octubre de 1812, las noticias del congreso paraguayo de septiembre de 1813 podían presentarse como un robustecimiento de la voluntad de enfrentarse al poder realista en el marco regional. De acá en adelante el alejamiento, cada vez más marcado, del Paraguay de cualquier tipo de reconocimiento y aun alianza con el gobierno de Buenos Aires, se refleja en la cuasi desaparición de la información de la región guaraní en la prensa porteña. En septiembre de 1814 la Gaceta de Buenos Aires publicaría un Decreto del Director Posadas organizando la división política de las provincias orientales del virreinato. Este decreto consagró a la región de las Misiones como una entidad provincial y establecía su límite occidental en la costa del Paraná (Gaceta de Buenos Aires, 22 de septiembre de 1814, Artículos de oficio. El supremo Director de las Provincias Unidas del Río de La Plata, pp. 651-652). De esta manera la secesión del Paraguay era reconocida, por lo menos, en los hechos.

 

Conclusiones

En las páginas de la Gaceta de Buenos Aires el tratamiento de la relación de Buenos Aires con Asunción conocerá tres momentos de difusión relativamente importantes: a) La llegada de las noticias sobre las operaciones militares durante la expedición comandada por el general Belgrano y el proceso que derivó en el movimiento anti regentista paraguayo de mayo de 1811 (primer semestre de 1811); b) las reseñas de la misión diplomática de Belgrano y Echeverría a Asunción que concluirá con el tratado de unión y confederación firmado entre el primer Triunvirato y la Junta paraguaya y (último trimestre de 1811) y: c) y de manera más intermitente y discontinua, durante la misión Herrera y las frustradas gestiones por conseguir la participación de representantes paraguayos en la Asamblea general junto con algún tipo de reconocimiento del Paraguay al gobierno porteño (desde mayo a noviembre de 1813).

La escasa presencia del tema Paraguay en los primeros meses de vida de la Gaceta de Buenos Aires dejó lugar a la crónica de la expedición auxiliar de Belgrano a comienzos del año 1811. Será este el único momento en el cual el tratamiento de las cuestiones del Paraguay en la prensa porteña va a tener como ordenador principal el vector ideológico. Ligado a la impugnación del poder realista en Asunción (ligazón con el grupo de Liniers, con Elío, etc.) y el llamado a la confraternidad de los paraguayos con el ejército patriota que llevaba adelante una guerra de liberación. La crónica de los hechos militares del Paraguay no estaría exenta de un tono propagandístico y de cierto triunfalismo pero sin caer en el negacionismo explícito de los reveses militares como sí sucedió en la reseña de la guerra en otros frentes. ¿Era más difícil sostener esa estrategia en relación al Paraguay que para con el Alto Perú? No puede perderse de vista que las comunicaciones por vía fluvial aceleraban la llegada de noticias. Son muy representativos del supuesto anterior los informes de Belgrano en los que reconocía la hostilidad local hacia sus tropas y explicitan la estrategia de seducción qué el creador de la bandera despliega ante los guaraníes con medidas qué atendían demandas de vieja data en el sentido de favorecer el tráfico de los frutos del país rumbo a Buenos Aires. Es también sintomática la ausencia en las páginas de la Gaceta de Buenos Aires de la reproducción de los decretos de emancipación de los pueblos de indios de las Misiones así como de cualquier comentario al respecto. Contrastando esta elección con la profusa difusión que el órgano ministerial le supo dar a las medidas filo indigenistas de las nuevas autoridades patriotas en el Alto Perú recuperado (De Lucia, 2011). Parece que la abolición de los tributos en los pueblos de indios era un tema sensible en el Paraguay criollo de 1810.

