Rascón, María. Apenas hombre
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, México
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San Luis Potosí: Crisálida Ediciones, 2020.
De los avatares de un hombre feo
Los autores de obras literarias, y quizá los lectores también, esperan de una reseña un texto divertido, palabras que les hagan pasar un buen rato, ligero, que les permita leer sin mayores tribulaciones. Mas soy una mujer irremediablemente pesimista y me cuesta mucho reírme de la fealdad, más en tiempos de la tolerancia sin límites. Así que vayamos a las reflexiones que esta novela, Apenas hombre de María Rascón, me ha causado.
Actualmente al escuchar el término avatar se aparece a la mente del que escucha, la “representación gráfica de la identidad virtual de un usuario en entornos digitales”, una acepción que ofrece la RAE y propia del campo de la informática; sin embargo, la primera de sus acepciones está relacionada con la palabra vicisitud. Ésta nos lleva al orden continuado de sucesos, ya sean prósperos o adversos. En palabras menos complejas, se puede aludir a las circunstancias, es decir, el escenario en el que se mueve alguien, su entorno, los accidentes del mundo propio de un individuo, su tiempo, el lugar, el ambiente.
Así, bastante triste es que un hombre jamás haya tomado la mano de una chica ni que haya sabido de la sensación de un beso o de un cuerpo femenino recostado a su lado. Mas, ¿cómo podría darse eso si el hombre es feo, muy feo? Este individuo, el protagonista de la historia, es bajo, “chaparro” diría alguien más aventado que yo, más bien miedoso, inhibido, un ser casi invisible, ignorado. Pero ¿podría ser de otro modo? Él mismo reconoce que sus dientes están chuecos, llenos de sarro, con hoyos; ¿sonreír?, ¡ni por equivocación! Incluso está consciente de que algunas personas “han ganado en la lotería genética” a los que sólo les basta con existir.
Y, efectivamente, la herencia genética, hasta ahora, es cuestión de azar. Nuestros rasgos físicos dependen de la combinación obtenida de la unión de dos seres que han traído al mundo a un hijo. Contra eso, ¿cómo luchar? Otro gallo nos cantará cuando los problemas éticos que “tras el descubrimiento del CRISPR-Cas9 como un método de edición genética” (Bellver Capella, 2016, pág. 223) se solventen, o se ignoren. El mismo protagonista está consciente de que para donar esperma se requiere que el donante sea poseedor de los deseables atributos físicos, como “ser alto” (Rascón, 2020, pág. 13). Es fácil deducir que los donantes de semen para la inseminación artificial o para la fecundación in vitro deben reunir requisitos, como juventud, no padecer enfermedades infecciosas transmisibles a la descendencia, ni genéticas, ni antecedentes familiares de alteraciones hereditarias, en otras palabras, se busca la excelente salud, tanto física como mental, lo cual se comprueba mediante los rigurosos análisis de laboratorio. Mientras tanto, el personaje de esta novelita ha tenido que lidiar con su suerte, como cualquier mortal.
Además de su poca fortuna genética no es posible dejar de lado su ambiente formativo. Ya Émile Zola en sus polémicos ensayos sobre la estética naturalista argumenta que “existe un determinismo en las condiciones de existencia de los fenómenos naturales” (1973, pág. 43), retomando la idea de Bernard, quien “llama «determinismo» a la causa que determina la aparición de los fenómenos” (Zola, 1973, pág. 43). Aunque Zola teoriza sobre la novela experimental y en su misma época fue duramente criticado, fue Oscar Wilde quien con sus palabras reconoce de alguna manera que el sustento teórico de Zola no es tan disparatado, incómodo sí, increíble no. Sostiene Wilde: “En cuanto a esa gran escuela de novelistas [los naturalistas] que aumenta a diario, […] lo único que puede decirse de ellos es que se encuentran la vida cruda y la dejan sin cocer” (2000, pág. 40).
Afirmó el biólogo inglés William Bateson: “Proclamaron los filósofos que todos los hombres nacen iguales. Los naturalistas saben que ese axioma es falso. Lo mismo si medimos las facultades mentales como las corporales, encontramos desigualdades extremas” (1909, págs. 304-305). En la filosofía, la teoría se basa en el principio metafísico de que un evento sin causa es imposible. Sin embargo, sería un error confundir el determinismo con la predestinación y el fatalismo.