El tratamiento de las negociaciones de Belgrano con Cabañas en la prensa porteña estuvo claramente orientada a transformar la imagen de la derrota militar en un triunfo político. El pormenorizado tratamiento qué se le dará a los acontecimientos militares y políticos de Asunción entre mayo y junio de 1811 se inscriben en la misma línea. El paso del Paraguay al campo anti regentista será presentado como un gran avance de la causa patriota. El ángulo desde el cual se lo lee se inserta en una problemática regional del flanco oriental del virreinato (informe de las autoridades patriotas de Corrientes y Santa Fe) y son inseparables de los acontecimientos contemporáneos de la Banda Oriental (Grito de Asensio, triunfo de la batalla de Las Piedras, primer sitio de Montevideo) y, en menor medida, de la creciente amenaza de la intromisión lusitana en la guerra del Plata. El paso del Paraguay al campo anti regentista y el reflejo de este proceso en la Gaceta de Buenos Aires servirá para terminar de trazar una versión paraguaya del “español europeo” como el enemigo natural de la causa patriota. Este elemento que ya estaba presente en los partes y proclamas de Belgrano en campaña toma un perfil más definido en las crónicas sobre la caída de Velazco. El ex gobernador realista, atacado y aun ridiculizado en las reseñas de la campaña de 1810-1811, ya no era solo el aliado efímero de Liniers y el agente de Elío y Abascal sino también la cabeza de una pérfida sedición “chapetona” alentada por los portugueses qué pronto invadirán la Banda Oriental. El optimismo expresado por el órgano ministerial ante la posibilidad de mejorar las relaciones entre Asunción y Buenos Aires luego del movimiento de mayo de 1811 le confieren un sentido particular a los artículos aparecidos a fines de 1810 y comienzos de 1811 en la Gaceta de Buenos Aires y el Correo de Comercio, así como el que aparecerá sobre el mismo tema en el Grito del Sud en 1812, sobre la posibilidad de impulsar nuevas explotaciones económicas al norte del Paraná. La dimensión económica de la relación con Paraguay estuvo presente en las páginas de la Gaceta de Buenos Aires, variando su importancia y el enfoque elegido a medida que evoluciona la relación política entre Buenos Aires y Asunción. El optimismo económico se daba la mano con el optimismo político con el que la prensa revolucionaria presentaría él envió de la misión Belgrano-Echeverría para regularizar las relaciones entre Asunción y la ex capital virreinal. El abordaje de la misión Belgrano Echeverría en la Gaceta de Buenos Aires es inseparable de las tensiones diplomáticas con la corte portuguesa que involucran a Paraguay y que también se ven reflejadas en las páginas del órgano ministerial. El publicitado pacto de alianza política y acuerdo económico suscripto con Asunción en octubre de 1811 fue presentado como un triunfo político, qué en los hechos terminaría siendo menos rotundo qué en el papel, y significó una especie de premio consuelo para la diplomacia patriota qué solo un mes después tendría qué suscribir el polémico tratado de pacificación con los realistas de Montevideo.

A lo largo de 1812 y hasta los primeros meses del año siguiente la escasa presencia de artículos sobre el Paraguay en la Gaceta de Buenos Aires contrasta con la frondosa y compleja correspondencia diplomática que daba cuenta de las crecientes tensiones que erosionaron el modus vivendi alcanzado a fines de 1811. Son casi contemporáneas en el tiempo la breve mención de la Gaceta de Buenos Aires qué da cuenta de los beneficios que para el comercio paraguayo significó la abolición de la renta del tabaco y la reproducción en el opositor Grito del Sud de la larga alocución de un orador jacobino en la Sociedad Patriótica de Córdoba que da cuenta de la creciente animadversión paraguaya hacia Buenos Aires alentada por grupos pro realistas remanentes o pro lusitanos. La contraposición de estas dos menciones en la prensa en septiembre refleja también las tensiones políticas en el Buenos Aires qué incubaba la crisis de octubre de 1812.

En las etapas qué venimos reseñando en los párrafos precedentes el grueso de la información sobre el Paraguay se origina en los oficios militares de Belgrano y luego en los informes diplomáticos de este y Echeverria. También en algunas notas provenientes de las autoridades patriotas de Corrientes y Santa Fe y alguna carta de algún patriota paraguayo (La crónica sobre el movimiento de mayo-junio de 1811). En los primeros meses de 1813 es el momento en donde comienzan a aparecer con cierta frecuencia documentos emanados por las autoridades paraguayas. La publicación, selectiva, de las notas de la Junta paraguaya felicitando por las victorias de San Lorenzo y Salta fue parte de la estrategia de la prensa oficial porteña para mostrar que la relación con Asunción era cordial y sólida. Justo en el momento en el que los motivos de tensión entre ambas capitales se iban haciendo cada vez más acentuados (cambios de prisioneros, devolución de barcos, negativa paraguaya a participar en la guerra en la Banda Oriental, etc.). Pero también la disponibilidad de estas misivas refleja, de manera indirecta, la política de la propia Junta paraguaya qué buscaba evitar, por el momento, la ruptura total con Buenos Aires.

La estrategia de congelar el conflicto con Asunción ante la opinión pública porteña se desarrollaría de manera aceitada durante la misión Herrera. Fue el momento en el cual fue mayor el desfase entre la información que le llegaba al Triunvirato por medio de la correspondencia diplomática y lo que se elegía dar a conocer por el órgano oficial. No solo en sentido cuantitativo sino también cualitativo. La extensa Memoria que Herrera presentó ante el congreso paraguayo de 1813 desarrollaba una serie de argumentos de naturaleza política jurídica y político ideológica completamente ausentes en la reseña de la relación con Paraguay en la Gaceta de Buenos Aires. El órgano ministerial que no dio cuenta del clima hostil a Buenos Aires en el que se desarrolló el congreso que estableció la república en Paraguay se limitó a comunicar la instalación del nuevo gobierno de Asunción transcribiendo los documentos paraguayos acompañados con una escueta evaluación de tono favorable. De manera implícita se buscaba resaltar que el Congreso de 1813 era un puerto de arribo de un proceso de ruptura con el campo realista qué había comenzado en mayo de 1811. La consumada ruptura con Buenos Aires quedaba completamente ajena de la reseña de la institucionalización de la revolución en Paraguay.

Tomando el periodo en su conjunto el problema paraguayo, leído desde las páginas de la prensa de mayo, aparece como un conflicto de baja o mediana intensidad en relación a los problemas de las otras regiones del virreinato que habían escapado al control político de Buenos Aires. El eje mayor del tratamiento de los problemas del Paraguay en las páginas de la prensa revolucionaria fue político-diplomático, entendido como un conflicto regional o macro regional en el marco de los conflictos intestinos e internacionales en el flanco oriental del ex virreinato del Río de la Plata. Un tratamiento político diplomático y solo político militar durante el periodo regentista del Paraguay posterior a la revolución de mayo. En un segundo orden de importancia el Paraguay fue presentado en la prensa porteña como un problema económico tanto desde: a) las posibilidades que se abrían para la explotación económica de distintas regiones del virreinato después de la ruptura del orden colonial y; b) desde las contradicciones económicas interregionales que debían superarse para alcanzar algún tipo de convivencia o alianza política. Las tensiones con las autoridades de Asunción desde mayo-junio de 1811 en adelante nunca fueron presentadas en las páginas de la prensa ministerial porteña como un conflicto de dos modelos ideológicos contrapuestos. Los cuestionamientos, cuando los hubo, fueron políticos, pero no políticos ideológicos. Se trataba de diferencias dentro del campo patriota común. Los únicos sujetos presentados como enemigos, en el sentido político e ideológico, fueron los españoles europeos del Paraguay y sus aliados. Eso diferencia el análisis de la cuestión paraguaya en relación con el tratamiento de los problemas del Alto Perú reconquistado por los realistas y de la Banda Oriental leal a la corona. Lo mismo en relación al tratamiento de las disidencias políticas en el campo patriota de la Banda Oriental. La figura de Francia del cual la correspondencia diplomática comenzó a pintar con tonos negativos en 1813 no llegó a ser presentada en la prensa porteña como la imagen de un traidor fomentador del anarquismo y el separatismo como sí se hizo profusamente con Artigas. La construcción de una imagen de Francia como dictador misántropo, enemigo de Buenos Aires será más la obra de cronistas pretéritos e historiadores, pero no tuvo su origen en las páginas de la prensa revolucionaria. [1]

 