Este hombre feo, a falta de oportunidad para acercarse a una mujer real, se ve obligado a “pagar para tener sexo o aceptar por novia a la pornografía” (Rascón, 2020, pág. 13), pero “nadie perdona la fealdad” (Rascón, 2020, pág. 19), ni aún los niños con los que convivió durante su infancia, quienes se burlaban abiertamente de sus características físicas. De tal suerte que, insatisfecho de los servicios recibidos y vendidos por una prostituta, decide invertir dinero en una muñeca. En la entrada subtitulada “Puntos de dolor”, el hombre ve las conveniencias de poseer una.
Recordemos que a mediados del siglo XX, Juan José Arreola escribió su cuento titulado “Anuncio” (1952). En ese relato la protagonista es la muñeca Plastisex, que se ofrece en diversos tamaños, según lo deseado por el comprador y si éste dispone de dinero puede personalizar su muñeca. Todo en ellas está bien concebido: el esqueleto, el peso, las regiones mucosas (nariz, boca), el cabello, el aroma, los sonidos y el vestuario, el sistema que las mantiene tibias y hasta la energía que demuestra cada una. En el relato de María Rascón el protagonista al observar el catálogo sabe que la muñeca “tendrá las proporciones perfectas, que será más bella que cualquier mujer” (Rascón, 2020 pág. 27). Mientras que en el texto de Arreola la virginidad de la muñeca ha sido bien planeada, ya que “el himen plástico es un verdadero sello de garantía” (1971, pág. 85), en el relato del que aquí se habla, “parece una adolescente sin experiencia” (Rascón, 2020, pág. 31). Es notoria pues la similitud de ideas en dos contextos muy distintos. Una pensada para el campo de concentración, el ejército y la marina, así como para ser proporcionada a los reclusos en establecimientos penales; la otra es la solución perfecta para este pobre hombre que tan feo es.
La sustitución de un ser humano por un robot también se hizo presente en la distópica serie Black Mirror, en su capítulo titulado “Be right back” (2013), historia en la que una mujer pierde a su marido y futuro padre de la hija que espera. Y a partir de la información archivada en las redes sociales es posible crear el cuerpo biónico y de carne sintética del difunto.
El mismo Juan José Arreola, en una entrevista que le hizo Emmanuel Carballo, habló de la capacidad de la literatura para reflejar la naturaleza humana a través de “anécdotas que ponen en evidencia lo mismo cualidades que defectos. […] La anécdota viene a ser solamente el pretexto para capturar una partícula del ser humano” (1986, pág. 480). En el caso del texto de María Rascón, se pone de manifiesto el triste papel de un hombre feo, muy feo, al que nadie quiere hacer compañía de ningún tipo y mucho menos sexual.
Por otra parte, la estructura de este relato va acorde con una circunstancia que caracteriza esta segunda década del siglo XXI, la existencia de redes sociales muy amplias, que se propiciaron por el uso del internet. Tiene la apariencia de un blog, con entradas tituladas y fechadas, incluso con marcas de interacción con el público; por ejemplo, en la primera, titulada “Soy ese tipo de monstruo” hubo 0 reacciones; así mismo la segunda; mas la tercera, “Los beneficios de una sonrisa” alcanzó 3 puños con el dedo pulgar hacia abajo, como signo de desaprobación. Después se suceden diversas secciones con corazoncitos, que se interpreta como ¡me encanta!, no necesariamente simboliza amor en su color rojo o pérdida en su color negro.
Es imposible que las nuevas modalidades de comunicación queden fuera del acto creativo. Así se dio, por ejemplo, con los cincuenta pequeños textos de José Luis Zárate (2011), ya que: “En 140 caracteres cabe un destello. Le llaman Twitteratura. Consiste en utilizar, como plataforma de creación artística, una de las redes sociales más populares del mundo: establecer una relación inteligente con los artilugios que hechizan nuestro tiempo”. Es obvia la composición de la palabra tuiteratura, cuyo nombre se debe a la fusión de tuiter y literatura, que dio pie a un nuevo género, que sólo exigió “una historia lógica, bien escrita y con los elementos mínimos necesarios para que sea una narración memorable” (Zárate, 2011). Así se dio con la obra de María, del blog a la micronovela.