Referencias 

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  • Beruti, J. M. (2001). Memorias curiosas. Emecé editores. 2001.
  • Brezzo, L. M. (2013). ¡Viva la Unión! Las relaciones entre Paraguay y Buenos Aires en Varios. Paraguay 1813. La proclamación de la República. Taurus.
  • Comisión Nacional Ejecutiva del 150 aniversario de la revolución de mayo. (1967). tomo VI. La revolución de mayo a través de los impresos de la época 1809-1815. Talleres de la Dirección Nacional del Registro Oficial.
  • Correo de Comercio. (18 de enero de 1811). Los editores, pp. 357-359. 
  • De Lucia, D., Filippon, L., Oger, D. y Ricci Marchand, L. (2011). El Buenos Aires patriota vs el Montevideo realista. Imágenes y representaciones en una contienda política e ideológica. Anuario del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, (1).
  • De Lucia, D. O. (2011). La imagen de los movimientos emancipatorios hispanoamericanos en la prensa revolucionaria de mayo (1810-1815). Cuadernos de trabajo del centro de investigaciones históricas de la UNLA (17).
  • _____. (2012). La prensa revolucionaria de Buenos Aires y su mirada del Montevideo regentista y contra revolucionario (1810-1814). Conferencia presentada en las III Jornadas de Historia del Centro de la Cooperación Floreal Gorini.
  • Gaceta de Buenos Aires,10 de octubre de 1810, p. 303. 
  • ________. (25 de octubre de 1810). p. 325
  • ________. (20 de noviembre de 1810). Parte del Excmo. Sr. general D. Manuel Belgrano a la junta, pp. 73-74.
  • ________. (20 de noviembre de 1810). Parte del Excmo. Sr. general D. Manuel Belgrano a la Junta, pp. 54-56. 
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  • ________. (25 de enero de 1811). Copia de carta escrita por el padre capellán del exercito del Paraguay D. Juan José Arboleya, a D. Joaquín Correa y Morales de Tebiquari, pp. 75-76. 
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  • ________. (4 de febrero de 1811). S/ T, p. 69
  • ________. (4 de febrero de 1811). Oficio recibido por la Excma. Junta en la noche de anteayer de febrero del Sr. general del ejército del Paraguay, p. 69.
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  • ________. (12 de febrero de 1811). Proclama, pp. 74-75.
  • ________. (7 de marzo de 1811). Orden de la Junta, p. 585. 
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  • ________. (1 de abril de 1811). p. 112.
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  • ________. (1 de abril de 1811). Parte segundo del Sr. General D. Manuel Belgrano a la Excma. Junta, p. 119.
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  • ________. (1 de abril de 1811). Última contestación de nuestro general al comandante Manuel Cabañas, (3), pp. 121-122. 
  • ________. (29 de mayo de 1811). S/T, p. 586.
  • ________. (29 de mayo de 1811. Parte que da el Alcalde ordinario de 1 voto de la ciudad de Corrientes de su reconquista en el día 16 del presente mes de mayo por el comandante de armas D. Blas José de Roxas, y operaciones dispuestas contra los enemigos del Paraguay, p. 587.
  • ________. (25 de mayo de 1811). pp. 589-600.
  • ________. (13 de junio de 1811). Últimas noticias del Paraguay, pp. 767-768.
  • ________. (18 de junio de 1811). Cange de los heridos por prisioneros del Paraguay, pp. 584-585.
  • ________. (20 de junio de 1811). Contestación, pp. 778-780. 
  • ________. (7 de julio de 1811). Carta escrita a la corte de Brasil con ocasión de haberse conmovido la provincia del Paraguay, pp. 640-643. 
  • ________. (7 de julio de 1811). Manifiesto del nuevo gobierno militar y político de la ciudad y provincia del Paraguay, publicado por bando en su distrito, pp. 604-605.
  • ________. (5 de septiembre de 1811). Oficio de la junta provisional del Paraguay, en que da parte a la capital de su instalación, y unión de los vínculos más estrechos, e indisolubles, que exige el interés general en defensa común de la libertad civil de la América, que tan dignamente se sostiene, pp. 913-918.
  • ________. (26 de septiembre de 1811). S/T., p. 600
  • ________. (3 de octubre de 1811). Provincia del Paraguay Buenos Ayres 3 de octubre de 1811, p. 965
  • ________. (3 de octubre de 1811). Oficio de los diputados a nuestro gobierno, pp. 695-696.
  • ________. (3 de octubre de 1811). Bando Publicado en Asunción del Paraguay. La Junta Superior gubernativa de estas provincias: a todos sus habitantes, pp. 966-970.
  • ________. (31 de enero de 1812). Oficio del superior gobierno al general de Montevideo, pp. 86-88. 
  • ________. (4 de septiembre de 1812). Relaciones interiores, p. 87. 
  • ________. (29 de septiembre de 1812). pp. 95-96
  • ________. (6 de octubre de 1812). Dictamen del auditor general de guerra del exercito del Perú Dr. D. José Eugenio del Portillo, pp. 97-104.
  • ________. (8 de enero de 1813). Lima, pp. 185-186. 
  • ________. (5 de febrero de 1813). Sesión del día 1. Decreto, pp. 201-202.
  • ________. (30 de junio de 1813). Asumpcion del Paraguay, p. 136. 
  • ________. (19 de septiembre de 1813). Paraguay, p. 450.
  • ________. (3 de noviembre de 1813). Paraguay, p. 470.
  • ________. (10 de noviembre de 1813). Reglamento de gobierno, pp. 475-476. 
  • ________. (22 de septiembre de 1814). Artículos de oficio. El supremo Director de las Provincias Unidas del Río de La Plata, pp. 651-652. 
  • Grito del Sud (29 de septiembre de 1812). Arenga, p. 94
  • Parish Robertson, J. y Parish Robertson, W. 1988. Cartas sobre el Paraguay, tomo II. Hyspamerica.
  • Vargas Peña, B. (1945). Paraguay-Argentina. Correspondencia diplomática 1810-1840. Editorial Ayacucho.

 

Notas

*Nota del autor: En las citas textuales de los documentos de época se respeta en todos los casos citados la grafía original.

1 Una temprana muestra de la difusión en Buenos Aires de una imagen negativa de Gaspar de Francia está representada por un panfleto editado en 1814 con el título de Proclama de un paraguayo a sus compatriotas paisanos. El texto está reproducido en Comisión Nacional Ejecutiva del 150 aniversario de la revolución de mayo, 1967, tomo VI, pp. 405-415.

 

Cómo citar este artículo:

Oger, Adriana Dora; de Lucia, Daniel Omar (2023) “La mirada del Paraguay disidente en la prensa patriota y otras fuentes (1810-1814)”, Pacarina del Sur [En línea], año 15, núms. 50-51, enero-diciembre, 2023. ISSN: 2007-2309.

Consultado el Domingo, 28 de Abril de 2024.

Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2090&catid=4