En su organización notamos primeramente la autopresentación del personaje principal; a través de su voz nos enteramos de su fealdad y de los avatares de su miserable vida, de las vicisitudes que pasa en sus intentos por buscar la compañía de una mujer. Luego, el grueso del desarrollo está destinado a la relación del protagonista con su muñeca, misma que termina en desencanto. Una última parte, la que corresponde a cinco secciones, presenta el desenlace; está compuesta de dos momentos, uno de corte fantástico y el otro netamente realista. En el primero, vemos cómo se dispara la imaginación del protagonista, en una especie de locura, de trastorno mental. La segunda es más sugerente.
Aunque Umberto Eco (1995) se decanta por no dejarse llevar por la sobreinterpretación de los textos, en algunos de sus ensayos como los publicados en la década de 1990, expresó cierto malestar por el modo en que algunas corrientes de pensamiento alientan en el lector y, sobre todo, en los críticos literarios, un flujo ilimitado e incomprobable de “lecturas”. Otros autores, principalmente los influidos por la desconstrucción de Derrida y por la arqueología del saber de Foucault -dos posturas analíticas que declaran estar interesadas en las discontinuidades, las rupturas, lo excluido y lo marginal (Granja Castro, 2003)- prefieren ampliar el campo y los límites de la interpretación.
Por qué traigo a colación lo anterior, porque esa parte final en la historia de María se presta con mucha facilidad a extender el sentido y provocar esas diversas interpretaciones que la moderna crítica literaria busca. En el caso de estudio, ni siquiera una eventualidad, o sea, la realización incierta, conjetural, de un hecho afortunado, puede imaginar este personaje para sí, algo mínimo que lo consuele de su fealdad. Así que ha buscado una mínima satisfacción en, primero, imágenes pornográficas, después, pagándole a una prostituta, y termina por buscar una muñeca. O, ¿acaso estoy alucinando como él?, ¿me estoy confundiendo?, ¿era una muñeca tan real que al final parecía un cadáver? ¿o fue al revés…?
En fin, nadie me pide que cuente más, así que queda a la interpretación de la lectura de quien se enfrente a Apenas hombre de la joven e ingeniosa juarense María Rascón.
Referencias bibliográficas:
- Arreola, J. J. (1971). Anuncio. En Confabulario (págs. 82-88). Joaquín Mortiz.
- Bateson, W. (1909). Mendel’s Principles of Heredity. Cambridge University Press.
- Bellver Capella, V. (2016). La revolución de la edición genética mediante CRISPR-Cas9 y los desafíos éticos y regulatorios que comporta. Cuadernos de Bioética, 27(90), 223-239.
- Carballo, E. (1986). Protagonistas de la literatura mexicana. Secretaría de Educación Pública.
- Eco, U. (1995). Interpretación y sobreinterpretación. (J. G. López Guix, Trad.) Cambridge University Press.
- Granja Castro, J. (2003). Foucault y Derrida en torno al pensamiento de la diferencia. Revista Educación y Pedagogía, 15(37), 235-246. Obtenido de https://revistas.udea.edu.co/index.php/revistaeyp/article/view/5987
- Rascón, M. (2020). Apenas hombre. Crisálida Ediciones.
- Wilde, O. (2000). La decadencia de las mentiras. (M. L. Balseiro, Trad.) Ediciones Siruela.
- Zárate, J. L. (2011). Caperucita tuiteada. Nexos(406).
- Zola, É. (1973). El naturalismo (selec., intr. y notas, Laureano Bonet) . Ediciones Península.
Cómo citar este artículo:SALAZAR MENDOZA, Margarita, (2022) “Rascón, María. Apenas hombre”, Pacarina del Sur [En línea], año 13, núm. 48, enero-junio, 2022. ISSN: 2007-2309.
Consultado el Domingo, 6 de Octubre de 2024.Disponible en Internet: www.pacarinadelsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=2058&catid=12